El capitán Tanhauser miró al agregado de comunicaciones:
- ¿Desde cuando hemos estado recibiendo esa señal?
- Desde hace dieciseis horas señor.
- El puesto avanzado Eco 3 se perdió hace más de nueve meses... ¿no puede ser un mensaje automático?
- No señor. De ninguna manera: no figura en el listado y además la codificación es de nivel 9. Por definición la codificación de nivel 9 no puede activarse tras un período de 72 horas. Alguien ha tenido que grabar ese mensaje y activarlo hace exactamente dieciseis horas.
- ¿Ese alguien sigue vivo?
- No lo sabemos señor. Pero no había ningún destacamente remotamente cerca... Si lo ha activado alguien...
- ¿Un superviviente después de nueve meses? Es imposible...
- Pero el protocolo es tajante, señor: debe revisarse el origen de cualquier señal codificada de nivel 9...
- Lo sé oficial, lo sé... Está bien: prepararé un equipo de expedición para que vayan a ese puesto. ¿Hay algo más que señale el protocolo?
- No señor. Únicamente que debe llevar a un ingeniero de comunicaciones en el equipo.
- ¿Se presenta voluntario oficial?
- Ejem... con todos los respetos señor... yo sólo soy el mensajero. Si hay algún voluntario no tengo un especial interés en viajar a un puesto que está más allá de la Línea y que según todos los informes sucumbió al ataque simbionte hace más de un año...
- Claro oficial... Mejor vivos que valientes ¿no?- contestó el capitán con cierta sorna en el tono.
- Señor... Estoy aquí trasladado por castigo, no destaco precisamente por mi valor. Puedo serle de más utilidad en la base Gulliver asistiendo al operario que envíe que en el campo de batalla.
- Sí, por supuesto. Puede retirarse.
El agregado de comunicaciones saludó y se dirigió hacia la puerta. Justo en el momento en que iba a abrirla el capitán Tanhauser lo detuvo:
- Oficial: espere un momento. ¿Cuál era el contenido del mensaje?
- Sólo repite una frase señor: 'El sello se ha abierto'.
- Gracias oficial. Puede retirarse.
Una vez sólo el capitán Tanhauser se sentó ante la enorme mesa para examinar la documentación que tenía sobre el puesto avanzado Eco 3. Nada relevante: un puesto de avanzadilla más allá de lo que se denominaba 'La Línea Segura'. Es decir: en la zona simbionte. Estuvo operativo durante cuatro meses hasta que se perdió todo contacto. Se dio por perdido en medio de la ofensiva Nacar de los simbiontes. Nadie volvió a preocuparse de los puestos perdidos durante esa ofensiva: fueron demasiados, y muchos incluso dentro de la Línea. ¿Qué hacían en Eco 3? Revisó el informe: investigación geológica. Durante unos minutos la mirada del capitán fulminó aquellas palabras: ¿investigación geológica? ¿al otro lado de la Línea? Ya... por supuesto.
Apretó el comunicador:
- Señorita Epifany: llame al sargento Castor y dígale que lo quiero ver de inmediato. COmuníquele que necesito las fichas para un equipo de incursión. Necesito como mínimo un técnico de comunicaciones y algún marine que sepa conducir un vehículo pesado.
Esta partida puede jugarse de forma individual en Autorol:
Cañón Esperanza es un asentamiento minero al norte de la Base Guilliver. Es un lugar austero con pocas comodidades. Un conjunto de cabañas donde viven los mineros con sus familias en el valle que hay junto a la montaña donde se encuentran las minas. La gente de Cañón Esperanza es gente dura, curtida en una vida que nadie escoge por vocación. En su mayoría son siervos de la casa Hazat, quien se beneficia de los ingresos que genera esta explotación minera. Los capataces son también siervos pero tienen la esperanza de convertirse en agentes libres con el tiempo, siempre y cuando cumplan las expectativas de sus señores.
De vez en cuando algún noble Hazat viene a visitar Cañón Esperanza para mandar un informe de primera mano a los líderes de la Casa Mayor. Cuando esto sucede el noble aterriza en la base Gulliver y suele ser escoltado por un grupo de soldados. Siempre hay algún agente libre que aprovecha el viaje de la comitiva para visitar el asentamiento y hacer algún negocio con los capataces. El viaje del noble incluye una visita al asentamiento y la reunión con los capataces. Luego regresa a Gulliver y de allí a las comodidades de su mansión en su planeta.
En esta ocasión el visitante ha sido Astinus Hazat. Esto ha sorprendido bastante a todo el mundo ya que Astinus es un miembro del Consejo Comercial de los Hazat, una persona demasiado importante como para venir a revisar una propiedad menor en un planeta en guerra. Sin embargo pronto se ha descubierto por qué viene Astinus: probablemente Cañón Esperanza va a ser cedida a la Casa Decados. El por qué de esta transacción no es de incumbencia para nadie, pero Astinus ha aterrizado en Gulliver acompañado por Leona Mazeric de la Casa Decados. Ambos visitarán Cañón Esperanza, repasaran las cuentas y firmarán la transacción si todo está en orden.
