Partida Rol por web

Mientras lord Jefferey se apoya en el hombro de Jack y Sydney arrastra el cuerpo de Jamison, Elizabeth abre la puerta de la casa y se ponen a resguardo de la lluvia. Tarde, porque están completamente empapados en estos momentos. La casa está en completo silencio, casi se diría expectante.

Muy poco después llegan Peter y Harvey. Ambos cargan con unos cuantos troncos cortados. Para la chimenea.

- Uf! - el peso muerto del mayordomo era más de lo que el medico estaba acostumbrado a cargar, pero finalmente consiguió entrar a la mansión y, con cuidado lo dejó reposar a la puerta del cuarto donde habian encontrado al abogado.

Tras tomar un poco de aire pronunció una de sus pomposas observaciones - Propongo que, por ahora, evitemos la biblioteca. Allí está el... eh... allí está Fiona. Mejor dejémosla descansar en paz -

Tras volver a respirar profundamente agregó - Supongo que lo mejor es juntarnos en el Estudio del Tio Timothy. Allí podremos encontrar,espero, alguna pista y debemos decidir que hacer. Creoque l herencia ya no es tan importante. Acá pasa algo que... que no entiendo - completó en voz baja

Antes de moverse, se inclinó sobre el cuerpo del mayordomo y verificó que las vendas que cubrían la aparatosa herida del hacha estuvieran cumpliendo su función... y las que había usado para inmovilizar sus manos, también.

Al pararse, mientras trataba de impedir que sus manos temblaran, demostrando su impotencia ante lo que pasaba, se encaminó hacia la escalera Sin embargo no subió Espero que no... Llevándose la mano al bolsillo de la chaqueta donde guardaba el cuchillo que había tomado de la cocina se asomó por el pasillo Con ese golpe debe seguir desmayada, pero... sus pensamientos se dibujaban en su rostro mientras se asomó detrás de la escalera Espero que siga allí, sino...

- Bien, señores y señora, ahora que estamos todos juntos debemos empezar a tomar decisiones con seriedad. Fiona y el abogado han sido asesinados cruelmente por Henrietta, y Jamison ha atacado también a Jefferey. Desde luego no podemos confiar en ellos nunca más. Por mi parte, creo que lo más lógico, como ya dije antes, es irnos al pueblo y avisar a la policía. Pero, eso sí, deberíamos ir todos, para que nadie quiera después sacar provecho de la herencia a costa de quienes salieron de la casa para ayudarles. ¿Qué decís, primos?, ¿vamos a los coches?

En medio de las conversaciones, apreciais a un mojado y cansado primo que transporta un par de troncos en sus brazos asimétricos. Abordando el comedor por uno de los laterales, me acerco hasta la chimenea y trato de abandonarlos suavemente sobre el tapiz. Aquí traemos leña para la noche; cuanto menos tengamos que salir de casa mejor...Ambos músculos, agarrotados por el trayecto, ven sentir el alivio de su despojo. Allí, sin la carga, tomo una bocanada de aire; la noche anterior y la excitante mañana en esta vieja y rica casa hacen estragos sobre mi organismo.

Con un par de golpeteos sobre los antebrazos, me deshago de los últimos restos de leña que habían quedado impregnados en el jersey. Un jersey que ahora se ciñe al cuerpo atlético del tenista y que su peso se ve aumentado por la densa agua que lleva en su interior.

Tras esta pequeña calma, alzo la mirada al resto de los allí presentes; y dirigiendome hacia Sydney; ¿Cómo? ¿Tenemos a Jamison y a Henrietta separados?Me acerco aún más al médico y, creo que deberíamos meterlos en una habitación a los dos juntos y cerrarla con llave...; palabras que van acompañadas de un leve, pero claro, gesto hacia mi bolsillo del cual emana un manojo de llaves antes poseedoras de Jamison.

Siento como mi indumentaria parece estar orinando en medio del comedor, lo cual conlleva un movimiento rápido hacia uno de los extremos para no mojar el tapiz, creo que subiré a cambiarme y...ahora mirando hacia Jack, en cuanto a tu petición primito, no creo que podamos bajar al pueblo como está el tiempo y la carretera.Dirigiendo mi mirada a todos, aún así, si alguién desea ir que no olvide llevarse el paragüas...Las palabras del tenista, un tanto burlescas, tratan de esclarecer que él no piensa moverse de la casa.

