Partida Rol por web

- Estaba manejando información sensible, seguro que no la tenía fácilmente accesible. Pasó mucho tiempo en la biblioteca antes de que viniera con nosotros a buscar el libro, seguro que por aquel entonces ya había ideado compartimentos secretos para esconder las notas de sus investigaciones que considerara demasiado peligrosas o de las que quisiera conservar su exclusividad - dijo mientras volvía a buscar, sin perder la esperanza -. El doppleganger reconoció que su voluntad era difícil de domar, así que tuvo que poder ocultarle dónde estaba su investigación.

El humano estaba obcecado en encontrar los resultados de la investigación de Acmed. Definitivamente iba a perseguir al doppleganger para liberar el alma del anciano, pero no iba a hacerlo sin tener primero la información que tan duramente había conseguido esconder. Cuando lo encontrara, sería por venganza, no por necesidad.

El investigador bebió alguno de sus ungüentos, provocando que su mente se tornara más precisa y sus sentidos más agudos. Gracias a ello observó el vaivén de las motas de polvo que había suspendidas en el ambiente. Unos instantes de observación le bastaron para comprender sus corrientes, deduciendo poco después algo anormal en todo aquello. Cerca de uno de los estantes, no solo los ácaros y el polvo no encontraban lugar para posarse, sino que además eran alejados del lugar. Si aquella estantería daba acceso a una librería secreta, es posible que esta estuviera encantada para mantener estos agendes dañinos lejos de los preciados tomos. 

El mueble conformado por madera sencilla y anclado a la pared presentaba sus distintos estantes colmados de pergaminos, libros y tablillas de arcilla. Sin pensarlo dos veces, Mischa sacó cada uno de aquellos textos, pues quería descartar la existencia de cualquier mecanismo atado a estos. Minutos más tarde el estante se encontraba perfectamente limpio, sin haber sentido ningún tipo de mecanismo. Frustrado, pero sin dejarse llevar por aquella emoción negativa, continuó su investigación. Con cuidado deslizó sus dedos por la superficie de madera, encontrando poco después tres grabados que se encontraban en los lados de cada uno de los niveles de la estructura. Sus formas, apenas perceptibles, eran circulares y rectangulares, teniendo esta segunda dos modalidades: horizontal o vertical. 

Sin duda descubrir que significaba aquello podría ayudarles a descubrir los tomos más preciados, así como las investigaciones mas complejas del anciano erudito. La pregunta era, ¿serían capaces de comprender el mecanismos creado por el anciano?

Buena esa, Mischa. -Felicitó  aunque estuviese disgustado consigo mismo por que jamás habría buscado así, debía de haber pensado como un alquimista o erudito.

-Me cago en... -Alcanzó a farfullar cuando se topó con ese acertijo, se tomó la molestia de acercarse y palpar el relieve mostrado y luego volver a tomar distancia.  Lo primero que me llama la atención es que el estante uno y dos son parecidos entre ellos, las lineas verticales a la derecha y las horizontales  a la izquierda pero en el tercero se invierten. Eso tiene que significar algo.  También hay como mucho espacio en el ultimo conjunto, en el tercero derecha...

Se me ha ocurrido que es un acertijo matemático, asignar valores a cada smbolo como uno, dos y tres o quizá menos uno, cero y uno. Pero como no sabemos si hay que sumar o restar pues vamos a ciegas. Y aunque encontrase un resultado agradable a la vista no se de que valdría.

¿Pueden ser palabras? ¿Algún idioma que al leerlo sea como un hechizo o contraseña? 

Desde luego por si mismo no se veía capaz de resolver algo así pero quizá comentando las impresiones de todos sacasen algo en claro. 

Oh, espera... Mirad una cosa... Los círculos valen uno, las horizontales dos y las verticales tres. Si sumo todo lo del primer estante da como resultado 10. Si hago los mismo con el segundo estante suma once. Si repito en el tercer estante da también once pero podríamos añadir un circulo y que diera doce.

