Partida Rol por web

Dentro del Templo del Códice de Hierro

Las pesadas puertas de hierro es­tuvieron una ver selladas con plata, pero el terremoto ha roto ese sello y las ha sacado de su lugar. A través del portal abierto, con el humo y las cenizas golpeando vuestros ojos, podéis ver un corredor que se dirige a una gran sala circular. En Las puertas hay una talla que muestra una araña gigante, sosteniendo un libro gigantesco.

Cuando el grrupo entra se encuentra en un pequeño pasillo que lleva a la la habitación 1. El corredor está excavado en la roca, y decorado con grabados de es­pirales y líneas que ir enredan. Ninguna puerta separa el pasillo de la gran habitación, que puede ser vista gracias a la pálida luz del día que llega desde la entrada. Necesitareis alguna fuente de luz para continuar.

Avanzos unos pasos mientras la poca luz que dejamos atras me deja ver la poca parte de la sala. Solo avanzo unos pasos mientras mis compañeros enciendan alguna luz.

Al ver a sus nuevos compañeros, el ninja se presenta.
- Me llamo Baraka. Dice mientras desenfunda su katana. Y ella es shinsou. Luego la vuelve a enfundar. Yo los ayudare con las trampas y el reconocimiento del lugar, para que no haya ninguna sorpresa.

Al adentrarse en el templo, el ninja empieza a observar bien sus alrededores, ya que no tiene problemas para poder ver con poca a escasa luz. 
- Que querra decir el dibujo de la puerta de entrada. Pregunto a mis compañeros mientras avanzo.
- Sera mejor que empiece a examinar el lugar, para prevenir cualquier accidente. El ninja sabia que sus habilidades en este caso les serían de gran ayuda. 
También le llamo la atención las formas de los grabados, pareciendo formar una tela de araña, lo cual le da a pensar que lo primero que enfrentaran sera algún tipo de arácnido.
Empezó a observar si habían destellos de pequeños filamentos en toda la habitación que fueran las hebras de la tela. Moviendose sigilosamente y escuchando cualquier mínimo sonido que se produjera en el aire, el ninja se adentro un poco mas que sus compañeros para verificar que no haya peligro.

Mientras algunos de mis compañeros empiezan a cruzar las puertas descolgadas por el terremoto que golpeo con fuerza nuestra ciudad, y el humo se filtra a traves del umbral, me acerco a la puerta, con su talla, y siguiendo el dibujo a solo unos centimetros de la talla, trato de recordar todo lo que haya estudiado, en mis noches en vela, sobre este Templo del Codice de Hierro. - No me volverá a pasar otra vez, lo juro, esta vez estaré preparado!!, pienso apretando los dientes hasta que casi rechinan.

Mi vista élfica me permite ver perfectamente en ese umbral, y en el pasillo que se mete en la montaña. Veo a Baraka moverse como solo él sabe hace. Seguro que en breve saldrá, y expondrá lo que ha visto, y a Karem, con su pelo rojo al viento, tan solo asomarse, quizá para empaparse un poco del ambiente del interior...

Bueno, antes de adentrarnos en este pozo de corrupción, creo que sería adecuado que nos presentasemos. Soy Khorrugan, un clérigo de Lyssala. Haré lo posible por manteneros a salvo, pero si hay trampas o artilugios que requieran algún tipo de destreza, no soy de demasiada ayuda. En cuanto al dibujo, haré una apuesta a ciegas y puede que haga referencia a Loth.

Perdonad, soy Karem, la verdad es que yo-tomo un poco de aire.-Bueno soy artista marcial, yo intentare protegeros de cualquier criatura que nos ataque, mientra el clerigo nos cure, claro esta. La verdad es que no soy buena con los mecanismos, con las criaturas es otro cantar. ¿Teneis alguna fuente de luz? lo digo porque la puedo llevar sin problemas para combatir.

Mientras trato de sacar a la superficie los conocimientos sobre el Templo, escucho a Khorrugan, el clérigo, presentarse formalmente. Cierto es que cuando reclutaron a gente dispuesta a explorar las ruinas bajo la ciudad, nos reunieron a todos en la Sala Comunal, pero la selección la hicieron a modo individual, y después nos reemplazaron directamente aquí.