Parece que pese a no usarlo demasiado, cuando es necesario puede hacer uso de su cerebro. Nunca lo hubiera supuesto piensa el médico al escuchar al tenista, al volver de su rápida inspección del cuerpo de Henrietta - Ambos juntos... no es mala idea. Veo que tienes las llaves. Si estan todos de acuerdo podemos dejarlos, eso si, bien atados en el cuarto de Fiona. Si, si, si. Es una buena idea -

- En cuanto a ir a la policía, a mi también me gustaría, pero como está el camino... no sé, creo que mejor esperar que mejore el tiempo. Además, cuando hablemos con ellos me gustaría saber... - El doctor se interrumpe un momento antes de terminar - ... QUE fue lo que pasó. No lo entiendo. Sigo pensando que quizás en el estudio del tío encontremos alguna pista. Aunque quizás sea mejor que saque unas fotografías de los cadáveres para poder mostrar a la policía. Si. Es una buena idea. y más si tardamos en ir a buscarlos - El medico, mientras habla, camina de un lado a otro por el comedor, tratando de definir sus próximos pasos.

Tras Peter entra Harvey portando un par de troncos húmedos y mohosos, murmurando maldiciones sobre la lluvia, los troncos, la familia de lunáticos, etc.

Deja los troncos junto a la chimenea, se sacude la ropa y viendo que tiene toda la ropa mojada y hecha un asco murmura, casi para si mismo ...

- Voy a cambiarme de ropa, ahora vuelvo.

Y sube por las escaleras hacia su cuarto.

Harvey sube a su cuarto, se quita la ropa y la pone a secar en una silla, se acicala un poco y se pone una muda de ropa nueva.

Echo esto, coge su parte del dinero y la divide en dos partes, dejando una de ellas en su equipaje y llevándose la otra.

Saliendo del mutismo que había mantenido desde que regresó de la inhóspita puerta del cobertizo y que mantuvo mientras toda la caterva de familiares, Elizabeth carraspeó un poco para llamar la atención de los presentes:

-Vayamos a su estudio. Encontraréis gran parte del camino allanado. Mientras duraba la expedición de boy scouts fui a la habitación del tiito y conseguí abrir la cerradura. Así la encontaréis. Justo cuando estaba dentro, escuché los gritos y las voces y no me dio tiempo a husmear nada. Bajé inmediatamente. Hay una puerta que comunica la habitación con el estudio así que podremos echarle un vistazo a todo.

Elizabeth, que no se ha separado de su bolso desde que serpenteara hasta los aposentos de su tío, rebusca dentro de él y saca su pitillera. Un buen cigarrillo podrá calentarle los pulmones.

-¿Esperamos a Harvey? ¿Tenéis fuego? Ah, no, esperad. Aquí está el pequeño demonio.

- Harvey! - la voz del medico resonó en los pasillos de la mansión tratando de impedir que el abogado se marchase solo - Espera un momento! - Una vez que consiguió atraer su atención el medico, súbitamente avergonzado por su exhabrupto hablo en su tono normal - No creo que sea lo mejor que nos separemos. Yo... eh... Si nos ayudas transportar a Henrietta y a Jamieson, luego podemos subir todos al estudio del tío y si te quiere cambiar estaremos más cerca... -

- Bueno. Como quieras... Yo si haré eso. Alguien me ayuda?. Primero llevamos el de Jamieson y luego el de Henrietta. Ja! Y luego subimos a investigar. A completar lo que Elizabeth no pudo completar -

Harvey escucha la voz de su primo desde el cuarto de la que está poniendo a secar los pantalones sobre una silla y responde a la llamada con otro grito.

- ¡Ya voy! ¡No tardo nada!

- Que gente, coño, no te dejan en paz ni un minuto.

En cuanto acaba, baja.*

- Harvey, ¿estás seguro de que esos dos no se despertarán y se desatarán como antes?, creo que lo mejor es hacer guardias y tenerlos siempre vigilados, ¿no te parece?

-No sé si me parece buena idea separarnos aunque sea para vigilar a los viejos dementes, querido. -Elizabeth le da una larga calada a su petite morte del momento y prosigue, con la mirada fija en el joven- Mejor vayamos todos, ya sabes, a lo socialista.