¿Probamos?

Agatosh se había acercado a observar el descubrimiento de Mischa, y estaba tan perdido como lo parecía el resto. Para él todo aquello no tenía ningún sentido, y no es que fuera tonto; a su lado, el mago enano intentaba encontrar una perspectiva de la que mirar, pero ni estaba teniendo éxito en eso ni en descifrar el acertijo.

—¿En serio? —preguntó, sorprendido cuando Abelgos dio aquella explicación; lo habría esperado de cualquiera, literalmente de cualquiera, menos de él, pero tras hacer dos veces las cuentas que había expuesto, tenía razón. Y sentido—. Vaya... Podría funcionar, si. Prueba a grabarlo con una de tus flechas.

- No, no deforméis nada. A saber como funciona el mecanismo, pero si hay que romper o deformar algo es que no estamos utilizándolo como se debe. Un mago puede hacer reparaciones fácilmente para poder dejarlo todo como estaba tras cada uso, pero Achmed era alquimista, los medios a su alcance no se lo permitirían. Primero debemos comprobar las soluciones más ovias.

Lo primero que hizo el investigador fue tratar de interactuar con los grabados. No se desplazaban hacia ningún lado ni tampoco se hundían si se hacía presión sobre ellos. Claramente, funcionaban solo como una fuente de información.

Mischa entonces empezó a colocar libros y pergaminos de vuelta a la estantería. Sin embargo, lo hizo siguiendo los grabados como si fueran instrucciones. Los rectángulos representaban libros, vertical u orizontal indicaban su posición, y los círculos eran pergaminos enrollados. Colocando a cada lado del estante lo que su grabado indicara. En el momento en el que volvió a poner peso sobre la estantería esta pareció moverse, meciéndose como una balanza de precisión. Sin embargo, el balanceo no hizo más fácil el movimiento de esta, por lo que no era la solución definitiva. Mischa luego pasó un objeto de metal férrico por las estanterías, intentando notar si había actuando también algún tipo de fuerza magnética, pero no era el caso.

- Parece que reacciona ante el peso. Sin embargo, no podemos descartar que los símbolos sigan indicando como debe estar distribuido dicho peso. Vamos a ver si...

El duelista empezó a sacar tomos y cambiarlos por otros, más pesados o más ligeros según viera necesario, hasta que la estantería finalmente quedara en equilibrio. Sin embargo, tras intentarlo de nuevo, no hubo éxito a la hora de abrir la puerta secreta. El humano respiró profundamente y dió un paso atrás para tratar de verlo todo en su conjunto, frotandose la barbilla con expresión descontenta.

- Hay algo que se me está escapando... Claramente tenemos que poner peso sobre la estantería, pero no puede ser demasiado porque sino se podría abrir fácilmente cuando estaba llena. Tiene que ser un peso específico. Los grabados entonces no indican como hay que colocar el peso, ¿pero entonces que significan?

Tuvo serias dudas acerca de usar un filo para modificar el grabado pero Mischa le instó a no hacerlo y se estuvo quieto. Estaba de acuerdo en que no era algo prudente. 

-Si no es una contraseña o cerrojo si no unas instrucciones ¿Para que necesitaba recordárselas? Es raro.

También se me ocurren dos posibilidades más, que el círculo sea un pergamino y las lineas libros ya sean tumbados o verticales. Prueba Mischa a poner pegado a los bordes un libro y pergamino siguiendo los símbolos. Y con las dos opciones, siguiendo el grabado y con un elemento más donde parece faltar un símbolo. 

La otra opción es que sea un mapa  ¿Este lugar tiene tres pisos? -No es que esperase una respuesta de parte de ninguno a esto último pero si casualmente hay primer planta y sótano en la biblioteca podría ser esa la respuesta. 