Karma no es una gran ciudad. Demonios, por ser no es siquiera una ciudad. Es un asentamiento civil que poco a poco ha ido creciendo sobre la superficie de una colina de forma caótica formando un conglomerado horrible a la vista de casas de madera, cemento y metal. Enormes bloques-colmena de cientos de habitaciones conviven con casuchas de madera con jardin adosado. El pavimento o un sistema de recogidas eficiente es un sueño para los que se autodenominan ciudadanos de Karma. Pero es lo más parecido a la civilización que podrás encontrar en Estigma y en ella habitan cerca de unas doce mil almas, sin contar a los soldados de permiso que vienen de todas las partes del planeta a disfrutar aquí unos días lejos del frente. En sus momentos más álgidos la población de Karma puede alcanzar los veinte mil habitantes entre ciudadanos, soldados, mercaderes, prostitutas y demás ralea...
Y normalmente suele ser un sitio tranquilo. Pese a la gran cantidad de soldados ebrios de testosterona que rondan sus clubs nocturnos y a los enfrentamientos entre mercaderes rivales Karma es bastante más tranquila que cualquier ciudad media de los Mundos Conocidos. Hasta hace poco no tenía ningún crimen especialmente violento que mereciese ser recordado más allá de alguna muerte por duelo entre soldados.
Pero hace dos semanas apareció el primer cadaver: una joven prostituta fue hallada muerta en una habitación del club 'El Descanso del Guerrero'. Alguien la había abierto en canal para arrancarle el corazón, aparte de grabarle un extraño símbolo en la frente: un cuadrado cruzado diagonalmente por una línea y con un pequeño círculo en el centro. El símbolo había sido grabado con alguna especie de aguja de tatuador, con una precisión milimétrica. No se llegó a encontrar nunca el corazón.
A los dos días de tan macabro suceso apareció un mercader en un callejón oscuro. Nuevamente el escenario era el mismo: corazón arrancado y tatuaje. Al día siguiente fue otra prostituta al otro lado del río y hace un par de días la última víctima: un traficante de droga en la parte trasera de un bar. Pero en esta última ocasión alguien encontró al asesino abandonando el lugar: se capturó al marine Teodor Malkar, de la Base Gulliver, mientras huía del lugar en estado aparente de shock. Estaba todo cubierto de sangre y en su mano derecha llevaba todavía una afilada aguja de tatuar... Desde que ha sido detenido y permanece a recaudo de la Guarnición en la Casa Consistorial se ha dado por concluido el macabro ritual. Pero antes del ajusticiamiento que la población de Karma pide la Base debe realizar una investigación. Los altos cargos militares no lo tienen del todo claro: si fue Teodor quien mató al muchacho ¿por qué no encontró el corazón? Los testigos afirman que Teodor se lo comió y que la boca del marine estaba manchada de sangre, como el resto del cuerpo. Pero al alto mando quiere asegurarse, así que ha mandado a un grupo de la Guarnición para que lo investigue.
Karma no es una gran ciudad. Demonios, por ser no es siquiera una ciudad. Es un asentamiento civil que poco a poco ha ido creciendo sobre la superficie de una colina de forma caótica formando un conglomerado horrible a la vista de casas de madera, cemento y metal. Enormes bloques-colmena de cientos de habitaciones conviven con casuchas de madera con jardin adosado. El pavimento o un sistema de recogidas eficiente es un sueño para los que se autodenominan ciudadanos de Karma. Pero es lo más parecido a la civilización que podrás encontrar en Estigma y en ella habitan cerca de unas doce mil almas, sin contar a los soldados de permiso que vienen de todas las partes del planeta a disfrutar aquí unos días lejos del frente. En sus momentos más álgidos la población de Karma puede alcanzar los veinte mil habitantes entre ciudadanos, soldados, mercaderes, prostitutas y demás ralea...
Y normalmente suele ser un sitio tranquilo. Pese a la gran cantidad de soldados ebrios de testosterona que rondan sus clubs nocturnos y a los enfrentamientos entre mercaderes rivales Karma es bastante más tranquila que cualquier ciudad media de los Mundos Conocidos. Hasta hace poco no tenía ningún crimen especialmente violento que mereciese ser recordado más allá de alguna muerte por duelo entre soldados.
Pero hace dos semanas apareció el primer cadaver: una joven prostituta fue hallada muerta en una habitación del club 'El Descanso del Guerrero'. Alguien la había abierto en canal para arrancarle el corazón, aparte de grabarle un extraño símbolo en la frente: un cuadrado cruzado diagonalmente por una línea y con un pequeño círculo en el centro. El símbolo había sido grabado con alguna especie de aguja de tatuador, con una precisión milimétrica. No se llegó a encontrar nunca el corazón.
A los dos días de tan macabro suceso apareció un mercader en un callejón oscuro. Nuevamente el escenario era el mismo: corazón arrancado y tatuaje. Al día siguiente fue otra prostituta al otro lado del río y hace un par de días la última víctima: un traficante de droga en la parte trasera de un bar. Pero en esta última ocasión alguien encontró al asesino abandonando el lugar: se capturó al marine Teodor Malkar, de la Base Gulliver, mientras huía del lugar en estado aparente de shock. Estaba todo cubierto de sangre y en su mano derecha llevaba todavía una afilada aguja de tatuar... Desde que ha sido detenido y permanece a recaudo de la Guarnición en la Casa Consistorial se ha dado por concluido el macabro ritual. Pero antes del ajusticiamiento que la población de Karma pide la Base debe realizar una investigación. Los altos cargos militares no lo tienen del todo claro: si fue Teodor quien mató al muchacho ¿por qué no encontró el corazón? Los testigos afirman que Teodor se lo comió y que la boca del marine estaba manchada de sangre, como el resto del cuerpo. Pero al alto mando quiere asegurarse, así que ha mandado a un grupo de la Guarnición para que lo investigue.
