Partida Rol por web

El mendigo asintió ojeando la herida.

-Si se puede. Te va a doler un poco, hija de las nieves.

Informó, metiendo la mano en el bolsillo de su raida tunica. Sacó una aguja y usó el propio hilo de la tunica para coserle. Primero, usando el fuego de los maderos que prendían bajo el caldero, quemó la aguja, y a continuación, empezó a coser. Para tener una mano, no lo hacía nada mal. Pasaron unos minutos hasta que por fin acabó. La destreza del mendigo era clara: habia hecho un trabajo de horas en minutos y con el minimo dolor a Nanna.

-Creo que ya está. Quizá te quede una marca porque la parte superior estaba desgarrada, pero no será mucho.

Observó impresionada como le cosió la herida en minutos. Esperaba más dolor, pero quizás lo tenía encorchado por haberse forzado hoy a tanto andar, o que él era muy diestro con esas cosas, aunque fuera manco.

Una vez terminó su herida,la miró asombrada y sonrió al hombre.

- No imporrtarr marrcas.. llevarr con orrgullo herridas de guerra - sonrió al hombre, aunque sintiera dolor - Grracias.. muy grracias - a veces sus palabras no eran muy acertadas.. pero se entendía que era lo que queria decir.

- Ya poderr marrcharr, estarr lista.

Come de la comida que Ardas le ofrece. Algo en todo ese asunto no le da buena espina... se podría llamar intuición, pero eso que los dioses no sepan que él mató a Hefesto... bien que han atacado esa isla ya que ahora si saben quien lo hizo...

De todas formas no piensa decir nada más ya que ha visto que sus opiniones y planes no son del gusto de los presentes...

- Muchachos... yo voy a dormir un poco. Necesitaré estar descansado. Si lo veis bien, me gustaría partir lo antes posible... cuanto más tiempo pasemos sin hacer nada, más oportunidades tendrán de derrotarnos. - Bolverk se levantó, dejando el cuenco en el suelo cerca de la olla. - Gracias Ardas, por todo. Mi hogar también estará siempre abierto... aunque dudo que viajes tan al norte...

 Bolverk se levantó y fue hacia su fardo, a coger su capa. La extendió para tenderse sobre ella en una esuina, donde no molestara y donde menos hueco ocupaba. Tampoco necesitaba dormir junto al fuego. El calor griego, aún en invierno, asfixiaba a un hombre acostumbrado a que en su tierra se le helara la sangre en las venas. Cuando pasó junto a Nanna asintió y dijo.

 - Nanna...eres un orgullo para tu tierra. Todos vosotros, sois un orgullo para la raza humana. - Y tras esto se tendió, desenvainando la falcata y abrazándola. Nunca sabías, cuando vives en completa cacería en la que tú eres la presa, cuando te ibas a despertar con un cuchillo al cuello... o la garra de una criatura en tu garganta.

El mendigo se apoyó en su cayado y sonrió levemente por lo que dijo Bolverk.

-Si. Sois un orgullo para nosotros, los hombres. Si esas gentes supieran lo que yo se de vuestra gesta, os aclamarían y os harian estatuas de bronce.

Dijo, reflexivo.

-Secundo tu idea, Bolverk-dijo el cretense-. De hecho todos deberíamos descansar ahora mismo para partir mañana cuanto antes.

Escucha las palabras de los demás y asiente con respeto ante las palabras de Bolverk. Después vuelve a observar por unos cortos segundos la herida de Nanna, pensando en si sería un impedimento para ella a la hora de entrar en combate.

Lo dudo, pensó Efreno. Haría falta algo más que un arañazo como ese para incapacitar a cualquiera de nosotros.

Tras ello, imitó al hombre del norte y se preparó para descansar, no sin antes servirse un poco más de aquel delicioso caldo.

-Creo que ninguno de nosotros desea estatuas de bronce, amigo-dijo al mendigo en respuesta a sus últimas palabras-. Las estatuas conducen a la idolatría... y mira a dónde nos ha conducido el idolatrar durante tanto tiempo a quienes considerábamos superiores.

Tras ello, se echó a descansar.

Al ver que todos opinan que lo mejor es descansar, se calma y se sienta en su sitio de nuevo.

- Estarr bien.. dorrmirremos.. - sonrie a sus compañeros - Estarr muy orrgullosa de todos yo tambien - miró al mendigo - Serr muy amable con nosotrros, nos acompanarrá?? - le pregunta mientras se acomoda.

El mendigo asintió a lo que le dijo Efreno.

-Tienes razón. Mis disculpas, compañero.

El mendigo se puso en pie y avanzó hacia la puerta, apoyado en su cayado. Pero se detuvo al oir la pregunta de Nanna.

-Os acompañaré durante un tiempo. Temo que a las batallas no podré ir, por mucho que me pese. Descansad.

El mendigo hizo un movimiento con la cabeza y salió fuera de la casa.

-Apoyo la idea de descansar antes de partir, necesitamos fuerzas para el viaje- dijo en voz alta, después miro al mendigo antes de que saliera de la casa -Gracias por acompañarnos- le sonrió e hizo un leve gesto con la cabeza.

-Yo quizá descanse luego... - dice antes de salir de la casa de Ardas.

Se aleja de allí hacia la playa donde desenvaina su espada y comienza a practicar movimientos con ella para perfeccionar. Siempre ha sido mejor con el arco, buena en la caza, pero en el combate con espada siempre ha flojeado un poco... quizá por eso ella está entre las pocas de su clan que sobrevivieron...

FIN DE LA ESCENA

Experiencia

Nanna 120 puntos

Adara 120 puntos

Efreno 120 puntos

Arkhania 100 puntos

Bolverk 100 puntos