- ¡AXEL, NO! -grito mientras golpeo inútilmente la puerta cerrada- No tienes porqué sacrificarte por nosotros... Axel... -miro a Raihornt recoger el colgate.- Tu esposa sabrá cuanto la amabas y lo valiente que has sido... te lo prometo.
Me uno al resto de mis compañeros dispuestos a adentrarnos en la oscuridad.
- ¡BANTER ESPERA! -pero en su loca persecución del orco parece que no nos escucha.- Vayamos rápido o sino el maldito mediano se perderá en estos túneles.
Avanzamos sin ver todo lo rápido que podemos, intentando no tropezar, mientras delante de nosotros todavía oímos los pasos de Banter. Situada en la retaguardia de la fila, intento controlar los ruidos a nuestras espaldas por si alguien nos estuviera siguiendo.
El mediano avanzaba rápidamente por el oscuro tunel, sin percibir nada ni ver nada, en cualquier momento podría pisar un hueco y perderse para siempre!!!
Por otro lado, el resto del grupo venía cercanos unos a otros, con la antorcha en la mano de Raihornt, podían ver lo que había algunos metros adelante; incluso el semielfo podía ver el doble que sus compañeros, y era él quién guiaba el camino.
Luego de caminar largo rato, mas o menos 2 horas, sobre un túnes largo y de una sola dirección, el grupo llega a una especie de cámara natural donde se ramificaban varios túneles.
El orco estaba sentado sobre una roca, y a su lado el mediano quién esbozaba una sonrisa al verlos llegar....
-Es en esta dirección -dice el orco señalando con su larga uña uno de los túneles -Pero advierto que camino difícil de sobrellevar, yo exploraba aquí antes..... tener cuerda que poder servir.
El orco se agacha detrás de la roca donde estaba sentado y levanta una cuerda maltrecha por el uso, en su extremo poseía un gancho de 3 patas.
Se levanta y empieza a caminar en silencio por el túnel que había señalado...
Con la antorcha en una mano y la otra agarrando fírmemente la de Aunia avancé tras el orco, la chica me preocupaba, estaba tan asustada cuando estábamos en la celda que no me imaginaba como podía estarlo ahora y la forma en la que me había pedido que no la dejara sola me hizo preguntarle -¿Estás bién Aunia?- Tanto Turlough como Hessa y Banter parecían tener bastante temple y aunque Aunia también había mostrado valentía al pasar esa puerta, era evidente que tenía miedo.
- Un poco cansada... - confieso a Raihornt, y le sonrío levemente, apretándole la mano de manera suave en señal de complicidad. Tanto caminar por aquellos túneles laberínticos e irregulares empezaba a hacer estragos, y mis piernas se empezaban a resentir. Como ventaja, estar cansada había hecho que me olvidara parcialemente de los peligros que podían acecharnos.
De improvisto, me empieza a asaltar la preocupación de que todo está demasiado tranquilo. Axel dijo que la infraoscuridad era muy peligrosa. "¿Y si lo peor está por llegar?" Ese pensamiento me produce un escalofrío.
- Vaya, si va a resultar que nuestro querido orco tiene sentimientos y todo. -Me sorprende encontrarnos con el orco y con Banter que nos estaban esperando.- Pensé que ya estarías a kilómetros de distancia o avisando a tus compañeros de nuestra huída.
Me parece oír un ruido detrás de mí así que intento apurarlos para que avancen rápido.
- Vamos, vamos, no nos detengamos. No sé si es mi imaginación pero me ha parecido escuchar pisadas. No podemos perder la ventaja que Axel nos regaló.
Avanzamos por el oscuro túnel y de nuevo voy cerrando la marcha. Necesitaríamos algo más de luz... y sobre todo armas. ¿Cómo las podríamos conseguir?
Observo con una radiante sonrisa la tenue luz que se va acercando cada vez mas hacia nosotros, cuando veo a todos de nuevo no puedo contener mas la sonrisa y me levanto, entrecerrando un poco los ojos por haber estado tanto tiempo en la oscuridad, me situo en mi sitio en la fila y me pongo a avanzar junto a los demas.
Vamos, el tiempo que nos regalo Axel llega a su fin y debemos de estar todo lo lejos que podamos antes de toparnos con esa escoria que nos sigue.