La puerta de la cocina se abre. Danae sale acompañada por Santiago. Todos sabéis que era la última en votar.
Un silencio incomodo llena hasta el último recodo del gran vestíbulo. Santiago camina despacio hacia el centro y apoya su maletín de cuero en el suelo mientras coloca una mesa y una silla orientada hacia el resto de las personas que lo miran expectantes. Extrae de su maletín su pequeño ordenador y saca de su bolsillo su libreta forrada en cuero negro. Toma asiento y suspira antes de comenzar a hablar.
Puedo asegurarles que este será el momento más difícil de la noche. Bueno, del día, rectifica mientras da un vistazo rápido a la ventana por la que asoman los primeros rayos de sol. Un sol grisáceo debido a los cambios de la atmosfera.
Antes de nada, quiero agradecer su paciencia. Sé que esto no ha sido fácil para nadie. Si hemos elegido esta manera de proceder es porque he dedicado toda una vida de trabajo con el mejor equipo de profesionales a decidir cuáles serían los mejores parámetros para repoblar la tierra en caso de que una situación de esta índole se desencadenase.
La violencia es lo que nos ha llevado a la destrucción y tengo la fuerte convicción de que no se puede comenzar una nueva era con ella. La ley de Darwin ya nos anunciaba muchos años atrás que solo sobreviven los más fuertes y para nosotros, los más fuertes son aquellos que en un tiempo limitado son capaces de emplear mejor su inteligencia y habilidades para convencer a los demás de una u otra manera de que son necesarios.
Suspira de nuevo y prosigue. Sé que piensan que es difícil repoblar la tierra con 5 personas, estoy de acuerdo, pero con mi entrenamiento las posibilidades se duplicarán.
Ya queda poco tiempo, debemos partir, dice mientras da un breve vistazo a su reloj. No les engaño, he de decirles que si las votaciones salían muy descompensadas, tendríamos que tomar una segunda opción, pero la verdad es que lo han hecho muy bien.
Extrae de su maletín un pequeño aparato negro con forma similar a la de una calculadora continua sentado en la silla mientras da un breve vistazo a todos los presentes. Bien, comencemos. Debo anunciarles tres cosas antes de proseguir. La primera es que tenemos un empate en el quinto puesto, pero estoy seguro de que la selección natural seguirá haciendo su trabajo. La segunda es que pronunciaré los nombres de los seis elegidos y si todos están de acuerdo en venir conmigo, deberán salir hacia la puerta inmediatamente, sin tiempo para nada más, solo salir y acompañarme. La tercera es que los cuatro no elegidos, deberán quedarse aquí hasta que nos vayamos. Hace una pausa y su mirada revela incomodidad ante los pensamientos que se suceden en su cerebro. No me gustaría tener que tomar medidas, no he matado a nadie en mi vida, pero ahora mismo hay mucho en juego y me vería obligado a hacerlo en caso de alguna posible rebelión. Les invito a que pasen el tiempo que quieran en mi casa y hagan uso de todo lo que hay aquí dentro como si fuera suyo, ya que nosotros nunca jamás volveremos.
Se alza de su silla y se coloca cerca de la puerta que da a la calle. la abre y una mirada más escruta a los presentes antes de pronunciar las palabras mágicas.
Johana, James, Melisse, Miles, Nara y Dánae, Me acompañan? Dice mientras señala la puerta con una mano y con la otra sostiene fervientemente el aparato negro.
Salí de la cocina junto a Santiago y sin mucha contemplación me dirigí hacia donde se encontraban Miles y James para proseguir con nuestra conversación antes de ser interrumpida por el proceso de mis votaciones.
Supuse que el recuento tomaría algo más tiempo en realizarse y que por lo tanto el nombramiento de los elegidos tardaría más en llegar. Pero me equivocaba.
Una vez situada al lado del doctor y antes de que pudiera iniciar palabra, aquel anciano y dueño de la casa se dirigió hacia nosotros con los resultados finales.
