Partida Rol por web

-Zelinda, aunque todo lo que acabo de decir es mentira, debes darme un puñetazo e intentar matarme para que se crean que os he traicionado. De esa manera se acercarán a vosotros pensando que no tenéis munición para repelerlos y cuando se den cuenta que si tenéis, podréis cargar cuerpo a cuerpo sin tanto peligro. Yo haré de distracción a los brujos y luego, cuando todo acabe, os contaré el resto de mi plan. Lo juro por mis antepasados.-

Al ver a Lola llegar con el orbe pensé que saldríamos corriendo, pero parecía que, en lugar de eso, íbamos a enfrentarnos a ellos. Pues bien, al menos esta vez tendría un arco. Hice caso a Lola y me coloqué en los arboles. Les dije a mi padre y a Earl que esperaran a que estuviese aquí para atacar, no quería que se metiesen en medio de un fuego cruzado.

Tras esto apunté con mi arco. Estaba claro que el objetivo principal era el hechicero, aunque al verlo flotar dudé en si una flecha sería útil. Pero bueno, solo había una forma de saberlo.

Os colocasteis en posición para esperar la inminente llegada de los piratas. Delante de ellos llegaron José y Wilfred, sin tiempo para prepararse puesto que parecía que al Highlander lo habían herido incluso al defender al castellano.

Cuando los piratas ya tenían la orilla a la vista, se detuvieron mientras preparaban sus armas. El olor a pólvora flotaba en el ambiente.
En la orilla, además de los recién llegados José y Wilfred, estaban Zelinda y Luca.
La Eisena le dio un puñetazo con su Panzerhand que envió al vodaccio al suelo. Un golpe bien real que posiblemente no había sido con todas sus fuerzas, pero pareció auténtico.

¡Maldita rata traidora! gritó Zelinda, apuntando a Luca con su espada. ¡Mereces que te mate aquí mismo! gritó enfurecida.

José y Wilfred observaron la situación confundidos, al igual que los piratas, que se miraron entre ellos sin saber qué hacer.
El jefe de estos, el apuesto avalonés que algunos ya habíais visto, reconoció al vodaccio.
¡¿Dónde está el Orbe?! ¡Entregádmelo ahora y nadie tendrá que morir! gritó enfurecido, con una pistola en sus manos.

-¡Non disparare!.- Gritó Luca levantando los brazos mientras salía corriendo lejos de la espada de la Eisena. -La castielana lo tiene.- Escondere en los árboles, allí.- Señaló Luca donde se ocultaba Lola. Seguramente eso la cabrearía más si cabe, pero llegados a ese punto, malheridos y en inferioridad numérica, no le importaba. -Mais solo tenere une arco e pocas balas. Descargare la sua bolsa de pólvora.-

Luca siguió acercándose a los piratas, chapoteando en el agua, con las manos en alto. Estaba claro que desertaba y por eso daba información sensible. Esperaba que su actuación fuera convincente y así poder acercarse a la bruja o brujo que hubiera bajo esa máscara.

Parecía que aún no nos habían visto, además no tenían porqué saber que estábamos aquí (mi padre, Earl y yo, ya que no nos habían visto nunca), así que les tranquilicé para que siguieran ocultos, esperando el momento adecuado para atacar.

Mientras observábamos tensé la cuerda de mi arco y apunte al hombre que acababa de hablar. Esperé a ver que pasaba con la flecha lista para ser disparada.

Maldito Vodaccio. Me moví como una sombra entre los árboles para cambiar mi posición y que estuviera separada de la que Luca había indicado a los piratas, por si tenían la ocurrencia de lanzar una salva con las pistolas y mosquetes.

Al escuchar las palabras de Luca, el líder de los piratas entrecerró los ojos, apuntando al vodaccio con una de sus pistolas.
Ni un paso más, charlatán. acto seguido mandó a sus hombres a inspeccionar. Comprobaremos si lo que dice es cierto. Puede ser una trampa, así que estad atentos. ¡Moveos! ordenó al bote de los piratas, que desembarcó en la orilla.

La docena de hombres comenzó a caminar hacia donde indicaba Luca.
Será mejor que esté allí como dices, si no vas a morir aquí... anunció con una leve sonrisa.

Los piratas se acercaron hasta el lugar donde estaba supuestamente escondida Lola, pero no la encontraron.
¡No hay nadie, Capitán! gritó uno de ellos, haciendo que el avalonés se preparara para apretar el gatillo.

Lola seguía bien oculta entre los árboles en algún punto que nadie más podía distinguir; desde luego no había sido tan estúpida de quedarse donde se interno, menos aún tras la traición de esa sucia rata. Veriamos si el líder de los piratas mantenía su palabra y se encargaba de acabar con aquella rata que sólo pensaba en su propio interés.

Al ver que le iban a disparar al vodacco decidí que era el momento de actuar. La verdad es que me preocupaba más el hechicero, pero decidí que lo mejor era el líder pirata, así que apunte desde las sombras y le disparé.

Nadie había en el lugar donde se habían escondido, y por lo tanto, el plan de Luca de ponérselos en bandeja a aquellos que gozaban de buena mano cuerpo a cuerpo se había ido al garete... por no mencionar su credibilidad y el intentar acercarse al brujo de la máscara que levitaba sobre las aguas.

-Bravo Lola.- Dijo irónicamente el vodaccio. -E una loca castiellana...- dijo al rubito guaperas que le apuntaba mientras de su mano salía disparada una daga en su dirección.  

Tanto los ataques de Luca como Pyotr no lograron alcanzar al líder pirata que parecía especialmente ágil.
Enfurecido por la traición del vodaccio, saltó del bote para darle caza.
¡Debería haberte eliminado en el barco, rata embustera! desenvainó su espada dispuesto a ser él quien se diera el lujo de acabar con Luca.

¡Vigilad, tienen a hombres escondidos! añadió.

Mientras tanto, Earl comenzó a provocar una matanza de piratas. Entre sus fauces y sus garras, eliminó a cuatro de ellos en un abrir y cerrar de ojos.
Cerca se quedó Zelinda, que entre espada y Panzerhand eliminó a tres.
Y Oleg se encargó de dos más, pese a fallar uno de sus ataques.

Nueve piratas que dejaban casi a la mitad su número en un abrir y cerrar de ojos. Aún así, no iban a darse por vencidos tan pronto.

-Il momento della veritá.- El Vodaccio desenvainó su espada disponiéndose a defenderse. -Sabes, he sido acusado por mis propios compañeros y amenazado de muerte, si te hubieras portado mejor conmigo a lo mejor hasta me habría unido a tu pintoresca banda.- Dijo Luca sin asomo ninguno de su característico acento vodacio. A pesar de sus burlonas palabras, la peligrosidad del momento hizo que su concentración olvidara ese detalle.  

Luca saludó con la espada, como se hacía en los duelos, pero no esperó a defenderse aunque su enemigo fuera superior en combate, lanzó una estocada dando comienzo al combate.

Enfrascados en el combate, apenas visteis llegar a las filas de guerreros del poblado donde había residido Fernando.
Con su ayuda y vuestra pericia, conseguisteis reducir la resistencia de los piratas y acabar con ellos, excepto su líder y la enmascarada, que huyeron con la Magia del Porté.

Cayendo los piratas y la bruja que lideraba a los Kuraq, recuperasteis el Orbe y la situación se calmó.
Faltaba ver qué sucedería una vez la reliquia sagrada regresara a Santa Lucrecia, pues no eran pocos los que lo codiciaban.
Pero eso sería otra historia.