Cuando el médico acaba su discurso, abandonáis el gran vestíbulo y subís a la parte de arriba de la casa. La primera puerta que abrís muestra una bonita habitación azul con moqueta a juego y gran cama de matrimonio con dosel. La chimenea está encendida y la temperatura es agradable.
Sorprendido por lo conveniente del dormitorio no puedo evitar acabar sonriendo mientras llevo a mi mujer en brazos a la cama.
-¿Te trae recuerdos amor?- Digo sumergiendo mi cara en su cuello depositando un fugaz beso en el desnudo cuello de mi mujer. Su frangancia me dejaba sin palabras... Si la llevara al trabajo no se si perderia por quedarme embobado o ganaria por que mi rival haria lo mismo.
Me agarro a la nuca de Santino, relajándome por momentos. Ahí, sumerjo mi rostro en su cuello para aspirar mejor su aroma. Lo echaba tantísimo de menos... mis noches en el psiquiátrico con él no habrían sido tan duras. Pero ahora estamos juntos, y tengo la sensación de que esta será la última noche. Llegamos a la habitación y me siento como si acabáramos de casarnos, y todo aquello no había pasado, la guerra no había destruido el mundo y podría empezar de nuevo con él.
-Sí...-Susurro, cuando me pregunta. Siento sus labios en mi cuello, y me provoca un escalofrío. Pero aún estoy demasiado centrada en lo ocurrido abajo.-Tengo miedo, no sé si podremos salvarnos y... no quiero morir ahora que volvemos a estar juntos de nuevo.
La dejo sobre la cama y me siento a su lado apartando los mechones de pelo de su rostro.
-Bueno... Reconozco que es una situacion dificil, pero no imposible. Tu eres una hermosa jovencita en la flor de la vida. Segun lo que han dicho el resto estas en el top 5. Ahora es solo cuestion de colarme yo tambien.- Digo quitandole hierro al asunto. Una idea cruza mi mente como un relámpago. Es complicado, pero no imposible.- Siempre nos queda la ultima opcion Nara... Pero preferiria no tener que mentir a las tres personas con las que compartiremos el resto de la vida -Digo con una media sonrisa.
No era la primera crisis que veia sufrir a Nara, y siempre había procurado animarla. No soy un tipo gracioso y jamas fui de los populares pero con ella era distinto. Por ella haria cualquier cosa. Legal o no.
Me siento en la cama y le tomo de la mano. Suspiro, pero lo escucho con atención.
-Si tu no entras en ese... "Top 5", me niego a mantenerme en él. No quiero vivir sin ti.-Le digo, preocupada, ya que imaginarme mi vida sin Santino era más infierno que el propio mundo en el que vivimos ahora. Frunzo el ceño cuando me dice lo último.-¿Qué estás pensando?-Le pregunto, buscando algunas medidas desesperadas si podemos recurrir a ellas.
Recorro con un dedo la curva del menton de Nara con cariño.
-Piensalo cielo. En ese bunker solo hay sitio para 5 personas.-Mi dedo baja y sube por su cuello con parsimonia mientras sonrio picaramente.- Pero ¿Que pasaraia si una persona escondiera a otra? Otra persona chiquitita chiquitita...- digo mientras bajo el dedo por su busto. Como abogado mi trabajo consistia en hacer creer al jurado sobre la inocencia o culpabilidad de una persona ajena a mi. Y este grupo no era salvo el caso mas importante de mi vida.- Piensalo amor, solo necesitamos convencer a una persona. Un especialista de la salud, un doctor...- digo mentras mi dedo se desliza por su vientre, hasta que acabo con toda mi mano suavemente apoyada en su barriga.- Se que no hemos hablado nunca del tema... Pero no sabes la ilusion que me haria, mi vida.
A cada roce de su dedo por mi cuerpo me estremezco. Lo escucho atentamente, y comprendo lo que quiere decir desde el principio. Pero es muy difícil, no estoy embarazada y tenemos a un médico... La idea me encanta, pero... ¿y si descubren el engaño?
