El Refugio 16.
Conoceis las historias que los abuelos de vuestros abuelos les contaron, y estos os contaron a vosotros. Que fuera de la gran puerta blindada existió un mundo, un mundo como se puede ver en las holocintas. Un mundo verde, lleno de vida...
Pero que un día, desaparecio, y una tormenta de fuego arraso todo lo que habia. Que fuera solo queda algo parecido a un mar de llamas. Que la vida fuera no solo era imposible, si no que demonios sacados de los mas extraños cuentos deambulaban a la espera de no solo matar, sino destruir cuanto conocian. Y que solo en el Refugio, estarian seguros.
Habeis pasado vuestra vida sin plantearos la absoluta veracidad de esta historia, habeis hecho vida por separado, el refugio 16, uno de los mas grandes, lo permitia. Erais algo mas de dos mil personas, y aunque os habeis cruzado alguna vez en las salas comunes, no estudiasteis juntos, ni teniais los mismos grupos de amigos.
Por un lado, Lilly, se habia dedicado a la tecnologia en el refugio, Robert por su lado, se habia dedicado al a seguridad.
Vuestra vida habia sido tranquila, quizas monotona, pero segura, tranquila y comoda... hasta que un dia, recibis una notificacion en vuestro pip-boy. El supervisor os ha citado en su oficina.
Lilly lleva un rato dándole vueltas al tema de la carta. Si está nerviosa y todo... Su madre siempre le había dicho que, algún día, llegaría lejos, pero jamás se habría imaginado que el mísmisimo supervisor la haría llamar a ella personalmente. Con toda la gente que vivía en el refugio, suponía que alguien como él no repararía en alguien como ella, una programadora de Pip-boys.
Aunque, por otra parte, acababa de terminar su nuevo prototipo de Pip-boy. A lo mejor la había hecho llamar por eso. Quizás lo había visto y le había gustado. Después de todo estaba allí, en su taller de programación, a la vista de todos.
Termina de enfilar el pasillo que conduce al despacho del supervisor. El sonido de sus pasos retumba por el pasillo, con cierto eco metálico. Todo por allí está mucho más tranquilo que por los niveles inferiores, a pesar de que, de cuando en cuando, se cruza con algún empleado con pinta de tener muchas cosas que hacer.
Se detiene, finalmente, ante la puerta tras la que, como todo el mundo sabe, se encuentra el supervisor. Consulta el Pip-boy, mirando la citación que había recibido aquella misma mañana. Vale, aún quedaban cinco minutos para su "cita". Vuelve a bajar el brazo y se pasa las manos por la parte de alante del mono, como para alisarlo. Quiere estar presentable. Quizás esto es a lo que su padre se refería cuando hablaba de la "oportunidad de tu vida".
Finalmente, coge aire y se decide a llamar. Espera luego entonces, mirando a su alrededor, con ese gusanillo en el estómago, a que alguien le abra. Sus dudas estan a punto de verse resueltas.
Robert ha pasado su vida manteniendo el orden, la ley y la justicia en el Refugio. Su cometido, ser policia y la mayor parte de las veces, juez y jurado de paso. Muertos sus padres de joven debido a un accidente en el reactor donde trabajaban, siempre sintio cierta envidia por el resto de sus mas agraciados compañeros, teniendo que demostrarse a si mismo, y alos demas, que podia superarse a si mismo, y no solo ser como los demas. Ser mejor.
Pero en ese camino de la autosuperacion, quien habia tenido un don o una gracia por derecho de nacimiento, acabo perdiendose en los caminos del ego, sin unos padres, convirtiendose en el mismo, el centro de su universo personal.
Aunque reservado, era noble y justo, lo que le hacia frio o insensible a la mayoria de personas del refugio, y a ojos de muchos de sus compañeros, una persona dura y autodidacta que preferia estudiar solo sin la ayuda de un profesor, que atender a clase como todos.
Aquel dia, como cualquier otro, se levanto, se vistio y comprobo su equipo habitual. La armadura, la pistola, el pipboy... Maldito pipboy, deberia llevarlo otra vez a revisar, una vez mas no sonaba el sonido cuando recibia un nuevo mensaje. Y dicho esto, se daba cuenta de que tenia un mensaje, pasando con el dedo, mirando lo escrito.
Extrañado por el mensaje, se encoje de hombros, cojiendo el casco bajo el brazo, y sale de su habitacion, cerrando la puerta y comprobandola, como cualquier otro dia. En ese momento, salia su vecino, al cual solo saluda con un gesto de la cabeza, serio.
Subio por el ascensor, lugar en el cual, a sabiendas de la soledad, comienza a tararear la tipica cancion de ascensor, con una sonrisilla, intentando alegrarse el dia.
Cambia el gesto en cuanto se abren las puertas, y camina hacia la oficina del supervisor, viendo a la rubia alli. Lilly, habia sido compañera suya de clase cuando eran pequeños, hasta que repitio clase por el tiempo perdido por lo de sus padres.