BASE GULLIVER. Sala de juntas. 10:20 tras el amanecer.
MAYDAY... MAYDAY... Aquí carguero Gema Solar sobrevolando la cuadrícula H202 sobre sector Nido. MAYDAY... MAYDAY... Perdemos altura. Santo cielo Hefpkins... ¡Mantenga esa puerta cerrada! ¡Conténgalos! ¡Si por lo menos logramos aterrizar tendremos una oportunidad! Altitud en descenso: veo dos montañas que parecen columnas, tienen un valle entre ellas: intentaré un aterrizaje de emergencia en... ¡Pancreator bendito! *BLAM* *BLAM* MAYDAY.. MAY DAY... Datos de ubicación: H202 sector Nido. Repito: realizamos aterrizaje de emergencia... *BLAM* --- ruído de estática ---
Tahnauser apagó el reproductor.
- Esto es lo que hemos recibido esta mañana del carguero Gema Solar. Había entrado en la atmósfera al parecer sin ningún problema tras ser escoltado por el destructor Géminis hasta el planeta y se suponía que en dos horas estaría aterrizando en Gulliver. Una hora antes de su llegada recibimos esta grabación. Evidentemente algo sucedió en ese carguero, algo que hizo que la nave se estrellase.
En la sala el equipo convocado por el viejo soldado guardaba silencio. El otro mando asistente, Lucius Van Der Brae, capitán de los aurigas tomó la palabra.
- El sector H202 está más allá de la línea. Las dos montañas que parecen columnas tienen que ser lo que nosotros llamamos los Hormigueros. Efectivamente entre esas dos montañas hay un valle en el que una nave como la Gema podría aterrizar. De hecho sería el único lugar donde podría intentarlo y, aún así, lo haría a través de un bosque muy tupido. Considero casi imposible que haya supervivientes de tal colisión.
Tanhauser asintió:
- Se recibió una señal de emergencia después de la colisión. Sin audio: una baliza de emergencia. Puede que sea un automatismo de la propia nave pero ya saben cual es nuestro lema: nunca dejamos a nuestros chicos abandonados.- se vuelve hacia los cuatro presentes - La misión es simple: una nave los llevará hasta el borde de la zona de colisión, descenderán con arneses desde la misma ya que es imposible aterrizar, y una vez allí comprobarán si hay supervivientes. De haberlos los izarán a la nave. Es un rescate rutinario. Si no hay supervivientes...
- Que es lo más probable.- atajó Van Der Brae.
El viejo capitán fulminó con la mirada al auriga:
- Si no hay supervivientes - continuó como si no hubiera sido interrumpido - recuperarán los cadáveres para darles un entierro digno. Busquen también la caja negra de la nave para saber que ha sucedido. Y por último pero no menos importante: revisarán el material para ver si podemos aprovechar algo de este desastre. Armas, equipo tecnológico, alimentos... Por eso les acompañará el señor Sailor: estoy seguro que su habilidad como mercader le permitirá determinar que es aprovechable y que no. Por supuesto se le remunerará adecuadamente por esta misión. ¿Preguntas?
Nadie hizo ninguna pregunta: aquella era una misión rutinaria de rescate tras accidente. Cabía la posibilidad de un ataque simbionte - después de todo estarían al otro lado de la línea - pero con la ventaja de una nave asistiéndoles desde lo alto y los arneses se podría realizar una evacuación de emergencia en minutos. Era una misión rutinaria, casi de novatos.
El salón de actos de la Base Gulliver es un lugar enorme, en forma de hemiciclo, con un atril central en el que una docena de ponentes pueden facilmente informar a unos quinientos asistentes. Es un lugar informal: sólo en casos extremos se ha tenido que juntar a tanto personal para dar órdenes de maniobra. La mayoría de las veces se usa más bien como auditorio cuando algún artista del Gremio de la Linterna acude como animador de las tropas.
Hoy está vacío no siendo por los cinco individuos que se sientan en primera fila. Sería más correcto indicar que cuatro de ellos están sentados mientras el quinto, el capitán Tanhauser, está de pie ante ellos exponiendo los hechos con rostro grave:
- Hay un saboteador en nuestra base. Uno de los nuestros es un traidor.
Sus palabras caen como un jarro de agua fría sobre los presentes. Los tres soldados miran de reojo al único civil invitado a esta reunión: el comerciante Lucas Sailor. El capitán Tanhauser capta las miradas y sonríe de medio lado:
- No. No es Sailor, no lo he traído aquí para desenmascararlo. Estoy seguro de que el señor Sailor guarda muchos secretos - dice mirándolo fijamente - y que muchos de ellos no son todo lo lícitos que deberían. Pero no creo que sea un traidor. El señor Sailor está aquí porque necesitan a un psíquico que les acompañe.
Nuevamente las miradas de los soldados se posan en Sailor, esta vez reflejando una sincera sorpresa.