-Pero... no estoy embarazada... y tenemos unas horas para convencer al médico, y quizá a la enfermera.-Explico, y sostengo su mano, que se ha apoyado sobre mi vientre. Siento un calor dentro de mí, y le sonrío al imaginarme esa vida.-Es complicado, pero no sé por qué... no puedo centrarme. Creo que Santiago no es tan bueno como parece. Ojalá que podamos convencerles y sobrevivir para poder tener a nuestro pequeño, pero no dejo de darle vueltas a todo. Dime... ¿crees realmente que es buena idea, que podemos sobrevivir?
No sabia la respuesta a esa pregunta. Me carcomia por dentro la idea de que la vida de mi mujer pudiera no prolongarse... Queria verla faliz y riendo con un niño mio en sus brazos, en un futuro no muy lejano. Seria dificil, de eso no habia duda pero la competencia seria feroz.
-Eso solo lo sabemos tu y yo... Ademas creo que es algo que podemos arreglar en un momento, mi vida. -Susurro picaramente a su oido antes de apartarme mas serio- No creo que haya problemas con el doctor. Su trabajo consiste en cuidar la vida. ¿Que mejor forma que desengancharse que centrandose en algo tan importante? La enfermera tiene dificil salvarse, hablando en plata. Ya es mayor y a expresado que no quiere quedarse. La chica joven tiene todas las papeletas de entrar en el bunker, pese a su voto de castidad, tan inoportuno para el resto. El profesor motorizado... Bueno, fisicamente no es muy apto para trabajar, asi que posiblemente sea uno de los descartados, por muy culto que sea. Me preocupan mas el ladron y las otras dos. Danae y la mujer callada. No han hablado mucho y eso es preocupante. - Digo meditando en voz alta. Estaba tenso y quizas no analizaba las cosas con calma, de modo que tenia que contar con otra opinion aparte de la mia propia. ¿Quien mejor que mi mujer para ayudarme a analizar al resto de aspirantes a supervivientes?- En cuanto a Santiago... Casi seguro que nos esta monitorizando ahora mismo. Nos a dicho muy fervientemente que nada de violencia pero a sido muy poco explicito respecto al resto... No me fío de el, quizas esto sea solo el experimento de un sociopata con recursos, pero la verdad es que ahora mismo estamos a su entera merced. No creo que podamos hacer mucho al respecto.
Escucho a Santino, y a su primera propuesta sonrío con picardía. No sé si esta es o no mi última noche, pero si puedo aprovecharla con él, quiero que sea así. Aún así seguimos hablando seriamente, y pienso en lo que me dice.
-La mujer, ¿Danae? Es prostituta y además al parecer hace años que no se hace un análisis.-Comienzo a explicarle.-No sé por que Santiago ha puesto eso, quizá es algo importante. ¿Y si tiene SIDA? Eso no es bueno para el propósito de Santiago, y además los hijos pueden tener la enfermedad. Quizá podemos convencer también al médico de que le haga un análisis.-Medito, no dejando de pensar en que este hombre ha puesto algo de cada uno de nosotros que puede ser importante para nuestra decisión. Todo, cada detalle. Ese pinchazo. No dejo de pensar en él, pero tal vez tan solo sean... imaginaciones mías, paranoias, como siempre-No me fío de Santiago, ¿sentiste... ese pinchazo cuando estaba mirando tus oídos?
Asiento al oir sus razonamientos. La posibilidad de que la tal Danae tenga una ETS es un riesgo a tener en cuenta. Y con respecto a Santiago... Note como un escalofrio recorria mi espina dorsal al pensar en el viejo.
-Es probable que nos haya puesto algun metodo de escucha o una simple vacuna. Ahora mismo estamos a su merced, de modo que poco podemos hacerle. Se podria decir que nos tiene como a rehenes... o como a conejillos de indias.-Digo con pesadumbre. Luego acaricio la mejilla de Nara con el pulgar sonriendo.- Deberiamos bajar en cuanto te sientas con fuerzas, estar aqui solos no nos beneficia precisamente.
Lo miro, e intento razonar eso. Quizá sí, quizá tan solo estoy teniendo un leve brote de paranoia y lo que hemos sentido no va a matarnos. Le sonrío cuando me acaricia la mejilla y asiento.
-Estoy mejor, podemos bajar.-Le digo, tranquila.-Cuando tú decidas, decimos lo del... embarazo.
Cojo su mano y deposito un suave beso en sus nudillos.
-Te quiero Nara. Te quiero muchisimo.- Digo mientras me levanto.
Bajo al vestibulo.