Donde están tus modales??, me pregunto mientras me giro, quitándo me la capucha, y me presento, asintiendo con la cabeza:  Soy Valanthîr, Magus de la Familia Aurë. Mis conocimientos, mi magia, y mis armas están a vuestra disposición.

Tras eso, me giro hacia la puerta, continuando con mis reflexiones, mientras abro mis sentidos a los posibles sonidos que puedan salir del túnel, y saco mi Tridente de su arnés. Algo me dice que pronto lo necesitaré...

"Bueno, si ya nos conocemos todos, o quizá no tanto" digo descubriendome del sombrero y mostrando el rostro.

Soy Aldern, el viejo Aldern. Y vengo de aprender algo de alquimia, y lo más importante, de aprender a usar las armas de fuego en la capital. Esperaba ser un poco de utilidad... ¡y fijaos lo que ha pasado!"

"Por cierto ¡Baraka! ¡Hermano!" digo reencontrandome con mi viejo amigo, alguien que ha sido un hermano para mi tras tantisimo tiempo.

Al escuchar el nombre del último integrante del grupo empiezo a murmurar en voz baja.
- Alden, Alden.. Luego como acto de magia me vienen imágenes de mi infancia.. Observando fijamente al pistolero..
- Alden, eres tú? Pero que cambiado que te encuentras. No te reconocí. 
- Mira lo caprichoso que es el destino y donde nos venimos a reencontrar. Esperemos que sea como en los viejos tiempos. 
Luego me dispuse a entrar en el templo
 

Propongo que Barakas abra la marcha, seguido por mí y Karem y cerrando la marcha Aldern y Valanthïr. Si no tenéis más dudas, adelante! El clérigo desenfunda su látigo que brilla con unas llamas inertes que iluminan sus alrededores y hace un gesto para que Barakas empiece a caminar por delante.

Creo que tendrias que ir en medio ya que tienes luz, y eres el que puede curar, ademas que no te falsas espectativas, soy muy peligrosa en el cuerpo a cuerpo.- despues de eso avanzo lentamente hasta ponerme entre barakas y el clerigo.

"Por mi no hay problema" digo preparando una antorcha que llevaré en la mano izquierda.

"Si no hay mejor forma de iluminarnos, llevaré esto. Cuanto mejor veamos... pues mejor!"

Quitandome la capucha, y enrollandola hacia dentro, para que no me moleste si tengo que coger el arco, o quitarme la mochila sin problema, repaso, en un momento, el ritual que siempre hago antes de adentrarme al peligro: compruebo que mi saquillo de componentes está en su sitio, lo mismo con mis armas, cogiendo el tridente con la mano derecha, a modo de vara, y acabando con una leve plegaria a mis compañeros caidos: Cada monstruo que caiga, lo hará en vuestro honor. Se que es un flaco consuelo, pero hasta que pueda volver allí y enfrentarme de nuevo al horror, no os puedo ofrecer otra cosa...

Me parece acertado, Khorrugan. Por mi parte, segun vayamos viendo detalles de la construccion, iré arrojando luz sobre los enigmas que encierre... Si he de intervenir en el combate, puedo moverme con soltura, así que ayudaré donde se me necesite. Dado que ya tenemos tu latigo y la antorcha de Aldern como fuente de luz, no encenderé nada mas, de momento. Por cierto, bonita arma!! Supongo que no opinarán lo contrario aquellos que se opongan a tu Fe... acabo, haciendo una mueca...

El clérigo oculta su cara tras su escudo un momento y cuando se ha recompuesto responde a la monje.

Y por eso irás a mi lado -hace unos movimientos y golpea el suelo con su látigo dejando unas marcas en las baldosas- para que quede claro, es esta formación, Barakas al frente, nosotros dos detrás suyo y Aldern y Valanthïr cierran el grupo...ha quedado claro?