- Por supuesto no quiero que se divulgue esta información más allá de esta sala. Sí, señor Sailor, estamos al tanto de sus peculiares habilidades. En nuestras propias unidades contamos con psíquicos destacados por mucho que le pese a la Iglesia. Pero para esta investigación necesito a alguien que no esté dentro de la cadena de mando, alguien a quien no pueda influirle el trato con la tropa. Usted ya no está en el servicio activo pero ha demostrado encontrarse en perfectas condiciones para una misión de estas características. A cambio de su colaboración revisaremos su contrato de suministros para el próximo año...
Tanhauser mira hacia la puerta:
- Nos hemos reunido aquí porque no tengo claro que mi despacho sea un lugar seguro. De haber un traidor sin duda ese sería el primer punto que pondría bajo vigilancia. Este auditorio, sin embargo, es tan poco privado que dudo que se molesten en interferirlo con micrófonos. Sí, la cosa es seria. Hace un par de semanas el señor Källstrom escoltó a nuestro técnico, Morrigan, a través de los túneles donde se encuentran los motores de energía. La escolta era para defender al mecánico de las posibles ratas de casco que pululasen por los túneles pero lo que descubrieron fue que alguien había puesto un explosivo que sirviese como trampa para liquidar a quienes iban a hacer la reparación. Gracias al Pancreator pudo evitarse una desgracia. El asunto quedó silenciado mientras investigaba por mi cuenta.
El capitán enciende un puro contraviniendo todas las normas de uso de espacios públicos en la base. Luego continúa:
- Creemos que no hay un traidor sino varios. Trabajan de forma organizada aunque no tenemos claro a quien informan. ¿A los simbiontes? Sí, yo también he oído lo de los simbiontes inteligentes pero permítanme decir que no acaba de encajarme. Sabemos sin embargo que sigue habiendo fanáticos de la Red Vital, amigos de los simbiontes, en Karma. ¿Puede haber gente de la base que comparta esas demenciales creencias? No lo sé... es lo que quiero que averigüen. Por desgracia no tenemos demasiado por donde empezar: hemos frustrado otros intentos de sabotaje en otras partes de la base. Algunas de las trampas explosivas requerían la intervención de más de una persona para montarlas.
Se toma una pausa para que los asistentes digieran la información. ¡Traidores en la base! ¡Eso parece impensable!
- Sospechamos que utilizan los túneles de mantenimiento para sus reuniones. Necesitamos que un equipo discreto baje hasta allí y eche un vistazo para ver si encuentra alguna pista. Y si la encuentran: síganla. Necesito tener un nombre antes de que esto se haga público y la base se sume en una paranoia que nos haga ser menos efectivos. ¿Han comprendido sus órdenes? ¿Dudas? ¿Preguntas?
El viejo general mira a los presentes dispuesto a contestar cualquier pregunta.
Capítulo 6. Mercancía peligrosa (parte 1 de 2)
Carguero estelar Dranvian. 2 años antes.
El carguero se acercaba lentamente al Portal de Salto. En su interior el pasaje se sentaba en sus puestos asegurando los cinturones.
El capitán de la nave era Theodor Jadrins, un Auriga perteneciente al Consejo de los Nueve, una de las asociaciones interplanetarias más importantes de su grupo. Era una de las pocas personas que contaba con una llave de salto y un permiso especial para entrar en Estigma saltándose todos los protocolos. No es que hiciera nada ilegal: simplemente él no tenía que hacer cola para obtener un visado.
En este caso, además, estaba realizando un vuelo específico para el Imperio. Aparte de la gente que transportaba - tres marines y un sacerdote - llevaba en su bodega unas cajas de gran tamaño a la atención de la zona de Investigación de la Base Gulliver. Eran cuatro contenedores de gran tamaño sellados completamente y con unas inscripciones que únicamente indicaban: Iniciativa Caronte. Theodor no sabía que demonios había dentro de esas cajas ni tampoco se había atrevido a preguntar. No era de su incumbencia: nadie pregunta cuando es el Ojo Imperial el que fleta un vuelo.
Al cargo de las cajas estaba el marine lleno de condecoraciones: Castor Hawkwood. Theodor había escuchado muchas veces historias sobre Castor y Pollux, los dos gemelos que se habían convertido en leyenda de los marines Imperiales luchando en las Batallas Simbiontes. Conocerlo en directo había quitado un poco de glamour al asunto. No era para nada como se lo había imaginado. Se trataba de un muchacho de unos veinte años, fuerte y alto, pero con una fea cicatriz que cruzaba su rostro. Su pelo era de color pajizo. Nada que ver con el famoso actor que lo representaba en las sesiones de Linterna Mágica de las holopelículas. Por supuesto Theodor imaginaba que Pollux tampoco sería un adonis. De cualquier forma, al menos, el muchacho parecía educado. Si estaba al tanto de su renombre universal no hacía ostentación de él. Un buen militar.
Los otros componentes del pasaje eran reemplazos, gente corriente. Un sacerdote con pinta de fanático, un marine gritón que se las daba de simpático y una mujer que guardaba silencio la mayoría del tiempo. Nada del otro mundo. Lo interesante, claro, era la carga. Theodor se apostaría toda la paga de un ciclo a que era armamento experimental. Había que probarlo todo con los simbiontes.
