Partida Rol por web

no debeis preocuparos por mi figura, mi entrenamiento diario dara buena cuenta de las energias consumidas.

Gandalf ríe divertido ante la conversación de las dos mujeres, contento de comprobar que, aunque tengan un destino incierto y una peligrosa tarea por delante, siguen siendo dos mujeres, jóvenes, alegres y femeninas.

Pedid lo que os plazca, os invita el anciano como parte del pago, comenta riendo. Al menos hoy os puedo garantizar la cena, dice algo más serio.

Al escuchar la palabra cena se le ilumina la cara ya que hoy no habia podido mererndar.
a mi me gustaria comer algo y tomaralgo de beber, si no es mucha molestia por supuesto

Lólindir mira fijamente a Gandalf, en silencio, y se pierde en sus pensamientos. Sus dados comienzan a tamborilear sobre el respaldo de la silla y su mirada se desplaza al infinito.

Recapitulando, hay algo peligroso en el Bosque Negro, algo a lo que Thranduil y sus hombres no son capaces de hacer frente. Mithrandir quiere acabar con ello, pero ni él ni ninguno de los grandes héroes de nuestra época tienen tiempo para investigarlo. Así que nos reúne aquí, a un grupo de desconocidos, en un lugar desconocido, para que investiguemos un peligro desconocido y le digamos lo que averiguamos.

Lólindir aprieta los labios sin darse cuenta y su mirada enfoca las grietas del suelo.

No está bien. Si resulta ser algo sin importancia, nadie recordará nuestras hazañas. Y si es algo grande, Mithrandir nos mantendrá al margen, y serán los grandes héroes que terminen el trabajo quienes sean recordados en las sagas que se escribirán, no los desdichados exploradores que arriesgamos nuestras vidas por identificar el peligro...

Tengo que hacer algo. Quizás aún se pueda sacar una historia de amor de esas que la gente parece adorar últimamente. Sólo hay que encontrar a los protagonistas, hacer que se enamoren y esperar el trágico desenlace. ¡Sí, sí, sí! ¡Suena genial!

Con una sonrisa en su rostro, Lólindir da una palmada sobre el respaldo del asiento y observa a sus compañeros. La sonrisa se desvanece gradualmente, aunque el brillo de los ojos del hobbit ante la idea de la comida es lo que causa un efecto más devastador sobre su estado de ánimo.

Se sienta en la silla, apoya el codo en la mesa y la frente sobre la palma de la mano. Cerrando los ojos, dice:

Creo que yo también beberé algo...

Por supuesto, pedid. Pedid todo lo que podáis comer y beber, y más aún incluso, dice Gandalf entre afables carcajadas. Se gira hacia Boffo y le sonríe: Y dime, joven mediano, ¿cómo van las cosas por la Comarca? Llevo más tiempo del que me gustaría sin pasar por allí...

La velada continua y se alarga hasta entrada la noche, con abundante bebida y copiosa comida, regada con conversaciones, algunas banales y otras más transcendentales.

Cuando la luna ya está en lo alto decidis acostaros para estar descansados a la partida, pues a la llegada del alba deberéis abandonar el poblado.

Os despedis de Gandalf y os dirigis a vuestras habitaciones con el estomago lleno.