Se para junto a ella, alzando la mano y sonriendo por compromiso cuando esta junto a ella, a modo de saludo.
Al ver llegar a Robert por el pasillo, se extraña. ¿Qué hace el también allí? Quizás tenía algo que tratar con el supervisor. Después de todo, él era policía. Eso lo sabía todo el mundo.
Esboza una diminuta sonrisa, al pensar en él. Pobre Robert, aún recordaba la que se lió cuando pasó lo de sus padres. Desde entonces se volvió mucho más huraño y menos sociable con el resto de compañeros. Ella nunca lo culpó, es lo mínimo ante un suceso como aquel.
Es por eso que, cuando Robert se detiene junto a ella, le sonríe, y a diferencia de él, acompaña su sonrisa de un saludo amable - Buenos días, Robert. Me alegro de verte. Hacía mucho que no coincidíamos por el refugio... - le dice, con esa expresión vivaracha, suave, que tan agradable resulta al resto. Es una persona que suele trasmitir bastante cercanía. -¿Qué te trae por aquí? Supongo que vosotros siempre tenéis temas que tratar con el supervisor... - intenta adivinar, suponiendo ya que la respuesta de Robert no será tan distendida como la suya.
Buenos días, Señorita Evans. Lo cortés no quita lo valiente. Y ser mas introvertido, no resta que no sea educado. A modo de saludo, el asiente con la cabeza, lentamente, con una media sonrisa. Aun lleva el casco bajo el brazo, mirandola, y acto seguido mira hacia la puerta. ¿Que hacia ella alli? ¿Habia el supervisor enviado el mismo mensaje a ella que a el mismo?
Ahora mismo estoy destinado en la cuarta planta. No suelo bajar mucho al nivel de reactores. Aun asi es un placer verte, como siempre. Mira a los lados, esperando la llegada del supervisor, con cierta inquietud. No, yo no suelo venir por aqui mucho, unicamente cuando me llaman, o cuando hay algun lio gordo. ¿Puedo preguntar que haces tu por aqui?
No tenia muchas oportunidades de hablar de tu a tu, normalmente mas que ver a un hombre, veian a un policia, y eso hacia dificil poder trabar amistad, o simplemente que te traten como un igual.
Lilly se ve sorprendida por la amabilidad de Robert. No lo recordaba tan atento. Quizás los años no habían pasado en balde... Lo escucha, observándolo con más detenimiento mientras habla. Y asiente, cuando habla de su destino.
-No creas, yo me paso el día entre cachivaches, tampoco es que tenga unas enormes relaciones sociales... - bromea, con una sonrisilla. Y, cuando acaba por preguntarle sobre el porqué de su presencia allí, se encoge de hombros, con gesto interrogante.
- Si te soy sincera, no lo sé. Esta mañana, al despertar, vi que tenía en el pip-boy una citación del supervisor... Pensé que era por mi último modelo de Pip-boy pero lo cierto es que no sé qué motivos tendrá el supervisor para hacerme llamar... - le contesta, con total sinceridad, esperando saber si él está en la misma situacion que ella o no.
Jamas habria imaginado que Lilly acabara rodeada de cachivaches sin demasiadas relaciones sociales. Comento, esbozando unasonrisa bajo un bigote bien arreglado.
Miro a mi alrededor, esperando la llegada del supervisor, y vuelvo la mirada hacia Lilly. Habia cambiado en los ultimos años, para mejor. Y me alegraba verla bien, despues de todo habiamos sido buenos amigos cuando ibamos juntos a clase. Era una buena mujer, y parecia que aun lo era.
Sucedio lo mismo, hoy tenia guardia en la sala comun A, cuando vi la citacion de parte del supervisor, sin ningun tipo de explicacion o descripcion. No es normal, la verdad.
Lilly se encoge de hombros, sonriendo a Robert: Bueno, sigo viendo de vez en cuando a Lucy y a Cissy.. ¿Te acuerdas de ellas? Y Timmy Vernon sigue empeñado aun en que soy la mujer de su vida y debería darle una oportunidad... -dice, arrugando la nariz en una mueca de disgusto cuando habla del chico, riendo y negando- De lo que aún no se ha enterado, años después, es que el no es el hombre de la mía... pero vamos, no pierdo la esperanza de que algún dia lo acaba entendiendo.. - y me deje tranquila de una vez, es lo que no dice, riendo aun - ¿Y tu? ¿Que es de tu vida? - le preguntó, mientras esperaba a que los avisaran- ¿Hay alguna señora Eden por ahi, o algún pequeño Bob? - a pesar de lo indiscreta que podría llegar a parecer la pregunta, la hace con tanta naturalidad y discreccion que no hay dudas de que no se trata de una pregunta malintencionada, sino de simple curiosidad.
Y, cuando explica que, en su caso, la citacion ha sido identica, frunce el ceño, pensativa- Qué raro... ¿Qué puede querer el supervisor de un policia y una programadora? -se pregunta, sin saber qué pueden tener ambos en común.