Johana, James, Melisse, Miles, Nara y Dánae
¡No podía ser cierto! Había dicho mi nombre y mi nombre no daba pie a ninguna confusión. Bastante raro era de oír y mucho más de oír en aquellas circunstancias donde me había considerado fuera del juego desde a mediados de la noche.
Con una incredibilidad más que evidente miré a Miles mientras le agarraba del brazo. ¿Has oído eso? Mis ojos se abrían como platos intentando analizar los hechos. Tarea imposible. Pronto me di cuenta y aflojé la fuerza de mi mano. Había estado estrujando a Lloyd por unos instantes sin percatarme de ello. Cesé por completo y finalicé el contacto físico.
La tranquilidad que había sentido hasta hacía unos momentos y la completa seguridad de que viviría hasta aquella noche acaban de transformarse en nerviosismo en estado puro.
Intenté que no se me notara. Quería centrarme de nuevo y no dejarme llevar por el asunto. Visualicé mi armario lleno de zapatos y de pronto me sentí mejor.
Poco después de terminar un segundo whisky que me había servido, apareció Santiago. Me atraganté del susto o del nerviosismo, por lo inesperado. ¿Ya es la hora?
Conforme Santiago se acercaba, escuché el tic-tac de un reloj antiguo, en una de las esquinas de la sala, marcando un ritmo: el tiempo que pasaba, lento, seguro, inexorable.
Espera, espera... ¿empate en el quinto puesto? Noté como se me aceleraba el pulso. La mano que sostenía el vaso vacío empezó a temblar. ¿Seis elegidos? ¿No eran cinco? Ah, EMPATE. A eso se refería.
Dejé el vaso en la barra. Traté de calmarme.
Cuando escuché mi nombre fue... Dios... No me lo creía. De repente, Danae me agarró del brazo y lo apretó con fuerza. La miré, abriendo los ojos. No puede ser... y sin embargo, era. Estaban casi todos a los que había votado. Increíble.
Se me empezó a formar una sonrisa, pero... igual de rápido se fue. Pensé en todos los nombres que no había dicho. No es justo. No es justo.
Y luego miré al matrimonio... Ella había sido elegida. Él no.
Escucho las palabras de Santiago, que se alargan y se alargan. Necesito que vaya al grano, que diga de una vez quiénes son los elegidos y lo que tenemos qué hacer.
¿Seis elegidos? Empate...
Continúa hablando, hasta que parece que va a decir por fin el nombre de los afortunados.
No, no, no... ¡sí! ¡Me han elegido a mí! ¡¿Qué?! ¡No! No puede ser, Santino... ¡Santino tiene que estar en esa lista!
Empalidezco por momentos. Hay un empate en el quinto lugar, y sea mi puesto o no... sé que voy a renunciar al mío. Porque no quiero entrar en ese refugio sin Santino no está dentro. No quiero vivir en un mundo donde él no exista.
Dos lágrimas caen por mis mejillas, amargas y dolorosas.
Ojalá se pudran... Santino merecía entrar
Me abrazo a mi marido y lloro destrozada. Hubiera preferido que no nos hubiera nombrado a ninguno, antes de que me hubieran nombrado solo a mí. Al menos no me habría llevado esa ilusión de poder sobrevivir, para que luego me la machacasen diciéndome que mi marido no podría estar conmigo.
Me quedé de piedra al oir el veredicto final.
Johana, James, Melisse, Miles, Nara y Dánae
En cuanto empecé a oir nombres fuí empalideciendo lentamente. Cuando dijeron el nombre de Nara dí un suspiro de tranquilidad y busqué su mano para apretarla junto a la mia. Casi llegué a sonreir cuando me di cuenta de que no me habían nombrado. Al principio pensé que debería haber un error, cuando me fije en que no lo había. Abracé a mi esposa mientras me mordía la lengua de pura rabia. Pasé mi mano por su pelo mientras daba gracias de que ella pudiera sobrevivir. Al menos no viviré lo suficiente como para echarte de menos mucho tiempo...