El carguero se detuvo frente al Portal de Salto. Ante una seña de Theodor su copiloto, el único tripulante de la nave aparte de él, habló por los altavoces:
- Abróchense los cinturones. Vamos a realizar un Salto para entrar en el Sistema de Estigma. Es puramente rutinario pero habrá un poco de traqueteo... No queremos que sufran heridas antes de entrar en combate.- añadió Damian con algo de sorna.
Theodor negó con la cabeza pero no reprimió una sonrisa. Damian era joven: todavía tenía interés en parecerle agradable a la tripulación. Theodor era perro viejo: con llegar a destino de una pieza era bastante. Empujó el mando principal y encendió el Motor de Salto. El Portal se fue acrecentando ante ellos...
Capítulo 7. Mercancía peligrosa (parte 2 de 2)
Base Gulliver. 22:14.
La explosión de la zona de laboratorios hace aullar la alarma de forma continua. La gente está confusa: ¿ha sido un ataque? ¿un accidente? La mayor parte del área de investigación es ahora mismo una bola de fuego. No hay datos sobre las bajas pero se sabe que al menos ha muerto un marine que estaba de vigilancia* y dos civiles del personal científico. El lugar es un verdadero caos mientras se aisla el lugar. ¡Hay material simbionte para análisis en algún lugar de ese laboratorio! ¡Si los contenedores hubieran fallado!
El capitán Tanhauser se aproxima en un jeep a gran velocidad. No espera a que el vehículo se detenga si no que salta para ir hacia la parte delantera, justo al frente de llamas. Se está acordonando la zona pero el viejo capitán ya está dando sus órdenes:
- ¡Rápido! ¡Necesito a cuatro voluntarios que entren en ese infierno! ¡Hay que comprobar los sellos de los contenedores! ¡Maldita sea! ¿Dónde está el equipo de emergencias?
Entre toda la confusión nadie se percata de dos sombras que corren ya hacia el interior de los pasillos de la estructura principal, cada una por un lado del camino y sin percatarse de la mutua presencia. Una de ellas es una figura alta, fornida, que da un salto imposible desde una esquina para colarse por una ventana rota. Otra es un hombre alto y fuerte, rubio, de pelo corto con una cicatriz en la barbilla. Si alguien creyese en los fantasmas podría pensar que es el mismo Cástor que ha vuelto de su tumba espacial para entrar en acción por última vez. Aunque lo más probable es que se trate de Pollux, su gemelo...
Base Gulliver, 4:28 minutos para Erradicación
El capitán Tanhauser se apoya en la metralleta de posición. A su lado unos marines se encargan de quemar cuerpos. Demasiados cuerpos. Simbiontes y marines. No hay tiempo para un funeral oficial... hay que evitar el contagio. Rubeus se aproxima a la posición. Está manchado de sangre. La mirada del capitán lo revisa: tiene heridas pero la mayor parte de la sangre no es suya. El soldado es duro como una roca. Le recuerda a él mismo de joven.
- Sargento Rubeus Casmir informando señor.
¿Cómo puede sonreír con todo lo que se nos ha venido encima? Este tío está tan loco como su hermano. El capitán niega con la cabeza y con un gruñido pide la información.
- Hemos exterminado la oleada principal señor. El capitán Pollux ha acabado con el nido que habían formado en los barracones D. Un destacamento de marines ha limpiado los túneles de mantenimiento... los han recorrido palmo por palmo. Los bioingenieros y los psíquicos están realizando examen de tropas... creemos que sólo la primera oleada tenía la infectar a otros huéspedes.- Rubeus duda un momento antes de concluir - Señor: creo que hemos rechazado la invasión.
- ¿Cree?
El capitán Tanhauser se levanta. Se le nota cansado, envejecido. Durante las últimas horas podría parecer que había una docena de Tanhauser dando órdenes y disparando. Demasiado trabajo para un oficial semi-retirado, piensa el viejo.
- ¿Cree señor Casmir? Ahí fuera hay una batería de misiles lista para borrarnos del mapa... No me llega con un 'creo'. No daré la orden de anulación salvo que haya una total seguridad de que hemos realmente erradicado la plaga. ¿Qué hay del viajero? ¿Han encontrado a ese hijo de perra?
Rubeus se rasca la cabeza. Finalmente dice en un tono más bajo:
- Pollux cree que ha huido en medio del jaleo. Suponemos que el destacamento que han mandado desde Cerberos para proteger Karma y cercar la base lo habrá capturado... No nos lo han comunicado todavía pero...
El capitán Tanhauser levanta una mano:
- Encuentren al Viajero o recen para que los de fuera nos notifiquen su captura. Si en menos de tres horas y media no tenemos su cabeza clavada en una pica seremos pasto de las bombas.
- Señor... hay marines peinando toda la base. Si está aquí lo encontraremos en...
Una explosión destroza en ese momento parte del módulo de almacén. Ambos soldados contemplan la columna de fuego y llamas.
- Rece por que eso quiera decir que lo tenemos acorralado. ¡Unidad Alpha, conmigo!
Una vez más el viejo capitán sube en el jeep y arranca para hacerse cargo de la situación.
Base Gulliver, 4:12 minutos para Erradicación.
