Pelayo en voz alta los alla presentes, señalando el hallazgo:
-Nunca vi canes con talento para prender fuego, ni ahora difuntos que necesitasen un poco de lumbre para calentar sus huesos mientras colocan la soga en arbol.
Aca hay más misterio del que se muestra et puede tamben faber presencia de meigas et brujadas.
¿Como lo ve, mi campaña?(compañia)
Lentamente, acercase Antón al lugar donde cuelgan los canes, mirando con mirada escrutadora os alrededores. Nada descubre, salvo una pequeña hoguera que examina con atención minuciosa. Se agacha y huele las cenizas, examina las piedras y no tiene duda al respecto.
Se levanta y mira al bueno de su compadre Pelayo.
Cuando este acaba de hablar, se acerca a él mientras los aldeanos se mofan del pobre anxio. le hace una seña a Aimar para que se acerque y compartiendo una confidencia, habla en voz baja.
-Esta fogata no era para calentarse las manos. Han quemado hierbas y objetos para realizar alguna clase de "meigallo" o invocación. Cuestiones ambas que me dejan intranquilo. El dueño de los lebreles tendrá que buscarse otros canes... Pero no me extrañaría que Ledicia no fuera la única desaparecida del pueblo o los alrededores. Otros tres deberían haber desaparecido... Estas cuestiones atraerán a los Fráteres o al diablo, y no quiero tratos con ninguno de estos.
Hay... ¡la Virgen! -musitó Anxio con cara de sorpresa y haciendo la señal de la cruz.
Acto seguido, los dos aldeanos descolgaron a los perros y comenzaron a enterrarlos a los pies del roble, junto al lugar donde afirmábais que allí había habido "algún tipo de acción" sospechosa de no ser muy ortodoxa...
¿Usteden creen? -dijeron los aldeanos. Hemos de comunicarlo a Brandán. ¡Meigallos en nuestros bosques, en éstos tan cercanos! ¡Dios mio! Creo que deberiamos volver cuanto antes...
Decidme si hacéis algo más o regresáis.
¿Meigallos? No tenía ni puta idea de lo que significaba aquello, el bueno de Aimar, aunque siempre le hacían gracia las formas de hablar de su compañero gallego. Invocaciones... Era algo que le sonaba a magias y embruxos. Mal fario, por tanto. Y se merecía otro buen esputo, como el que lanzó a otro lado, a los arbustos que había por doquier. Pero hubo algo que hizo sonar una campanada en el cerebro del muchacho. Algo instintivo que Antón, sin saberlo, puso en evidencia.
De hecho se acercó hasta su compañero con toda la discreción de la que fue capaz. Pero, eso sí, miró a los aldeanos, en concreto al que abogaba porque se marcharan de ahí con rapidez. Tan pronto se sintió seguro, agarró con firmeza los brazos de Antón y de Pelayo.
-¿Qué cojones dices de invocaciones, cago en la puta? ¿Tas tú seguro deso? -era evidente que esperaba una confirmación, pero que algo le estaba rondando la testa más allá de lo que preguntaba.
-Si funcionó o no, o si realmente sabían lo que hacían, no lo se, pero que todo se parece mucho... A cosas que vi de niño en los bosques de Lugo, es cierto. Los animales muertos, colgados de un "carballo", la hogera, las plantas quemadas... No soy cura, santo, ni experto en estas lides, pero por lo poco que sé, parecer, parece... -Las frases las dijo midiendo las palabras, con cuidado, pues no quería asustar a los aldeanos y quedar cómo brujo él.
-Lo mejor es informar a Don Brandán que su hija no estaba colgada de una rama, y que se ocupen los curas de los asuntos del diablo, y los vivos de los asuntos de los mortales. Que el padre se alegre de la noticia y pueda buscar a su hija.
Carballo: Roble, árbol sagrado en la tradición druídica... Sigo añadiendo palabras en gallego... poquitas pero alguna meteré ;)
No hago nada en especial.
Volvísteis a la aldea. Ni que decir tiene que las caras algo horririzadas de los presentes (tanto Anxio como los dos aldeanos) estaban puestas de manifiesto de camino a casa. Poco se habló por ello y mucho se meditó acerca de los perros. Mientras volvían, los dos aldeanos, de vez en cuando, echaban una mirada a Anxio con cierto horror, como pensando:
"¿Y para eso nos haces venir aquí, viejo chiflado?"
Era ya de tarde, casi de noche, cuando llegásteis a la taberna. Allí os esperaba Brandán con aires preocupados. Una taberna no era sólo un sitio para divertirse o desinhibirse, sino que en aldeas tan pequeñas como esa era como la casa comunal, de reunión, etc., de todos los habitantes. Allí había bastante gente (unas 15...), casi la totalidad de la aldea practicamente. Los rumores y habladurías se tornaron en silencio cuando llegásteis. Tras contarle lo que sucedió en el bosque respiró aliviado, aunque por pocos momentos: no era su hija la que estaba "colgada" como Anxio afirmaba, pero tampoco había aparecido aún. Después de daros de comer y beber por cuenta del tabernero. Brandán Ouxo se dirigió a Anxio primero.