Cristian pese a su inminente final parecía bastante feliz , no le desagradaba ese grupo para el futuro pese a no formar parte de el.
Supongo que este es el final , pero creo que falta una pequeña cosa por hacer
Aproximándose a Santino apoyo una mano en su hombro y pronuncio unas palabras
Por lo menos vivirás en tu hijo si ella decide salvarte de sea manera sera un digno legado
Igual era un poco una manipulación pero ese niño merecía una oportunidad y sospechaba que la única forma de que ella entrara sin su marido era recordando ese punto , sentía pese a todo una intensa paz
Lo siento chicos se que considerarias mis actos justos pese a todo
LA elección y los nombres que resultaron de ella, no le parecian raros, así como tampoco el no escuchar su nombre.
Muchas gracias igual por la oportunidad Santiago, que Dios los bendiga a todos y éxitos en esta nueva aventura, ojala alguno de ustedes aunque sea, pueda enseñar o de alguna manera simple dar la palabra de Dios, ojala así sea.
Me acerco a Melisse y le entrego un crucifijo que era muy especial para mi.
Que Dios te acompañe hija mía, mucha suerte.
Conversaba tan alegremente como podía con Miles y Danae. Luego vi como Danae se retiraba con Santiago a dar su votación. Seguí hablando con Miles. Poco después volvió Danae e inmediatamente Santiago dio los resultados. No puede evitar sentirme muy nervioso mientras veía entrar a Santiago. Esperé espectante hasta que por fin dio el resultado.
Johana, James, Melisse, Miles, Nara y Dánae
Quedé petrificado. Mi nombre, después de haberme prácticamente mentalizado a no salir elegido estaba en la lista. Miré el resto de caras. La sombra de la desesperación se iba dibujando poco a poco en las caras de los que no estaban en la lista. Intentaban evitar que se notaba pero años de experiencia interpretando el rostro de las personas para mi propio beneficio me permitia leer mas allá de lo que querian mostrar.
Un breve suspiro de alivio salió de mis labios, muy pequeño, muy tenue, tan leve que con suerte quizás nadie lo hubiera notado. De muchos de los seleccionados salió otro suspiro similar, sin embargo seis nombres se habían mencionado y solo cinco podían entrar en el bunker. Aún quedaba otra selección por hacer. Miré a Nara; Es el momento de que demuestres toda la palabrería de amor a tu maridito y cedas tu sitio al resto. Sinceramente, no creía por ningún momento que fuese a cumplir su palabra, el instinto de supervivencia es mucho mas fuerte que todo el amor del mundo.
Aún queda una segunda rona
Sigo a Santiago con el resto
Santiago sigue manteniendo la mano alzada señalando la puerta y escrutando al grupo. La pareja se abraza, los demás miran y se quedan paralizados. De los mencionados, tan solo James ha reaccionado, por ahora, caminando hacia la puerta.
Por favor, necesito que me sigan inmediatamente. Dice mientras observa a los elegidos que todavía no han tomado su decisión. Quien quiera venir conmigo debe abandonar la casa y dirigirse hacia la puerta.
Su mirada es fría y su actitud distante. Todos podéis ver cómo la tensión, por primera vez, se refleja en Santiago. Su cuerpo no se mueve y mira expectatante mientras espera una reacción, con una posición similar a la de un guepardo agazapado detrás de un matorral, preparado para saltar ante cualquier señal.
-Voy a renunciar...-Susurro en el oído a Santino, abrazada a él, y le doy un beso en los labios antes de separarme de él.-Te quiero...
Me termino de separar de él para ir con Santiago hacia la puerta, seria y triste. Camino detrás de él, esperando a que el resto de los elegidos lo hagan. Somos seis, puedo renunciar sin problemas. "Quien quiera venir conmigo debe abandonar la casa".