Nina Rodson nunca tuvo entrenamiento militar. Pese a que la mitad de su joven vida la ha pasado entre soldados nunca consideró importante aprender a manejar un arma. Siempre pensó que con tantos marines a su alrededor no podría estar más segura. Ahora lamenta no haberle hecho caso a su padre cuando le regaló aquel viejo revolver y quiso llevarla a hacer prácticas de tiro.
Se escurre entre unas cajas. Acaba de volar medio módulo de almacenes. No quería causar tantos estragos, pero se le fue la mano. Huelga decir que jamás aprendió a manejar de forma práctica explosivos. Saber su composición teórica no ha sido suficiente para calcular el daño que podían causar.
Escucha una voz por los altavoces internos. Es una voz muy humana, burlona:
- Doctora Rodson... no llegarán a tiempo ¿lo sabe? Aunque entren... esto es muy grande ¿Por qué no se rinde? La impronta es menos traumática si el sujeto se relaja... usted no lo comprende... esto será un regalo, no una maldición.
Nina llora, oculta, indefensa. Hay tantas cosas que no aprendió de pequeña... Y ahora una de las mentes más agudas del Imperio cambiaría todos sus conocimientos por saber que oración sería más efectiva para conseguir la salvación.
Capítulo 9. Licenciado con deshonor
Tres personajes esperan en un jeep militar aparcado tras los restos incendiados de lo que fue el Templo de la Red Vital. Kris Vernet mira impaciente su reloj mientras Alice, a su lado, se entretiene observando a la gente pasar. En al asiento de atrás Zandor juguetea con un cuchillo. Amanece en Karma y pese a que han pasado ya unos días desde el terrible evento los tres siguen dándole vueltas a la extraña cadena de acontecimientos.
Tanhauser ha sido detenido y espera ahora en la cárcel de Karma la llegada de un Consejo de Guerra Imperial para ser juzgado por rebeldía. Los ánimos de los supervivientes de Gulliver están muy caldeados y hay quien rumorea que se está preparando una operación de rescate para sacar al capitán de la cárcel. Son todo habladurías, pero a ellos les ha llegado un aviso del Comandante Artherius Leridan para que se reunieran con él en este lugar hoy.
El comandante Leridan es uno de los mandos que se encarga de coordinar las acciones en Estigma. Pese a su juventud - no alcanza los treinta años - ha ascendido puestos rápidamente debido a su valor en el frente de batalla y su prodigiosa capacidad para la estrategia. Gracias a él se ganaron batallas complejas más allá de la línea. Debido a su labor como coordinador ha estado varias veces en Gulliver y se le conoce por su amistad con el viejo Tanhauser. El motivo por el que los ha convocado es un misterio. ¿Y aquí? Leridan es un alto mando ¿por qué no los ha llamado al pabellón municipal, que es donde se encuentran las unidades militares de la zona mientras no se resuelve el emplazamiento de la nueva base?
De cualquier forma parece que el misterio se resolverá en breves instantes, ya que Leridan aparece por una de las callejas.
Seguir leyendo: ¡Por el capitán!
En uno de los muchos bares de Karma tres personas esperan sentadas alrededor de una mesa. Es un bar pequeño, justo en la ribera del río, una cabaña infame donde los pescadores fluviales se reúnen al acabar la jornada. Aunque ahora es muy temprano - no es siquiera el mediodía - y los únicos clientes son Jeena, Gregory y Hadyn. Los tres están esperando a un amigo de Jeena: Erwin Balmar. Elwin era uno de los secretarios/aprendices de la doctora Rodson, un chico joven e inteligente.
Balmar se puso en contacto con Jeena ayer: alguien había asaltado su casa e intentado matarle. No le aclaró mucho más por teléfono pero el muchacho creía que tenía que ver con un códice que la doctora Rodson le había dado unos días antes de su muerte para que lo sacara de Gulliver. Ahora, sin saber a quien acudir - pues Rodson le advirtió que no se lo entregase a las autoridades locales - Balmar ha contactado con Jeena para pedir ayuda. Y Jeena ha acudido a la cita con Gregory y Hadyn, que por el momento están de permiso obligatorio mientras se aclara lo sucedido en Gulliver. De hecho las cosas están muy revueltas: Tanhauser ha sido detenido y espera ahora en la cárcel de Karma la llegada de un Consejo de Guerra Imperial para ser juzgado por rebeldía. Los ánimos de los supervivientes de Gulliver están muy caldeados y hay quien rumorea que se está preparando una operación de rescate para sacar al capitán de la cárcel.
Con este panorama las tres personas aguardan en la tabernucha mientras el camarero, ajeno a sus problemas, se entretiene jugando con una baraja.
Oscuridad. Eso es lo primero que siente Travis Casmir. Luego llega el dolor y con él la certeza de que, sin saber como, continúa vivo. Pero está bajo tierra. El aire se agota: si no hace algo rápidamente el regalo de la vida, su llama sagrada, se verá extinguida con certeza.
El avestita mueve sus brazos. Siente un dolor intenso en las costillas: tiene algunas rotas. Es muy posible que haya sufrido daños en su cuerpo graves. Quizás la esperanza de supervivencia sea vana. Pero Travis nunca se ha rendido y tampoco lo hará ahora.S
Sin embargo antes de que pueda hacer nada siente como la tierra a su alrededor se mueve. ¡Alguien está cavando sobre su cabeza! La presión de las piedras se amortigua y, repentinamente, el aire entra acompañado de una tenue penumbra. Eso es lo que siente el sacerdote antes de desmayarse de nuevo.
