Ser Haytham había sido veloz instalando nuestros pabellones, lo cual les dejaba con bastante tiempo libre que podían aprovechar.
-Me parece una muy bien idea Ser Haytham, veamos que caballeros nos estaremos enfrentado. Dijo entusiasmado.
Le emocionaba mucho el tener la oportunidad de enfrentarse a grandioso caballeros y más aun de pensar en desmontarlos. Si todo salía bien en el torneo, Jared sabía con certeza, que estaría un paso más cerca de cumplir su sueño. La capa blanca lo esperaba.
Lady Siera asintió de mala gana sin dirigir la mirada a su hija tras su intento de tranquilizar el ambiente. Tras un instante, su esposo tomó del brazo a su hija y se dirigieron al interior de la estancia. Con la mirada todavía entrecerrada, finalmente se dirigió al interior de la casa que le habían dispuesto a su familia.
Al entrar echó un vistazo al interior, donde se encontró con una decoración simple pero en un estado y tamaño aceptables. La malhumorada mujer soltó un suspiro y se dirigió hacia una mesilla donde encontró una jarra de vino y dos copas, simples y sin hornamentos, como el resto de las cosas que había allí. Se sirvió un una copa hasta la mitad y le dió un sorbo: "Agrio, como se podía esperar..." dejó la copa y sin sentarse, esperó impaciente a que Ramia le trajese el vestido que le había pedido.
Mientras esperaba no quitaba ojo de la puerta, esperando también la llegada de su hijo Jared. Sabía que estaría impaciente por acercarse a ver que caballeros llegaban para la justa, lo conocía demasiado bien. Sabía lo testarudo que podía llegar a ser y conocía de su ambición de convertirse en miembro de la guardia personal de Lord Tyrell. Pero ella también tenía sus propias ambiciones, las cuales esperaba que engrandeciesen el apellido Blacksting, asique tenía casi tanto interés como su hijo en salir a ver que familias llegaban desde todos los rincones de los siete reinos.
Me encamino junto a Ser Jared a la casa, fijándome por el camino en los pendones de los caballeros presentes.
será una gran jornada, Ser Jared, esperemos que tengáis suerte en el sorteo de las justas.
-Espero que los dos la tengamos, podrás ser un bastardo pero para mi eres tan Blacksting como yo. Dijo sonriendo, ya que él veía al capitán de la guardia de su padre como un miembro más de la familia por todo el tiempo que habían compartido juntos. Golpeó la espalda de su compañero y añadió. -Bueno, apuremos el paso que el tiempo pasa y todavía nos falta conseguir escuderos.
Al llegar a la casa vio a su madre cerca de la puerta, cosa que no le sorprendió, pues sabía que a ella le gustaba estar en todo y no se perdería la oportunidad de saludar con cuanto lord y lady se le cruzase. - Querida madre, dichosos los ojos que te ven. Bromeó el muchacho. - Espero que esa mirada tan atenta sea porque me estás buscando un escudero y no una esposa. Él sabia que a su madre no le gustaba para nada el sueño de ser un miembro de la guardia real, varias veces había discutido sobre aquello, llegando a tal punto que Jared decidió tomárselo con humor en vez de seguir amargándose por ese asunto.
Sonrio a las palabras de Jared.
Vos, sois como un hermano para mi.
mientras caminamos hacia la casa, observo a Lady Siera y cuando llegamos a su lado.
os puedo ayudar en algo Milady?
-Gracias Lord Aldar- dijo el Maestre a su hermano. El Maestre Broddit había aprendido con el tiempo a tratar a su hermano sin la interferencia de los lazos familiares como su lugar y cadenas lo requerían, había aprendido a que su comportamiento debía ser irreprochable en esa medida para evitar cualquier interferencia en sus funciones. Lo cierto era que no tenía intenciones de permanecer en aquellas tiendas expuesto al frío, y le agradecía a su hermano no tener que pedirlo.
Ingresó a la casa, el comentario de Siera respecto a la historia del lugar le hizo bastante gracia, pero evitó hacer algún comentario al respecto.
Antes de ingresar había tomado las cosas que había llevado para trasladarlas dentro. Lo cierto era que un descanso resultaba de lo más deseable, pero me interesaba ver como estaba todo ahora que recién habíamos llegado.
Ya habíamos entrado en la casa que durante este tiempo habría de ser nuestro hogar. Las comodidades del propio nos eran aún lejanas, pero poco a poco esperaba acostumbrarme a estas nuevas estancias.
-Jared, Haytham.. ¿Todo bien con los pabellones? ¿Habéis visto a algún futuro contrincante? Seguro que ya hay alguno por ahí, y que conoceremos a más tardar en el banquete venidero. También está el asunto de vuestros escuderos, no lo olvidéis.
Me giré, buscando a mi esposa entre los presentes:
-Querida, ¿te parece si nos acomodamos? La compañía de Adaira es exquisita, pero supongo que habrá de vestirse y acicalarse propiamente para acudir al banquete, y la compañía de su viejo padre no es apropiada para ello, jaja..
Todo listo, ser Aldar. No hemos visto a nadie de renombre todavia, pero seguro que llegan hoy. No os preocupeis estaremos atentos y saldremos de aqui con dos buenos escuderos.
Jared esperó la respuesta de su madre y se despidió de su padre sin decir mucho más que las cortesías necesarias. La ansiedad le había ganado y no se sentía tan cómodo en ese lugar mientras otros caballeros estaban practicando para el gran día.
-Ser Haytham, ¿qué os parece la idea de practicar un poco? Dijo con una sonrisa; a la vez se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta dando por hecho que él aceptaría su propuesta.
me encamino, con una sonirsa, fuera tras Ser Jared.
Los asuntos que tenía entre manos me bullían en la cabeza. Preferí hablar con toda la familia y hacerles partícipes de todo, ya que al fin y al cabo a todos atañía.
Faltaba poco para la hora de la comida, cuando nos reuniríamos, y esperé pacientemente a que todos acudiesen.
-He de informaros de unas nuevas de las que hoy he sido partícipe -dije cuando ya estábamos a la mesa, con viandas exquisitas ante nosotros, y vino del mejor para regarlas-. Una persona importante cuyo nombre no desvelaré me ha encomendado una misión honrosa de la que podemos salir muy beneficiados..
Esperé a que todos me prestasen la atención debida.