Partida Rol por web

Al final, lo único que pudieron conseguir fue a un caballero errantes que respondía al nombre de Phillix de Berry. Un hombre joven y dispuesto a embarcarse en la aventura de dar caza a un dragón si era preciso. El resto de caballeros o no estaban interesados en el asunto o bien exigían un pago del que ellos no disponían y que además demandaban por adelantado. Así pues, de esa guisa el grupo se puso en marcha hacia el Puente de la Pesca, con intención de llegar a tiempo con respecto a la hora demandada en la nota. Phillix de Berry caminaba junto al maestre, mientras que ser Nolan se mantenía a una distancia prudencial para cubrirles con su arco en caso de algo no fuera del todo bien.

Unoa hora después de la partida, cuando se encontraban más o menos a mitad de la distancia que les separaba del Puente de la Pesca, llegaron a una zona donde el camino discurría entre una zona de bosque densamente poblado al lado derecho y un campo abierto de hierba al otro lado. El camino se encontraba separado de ambos por zanjas de drenaje, justo al otro lado de la zanja del lado derecho había un muro bajo de piedra, tras el cual se hallaba el denso bosque. El camino torcía en aquellos momentos hacia la derecha hacia una extensión de más de cien metros que seguía avanzando hacia el oeste, seguido por un giro de  casi noventa grados a la izquierda, hacia el sur. El bosque era más denso más allá del muro de piedra a la derecha del camino, mientras que el campo de su izquierda estaba despejado.

La luna estaba casi llena y baja, al oeste, y en una hora terminaría poniéndose. La pálida luz que el astro reflejaba les iluminaba de frente, proyectando espectrales sombras a su espalda. Cuando se encontraban a mitad del tramo recto que avanzaba hacia el oeste, antes de llegar a la curva hacia el sur, escucharon una poderosa voz dirigiéndose hacia ellos desde un punto indeterminado del camino que llevaba dirección sur.

-¡Alto ahí! - Un caballero se mostró a la luz de la luna que iluminaba su armadura. Dobló el recodo del camino y se acercó hasta el punto donde estaban ellos montando en un alto caballo. Cuando ya estaba cerca les saludó con la mano. -Aguardad ahí, por favor. Tengo información acerca del maestre que buscáis.

El maestre obedeció, limitándose a asentir y tratando de dirigirle una sonrisa conciliadora a su presunto informador. Esperó que el hecho de detenerse bastase para que sir Nolan y Phillix captasen el mensaje para permanecer alerta y ojo avizor. 

Ser Nolan se detuvo manteniendo la distancia, aunque miró de ganar un mejor ángulo por si era necesario usar su arma... Además intentó escudriñar los alrededores por si habían más hombres escondidos. Lo cierto es que los recodos del camino facilitaban que aparecieran sin más, y una linde era densa en árboles y follaje.

Al ver detenerse al Maestre, se tensó un poco, pues no veía el puente, pero quizás éste estaba concurrido y el caballero que apareció decidiera abordar a la pareja de hombres un poco antes... La cosa era si sabría que uno de ellos no era de la Casa Riverrow.

El maestre obedeció al caballero surgido en el camino, quien a lomos de su caballo se posicionó frente al venerable anciano y su acompañante, el caballero errante al que Nolan y él habían contratado en la posada. El caballero intercambió unas palabras con el maestre, parecía tranquilo, relajado, nada en su actitud daba a entender que pudiera suponer una amenaza.

-Señores. Tengan buena noche. - Dijo el caballero controlando las riendas del caballo para que este se mantuviera quieto en el sitio. -Sé que sois parte de la comitiva de los Riverrow que van en búsqueda del maestre Ryon, pero vengo a advertiros del peligro que corréis si continuáis en esa búsqueda. Volved con vuestro Señor y advertirle también. Si continuáis buscando al maestre una muerte segura os aguarda.

En el rostro del maestre se dibujó una sonrisa cansada pero amable.

—¿Cree que no he intentado disuadirle? Mi sitio está entre libros y cuidando mi hogar, lo poco que le queda a mi familia, no lejos de casa en busca de quimeras. Agradezco su preocupación, joven. ¿Acaso tiene información que pueda hacer recapacitar a mi señor? ¿O es que se trata de una amenaza hacia mi persona y la casa Riverrow?

-Pues debería disuadirle con más firmeza, maestre. - Respondió el caballero. -Y le aconsejo darse la vuelta, porque en efecto soy yo el que acabará con sus vidas si no lo hacen.

Phillix de Berry estaba tan perdido en la conversación que apenas se percató de la amenaza. Eso sí, tenía la mano en el pomo del arma por si fuera necesario desenvainarla y miraba al maestre esperando qué hacer.

De no ver nada por los alrededores, Ser Nolan se acercaría al trio, para escuchar la conversación y presentarse.

Bernarr hizo un gesto tranquilo para que su acompañante bajase la guardia. No quería preocupar al hombre que acababa de amenazarles de muerte.

—El único propósito de este viejo maestre es velar por el bienestar de las gentes de mi tierra. Lo último que deseo es interponerme en vuestro camino, especialmente si amenaza la vida de los Riverrow. Sin embargo, y espero sepa perdonar esta osadía a sabiendas que me estoy rindiendo y su negativa solo implicaría apartarme de su camino, ¿no sería más provechosa una colaboración?