Seguir leyendo: Polvo al polvo
El Ojo Imperial intenta averiguar quienes son los principales agentes de la Iniciativa Caronte en Estigma. Aunque ha logrado detener a dos miembros de casas menores sospechan que las iniciativas de los Decados en Cañón Esperanza tienen mucho que ver con todo lo que está sucediendo. El rebelde que provocó el conflicto que desencadenó el despliegue de una tropa Decados en esa zona es una pieza clave del rompecabezas. Alguien tiene que localizar a Curtis Molan y conseguir pruebas.
Seguir leyendo: Sombras de traición
El último capítulo se jugó con varias escenas de RPW de forma simultánea.
EPÍLOGO DE LA PRIMERA TEMPORADA
CRUZAR LA LÍNEA
Zona de guerra: La Línea
Trevor McDilligan es un novato. Ahora mismo sostiene el rifle por encima de un muro derruido mientras dispara casi a ciegas en la noche. Al otro lado no oye gritos: sólo el ruido de los cadáveres cuando se desploman.
- ¡No gritan! ¡Malditos cabrones! ¡Los estamos destrozando y no gritan!
A su lado el teniente Harper lanza una granada mientras recarga su fusil.
- No pienses en ello chaval o te volverás loco. Son aliens, ¿qué te esperabas? Ni siquiera sabemos si tienen inteligencia.
Dos soldados más se asoman para lanzar una nueva ráfaga. Trevor se arrastra hasta una posición lateral. Siente el frío y el dolor de la herida en su pierna. Es sólo un rasguño. Intenta no pensar en infecciones ni en piernas amputadas.
- Señor... se están retirando.
Harper asoma la cabeza. Es cierto: las sombras enemigas se repliegan.
- Maldita sea,- dice el teniente - al final viviremos para ver salir el sol. Pero no será gracias a nuestros superiores.
- Señor... ¿es cierto lo que dicen? ¿que tras la caída de Estigma no hay un mando en la zona de Karma?
- No lo sé chaval. Estoy demasiado preocupado intentando sobrevivir para pensar en esos putos chupapollas de la retaguardia. Algo ha pasado, eso está claro, porque según me he enterado han llegado tropas de refresco imperiales y se han hecho con el mando. Lo que no tengo ni puta idea es de que es lo que pasaba... y si me preguntas tampoco sé que cojones hacían esas tropas orbitando alrededor de Estigma sin bajar antes a echar una puta mano. ¿A qué coño esperaban?
- He oído - dice otro de los soldados mientras recarga su fusil mirando hacia la oscuridad - que fue por el rollo ese del viejo Tanhauser. Que los Decados quisieron hacer alguna movida chunga para apropiarse de Cañón Esperanza y el suministro de hierro.
- Una mierda de rumores.- ataja Harper - ¿Para qué coño iban a romperse el cráneo los Decados si Cañón Esperanza ya era suyo? Joder... este planeta es una puta mierda. Todavía no sé por qué no lo hemos evacuado y reventado con nucleares como Backnoburn. ¿Qué coño iban a querer los jodidos Decados de él? Si alguien me preguntase diría que hemos perdido la guerra. Los simbiontes han cruzado la línea delante de nuestras putas narices... han aparecido en la puerta de casa sin pasar por el puto patio delantero. Y si han podido hacer eso... ¿qué nos espera a nosotros? Maldita sea chavales, nosotros somos los putos invasores... está claro. Y estos bichos han venido para quedarse.
Los soldados permanecen en silencio observando nerviosos la oscuridad.
- Se han retirado.- afirma Harper levantándose.
- ¿Le habremos causado suficientes bajas? ¿Han huído?- pregunta Trevor.
- Ni lo sueñes chaval. Esos bichos son como insectos. Simplemente se repliegan para traer a más de su calaña. Como no vengan los refuerzos me parece que será mejor que dejéis una bala en la recámara.
- Pero... eso... ¿es contagioso?- el chico no quiere seguir pensando en la herida de la pierna.
- Nadie sabe cuando ni por qué se contagia. Se dice que los científicos de Estigma estaban investigando sobre el tema... pero claro, la base reventó... Yo no me quedaré con la duda. Si la situación es límite no voy a arriesgarme a convertirme en una de esas cosas.
De pronto a lo lejos se escuchó un aullido. Un aullido que presagiaba la llegada de algo grande, muy grande. Una voz dijo temblorosa en la oscuridad:
- Oh mierda... Un puto bahamut... Eso es un puto bahamut.
Harper cuenta sus granadas. Luego enciende un puro con calma. Sus hombres lo observan en silencio.
- Chicos. Toca retirada. Quiero que todos retrocedáis cagando leches y sin mirar atrás. Si los de Inteligencia no la han vuelto a cagar tiene que haber otro puesto defensivo 20 kilómetros al sur. Supongo que allí sí que habrán llegado los refuerzos de infantería... con el soporte aéreo me temo que no vamos a poder contar.
Los hombres empiezan a moverse. Sólo Trevor se detiene al ver que el teniente permanece en el mismo sitio.
- Señor...
