Heather escuchó las palabras de Sam y miró al frente. Dos personas un tanto extrañas estaban de pie frente al coche. Sam demostró una actitud bastante negativa hacia el hombre.
-Esto podría ser interesante...- Dijo con una sonrisa pícara mientras gravaba la escenita. Para poder tener mejor visión, salió del coche y se escondió en una esquina mientras filmaba su documental.
Reí suavemente mientras veía como el nefilim se enfrentaba con sus palabras a Ayel, tratando de socorrerme.
-No soy su prisionera -le respondí lo más cuerda que podía parecer.- Estoy con él por voluntad propia.-Me puse a un lado del vengador y desplegué mis alas negras. -Soy una traidora- musité, dando explicación al color azabache de mis plumas.- No soy una damisela en peligro, no necesito que nadie me rescate de un terrible ogro verde.- Miré a Ayel, volví a acariciar su mejilla y le sonreí dulcemente.- Tomo mis propias decisiones -le dije a este último en un susurro.
Alcé mi mano y la guadaña apareció en mi mano.
-¡Mi decisión es salvarle a él! -proclamé señalando al nefilim.- Su muerte no acabará con el fin del mundo pero si puede salvar a esas almas en pena que sólo esperan una segunda oportunidad para volver a casa. Por eso, he decido sacrificar mi vida. Mi existencia y mi ser.
Me acerqué por última vez a Ayel. Besé sus labios suavemente pero lo que comenzó como un dulce beso, se volvió salvaje y apasionado. Mordisqueando su labio inferior, jugando con mi lengua en su boca. Apretaba mi cuerpo contra el suyo con fuerza, deseando sentirlo más allá de sólo nuestros labios. Un polvillo negro empezó a resbalar de mis alas, desapareciendo el color negro y volviendo a ser de blanco puro. Alas blancas.
Aparté mis labios, ansiaba más. Deseaba su piel contra la mía, nuestro cuerpo entrelazado, nuestros cabellos jugando en la cara del otro, risas, miradas, besos,... y algo más que ni siquiera entendía.
-No te contengas -susurré en una despedida mientras retrocedía.
Parece que siempre he de destruir lo que mas quiero. Las ultimas palabras de Miky me lo dejan bien claro. Supongo que es lo malo de ser un ángel destructor, que destruyes todo lo que tocas. Aun así, todavía me duelen estas cosas y tener que matar a Miky es algo no deseado.
No tendrías que hacer esto Miky.Aun hay lugar para ti en el cielo.Crees que sabes lo que pasa y lo que pasara, pero no es asi. eres demasiado joven y has visto demasiado poco. Creí haber podido hacer que lo entendieras...pero veo que no es así.te condenas a ti, a el, señalo al nefelin, y a todos los de este mundo haciendo esto.
Sonrío tristemente ante sus ultimas palabras, moviéndome para colocar a el equivocado ángel entre el arma del nefelin y mi cuerpo.Dame unos momentos abominación...enseguida estoy contigo.
Hago que un rayo caiga un par de metros por delante del nefelin, cegándolo y distrayendolo mientras saco mis armas y avanzo sobre Miky. Esta vez no me contendré y hago que el aire estalle en llamas a mi alrededor cuando doy rienda suelta a los poderes de los que dispone un ángel destructor.
Sam jamas se habia considerado a si mismo una persona brillante,era malo para las matematicas,lento para entender las cosas y jamas podia captar cuando una chica estaba insinuandose.Pero aun con toda su limitada capacidad mental era capaz de ver que ayel le habia lavado el cerebro a mikaela para ponerla en contra de su mision original,eso claro hasta que los vio besarse como si fueran amantes.Nada de todo aquello parecia tener sentido,ella decia que iba a salvarle tal como la antigua mikaela pero al mksmo tiempo se estaba manoseando con el tipo que habia estado tratando de enterrarlo todo ese tiempo, si se trataba de alguna especie de plan era demasiado elaborado como para el.
Ayel no parecia demasiado preocupado por el llegando incluso a lanzarle un relampago con el solo proposito de retenerlo unos segundos,no lo veia como otra cosa que un insecto molesto pero eso le facilitaba la tarea de meterle un plomo de 45 en el pecho.Cuando finalmente se separaron sam casi podia jurar que oyo un ruido de succion cuando sus labios partieron contacto-crei que te habias olvidado de mi,que agradable ver que me tomas en serio-dijo sam con un tono sarcastico al ver el despliege del destructor,una parte de el sentia miedo de lo que se aproximaba pero nompodia vacilar ahora que tenia a ese cabron justo delante,era momento de que se las pagara todas juntas,extendiendo su brazo se coloco en posicion de disparo listo para dar el quiebre si intentaba atacarlo a distancia o correr hacia el.
Tengo una pequeña duda ayel entonces va a pelear con sam o con micky?
Va primero a por Miky pero no bajes la guardia.
Los ojos de Heather brillaban de alegría, el documental estaba siendo un completo éxito...
-Y si las noticias no lo querían, lo llevaría a Hollywood, sí...sería famosa, muy famosa...masas de gente exclamando mi nombre, pidiendo a gritos un autógrafo...-
Dejó de fantasear cuando vio que la posa se ponía seria y empezaba la batalla, la verdad es que si ahora mismo hubiese que apostar por alguien, el caballero de cabellos blancos sería el claro vencedor de la batalla, parece mucho más profesional que sus contrincantes...