Sir Nolan volvió al camino desde las sombras en las que se había ocultado para cubrir al maestre desde la distancia. La conversación entre el caballero y el maestre parecía alargarse, y de momento tenía un tono cordial. Lo que dio confianza al arquero para juntarse con el grupo. Pero cuando llegó a situarse a una distancia que le permitiera escuchar las tranquilas voces de ambos interlocutores descubrió que a pesar de la cortesía, el mensaje de las palabras no era nada amable.

-La colaboración que os propongo, y créame que es la más provechosa, es que vos y vuestro séquito den media vuelta de inmediato y se olviden del maestre Ryon. Y disculpad que os corrija, maestre, pero no sois vos quien se interpone en mi camino, sino yo quien os bloquea el vuestro por razones de peso. Tened la merced de volver y decidle a vuestro señor que el maestre Ryon murió, o cualquier excusa que gustéis para que desista de la empresa que comanda.

El maestre suspiró y se encogió de hombros. 

—Como ya dije, no tengo ningún interés en cazas de tesoros. Lo único que deseo es el bienestar de mi familia y puede lograrse por otros medios que las quimeras. Le deseo suerte en su empresa, sea cual sea. Si ustedes no se cruzan en nuestro camino, nosotros haremos lo mismo.

Ser Nolan pudo oir un retazo de la conversación que no era nada halagüeño. Cuando menos traería la furia y la ira de Ferender, cada vez más cegado por una fortuna que se creia que ya le pertenecía, pero que tenía más amantes que putas un prostíbulo de Desembarco.

Decidió mantener la posición por si las cosas se decantaban hacia el lado desagradable. Desde la distancia era mucho más útil.

Ciertamente se fijó en el caballero que cortaba el paso a su Maestre y a su acompañante... buscó marcas, blasones, señales de algún tipo que pudieran serle de referencia inmediata o en un futuro cercano... Incluso se fijó en la montura del hombre de armas... tenía buena vista, debía intentarlo, por difícil que fuera.

En cualquier caso, no correspondía a ellos aceptar o no esas advertencias, tan solo podían hacérselas llegar a su Señor... y por otro lado, estaba el Torneo, y ahí no podía negarles el paso, salvo flagrante delito.

-Me alegro que estemos de acuerdo, maestre. Ahora agradecería que dierais la vuelta. - Expresó el caballero viendo como ser Nolan se sumaba al peculiar grupo.

Phillix de Berry no entendía nada. Su mirada alternaba entre el caballero y el maestre, como esperando ver en qué acababa todo aquello. El caballero era alto, ancho de hombros y bastante veterano. Su caballo era un bayo alto y de poderosos cuartos. No había en él blasón o rasgo alguno que lo pudiera vincular a alguna casa.

No deberíais obstaculizarnos el paso, no se que le habéis dicho a estos hombres, pero un torneo está en ciernes y para participar hay que inscribirse. El premio es interesante. Vais a participar señor...? En nombre de quien decís que nos vetáis el derecho de paso y así de poder participar en tan magno evento?

Quizás alguno de vuestros hombres de armas?, seguro que tenéis. Alguien que viste armadura, monta un caballo y blande un arma es que tiene posibles, y no va solo por el mundo...

Por cierto el grueso de caballeros que vienen, de la Gran casa que gobierna esta zona, vienen por detrás... Van al Torneo. supongo que a ellos no les diréis que no pasen no? Hemos compartido espacio en el mismo navío... Hay gente importante entre ellos y de gran amabilidad...

Por qué no nos acompañáis hasta el lugar donde hay que inscribirse?

—Participaremos en el torneo, sir Nolan, pero nada más. Intuyo que no somos del agrado de este caballero y no es cortés insistir. Él irá por su lado y nosotros por el nuestro —zanjó el maestre tratando de imponer algo de autoridad.

Como vos digáis Maestre, pero el Torneo es en esa dirección, no en la contraria que es para donde tan "amablemente" nos invita a seguir este caballero.

En cuanto al agrado, he de decir que es mutuo.

Que el Padre nos guie a todos por el camino correcto.

El caballero sonrió ante las palabras de ser Nolan, lo miró como si estuviera pensando que solo era un caballero de la primavera que apenas sabía del mundo y cuando el maestre terció entre ellos hizo un gesto con la mano para indicar que todo seguía en paz.

-Cualquier caballero que acuda al torneo puede pasar. Pero vuestra comitiva no. Lo que le he dicho a vuestro maestre es que desistáis de buscar al maestre Ryon y volváis con vuestro señor y le convenzáis de que el maestre ha fallecido. No necesito hablar por nadie, mi cometido es mantener la seguridad del maestre Ryon.

—Y como no tenemos intención alguna de hacer daño al maestre Ryon, desistiremos de esta caza de quimeras. No me perdonaría saber que otra persona sufre por nuestras malas decisiones. Acudiremos al torneo, pero nuestro viaje se acaba aquí.

Sea vuestra voluntad, Maestre. Yo voy a intentar ganar esos 50 Dragones.