Agatosh frunció el ceño pero no se quejó; al menos los otros estaban dando ideas, y cierto era que estropear los grabados no tenía marcha atrás: cuando lo hicieran, debían de estar muy seguros o no tener más opciones.

–A lo mejor los dos tenéis razón y es una suma que marca cuántos libros hay que poner a cada lado –sugirió  él.

A su lado, Drag parecía haberse dado por vencido en cuanto a mirar, y se había quedado pensativo, mirando la pared con ojo crítico. Si se parecía un poco al semidemonio, seguramente estaría pensando en algún método más... Directo.

Tiempo después de que los aventureros se reunieran entorno a la estantería, Mhun, el antiguo familiar de Nalen´Dag, se estiró aletargado en el interior de uno de los bolsillos del drow. Emitió un largo y amplio bostezo, tras lo cual salió de su escondrijo y observó a su alrededor. Como era de esperar al ver el resto de los cuerpos de doppelganger y el desorden de la biblioteca, observó confuso a su nuevo amo. Tras una breve explicación de lo sucedido, el pequeño animal observó la estantería largo y tengo.

—Habláis de libros y pergaminos, pero ¿y las tablillas de arcilla?— preguntó con voz chillona.

Si la teoría de Micha era cierta, todo cuadraba. Tres simbolos distintos, para tres tipos de tratados. 

¿Las tablas de arcilla...? Oh. Aquél pequeño ser, al parecer, era bastante observador (no sabía que hacía con Abelgos), y parecía haberles dado la pista que les faltaba. Puede que con eso lograran resolver aquél acertijo.

—No sé si son las líneas horizontales, pero prueba con ambas. Por si acaso, colócalo en el mismo orden y posición (a los lados) que los dibujos, y de paso, si no funciona, añade un pergamino en el último, completando el hueco que falta. Con eso creo que quemamos todas las posibilidades, ¿no?

Alzó una ceja, escéptico ante la simplicidad de la idea pero tampoco perdían nada por intentarlo. Finalmente asintió conforme para que Mischa procediese. 

Una vez introdujeron las tablillas de arcilla en la ecuación el problema se resolvió solo. Una vez los diversos tratados fueron colocados observaron como la estantería se inclino de manera perceptible, momento en el que Mischa la empujo. Ésta giro sobre si misma con gran facilidad, revelando en el proceso un pequeño habitáculo. En su interior no solo encontraron libros dedicados al estudio de los no muertos, sino que además encontraron tratados que mencionaban la ciudad de Valosh y la lengua de los eternos. Por fortuna para los presentes, Acmed había dejado un pergamino con toda la información resumida, evitando así a los aventureros horas de tediosa lectura. 

Estimados compañeros.

Si leen esto, me temo que mis sospechas han sido acertadas y he encontrado mi final a manos de las garras del enemigo. No obstante, no teman por mi, ni se preocupen por lo descubierto, no me harán hablar. 

El libro de los Condenados es un compendio escrito en la lengua de los eternos, el cual permite que los del otro lado se comuniquen con nuestro mundo a través de susurros. Tal idioma fue desarrollado por los dirigentes de la ciudad de Valosh, prisión de las almas perdidas, hogar de los espectros y no de los vivos. Esa es la razón por la que su grafía es cambiante ante nuestros ojos. Tal escritura no esta hecha para ser leída por los vivos.

Aunque no he sido capaz de traducir el manuscrito, por razones obvias, he observado una similitud entre los fonemas utilizados en los encantamientos nigrománticos y los susurros emitidos por tal artefacto. Tengo la sospecha que si os adentráis en la ciudad de Valosh, el texto guardara una conformidad estable, permitiendo que podáis estudiarlo con mayor profundidad.