La actitud de Santiago no llega a convencerme, viéndole tan a la defensiva... Desconfiada como siempre, con esas impresiones extrañas que tengo de todo y todos. No me lo creo, no... no creo que de verdad nos vayamos a salvar.
-Yo quiero renunciar a mi puesto.-Digo en voz alta, esperando que no haya problemas para ello.
Santiago nos apremiaba. Me acerqué a recoger mi maletín, que reposaba en una esquina del vestíbulo, donde lo dejé nada más entrar en la casa. Me acerqué a Danae y la cogí suavemente del codo, un instante.
-Vamos... -susurré.
Entonces, escuché a Nara decir que renunciaba a su puesto. Cerré los ojos. Al final, era cierto... Lo que dijeron al principio de que si uno de los dos no entraba, renunciarían... Se quieren de verdad...
Respiré hondo. Hubiese sido de lo más caballeroso por mi parte rechazar mi lugar para que la pareja continuara junta, pero... Quería sobrevivir. Con dificultad, me giré para ver por última vez a mis compañeros... Me hubiera gustado animarles, pero no habría encontrado palabras adecuadas para ese momento.
Sigo a Santiago y a James.
Cita:
Esos nombres retumbaron en mi cabeza. Seis nombres, alguien tendrá una desilusión aún mayor al saber que se queda fuera estando en la preselección... .Demasiado cruel era aquello. Mire al rostro de todo el mundo: unos estaban abatidos, otros contentos, otros se veían venir su resultado... Cuando mi mirada se cruzó con Cristian asentí, como dándole las gracias ya que sabía a ciencia cierta que me había votado y diciendole de mi parte que podía contar conmigo allí dentro...
Cita:
La situación se puso tensa con la situación de Nara y Santino y las palabras de la primera, nadie se atrevió a decir nada, de todas formas ya sobraba uno, así que nadie podía ceder su sitio a Santino y Nara, si de verdad estuviera enbarazada debería pensar la situación, o al menos que sea él el que ponga coherencia al sentido.
En fin, sin mas miramientos decidí avanzar hacia la puerta, quien sabe si volvería de ella o no, pero la posibilidad de la supervivencia me llamaba, y como había hecho toda mi vida, me tenía que agarrar a ella...
Sigo a los hombres que ya van hacia la puerta...
Sorry por la tardanza!!
-Yo quiero renunciar a mi puesto
Vaya.... Quizás esté equivocado y de verdad exista gente firme en sus convicciones y con palabra. Por primera vez en toda la noche, debo de reconocer que dirigí a Nara una mirada llena de respeto, un respeto sin condiciones. Mientras, en la puerta ya, veo como se me van acercando Miles y Johana
El susurro de Miles me recorrió todo el cuerpo.
Casi sin conciencia, como hipnotizada, seguí las palabras del doctor hasta donde se encontraba Santiago, mientras me preguntaba qué tendría de especial el amor... si tantas cosas quitaba.
A pesar de lo mucho que nos estábamos jugando, la perorata de nuestro anfitrión no logró arrebatarme de mis pensamientos hasta que pronunció mi nombre:
-... Melise, Miles, Nara...
Estaba entre los elegidos. Y eso que en vez de haber dedicado la noche a buscar alianzas, la había pasado dándome el gusto de tomarme un baño de burbujas. Y enfrentándome a mis traumas... Empecé a recordar fragmentos de ideas que acababa de escuchar. ¿Darwinismo? Si la selección de los más aptos tuviera algo que ver con aquel concurso de popularidad, íríamos apañados, pero me alegré de no ser al menos por una vez el bicho raro del grupo.
-Que Dios te acompañe hija mía, mucha suerte.
El sacerdote, al que apenas había tenido ocasión de conocer, me ofrecía un crucifijo de oro como regalo de despedida.