Trevor no se gira. Fuma su puro y contempla la oscuridad. A lo lejos se oye de nuevo el bramido y el suelo tiembla ligeramente.
- Vamos chico. Corre. Corre como si te persiguieran los demonios... y no te faltará razón. Alcanzad ese puesto y avisadles de lo que se les viene encima.
- Señor, pero usted...
- Yo le voy a provocar a ese hijo de puta la mayor acidez de estómago de su vida.
Lo último que el muchacho ve antes de alejarse corriendo en la noche es como el teniente Harper salta por encima del muro y comienza a correr hacia la oscuridad, aullando como si intentase ganarle en fuerza al bramido del enemigo que se aproxima...
En algún lugar de la zona simbionte...
En lo más profundo de la colmena el ronroneo es lo único que se escucha. Algo despierta la mente de Shd'sar. La larva abre un único ojo lechoso e intenta contemplar su entorno. Las paredes de carne y cartílogo forman intrincados laberintos y dibujos que laten al ritmo acompasado de un corazón. Es paz. Es armonía. Aquí está a salvo de la antinomia.
- Hay zonas contaminadas.- el pensamiento entra en la larva como una forma de comunicación natural - Los guerreros negros están dentro de nuestras filas. Varios zánganos han sucumbido.
La larva está molesta por haber sido despertada. Todavía no ha pasado suficiente tiempo. No se siente con fuerzas para comprender. Aquí todo es paz. No quiere que nada rompa la armonía. Pero el pensamiento no la deja descansar. Sigue zumbando en su mente:
- Los humanos todavía no comprenden el peligro que se cierne sobre ellos. Ni siquiera saben quienes son sus enemigos ni sus aliados. Son mentes fragmentadas, ávidas de conocimiento pero temerosas de perder su individualidad. No pueden abrazar la Red Vital y por eso quieren romperla. Y los guerreros negros quieren ayudarles.
El pensamiento herético hace que la larva desestime la posibilidad de sumirse en el letargo nuevamente. Es hora de alzarse. Lo comprende, lo sabe, es un ente elegido para una labor mayor, un Xildûr. Hay pocos como él en Estigma y cada uno de ellos tiene una labor titánica. Ya no es sólo la guerra contra los invasores. También es la guerra interna. El caos intenta abrirse paso para destruir la Red Vital.
- Despierta hijo mío. Ha llegado la hora de la Guerra. Ahora es el momento de la verdadera batalla.
La larva comienza a levantarse. Su figura se va transmutando abandonando la cómoda forma inicial. Nacen extremidades para moverse, ojos para ver, brazos que llevarán la muerte a los enemigos y una cabeza para pensar en todo el dolor que le espera a la Gran Raza.
En algún punto fronterizo de la Línea
Svenson Decados jamás ha sufrido una derrota. Sin embargo mientras se reúne con su grupo en lo alto de una colina comprende perfectamente que aunque él sea capaz de aniquilar una patrulla tras otra no podrá detener el inexorable peso del destino.
Sus soldados esperan ansiosos las órdenes. El joven comandante tiene un aspecto ajado. De su habitual aspecto marcial y fiero queda ahora poco más que un reflejo desgastado y sucio. Lleva noches sin dormir y ha sufrido varias heridas de combate. Y pese a todo se mantiene de pie, observando a sus hombres con la misma fiereza en sus ojos que el primer día.
- Las tropas del Imperio nos han barrido. Es un hecho. Hemos sido acusados de tales atrocidades que ningún soldado dudará en volarnos la cabeza sin darnos tiempo a rendirnos. No sé cuantos de nuestra casa habrán sobrevivido a este golpe del Ojo Imperial pero no voy a quedarme a averiguarlo.
Su unidad se había reducido a una docena de hombres. Los mejores. Su guardia pretoriana. Sabe que puede confiar en ellos.
- Nos dividiremos en dos grupos. Nuestra casa debe tener información de primera mano sobre lo sucedido. Es muy posible que la conspiración haya sido denunciada ya en Bizantium... no sabemos hasta que punto se han podido romper los vínculos pero si el Ojo logra las pruebas el Emperador no dudará en barrernos del universo y las demás casas se lanzarán como lobos hambrientos sobre nuestros despojos.
Se aproxima a Julian. Julian 'el Ogro' Decados. Un hombre impresionante, de casi dos metros de altura, que tiene una fuerza física sólo comparable a su agudo intelecto. La mano derecha de Svenson asiente intuyendo su misión. Julian pone una mano en el hombro de su fiel seguidor:
- Harmen, Stylus y yo intentaremos salir del planeta. Debemos llegar a Cadavus antes de que el Ojo pueda informar de su victoria al Emperador. Debemos preparar a los nuestros. El resto debéis destruir las pruebas...
Julian asiente. Sabe que lo mandan a una muerte segura. Los demás también lo saben. Pero ninguno duda. Por encima de sus vidas está la de su Casa, la de sus familias, de sus seres queridos. Si el Imperio llega a saberlo todo la Casa Decados será destruida. Ninguno tiene dudas sobre su cometido. El enorme hombre estrecha la mano de su superior y sólo dice una cosa antes de partir con los suyos:
- No fallaremos. No falléis. Hay demasiado por lo que no podemos fallar.
Los dos grupos se separan de forma rápida y disciplinada.
A veces la muerte no es lo peor que te puede pasar.