Partida Rol por web

Al entrar en la oficina, el resto de las personas que allí estaban trabajando se levantaron y se fueron por alguna de las puertas laterales.

Al cabo de unos pocos minutos: Anauel, Lobatto y Alexander se encuentran sólos con Héctor.

¿Trajeron la carpeta? Les pregunta a Lobatto y a Anauel con una sonrisa en la cara.

La actitud de Héctor te parece estúpida, pero a la vez entiendes que Alexander puede estar bajo las influencias de alguna historia muy bien montada, por lo que sabes que tendrás que seguirle el juego para no descubrir su coartada.

Anauel observa con cierta extrañeza cómo el resto de trabajadores se marcha antes de entrar en la oficina y tomar asiento bastante erguida y con las manos entrelazas en el regazo sobre unos papeles.

-¿Carpeta...? Me temo que no, pero los documentos en cuestión son estos- le tiende unos folios perfectamente doblados para que los ojee y dé su veredicto, no muy segura de si es el momento oportuno para hablar de ello pero ya que les ha hecho pasar. De todas formas mantiene una expresión afable en su rostro.

Ojeo mis folios y los que le ha entregado Anauel a Héctor.

- Parece que nos han dado los mismos folios, es de eso que queríamos hablarle... Miro a Héctor y luego a Alexander, vuelvo la mirada a Héctor con cierta desconfianza del "nuevo".

- Pero el tema puede esperar... Concluye sin querer hablar frente al pordiosero.

Sigo en una esquina de la habitacion, escuchando lo que dicen los dos desconocidos, pero sin darle ni la mas minima importancia. Esto no va conmigo, y aunque capto perfectamente el desprecio hacia mi persona por parte de Lobatto, no es algo nuevo para mi, con lo que no le doy la mas minima importancia. Miro con ciudado las paredes, las manchas que pueda haber en ellas, asi como la decoracion de toda la habitación, con aire despistado

La reunión parece algo confusa para Alexander a la vez que comienza a entender un poco de qué se trata todo aquél revuelo y por qué tenía que hablar con Anauel y Lobatto.
Al parecer ellos habían recibido información sobre dos infieles que estaban abandonando la zona de seguridad "según la iglesia".
Según lo que contó Héctor, ambos eran endemoniados con poderes extraños, que como siempre, no se podía determinar de qué tipo de poder se trataba.
El pedido final de Héctor fue que tanto Anauel, Lobatto como Alexander fueran en busca de los dos pequeños ingleses para evitar que abandonen la zona de cargo de la Catedral, dado que si lograban cruzar la frontera ellos pertenecerían a otra dependencia y no podría encargarse "la catedral" de su conversión a la palabra de Dios.

Tras el pedido de detener a cualquier precio a los llamados: Violet y Romano, los tres parten en una camioneta de la iglesia hacia el aeropuerto.

Alexander decide esperar fuera del aeropuerto mientras Anauel y Lobatto entran a buscar a sus dos presas.

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