Tranquilo Valanthîr, tendrás ocasión de usar tu espada, simplemente es una táctica básica de avance protegiendo los flancos y posibilitando la retirada del batidor, además de cubrir al tirador. Los que se oponen a mi fé suelen acabar como esclavos, al fondo de la pirámide jerárquica, claro que cuando abrazan la fé, se pueden redimir e intentar ascender.

Suficiente cháchara, avancemos.

Ese orgullo tuyo puede traerte problemas, pero ahora mismo no estamos para luchar entre nosotros sino contra los enemigos que nos encontremos, que conste que no lo hago porque lo ordenes o porque crees que me ha dado miedo tu latigo, lo hago porque si terminas herido por demostrarte lo que soy capaz pueden dar pie a que hieran a mucha gente.-  mientra digo estas palabras mis ojos se clavan como dos dagas en Khorrugan

No puedo (ni quiero) ocultar mi cara de asombro ante el arranque de Khorrugan.

Aunque nos ahorrariamos muchos quebraderos de cabeza teniendo un comandante en el grupo, no recuerdo que me dijera nadie que estabas al mando, Khorrugan. No obstante, digo, levantando las manos a modo de defensa, pues preveo contestacion inmediata, asumo que, mientras yo me paso las horas (y dias) estudiando tomos antiguos, tu debes aprender disciplina militar. Por ello, y como he dicho, de cara a optimizar el tiempo, no tengo problema en que tomes el mando, siempre y cuando te demuestres digno de él, y no nos calientes la cabeza con los "cometarros" de tu Dios!!, pienso, asintiendo con la cabeza con una medio sonrisa en el rostro, y concentrandome en lo que tenemos por delante.

(Sigh....)

"A ver, hasta donde se, siempre ha sido buena idea que los clérigos vayan en el centro. Por eso de su poder de canalización, y por tener a todo el grupo a mano"

"Tambien es buena idea que el que vaya el primero sea el que tenga los pies más ligeros: No es que se trate de ser punta de lanza, sino el batidor para esa punta de lanza"

"Por mi parte, no me he puesto una armadura pesada hoy, pero puedo cubrir a distancia, así que... ya sabeis"

"En fin, no soy muy de aceptar el liderazgo y la soberania de los demas, pero Korrugan habla con sabiduria" digo poniendome en la formación donde el ha indicado

Tranquilo Valanthîr -le pongo la mano en el hombro- que haré lo que esté en mi mano para que salgamos airosos de esta empresa.

Aldern, esta formación ha sido usada por los cruzados de mi orden junto a paladines e inquisidores, sus resultados estan demostrados, no tienes de que preocuparte. Como cruzado, me he fortalecido en el campo de batalla, por eso cubro un flanco, Karem es más que capaz de cubrir el otro flanco, Valanthïr te puede proteger en caso de imprevisto y Baraka puede reposicionarse atravesando nuestras linias.

Después de haber explicado la formación de manera más específica para la tranquilidad del grupo, se vuelve a dirigir a Barakas.

Baraka, cuando quieras, te cubrimos.

Al escuchar todo lo que se decían los demás aventureros, el ninja solo se concentraba en encontrar todo rastro de trampa e indicios de criaturas que estuvieran al asecho.
Moviendose sigilosamente y escuchando se adentro primero en el templo, esperando no encontrar nada en esta pequeña primera parte. 
- Silencio ustedes ahí atras, no me dejan escuchar nada. 

1. El vestíbulo de entrada

Entráis en una enorme habitación circular cuyos muros estan completa­mente llenos de mosaicos hechos de oro y piedras semiprecioss. El estilo es muy bonito, pero aparenta una ac­titud de custodia seria y solemne. Las figuras retratadas en las paredes son de un realismo tal que parecen estar vivas, y varían enormemente de raza, tamaño y edad. Incluso hay dibujado un dragón rojo enorme, enroscadose entre todas las demás figuras y do­minando la vista. En el semicírculo mas alejado hay tres pasadizos que se diri­gen hacia el sur. Parece que el terre­moto golpeó duramente esta zona, levantando trozos del suelo y, rompiendo partes del mosaico.