Pierre-Roger asintió ante las explicaciones de Guzmán y propuesta de Roberto. Enseguida dio orden a los soldados allí presentes de refugiar a los viajeros en las dependencias de los criados del castillo, y darles cobijo, mantas y algo de comida. Cuando desaparecieron, el anfitrión dio cuenta rápidamente de aquel cuerpo descabezado, y de la propia cabeza... Tras mirarlos allí mismo, en medio de la plaza, vio su rasgos tenebrosos, y pareció entender que aquella criatura no era de este mundo.
Éste es el mal que ha impacientado a muchos de mis soldados... a todos -se corrigió a sí mismo enseguida-. Una sombra cerca del castillo, en noches frías; una silueta indeterminada, a plena luz, los menos días -señalaba-. ¡Soldados! ¡Levantad una hoguera aquí mismo y prended este cuerpo! El fuego hará su trabajo. El jefe militar de Montsegur parecía no querer tener esos restos allí, en su presencia.
Los hombres armados de Pierre-Roger obedecieron de inmediato, y comenzaron a sujetar el cuerpo para quemarlo en una pira en medio del patio de armas.
Amigos, entrad, adentro, por favor -os pidió vuestro señor de Campabadal-. Amelia está herida, y tal vez necesite mojar su cuerpo en agua caliente antes de ser tratado. Y también el vuestro.
Y tal que así, que entrásteis en la torre de homenaje del castillo, allá donde horas antes habíais estado cenando tras la llegada. Allí los siervos de don Pierre prepararon un baño caliente para Amelia (refugiada de las miradas masculinas), y las mujeres del castillo (incluida la buena de Maira) la ayudaron a retirar sus restos de sangre. El dolor estaba presente, y después hubieron de tratarla lo mejor posible con vendas y algún ungüento, a la espera de avisar al día siguiente a un médico. Entrásteis todos, después, en calor, con la lumbre pertinente en la habitación, y pudísteis contemplar a través de una de las ventanas de la sala de la torre la pequeña fogata de palos y maderos que ardía allí abajo, en el patio, bajo la fría nieve. El cuerpo de la criatura que os atacó se haría ceniza en pocos minutos.
Don Miquel, ya acompañándoos, entonces os habló, mirando también desde la ventana la fogata purificadora.
Aunque hayáis entrado en calor y descansado un poco, aguardaremos unos días en este castillo. La voluntad de mi padre ya está cumplida -informó don Miquel-. La espada era sólo un símbolo para hacerme venir hasta aquí... y abrazar mis verdaderas raíces -miró a Amelia, quien parecían compartir no sólo sangre sino creencias familiares-. Pero mi sitio está en Muel, en mi tierra y mi hogar, al que pienso regresar. Sólo puedo agradeceros este viaje y el favor que os pedí, harto peligroso en la noche -se refería a la búsqueda que acabábais de realizar-. Ahora comed un poco y descansad. Nos queda un largo viaje de vuelta cuando estemos listos.
Haced un último post de partida. Luego añadiré un pequeño epílogo explicativo.
Me alegra que hayáis abrazado vuestras raíces - comentó el árabe mientras posaba una mano en el hombro de su amigo, ya se había quitado la armadura y lavado un poco, de hecho, en ese momento llevaba unas ropas elegantes de color negro con un corte bastante exquisito aunque se notaba que los años empezaban a caer sobre ella. - Pero como os comenté cuando partimos yo no puedo volver al Reino de Aragón. Mi destino está al norte, en Troyes.
Eso sí, nada me gustaría más que disfruta una última noche junto a esta amigable compañía con la que hemos recorrido tan arduos caminos y hemos derrotado a un engendro salido del mismísimo Yahannam. - ya se estaba dirigiendo a una de las fuentes de vino, para ver si se podía servir un vaso de este.- Pero bueno, creo que merecemos alzar las copas. Por la pronta recuperación de Amelia y que su Dios mantenga su agudeza mental, por los brazos de Guzmán y Roberto para que sigan igual de fuertes en las próximas batallas.
Ya sin frío, y con las heridas limpias, Amelia se examinaba para ver que no hubiera entrado ningún veneno a malaire por ellas. Haría lo que le indicaban las sanadoras, recurriría a hierbas y bendiciones.
¿Y se supo qué era ese extraño ser que nos atacó? ¿Algún sabio escribió dello? ¿Alguna santa anciana sabría decirnos que era en leyendas de antaño?
Regresaba a reunirse con todos, adolorida, pero necesitaba alimento y serenidad, y en esta mesa había de ambas.
