Así que Skrunger conocía un refugio allí cerca... Claro, siendo guardia de la ciudad, debía conocer todos los refugios cercanos que usasen en caso de peligro, emergencia, etc. Y el enano estaba de acuerdo en utilizar ese lugar, con guardias, por supuesto, como cualquier persona con dos dedos de frente en la situación actual.
- Yo también estoy de acuerdo - les dijo, con una suave sonrisa y un asentimiento -. Siendo cuatro, además, las guardias podrán hacerse sin problemas en turnos de unas dos horas, para que todos podamos descansar en condiciones.
Me adelanto ligeramente cuando no parecen muy animados para hablar, observando el paisaje sin mas intención que asegurarme que no esconda ningún enemigo detrás. Cuando escucho palabras tras de mi no me vuelvo, seguro que son cuatro palabras aisladas, pero cuando continúan la conversación me imagino que estarán decidiendo algo o habrán sacado al fin un tema de conversación, aunque no confiaba en la segunda opción. Me detengo para que me alcancen y me uno a ellos.
- Veamos ese caseto, sera mejor que el suelo...-
Aun continuáis vuestro trayecto un rato por el camino antes de desviaros hacia vuestra izquierda, internándoos en un bosque que empieza poco mas de doscientos metros antes. Allí Skrunger podía asegurar que tendría que haber un estrecho camino hasta la caseta y tarda algo de tiempo en buscarlo, sin mucho éxito. Cuando decide guiarse de otra forma avanzáis mas rápido, pero sin saber a ciencia cierta que vais en buen camino. Entonces cruzáis lo que podría haber sido un camino en otro tiempo y que en aquel momento estaba oculto por matorrales que crecían a ambos lados, incluso había empezado a salir vegetación en la ajustada linea de tierra que marcaba el paso de tantos viajeros y exploradores.
Siguiendo con complicaciones el sendero a través del bosque no tardáis en encontrar la caseta, o lo que quedaba de ella. Era una caseta de dos metros y medio de lado aproximadamente, una sola ventana en la parte delantera, junto a la puerta, y de no mas de tres metros de alto. La vegetación y los arboles de alrededor se mostraban mucho mas crecidos de lo que Skrunger recordaba. Las ramas de algunos se colaban dentro de la pequeña caseta a través de la ventana o entre la madera de sus paredes, agrietandolas. La puerta estaba desencajada y posiblemente no podríais volver a colocarla en su lugar. Si os acercáis veis que en el interior habrá suficiente espacio para los cuatro, hubierais podido estar mas cómodos si otro árbol no hubiera decidido crecer en una de las esquinas. Al menos podéis agradecer que el tejado se mantiene casi en su totalidad, a excepción de la esquina ocupada por el árbol.
En la caseta ya no permanecen mas muebles que los restos de un pequeño armario, podéis descubrir que el resto se ha usado como leña para las hogueras nocturnas. También hay un muy usado colchón de paja roto que deja parte de su relleno desparramado a un lado.
Miro la cabaña con ojos críticos, la última vez que estuve aquí, estaba en mucho mejor estado, me encojo de hombros y me giro hacia los demás, antes de decir:
- Lo siento, antes no estaba tan mal. - Miro los restos desperdigados por el suelo y digo mientras señalo la esquina opuesta al árbol que ha crecido dentro: - Creo que si lo limpiamos un poco y usamos esa esquina, podremos estar más cómodos. - Me acerco al árbol para examinarlo. - También podemos usar la cobertura de este árbol o de alguno cercano para dispersar el poco humo que generará una hoguera hecha con madera seca, de esa forma seremos más difíciles de localizar.
Antes de continuar quiero examinar la puerta, tal vez no se pueda trancar, pero al menos quiero comprobar si es factible el ponerla en su sitio y sujetarla de alguna forma sin que se caiga, para lo cual puedo usar alguna rama, tronco, un poco de cuerda... la idea es que aunque no sirva para detener una incursión, al menos el ruido que genere al caer sirva para alertarnos.