Según he investigado los templos de Pharasma son lugares perfectos para poder acceder a Valosh, ya que la celosía es más estrecha, permitiendo acceder a la Umbra con cierta facilidad; sin embargo, la tierra de los muertos consume la vitalidad de los vivos que la visitan, pudiendo incluso provocar su muerte. Es por ello que necesitáis ingerir una infusión preparada con la llamada Flor de Lym. Tal brote suele encontrarse en lugares donde ha habido grandes masacres de manera reciente, pues estas plantas son dotadas de vida por el último suspiro de los vivos y alimentadas por su sangre. Por esta razón su tiempo de vida es muy reducido, así como su aparición, imposibilitando su obtención hasta un grado absurdo. 

Sé que mi explicación y mis anotaciones no servirán de nada si no obtenéis una muestra de la Flor de Lym; sin embargo, confío en ti Mischa.

Suerte amigos míos.

Bajo esta nota encontraron un diagrama explicando la realización de un ritual que permitiera viajar a la umbra, así como la receta de como crear la infusión que les permitiera sobrevivir a las tormentas de la umbra. El único problema era conseguir un ejemplar de tal brote. ¿Dónde podían encontrarlo?

Lo leyeron primero en voz baja, luego en voz alta; él quiso hacerlo una tercera vez, asegurándose. Nada. Aquél tipo no había dado ni una pista de dónde podrían encontrar la única cosa que, al parecer, iba a servirles para sobrevivir en un páramo dónde solo los muertos podían existir. Además... ¿Quién había sido el imbécil que había decidido esconder los secretos de la destrucción de una poderosa vampiresa, en un libro que los vivos no podían leer?

Agatosh estaba furioso, y a punto estuvo de destrozar de un golpe la misma estantería que había ocultado aquellos libros. Sin duda se encontraban cerca de un callejón sin salida.

—¿Y ahora qué? —gruñó más que preguntó. En realidad, tenía una idea, solo que no creía que nadie fuera a estar de acuerdo; si era necesaria una masacre, él podía causar una. ¿Cuántos muertos harían falta para hacer brotar una de esas flores? ¿Una docena? ¿Un pueblo entero? ¿Una ciudad? No le entusiasmaba, pero si era necesario para detener a Lilith, bueno, el fin justificaba los medios. Si nadie tenía otro plan mejor, puede que tuviera que compartir el suyo.

De momento, sin embargo, calló.

Las manos de Mischa temblaban mientras sostenía el pergamino, conteniendo las ganas de apretar hasta romper lo que sostuvieran que su ira le provocaba. Intentó respirar profundamente, pero sin obtener resultado dejó el pergamino sobre la mesa y volvió a golpear justo dónde lo había hecho antes, sangre brotando nuevamente de sus nudillos.

- Ahora vamos a tomarnos unos minutos para recabar la información que podamos de la Flor de Lym del material de investigación que él mismo nos ha dejado. Después dependerá de si queréis perder el tiempo como sujetos de una investigación de asesinato e informar a las autoridades de lo sucedido. Este escenario no nos beneficia mucho, y si bien las sospechas sobre nosotros desaparecerán con una autopsia si la guardia elige ser competente en vez de usarnos como chivo expiatorio rápido por ser extranjeros, tomará varios días, por no mencionar que se nos separará de nuestras posesiones, en particular del libro. Yo sugiero que nos larguemos lo más rápido que podamos antes de que empiecen a perseguirnos. Por suerte o por desgracia, los mortales somos tan expertos en masacres como los no muertos, así que "solo" tendremos que meternos en una zona de guerra para conseguir el ingrediente que nos falta.

Mischa no perdió ni un segundo mientras hablaba. Sus manos ya estaban pasando las páginas de los libros mientras su mente intentaba crear una conexión entre los contenidos y su propio conocimiento para urdir un plan de acción. Cuando hubo terminado, dejó una nota para la guardia cuando encontraran el lugar.