Bien don Miquel, buena la fé de la pureza que abraza de nuevo. Pero además de abrazar la fé, deberemos buscar la paz con la cristiandad del obispo en Roma, que ha de ser diferente la teología, pero razón de exterminio no debe ser. La amenaza a la diferencia es una herencia que no queremos dejar, ni en estas tierras ni en otras.
La espiral de violencia es más resbaladiza que aquella pendiente llena de nieve por donde casi acaban despeñandos los viajeros. -le dijo en particular con un giro de palabras para agradecer la valentía de sus compañeros.
Ha de hacerse mucho esfuerzo para no caer en ello.
Entonó en la velada, sólo un poco, de música, serena, Lo Boièr, sin mucho esfuerzo para no lastimarse al tocar el instrumento y dejar salir la voz, con esperanza va.
Nuestra misión aquí terminó entonces Don Miquel, estamos orgullosos de que lo tu padre te encomendó acabase bien, pese a nuestros... Percances
Pensaba Roberto mientras recordaba el encuentro bajo la nieve, todavía desconocía de que tipo de ser se podría tratar, alza la copa con Haidar también para brindar
Y desde luego, no me faltan ganas de volver a Muel
Se ríe un poco Maira al pensar que podrían volver allí
Allí hace frío, pero al menos mis huesos se acostumbraron al que tenemos en casa
Asintió ante las palabras de su señor y amigo. Al pardo, hombre de pocas palabras y sencillo, no le importaban las raíces, ni la religión, ni otros menesteres. Al pardo le importaba el valor y la honradez, el que su compañero de viaje fuera un hombre integro que ante una batalla no huiría y que nunca le dejaría tirado. Miquel encarnaba muchos de estos aspectos. Mi señor, cuente con mi espada en sus viajes.
Con mirada ceñuda, Sebastián también miraba la hoguera donde se quemaba el cuerpo del demonio. ¿Qué era? ¿De dónde había salido? ¿Seria una señal, un augurio que presagiaba un funesto final, o solo un mal errante? Preguntas demasiado filosóficas para el leones, pero que seguro que no le dejarían dormir esa noche.
En pocos instantes, el anfitrión Pierre Roger entró en la estancia. Su intención era la de sumarse a la charla y la cena, la cual os habían dispensado ya los criados.
Haremos pues trasladar a tu familia aquí, si gustáis, Haidar -le respondió don Miquel-, y desde este castillo, que a buen seguro la condesa de Foix entenderá el motivo, podréis marchar al norte, como deseáis -Pierre Roger asintió-. No os preocupéis. Levantó entonces la copa hacia Haidar, y luego miró a Amelia.
Eso es lo deseable, pero la Iglesia tendrá, seguramente, la guerra en declaración durante mucho tiempo. Pues no sé qué podrá ser ese extraño ser... tendréis que contarme en el viaje de vuelta qué ha pasado en la sierra, pues ahora es momento de descansar. Os agradezco también vuestra ayuda, Guzmán, Roberto, Maira -decía el de Campabadal mirándoles-. Descansaremos lo necesario y luego podremos regresar. Ahora comed, bebed y abrigaos.
EPÍLOGO:
Una semana después (pues a tanto llegó el tiempo necesario para que Amelia se recuperase y volviera a recitar trovas de manera clara y expresiva), el grupo partió hacia el sur, de vuelta a Muel, a excepción de Haidar, que quedó en el castillo preparando su marcha hacia el norte. El caso es que en el viaje de vuelta os estuvísteis preguntando acerca de la naturaleza de aquella criatura de cabeza cercenada.
Jamás lo supísteis, pero en realidad se trataba de un ser a medio camino entre la vida humana y la existencia irracional. Hacía dos años, cuando el conde de Tolosa Ramón VII trató de sitiar el castillo de Montsegur de manera poco fructífera, sus soldados se cebaron con un grupo de habitantes que trató de huir saliendo del castillo en plena noche. Eran criados asustados, y los asaltantes los alcanzaron y torturaron (entre otras cosas) sin piedad (así se regocijaron ante la nada exitosa conquista de la fortaleza). Sin embargo, una joven muchacha escapó milagrosamente, tras lo cual, según saben unos pocos, vagó por las sierras
cercanas medio muerta. Nadie sabe cómo sobrevivió, pero al hacerlo, obtuvo un poder y un aspecto aterrador, y en la actualidad su único objetivo es vengarse de aquellos que la degradaron tan vilmente.
Claro que, para la joven (ahora criatura), cualquiera que se precie (y que se encuentre con ella) tiene que ver con tal venganza, según su criterio. Y vosotros, por desgracia, no fuísteis menos en sus constantes intentos de violencia, ahora erradicados.
FIN