Partida Rol por web

No podria sentirme mas agradecido, creo que es demasiado. Ademas, en este estado no saldre del pueblo, y andar por las calles no debe ser tan peligroso como el afuera.

  La mujer te mantiene amablemente en su casa. Por desgracia, no parece que puedas volver a moverte por ti mismo en varios días.

  En menos de una hora de caminata has llegado al pueblo. Te das cuenta que estás hambrienta y que deberías haber aceptado gustosamente aquel desayuno en la mansión. 

 Al llegar a la entrada te encuentras con una multitud que, enardecida, grita y levanta palos y rastrillos. ¿Qué estará ocurriendo?

  Pasan 2 horas, y comienzas a escuchar un súbito murmullo desde afuera. En muy poco tiempo, notas cómo una multitud se ha formado frente a la casa en la que te encuentras. Desde afuera, todos gritan ¡Qué salga el extranjero!¡Queremos su cabeza!

 No sabes porqué te buscan, pero entiendes que debe ser algo malo. La anciana mujer que te cuidaba corre hacia la puerta e intenta cerrarla. El hombre también ayuda, pero fracasan al poco tiempo de intentarlo. 

 Dos fortachones entran y te llevan de los brazos sin ningún cuidado. Afuera, los gritos aumentan ni bien te ven salir de esa manera. Sin detenerse un segundo sos transportado hasta la plaza frente a la iglesia, en donde te atan de brazos a dos postes. 

 Ves que hay mujeres llorando, pero no por ti. En sus ojos, piden que sufras. Quieren venganza.

¡Silencio! - Anuncia un anciano frente a toda la comitiva - Estamos aquí para castigar a aquel que se volverá un hijo de la noche y al culpable de la muerte de la pequeña Sue Weeds. Al oir ese nombre, las mujeres rompen en llanto y los hombres intentan avanzar, pero son frenados por la imponente mano de aquel anciano. - Pero de acuerdo a nuestras leyes, les permitiremos defenderse y, si logran demostrar su inocencia, serán libres de irse.

 A tu lado ves a un hombre en un estado físico deplorable. Sus ropas están desgarradas. Va descalzo y sin camisa. En todo su cuerpo puedes ver marcas de rasguños y mordeduras no muy serias. Su rostro, ensangrentado, muestra graves rasgos de fatiga. De su boca ves cómo la saliva escapa sin control alguno. Sus ojos están desorbitados. Es la rabia[/b] - piensas - [i] No hay duda alguna, este hombre tiene la rabia de algún animal .

    Veo esa extraña pero familiar situación pueblerina, a lo que me incomodo bastante, dado que podrían alzarse en contra de mí si no era cuidadosa con mis palabras. Sutilmente me acerco a la primera persona presente y digo -Disculpe mi gran ignorancia, pero me trae en duda lo que está sucediendo- concluyo con una suave voz, a la vez que miro a esa persona con toda la amabilidad posible.

  El pueblerino te mira algo desconfiado, pero igualmente contesta. Parece que atraparon al culpable de la muerte de la pequeña Sue, y ahora van a torturarlo en la plaza de la iglesia. - Luego de decir eso, se mezcla entre la multitud, que ahora marcha hacia el lugar indicado.

  Ni bien asientas un pie sobre las húmedas y barrosas calles del caserío, sientes el rumor tan familiar para ti: una multitud gritando. No parecen estar lejos. Talvez estén en la plaza.

   Ante el griterío de la plaza, trato de avista la mansión para ir directamente hacia allá...