Achmed Alfarad fue asesinado por un doppleganger, el cual aún posee su piel y, todavía peor, su alma; lo más probable es que ahora mismo se encuentre en el Jardín de las Delicias. Las copias del mismo son los cuerpos que se hayan en el suelo, las mutilaciones post-mortem de los mismos fueron necesarias para efectuar un infructuoso ritual para hablar con los muertos. Se que querrán investigar a los 6 últimos individuos que entraron a la biblioteca como principales sospechosos, pero perderían el tiempo; una autopsia revelará que el cuerpo de Achmed llevaba muerto varios días antes de la llegada de dichos sospechosos.

Cualquier material de estudio nigromántico que encuentren estaba aquí con el propósito de ayudar en la lucha contra no muertos particularmente poderosos; les ruego por favor que no los usen para manchar la memoria de este pobre hombre.

El Sabueso Rojo de Jaark

EL semi drow se sintió bien consigo mismo por haber resuelto parcialmente el acertijo, con ayuda de su familiar por su puesto. El premio fue sustancial, sabían lo que tenían que hacer, una pócima para poder estar en el reino de los muertos el tiempo suficiente y solo necesitaban una flor.

-Podemos preguntar en un boticario o a un alquimista local a ver si tienen para vender o donde podemos lograrlas. Si no en cualquier taberna, cuartel, o banda mercenaria nos puede dar información sobre sitios de alta mortandad. Un campo de batalla, un arena de gladiadores o incluso un mercado de esclavos parecen sitios evidentes por la descripción.

Y como ha dicho Mischa, si, larguémonos, creo que aqui no podemos hacer mas.

—A malas, siempre podemos encargarnos nosotros. —Se encogió de hombros ante las miradas de soslayo—. Solo digo lo que hay. Necesitamos esa flor, y si tenemos que provocar una matanza para ello, al menos será por una buena causa. En cualquier caso, no creo que cualquier boticario o alquimista la tenga, si acaso el mercado negro. O algo como el Jardín de las Delicias. —Sonrió—. Sigo pensando que nuestra mejor opción a continuación es ir ahí: saldríamos de la ciudad un tiempo, perseguiríamos a ese maldito cambiapieles y podríamos encontrar lo que necesitamos allí. Y a malas, seguro que Mischa tiene menos reparos en derramar sangre allí que aquí.

- No creo que el boticario local sea capaz de proporcionarnos la flor, al menos no sin acceso a mercados de dudosa reputación; teniendo en cuenta lo que alberga y de dónde se consigue, me puedo imaginar que sus usos más habituales son rituales y productos nefarios.

 "Por otro lado, si bien la muerte es habitual en esos lugares, en una arena de gladiadores o un mercado de esclavos dudo que sucedan suficientes muertes en una suficiente rápida sucesión como para poder considerarlo una masacre para la flor.

Mischa decidió obviar la mención casual de provocar ellos mismo la masacre hasta tener más específicos.

- No, no tendría ningún problema en ir al Jardín de las Delicias, organizar una revolución de esclavos y quemar todo el lugar hasta los cimientos, pero antes de hacer eso necesitamos saber siquiera si la planta puede crecer fuera del plano material. Toda esta especulación es inservible sin más información de como se hace la Flor de Lym, el resumen que nos ha dejado Achmed solo explica el ritual de viaje y el preparado para sobrevivir dicho viaje. Podéis dejarme a mí toda la investigación y quedaros calladitos para no molestar, o podéis buscar por vuestra cuenta, hay material de lectura de sobras.

Aquél tipo era de lo más desagradable, y sus palabras le provocaron un gruñido hostil; más valía que tuviera cuidado con cómo decía las cosas, o puede que acabara por llevarse un puñetazo.

Sin embargo, tenía que aceptar que tenía razón en muchas cosas. Sin saber cómo cultivar la flor, poco de lo que hicieran tendría sentido, así que por desgracia lo primero era investigar. Cómo ahí dónde le veían tenía ciertos conocimientos en diversos temas de la naturaleza, suponía que de algo iba a servir su ayuda.

