Partida Rol por web

un guardia entra,abriendo la puerta y dirigiendose al lado del Abad,al cual parece susurrarle algo,que hace que este se muestra algo enojado..con un ademan indica al guardia que se retire,mientras se cruza de brazos...

- Abad... ¿tendrá a bien su santidad el papa Alejo atendernos durante el día de hoy, o está esperando a ver si nos salen canas?

-su Santidad aparecera cuando lo crea conveniente, vuestras palabras creo que estan fuera de lugar, maxime viniendo de vos,ya que os presentais aqui cuando se os ha creido muerta y encima osais cuestionar a Su Santidad

Que pesados... y venga a darle vueltas al temita.

- Y mis queridos "amigos" en lugar de regocijarse con mi buena salud, parecen bastante molestos al verme aquí de una pieza. Si no fuera porqué soy una mujer ocupada, me volvería a morir del disgusto. Creo que ya he mencionado que su el propio papa quién me invitó a venir... ¿vas a ser tú ahora el que me diga que estoy fuera de lugar?

Las puertas que dan acceso a la sala se abren, dando paso a una alta figura, con el rostro cubierto por una máscara, que entra con el mentón alzado y mostrando la determinación de su caracter en su forma de andar.

Sus ojos recorren la sala durante unos segundos, deteniéndose durante unos instantes en cada uno de los presentes, casi como si pudiese leer en lo más profundo de sus almas.

Una vez hecho esto, avanza hacia el que es su asiento, colocado a mayor altura de lo que se encuentran los demás, con sus ropajes ondeando tras él, y con el ligero sonido que produce al rozar sus piernas al caminar.

Ni una palabra sale de sus ocultos labios ni antes ni después de sentarse....simplemente les observa.

PerrolocoXXL al ver llegar por fin al anfitrion, dejo sus importantes pensamientos a un lado y tras observarle detenidamente, espero a que sentara y empezara a hablar.
No se levanto ante su presencia y su santidad sabia que el perro no era de ese tipo de personas respetuosas, tan solo esperaba impaciente, como quien tuviera pulgas y no podria rascarse, a que diera comienzo la reunion.

Porfin hace acto de presencia... cuanto se hace derrogar, si fuera mujer, seria una esposa muy pesada... mmmm... ¿Por cierto y mi vaso?

Sus pequeños ojos se calvaron en la mesa que presidia la sala buscando su vaso de agua fresca

Sara observa al Papa con los ojos muy abiertos y una sonrisa de triunfo en los labios. Hinca la rodilla en el suelo, cuando él pasa, e inclina ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Estar frente al papa Alejo, siempre le resulta impresionante a Eregoth. No puede evitarlo y pone a tierra una de sus rodillas, mientras realiza una torpe reverencia.

Al recuperarse de la primera impresión, Eregoth recupera el control y se vuelve a sentar mientras mira al resto de sus compañeros.

Por suerte, con la entrada del Papa Alejo, no creo que nadie se haya fijado en mi. Suspira tranquilo para sus adentros.

haciendo una reverencia con la cabeza al papa Alejo, Wolfang cogió su copa llena de un líquido rojo y bebió tranquilamente.

me levanto de mi sillon y hago el pasillo a su Santidad,retirandole el asiento para que se pueda acomodar,mientras parezco susurrarle algo al oido

-¿os habeis dado cuenta que ella esta aqui?..¿como es posible vos dijisteis que habia muerto?

señalando a Thryama
- se que significo algo para vos,pero no entiendo como es posible que este viva,si como decis vos la matasteis con vuestras manos..yo confio en vos,¿pero que pensaran los demas?

Ni me muevo de la silla cuando entra.

- Este Alejo, siempre dando la nota.

El rostro del Papa se gira como un rayo hacia el abad, que se encuentra a su lado - Podría hacerte arrancar la lengua sólo por esa frase - su voz suena fría como el hielo - No olvides ante quién estás antes de dejar que tales insinuaciones salgan de tu boca.

El resto de su cuerpo ni siquiera parece haberse alterado lo más mínimo...tan sólo su voz muestra algún tipo de emoción, y ha quedado patente que sus emociones son peligrosas.

Sus ojos vuelven a recorrer la estancia, y parecen atravesar a cada uno de los presentes, quedándose fijos finalmente en la mujer de cabello rubio.

Thryama - la pronunciación del hombre, oculto tras la máscara, asemeja el rasgado de un papel - hace tiempo que no te veía...¿en qué has estado perdiendo el tiempo?

En ningún momento hace referencia a la presunta muerte de la mujer...todo llegaría....pronto sería el momento.

- He encontrado el auténtico sentido de la fe. Y también de vacaciones en el caribe, alejándome del montón de pelotas e imbéciles que tenía por amigos. ¿Que tal tu? ¿Todavía tienes miedo de que la gente se asuste si te ve la cara?

Lástima que la mayor imbécil te acompañe allá a donde vas - respondió con sarcasmo ante las palabras de la mujer - Y ya que estás aquí, quizá puedas ilustrarnos sobre el auténtico sentido de la fé.

Sus manos se abren abarcando toda la estancia - No creo que haya mejor lugar que este para debatir ese tipo de temas.

La amenaza queda sobreentendia más por el tono utilizado que por las palabras en sí....pero la advertencia surca el aire, llegando a los oídos de los allí presentes.

-vaya tu gran amor aun se conserva inmejorable..no recuerdo que tuvieras tan buen gusto.¿ era amor de verdad o era otro de tus trucos para conseguir algo?

se silencia un momento

-y dime ella ¿tambien sabe lo ruin y asqueroso que eres?

- Ahora su santidad necesita de mi modesta persona para mostrarle el camino de la verdadera fe? - digo con una sonrisa inocente -. Vamos, vamos... creo que ya vimos los dos todo lo que teníamos para enseñarnos.

Durante apenas unos segundos parece como si la atención de Alejo se desviara de la conversación que en ese momento está manteniendo.

Abstraído, le cuesta volver a tomar conciencia de las palabras de Thryama, pero la última frase arranca una sonrisa en su rostro oculto, mientras la máscara se muestra impertérrita - Nunca se ha visto todo, hija mía....no des nada por supuesto. Aquel que piense de esa forma es un iluso.

Desvía la mirada de la mujer, dejando claro que para él aquella conversación ha terminado.....por el momento.

Dejémonos de cordialidades - comenta por fin, y su voz se expande por la sala - es hora de comenzar la reunión.