- Oh, muchas gracias. Es muy bonito.
-No es bonito, tonta. Ni que fuera un collar. Es un símbolo de fe que te entrega porque en la otra vida a él ya no le va a aprovechar.
-¿Qué otra vida? Si yo nunca he creído en esas cosas. Además, ¿qué se supone que debo decir?
- Lo conservaré conmigo para acordarme de usted. Siendo que no nos haya dado tiempo para conocernos mejor.
Pero mientras pronunciaba estas palabras de compromiso mi atención estaba en las palabras que le escuché a Cristian. ¿Que Nara estaba embarazada? ¡Aquello sí que era una noticia! O sea que, al final, ni cinco ni seis, sino que íbamos a ser siete en el búnker.
Eso, claro, si la pelirroja no se empeñara en sacrificarse por amor. ¡Será tonta! Cuando pude hacerme una idea de la situación me acerqué a ella y la cogí de la mano tratando de convercerla de que diera fin a aquella locura:
- Vamos, sígueme. Hazlo por él -le dije señalando con la mirada su vientre.
¿Qué iba a ser lo siguiente? Ah, sí, el programa de entrenamiento. Y dirigiendo un último adiós a los que quedaban atrás y tirando de Nara seguí al resto grupo.
Santiago se encontraba sosteniendo la puerta con nerviosismo, era la primera vez que podíais atisbar signos de ansiedad en él. Con la otra mano sostenía su pequeño aparato negro mientras pensaba para sí mismo.
Por favor, que no tenga que usarlo, que no tenga que usarlo.
Los elegidos se fueron acercando a la puerta sigilosamente. Sus caras mostraban emociones intensas e inesperadas. Santiago se esperaba la reacción de Nara, los estudios de la pareja ya habían revelado con anterioridad que su amor era intenso y verdadero. La verdad es que esta situación le venía bien, ya que si no, uno tendría que caer de una u otra manera; ya había dejado claro que en el bunker sólo había sitio para cinco personas.
Al ver la reacción de los demás compañeros, Santiago suspiró por dentro, sintiendo el mayor de los alivios. Por fin podía ver como los resultados de tanto tiempo de estudios estaban dando resultado. Recordaba ahora las conversaciones con uno de sus compañeros poco antes de morir
- Santiago, introdúceles este implante en el oído. Es simplemente una medida de seguridad. No olvides que puede comenzar una rebelión en cuanto pronuncies los resultados; así todo será más seguro y si alguien hace algo improcedente, sólo tienes que presionar este aparato negro y su cerebro dejará de funcionar de una manera indolora. Sabes que morirán pronto de todas maneras.
- Pero Marco, no tiene sentido, queremos prepararles para un mundo sin violencia y comenzaremos la travesía reventando los sesos de sus compañeros. No puede ser así, tenemos que encontrar otra manera.
- No nos queda tiempo para más planes, debemos empezar ya. Tú también estás enfermando y debes formarles para que puedan sobrevivir.
Santiago miraba ahora el aparato negro que sostenía en la mano mientras sonreía por dentro, orgulloso de los resultados. No podía creer la paz que reinaba en el gran vestíbulo mientras elo grupo se dividía. Asintió con la cabeza a los compañeros que se quedaban, en señal de apoyo mientras comentaba.
Ha sido un honor contar con ustedes esta noche. Todos son dignos de entrar en el refugio, por eso están aquí, después de muchos estudios de personalidad por parte de refutados profesionales. No me decepcionan. Como les dije, pueden hacer uso de mi casa y todo lo que ella contiene el tiempo que quieran.
Dicho esto, asiente con su cabeza de nuevo en señal de despedida y se da la vuelta mientras acompaña a los otros cinco compañeros que abandonan la gran mansión. Caminan hasta perderse entre la maleza del bosque mientras la esperanza se dibuja en sus rostros. Una nueva era comienza.