—A ver, por dónde empezamos... —dijo resignado.

Tu último comentario ha sido de lo mas impertinente. -Espetó a Mischa. -Solo por si lo has dicho sin mala intención.

-Agatosh hace la pregunta adecuada. -

-Pues me voy a preguntar a alguién que sepa donde encontrar la flor de los cojones o al menos alguna indicación y a por una cerveza o lo que sea que beban aqui. -

La última misión de Cylina como Vigilante no acabo de la mejor de las maneras. El enemigo había triunfado. No solo había logrado deshacerse del archimago, Nalen´Dag, sino también del barón de las tierras Sr Atrox y del mismo Sumo sacerdote. Derrotados y avergonzados, los miembros de la hermandad, regresaron al campamento de los Vigilantes, la Fortaleza del Amanecer. Cuando llegaron las lenguas de fuego consumían con crueldad lo que antes fue un campamento rebosante de vida. El aire, ardiente y viciado, estaba impregnado por el olor a carne quemada de los caídos. Con ojos vidriosos y con el corazón atenazado por la tristeza, los Vigilantes cruzaron las murallas y observaron de frente el rostro del dolor. Multitud de cuerpos sin vida yacían por doquier, observándoles con ojos opacos y carentes expresión.

Con gran pesar iniciaron la ardua tarea de encontrar supervivientes. Buscaron entre los escombros y en los caminos, pero solo encontraron muerte y destrucción. En su búsqueda descubrieron que algunos de los miembros fallecidos, habían perecido asfixiados por las llamas al ser dormidos de manera involuntaria por un veneno. Los que no habían caído inconscientes, ni habían muerto por las llamas, habían encontrado su final por el filo de las espadas y las hachas. Aunque hubiesen querido defenderse, estaban condenados como un cerdo en el matadero.

Con excepción de los Vigilantes que se encontraban realizando alguna misión, todos los integrantes de la Hermandad habían caído aquella noche. La precaria paz del reino de Daenash pronto encontraría su fin y las únicas personas que podían hacer algo al respecto sin duda serían perseguidas y repudiadas por crímenes que no habían cometido. Sin duda habría leales que no creyeran las mentiras extendidas por la larga sombra de Lilith, pero aquello suponía un punto y final en la Hermandad de los Vigilantes. Las cosas habían cambiado. Tan solo quedaba guerra y venganza. Algo que tarde o temprano daría alcance a la princesa de la oscuridad, provocando su muerte definitiva.

Los resquicios de una hermosa organización, destinada a proteger al inocente, habían quedado replegados a las sombras. Por ello, en acuerdo tácito, el grupo de Vigilante supo que debía reunir los rescoldos de la Hermandad que aun estaban dispuestos a luchar. Lo harían desde la profunda oscuridad a la que habían sido replegados por su enemigo, haciéndose llamar desde entonces la Hermandad Oscura.

Una semana después, a pesar de los batidores enemigos que pisabas sus talones, el grupo trató de encontrar supervivientes, pero la desgracia parecía acompañarlos. De modo que con gran pesar dejaron de buscar, se deshicieron de sus emblemas y buscaron cobijo en las entrañas de una posada cercana. Un lugar humilde, con comida caliente y techo bajo el que dormir. Aquello era lo máximo a lo que podían aspirar ahora. Furiosos y entristecidos, intercambiaron miradas de dudas e incertidumbre. Ellos eran los restos de una Hermandad moribunda, las brasas de una nueva organización. Ellos eran el comienzo de las sombras, el azote de los inocentes y la venganza de los Vigilantes.