No se qué habrás visto, Anxio... -le dijo seriamente-, pero, aparte de mi hija Ledicia, tampoco aparece otro joven, Xan; si, ya sabéis, ese que andaba "de amoríos" con mi hija...
Luego os miró a vosotros.
Temo... -dijo cabeceando con tristeza en su interior-, temo que haya escapado con él, para siempre... ¡Hija mia! ¡Habremos de buscarles, gente de Ouduro! Hemos de rastrear ese bosque... ¡si se han perdido, estarán ahi! ¿Qué decis? ¿Quién puede ayudar a este pobre viejo?
En esos momentos las gentes de Ouduro, que estaban allí presente, miraron hacia abajo, como renunciando a la petición ¿qué loco se adentraría en el bosque nada menos que para rastrearlo? Los canes colgados estaban casi en las lindes del mismo, desde donde se apreciaba incluso Ouduro a lo lejos, pero... ¿internarse en él?: Locura completa.
¿Nadie? -levantó la vista el patriarca, mirando a uno por uno de los allí presentes, como esperando una respuesta de la nada- ¿Lucio? ¿Perco? ¿Antón, tu si, verdad Antón?
Pero ninguno de los presentes se ofreció voluntario. Fue entonces que Brandán puso un gesto firme y revelador para con sus gentes, que estaban dándoles la espalda en un asunto de gran importancia. Sin embargo, el patriarca no desvela nunca sus desazones, y no echó en cara a ninguno de sus vecinos este "cruce de brazos".
No os culpos, gentes. Se que el bosque es peligroso -entonces os miró con un brillo especial en los ojos, como si no tuviera otra oportunidad que la siguiente-: ¿y ustedes señores? Llegaron aquí, ¡y seguro que a través del bosque! Mi hija está ahi fuera ¡si es que aún vive o no se la han llevado en contra de su voluntad! ¡Ayúdenme! ¡Háganlo! No tengo dinero, pe... pero... pero tengo tierras, una buena bodega de vino... ¡qué se yo! ¡y mi cocina será suya en lo que resta de año! ¡Dios sabe que así será! ¡Lo sabe! ¡Ayúdenme a buscar a mi hija!
La gente estaba expectante, como si no hubieran visto suplicar a su patriarca a nadie en su vida. Ciertamente era así.
Miró de un lado a otro de la sala mientras el pobre padre pedía ayuda, cómo esperando lo que iba a suceder. Después bajó la mirada al suelo. Él era un simple bandido y jamás había ayudado a nadie más que él mismo, por lo que esta situación se le hacía rara. Cuando el cacique del pueblo se giró hacía ellos, ya era esperado, por lo que levantó la vista y miró a Brandán a los ojos.
-Cierto es que nos estamos hechos a vivir y andar a entre monte y bosque, recorrer caminos y ver de todo, pero debe comprender que estas pobres gentes mucho se juegan cada día para comer y más lo harían en estos bosques cerrados y grandes, donde los animales se pierden y no vuelven aparecer. No somos santos, pero duele ver a un padre afligido de esta manera... No puedo hablar en nombre de los demás, pero me gustaría encontrar a vuestra hija.
¿Por qué había dicho aquello? ¿Tanto se había ablandado? La verdad es que le recordaban a las gentes de su aldea, cuando se internaban en los bosques para pedir ayuda a su madre. Nadie ayudaba a estas pobres gentes, más que de ellos mismos, pero había cosas que ni ellos sabrían enfrentar... Si la verdad es que esta gente era muy parecida a su propia gente.
Ufff... Pidiendo ayuda a unos bandoleros rajagargantas.... Vamos a parecer una ONG jajajaja
-Placeme ayudar al necesitado, gueno et cristiano es. ¿Pues si ahora sos vos el necesitado et nos los cristianos, mañana si se tornan las tornas, contaremos nos con sus valores cristianos, maese Brandan, et con los de los suyos?
-Gustame y mucho tener maravedis,et no mucho menos contar con amigos leales et nobles, que si no nobles de cuna, si que lo sean de virtudes et generosos en ayuda.
- Mi lanza et mi talento, mucho o poco, todo, os ayudara a batir el bosque, pues no tardando puede q seais vos quien nos ayude a nos, en otro tipo de batidas.
- Contar pues conmigo, hasta donde mi juicio llegue.
Ya que no hay dineros, por lo menos amistades leales de gente de honor.
Dedico ms palabros a mis fans de los discursos.
