- Ernesto... no soy forense y no puedo decirlo con seguridad, pero creo que su mujer lleva entre 3 y 6 horas... fallecida. No presenta ningún signo de lesiones físicas, así que me atrevería a decir que fue una intoxicación causada por el exceso de...- Miro hacia el bote de pastillas. Es muy duro que alguien fallezca en un accidente, pero más aún que se suicide y justo a tu lado. Suspiro- Aunque una sobredosis provocaría más salivación. De todos modos, será mejor llamar a la policía y esperar al forense. Yo solo quería darle esa información.
Pero, ¿qué podía haber ocurrido aquí? Este hombre dormía con su mujer, debería haber notado algo.
- ¿No ha dormido usted aquí con ella? ¿O estuvieron hasta tarde fuera? Negué con la cabeza, no era hora de jugar a los detectives. Perdone... no tiene porqué responderme. Mi voz se notaba un poco nerviosa y entrecortada. Nunca habría esperado encontrarme con esta escena en lo que parecía unas mini vacaciones de ensueño.
Ernesto miró de arriba abajo a la entrometida de la médico. Esto antes no pasaba ¿le hablaría en ese tono a su marido? Aunque bien mirado tenia pinta de solterona. Respondió sin ocultar su desprecio.
Ni tengo por que responderle, ni la mas minima intención de hacerlo. Ahora lo que hay que hacer es volver a poner rumbo hacia Valencia y acabar con todo este incidente cuanto antes.
Abrí la boca para decir algo, pero me callé y miré al suelo. Cogí aire y me decidí a hablar.
- Lo siento, es deber de los médicos informar a los pacientes o a los familiares. Comprendo su situación y lo lamento de verdad. Guardo silencio durante un momento. Me intriga de verdad qué es lo que Marina tiene que contarme. Si me disculpa.
Después de esas palabras, salgo del camarote echadno un último vistazo al cuerpo inerte de Julia.
- Digame de que se trata señorita, aunque le rogaria que fuese rapido, no me gusta esta situacion, no me gusta no saber que es lo que ocurre a mi alrededor, y menos aun despertarme en un crucero de placer rodeado de cadaveres. - Me mostre ligeramente impaciente pues habia tomado la deicision de asumir el mando, y tenia demasiadas cosas que pensar y que hacer - Adelante, ¿que quiere?
Marina se apoya lentamente, contra la pared.
El sol mediterráneo trasluce la silueta de Marina a través de la blancura de su camiseta. Las pecas se acentúan en sus hombros.
No ha perdido el gesto dulce, pero su mirada ha cobrado una profundidad diferente, oscura.
La misma seguridad que antaño, Sr Antonio.
-Antonio…cuánto tiempo, dos años. No parece demasiado, pero ahora se me antoja una eternidad¿verdad?-
Contemplar el gesto impaciente del comisario, su determinación por el orden y el mando, le trae a Marina recuerdos nublosos.
-Me preguntaba…siempre me he preguntado…- Marina hace una pausa y entorna los ojos- ¿Qué opina usted de todo este viaje?¿Dónde cree que se encuentra Enrique ahora?-
Marina eleva de nuevo la mirada. Esta vez se ha dulcificado, y su voz suave suena casi como la de una adolescente.
- Si, hace mucho - respondo sin querer entrar en esa parte de mi vida en este momento - Sinceramente pensaba que Enrique pretendia extorisionarnos. No desde el principio, es decir, empece a sospechar al darme cuenta de que a aquellos como usted o yo, tenemos relaciones.... digamos turbias con Enrique, que no nos agradaria que salieran a la luz, no conozco a algunos de los presentes, pero imagino que sus circunstancias seran similares. Sin embargo si esperaba que muriese alguien durante este viaje era quiza el propio Enrique, pero la situacion actual me tiene un tanto desconcertado. - Preferi ser franco, despues de todo ella es periodista, y no me parecio necesario andarme con rodeos - Sin embargo, no estoy tan seguro de que las dos muertes esten relacionadas. Quiza le sorprenda mi opinion, pero aparte de que en ambos casos el modus operandi fue distinto, no creo que una misma persona tuviese relacion con Miguel y Julia a la vez, es decir no como para tener motivos para matarlos. Es una conjetura, pero obedece a la idea de que si fuese de otra forma tambien tendria algo en contra del resto de nosotros, en cuyo caso alguien practico simplemente hubiese puesto una bomba y no hubiese acudido a la cita... porque lo que si tengo bastante claro, es que dudo que haya nadie mas que los presentes en el barco, y por lo tanto uno o varios de nosotros son los asesinos. Yo que usted no me fiaria de nadie hasta que podamos llamar a la guardia costera, o salir del barco. - No se porque decidi compartir con Marina mis ideas, pero algo me decia que ella no tenia nada que ver con los sucesos - ¿Y cual es su opinion sobre lo que esta sucediendo y lo que le he confiado?
Marina mira directamente a los ojos del Sr López Gea.
Antonio le da una extraordinaria seguridad…Su método ordenado y resolución, su calma y análisis de la situación, su mirada opaca y firme…
- Le agradezco su sinceridad, Antonio.- suspira profundamente mientras interiormente recolecta sus dudas y conjeturas.- En mi opinión Enrique tenía algo preparado para nosotros. Una extorsión…quizá. Sobre las muertes es evidente que no son accidentales, y que alguien está saldando viejas cuentas. Ese alguien pudiera bien ser Enrique- Marina hace una pausa de unos segundos- Tal vez. Aunque tengo la sospecha de que Enrique hubiera disfrutado más haciendo de perfecto anfitrión este fin de semana, para, después de abandonar Cabrera, pasarnos un “mensaje” subliminal del precio de nuestros “pecados”. En mi opinión debiéramos intentar llegar a la isla y buscar a Enrique, y escuchar su explicación, la intención de este viaje ¿Qué opina, bajamos a la Isla?-
Marina toma un minuto de pausa. Las razones son extrañas y claras, pero se siente relajada con Antonio. Inclina su rostro hacia Antonio, y suavemente deposita su delicada mano en el hombro del ex comisario.
-A veces me siento como si hubiera llegado la hora, rodeada de esta gente, de compartir nuestros turbios secretos ¿No te sientes así Antonio? hmmm No sé si debiera, pero después de todo lo que hemos pasado juntos, quizá este es el momento de comenzar a tutearnos.-
Marina sonríe.
Sonrio ante sus palabras, no se muy bien porque, pues la situacion no es para sonrisas, pero no puedo evitarlo.
- Por supuesto que podemos Marina. Y respecto a lo de ir a la isla, no se si realmente encontraremos alli respuestas, pero valdria la pena intentarlo, aunque nuestro querido marinero cree, probablemente con acierto, que quien haya saboteado la radio tambien habra hecho lo propio con la barca. Si se confirma, nos quedara solo la opcion de ir nadando... - Me quede un momento pensando ante la idea con cierto desagrado antes de continuar - En cualquier caso deberiamos volver con los demas, quiero examinar el cuerpo del capitan.
Marina asintió. La situación de estar allí debatiendo lo que parecía una trampa de ratones con Antonio le resultaba extrañamente lógica.
- Claro Antonio, su ayuda es imprescindible en estos momentos. Regresemos - Su mano se deslizó del hombro del ex comisario con suavidad. Marina le devolvió una dulce sonrisa.