Pronto los errores, la culpa y la furia contenida jugo en contra del grupo, pues en ocasiones las palabras herían más que un cuchillo afilado. Sin pretenderlo y por causas ideológicas, el grupo se sumió en una discusión interna, la cual provocó la escisión de éste. La primera en marcharse fue Alya, la cual no podía cruzar la línea que los demás estaban dispuestos hacer, sin contar que no podía estar subyugado a la autoridad de un ser pseudo infernal como lo era Agatosh. Segundos después Marcus, Mercer y Cylina hicieron lo mismo. Unos porque opinaban igual que su compañera, mientras que en el caso de la bruja, quien sabe cual fuera su razón. 

Tristemente, el nuevo grupo sufrió un revés del destino al ser encontrado y atacado por los batidores enemigos en mitad de la noche. Lo cierto es que el caos se hizo en el improvisado campamento, el cual provocó que el grupo se dispersara con la promesa de encontrarse. Tal cosa nunca paso, al menos para Cylina, la cual vago sin un rumbo, propósito, ni esperanza. Al menos era así hasta que su camino se encontró con Mok'Doth y Mok'Grum. Una criatura de proporciones intimidantes encabezado por dos entidades, las cuales se pusieron al servicio de la joven bruja. Al parecer esta criatura había servido a su maestro, pero debido a que esta había perecido a causas naturales, ella lo había heredado. 

De modo que con un compañero fiel a su lado e incapaz de escudriñar a los miembros de su grupo, Cylina probó suerte con sus antiguos compañeros, en concreto en Abelgos, pues su silueta siempre había destacado por encima del resto. Gracias a esto descubrió que estaban tomando un barco con dirección Ansar. Sin duda alguna, la variopinta pareja tomó una decisión. A lo largo de varias semanas, avanzaron cientos de kilómetros de camino polvoriento y navegaron miles de leguas en el mar, hasta finalmente llegar al territorio árido de Ansar.  Un lugar inhóspito donde cielo y desierto se fundían en un lienzo borroso a causa de la distorsión del aire por el calor. Decenas de dunas, acompañadas de arbustos marchitos por el abrasador sol, les recibieron y acogieron durante sus últimos días de viaje. Por si aquello no fuera suficiente, las noches suponían un desafió completamente distinto. Ningún conjuro era capaz de mantener a raya el implacable frio que asolaba el lugar. A pesar de ello, tiempo después vislumbraron en la lejanía la ciudad de Karam.

Después de soltar unas monedas y el intercambió de unas palabras, el destino les llevo hasta la biblioteca local. Con una gran ansia atenazando sus corazones, cruzaron la entrada, el recibidor y se adentraron en una gran sala circular, la cual estaba separada en dos plantas. Ambas estaban cubiertas por estanterías ancladas a la paredes, repletas de infinidad de libros, pergaminos y tablillas polvorientas. En su centro, en la planta inferior, existía una circunferencia casi perfecta, la cual se encontraba salpicada por mesas y sillas vacías. No obstante, la admiración por tal edificación se vio truncada cuando percibieron el primer cadáver. Éste se mostraba descompuesto y antinatural, pues la corrupción de sus tejidos daba como resultado un gel negruzco y gelatinoso. A este le siguieron varios más, los cuales se encontraban allí y allá. 

De imprevisto unas voces cercanas y amortiguadas atrajeron la atención de ambos aventureros. Gracias a esto encontraron que una de las estanterías había sido movida, revelando una habitación interna, en la que seis personas hablaban de manera acalorada o al menos eso es lo que parecía. Un simple vistazo basto para que Cylina reconociera a uno de sus integrantes, Abelgos, el elfo oscuro. 

Cuando Abelgos quiso abandonar la habitación secreta, dispuesto a intercambiar unas monedas o algo de alcohol por una pizca información, descubrió a un ogro de dos cabezas caminando por la biblioteca. Sin pensarlo alerto a sus compañeros y cargo su flecha, dispuesto a matarlo si era enemigo. No obstante, un rostro conocido le hizo bajar el arma. Detrás de aquella mole de grasa y musculo se encontraba Cylina, antiguo miembro de la Hermandad de los Vigilantes.