Sí, sí... Una triste historia y unas tristes circunstancias para un padre... Ninguno querría estar en la maldita situación en la que se encontraba el bueno de Brandán pero, ¿qué demonios? ¿Acaso era culpa de ellos? ¿O un asunto que les compitiera? ¡No, por todos los demonios! Eran unos extranjeros que habían parado para reponer fuerzas en aquél pueblo perdido de la mano de Dios. Y ahora, como eran también los únicos que desconocían de los aparentes misterios del bosque, también iban a convertirse en los desdichados buscadores de personas perdidas y, tal vez, también de sus propias muertes.
El jacetano llevaba un buen rato inquieto y nervioso, mucho para lo que él era -tranquilo por naturaleza-, y hacía ya un buen rato que intentaba compartir algo con sus compañeros. Algo que, estaba bien claro, no iba a poder compartir hasta pasado un rato. Y no era algo baladí. Empero, Antón y Pelayo se habían dejado llevar por las promesas del cacique y sus hermosas palabras, cada uno por sus propios motivos... Mas Aimar no escuchó con buen grado las propuestas y las recompensas. Aimar quería salir de aquél condenado lugar con el rabo entre las piernas y poner tierra y aire de por medio en cantidades razonables.
Pero estaba de manos atadas. No podía marchar solo, pues sería presa fácil para los de la Vera Lucis. Tampoco podía quedarse en el pueblo por el mismo motivo y, aunque detestaba la idea de regresar a aquél endemoniado bosque, preludio de horrores y sombras asesinas (a buen seguro), él mismo entendía que ahora mismo aquella era su única posibilidad de salir con vida. Con un poco de suerte de su lado, por supuesto.
-Que me jodan... -masculló para sí mismo de mal grado y con patentes malos modos-. Donde quí mis compinches vayan ahí voy yo, qué puto remedio...
Y esto fue lo único que dijo.
¡Pues iré con ustedes! -dijo Anxio con más miedo que vergüenza... Sin embargo lo hizo para no quedar ante los vecinos de su pueblo, que tantas veces le habían mirado mal por cuestiones como la que acababan de suceder esa noche (decir una cosa y luego ser otra). Si tu hija sigue ahi fuera,don Ouxo, la traeremos, pe, pe, pero yo la vi en...en...
Y se calló, ya que no quería formar otro escándalo. Luego se acercó a vosotros y os habló.
Iré y os guiaré, que conozco el bosque como la palma de mi mano.
Internarse en el bosque, ahora que es de noche, mis valientes, es una locura ¡Ay mi hija! -decia entre lamentos Brandán. Asi que podrán dormir en mi establo, que buenas alpahacas y telas ahi dentro, y el sol les despertará nada más asomarse ¡Y qué gracias he de daros, y a ti también, Anxio! ¡Si me traen a Ledicia mi casa y pertenencias serán como suyas!
Y añadió: ¡Y mi hija...! ¡Y podrán tomar la mano de mi hija con mi bendición si alguno lo desea, se lo aseguro!
Finalmente, cuando todos los vecinos se hubieron ido, Brandán y vosotros os marchásteis a su casa. Os dio algo de comer y se despidió hasta el día siguiente. Anxio se marchó también a casa. La gente se marchaba murmurando de la taberna a cada una de sus casas. La verdad es que poco conocíais de ese bosque como para internaros así como asi...
Os dejo por si queréis hacer algo o interpretar y pasamos al día siguiente.
Pelayo andaba en estos pensamientos.
De momento teniamos trabajo y la proteccion del pueblo ante los que nos persiguen. si salimos con bien de esta ... ni tan mal.
-Gracias, dormir en un sitio caliente y cómodo es lo que necesitamos. Mañana con la luz del día, esos bosques serán menos tenebrosos.
Por mi puedes correr la noche salvo que pase algo :P o alguien quiera interpretar alguna acción o escena
Ahora mismo es un poco tarde y me voy a la cama, pero mañana al punto de la tarde posteo, que tengo algo que comentaros.
Una vez estuvieron solos por fin, Aimar se dirigió a sus compañeros con gran gravedad en la voz.
-¿Es que no sus dáis cuenta de lo que ocurre quí, coño? -empezó, alzando las manos en sendos puños-. Desaparecen personas del pueblo y Antón ve rastros de embruxos y meigadas o lo que pelotas sean. El zángano éste ve cuatro cuerpos colgados con las sinhueso fuera y 'moraos' como bayas y lo que nos encontramos con cuatro perros... Y mientras nosotros 'perseguíos' por los hideputas cazabruxos. ¡Cago en mis muertos, que está más claro quel agua! ¿Y si los desaparecidos estaban haciendo invocadas a demoños o moustros y se toparon con los frateres de la mierda? Podrían haberlos 'colgao' en menos de lo que se dice 'oivá Dios', y después 'habeilos cambiao' por chuchos... ¿Sus dáis cuenta ora o no?
- Creome Aimar, que el que se tiene que dar cuenta de ello es el padre de las criaturas.