-Aunque, en ese caso, la humanidad estaría perdida...y yo no soy religiosa, por lo que no iría al cielo...Sam, haz algo rápido...-
Me tiro al suelo protegiendome de las llamaradas que salen de todas partes. Aferrada a mi guadaña, consigo ponerme en pie. Se que le duele luchar conmigo y a mi con el. Pero es nuestro sino. Morir uno a las manos del otro.
Sonrio satisfecha de su ira contenida, quiero que se cebe en mi. Lo suficiente como pra darles unos instantes a la humanidad para no recrear el final de otra especie.
-¿Solo sabes hacer eso, querido? He sentido un leve cosquilleo, nada mas. ¿Estas seguro que has sido tu y no un rayo del sol?-me burlo, le provoco. Del odio al amor hat una fina linea que debia atravesar.
Yo no soy un vengador no tengo tanta poder. Tengo las de perder.
Alzo el vuelo y crea un huracan dando vueltas a mi guadaña para que le haga retroceder. Los meteoritos vuelven a la carga. Atraigo a uno y se lo echo encima. Estoy tan agotada y solo acabamos de empezar. Pero no puedo... no debo permitir que los caidos sean redimidos porque entre ellos se encuentra mi padre y debe regresar al paraiso aunque sea sacrificando mi vida.
Una niña de unos cuatros años se acerco al nefilim por detras. Alzo su manita y sacudio el pantalon del joven. Lloraba amargadamente, frotando los ojos con la otra mano.
-Por favor, señor. ¡Ayudame! Yo... Yo solo quiero volver a casa-sollozaba la inocente criatura
Miky esta demasiado atada a su cuerpo humano y a los peligros del mundo mortal.Un huracán, un meteorito.Todo muy espectacular pero cosas que solo dañarían el recipiente que me contiene, nada que por el momento impida mi labor. El aire me aparta del nefelin, mis pies dejando surcos en el cemento del suelo al retroceder sin levantar los pies. Me ayuda mas de lo que molesta ya que nos aparta por el momento a la abominación y a mi. Si lo único que tiene son sus disparos no tiene mucho. También demasiado ceñido a su parte humana y terrenal.
Aprovecho el impulso del viento para saltar, esquivando el meteoro que cae y aprovechando el polvo y los cascotes que cae para entrar en el ojo del huracán que forma Miky y alzar vuelo desde abajo, directo hacia ella y golpeando con mis armas al alcanzarla. Pongo una descarga de poder en el golpe, pero el mayor ataque es mental, esperando a que se descuide con el ataque fisico para lanzar una descarga telequinetica con el fin de destrozar sus entrañas. No me obligues a esto Miky.Le suplico mientras lo hago.
Lo que ocurria delante de sus ojos se volvia cada vez mas confuso a cada momento,al principio penso que era el a quien el angel tenia que destruir sin embargo se encontraba peleando con mikaela como si toda aquella escena del beso nunca hubiera tenido lugar.Acaso se trataba de una trampa para lograr que bajara la guardia o algo parecido,sam no podia saber nada con certeza y solo se limitaba a apuntar su arma en direccion a los dos angeles que peleaban el uno contra el otro cada vez mas inseguro de que hacer.
Tan ensimismado estaba que no noto a la pequeña que se acercaba a el hasta que sintio el ligero tironeo en el pantalon,se arrodillo para estar a su altura intentando no perder de vista a los dos combatientes,la pequeña no tendria mas de cuatro años y parecia al borde de las lagrimas mientras le suplicaba como si fuera un niño que se hubiera extraviado en la calle.A lo largo de su huida habia encontrado muchos caidos en diferentes estados de desesperacion,algunos habian intentado adaptarse a la comunidad humana realizando tareas de ayuda de forma humilde sin llamar la atencion,otros se habian refugiado en la bebida o las drogas tratando de bloquear el dolor con las sensaciones humanas y luego estaban aquellos que habian caido solo tratando de luchar por una causa que creian justa,almas puras que no entendian porque su padre los habia abandonado-no te preocupes pequeña,yo puedo mostrarte el camino-dijo mientras apoyaba su mano en la frente de la niña y la dejaba regresar al cielo-causas dolor a tu propia gente y lo llamas justicia-dijo mientras se levantaba-causas dolor a mi gente y lo llamas castigo divino-continuo mientras recogia su arma sintiendo la rabia que existia en lo profundo de los caidos alimentar su arma-tu solo eres un monstruo sediento de sangre-dijo mientras apuntaba hacia el huracan disparando una bala tan roja como el fuego,era incapaz de ver pero sabia que el odio dentro de aquel proyectil encontraria su camino hasta ayel.
La pequeña sonreía feliz, había conseguido lo que quería pero antes de que el redentor le concediera el perdón. Miró a la joven chica, la que todavía no sabía que era otro nefilim. Y le dijo su nombre en un susurro.
-Me llamo El Lucero del Alba.
Y en cuanto la niña desapareció del mundo terrenal. El mundo se volvió más oscuro, más tenebroso. El apocalipsis había cesado y los pocos humanos que quedaban serían los supervivientes de esta terrible guerra que ya se había acabado para bien o para mal. Porque el objetivo de todo esto había vuelto a su lugar, y habían cometido un terrible error.
Me encontraba en medio del huracán cuando noté esa oleada de maldad que lo cubrió todo. Y entonces sonreír apenada mientras lágrimas bañaban mi cara. Se acabó. Miré a Ayel intensamente. Ya no me importaba morir, el objetivo de mi existencia había llegado a su fin.
-Adiós, amor -susurré sin dejar de mirarle.
Está visto que nadie quiere responder a este rol. Así que lo doy por finalizado, con final abierto por si queréis una segunda parte en un futuro lejano.
-Caliope-