Se juntaba el hambre con las ganas de comer. La policía que les buscaba, y no tardaría en encontrarles, pues el guardia de la garita de entrada al parking se había escondido para llamarles. Un aparcamiento gigantesco, y el coche de Gupta que estaba en la otra maldita punta del mismo.
Decidieron, no obstante, dejar de correr. Atrincherarse. Técnicamente, venían a por ellos, así que podían dejar de correr. Escogieron para ello la confluencia entre unas barreras de hormigón y un coche grande, que les ofrecía protección a la vista de sus perseguidores. Del interior del casino salían guardias armados, mientras que por la puerta del estacionamiento lo hacían dos coches de policía.
-Mierda... nos van a acorralar.
Quizá tenían que seguir peleando. Después de matar a tantos, matar a unos policías no parecía gran cosa. Pero Queen llevaba mucho tiempo intentando no pasar esa línea. La fina línea que separaba sus operaciones de las de cualquier mafioso de medio pelo.
Se iban acercando, especialmente los coches, ya que recorrían las calles principales del aparcamiento. Afortunadamente, el caos en el sistema de seguridad del casino hacía que ninguna cámara funcionara. No sabían exactamente donde estaban, ni se habían quedado con sus caras. Habría, no obstante, vagas descripciones de los testigos presenciales. Eso y no tener nada era lo mismo.
Un coche de policía pasó cerca y agacharon la cabeza, confiando en que no les vieran. Pasaron de largo, aunque rondaron la zona. Se pusieron nerviosos, y no era para menos. Entonces, un monovolumen grande se detuvo a su lado y el conductor bajó la ventanilla. Era el cabeza de toalla.
-Entrad, rípido.
Era un siete plazas, por lo que era fácil entrar, aún cargados como iban dos de ellos. Lo habían chorizado, como los otros coches, en el estado o la propia ciudad. Cambio de matrícula y pintura cortesía de Vialpando automotives, además de otros pequeños extras. En éste caso, se trataba de los cristales tintados. Nevada era uno de los pocos estados que permitía un tintado casi total de las lunas traseras a excepción del parabrisas y las frontales, a las que se podía oscurecer un 35%.
El interior era cómodo y tenía espacio suficiente para todos ellos, que era la idea inicial de Gupta al escoger el coche. El maletero tenía explosivos y gasolina para rociar el vehículo. Frente al asiento de cada cual había una maletín de tela, de esos de llevar a pulso, donde había una muda de ropa y un bloque de c4 con el detonador preparado. La idea era que mientras él conducía, ellos se deshacían de kevlar y armamento metiéndolo en la maleta, de modo que cuando salieran del coche y lo reventaran, no quedara prácticamente ni rastro de las armas o el equipo.
Deshacerse de las armas era la mejor opción. Por eso habían usado armas nuevas para la operación, no las suyas propias. Era parte del dinero para la preparación del golpe, ese millón de pavos tan bien invertidos. La seguridad era lo primero, claro estaba, y tendrían que salir de aquel condenado aparcamiento y llegar hasta los coches de refresco.
Motivo: Suerte 2
Tirada: +2, -4
Resultado: [2 - 4] = -2
Fallo
Se comenzó a quitar la armadura con dedos presurosos mientras el sikh aceleraba.
-Estás en todo, corazón. Te han faltado los chicles de biodramina, pero de momento está bien.
El indio había comenzado a conducir sin prestarle mucha atención a los pasajeros. Iba algo acojonado, por que lo que estaban haciendo no era moco de pavo. Sin embargo, él no era el mejor taxista de San Fierro para acojonarse así como así. Mantuvo la cabeza fría y jugó bien con los tiempos y los retrovisores. Donde parar un momento, donde estacionar el coche y detener el motor, cuando continuar. Hizo la salida un poco más "eterna" de lo deseable, pero mareó mucho a la policía. De hecho, la policía se entretuvo apuntando un momento a los sicarios de Wu Zi. Buscaban "gente armada con armamento pesado", y ellos lo llevaban. Ahora tampoco tenían jefe que aclarara toda la cuestión, por que el teléfono de Hong Fa sonaba entre sus manos muertas.
Cuando los coches patrulla estuvieron lo suficientemente lejos, el indio se encaminó a la puerta principal. El guardia tenía orden de no dejar salir a nadie, pero tampoco les hacía falta su permiso. Había un estrecho espacio entre la barra de control de paso y el muro, y por ese espacio coló el coche, poniéndolo sobre dos ruedas un momento. Parecía algo propio de una película, pero le salió prácticamente con dos golpes de volante. El tipo de la garita se quedó con un palmo de narices, pero también con su matrícula. Se iba a chivar a la policía, pero tendrían tiempo para circular un poco.
-Vamos a tomar la directa, agarraos.
Esquivó al tráfico e hizo caso omiso de las señales. Sin embargo, lo hizo de un modo que no llamara excesivamente la atención. Es decir, no circulaba a gran velocidad y aprovechaba las señales en ambar. Había memorizado el recorrido, y éste incluía muchas pequeñas calles donde no cabía esperar a un coche patrulla.
Huyó del strip hacia una zona industrial, no muy lejana del centro. Un mal barrio, que de noche solía llenarse de prostitutas. Allí había uno de esos aparcamientos cutres que no suelen tener ni un triste vigilante, situado bajo un viaducto. Aparcaron allí, esperando a un currante que salió con otro coche. La mayoría había acabado de vestirse, pero a otros fue menester ayudarles rápidamente.
-Ahorra el toque finial -sacó de las guanteras las llaves de dos vehículos diferentes- Trevor y Se Jota, dilettante amarillo. Primo coreano con nosotros en jackal negro. Istos coches más legales, tener papeles de alquiler. Devolvemos todos coches pasado mañana en empresa de mi amigo Robert, San Fierro. No locuras con coches, no estrellar, nada de eso. Cuenta pagada, solo ir a sitio y dejar llaves a encargado.
Sin más, se bajó del coche y esperó a que hicieran otro tanto, preparando todo el tema de los explosivos lo mejor posible. Se cercioraron en no dejarse nada, y vigilaron que no hubiera ojos indiscretos antes de proseguir. Rociaron el coche con varias sustancias. Primero, amoniaco industrial en los asientos y cuadro de mandos, para eliminar cualquier huella dactilar o rastro de ADN. Luego, gasolina de 98 octanos generosamente por todo el vehículo.
Al terminar, abordaron los coches y pusieron rumbo fuera de la ciudad. A una distancia de unos tres cientos metros, accionaron el detonador, que era una simple llamada de móvil, y el coche con todo lo que tenía dentro reventó. De hecho, se desintegró. La explosión estuvo a punto de dañar la estructura del viaducto, que quedó "picada". Demasiado explosivo, pero había que asegurarse.
Motivo: Perspicacia + Conducir
Tirada: +5, +6, -3
Resultado: [6 - 3] + 3 = 6
Motivo: Perspicacia + Alerta policía
Tirada: +4, -6
Resultado: [4 - 6] + 2 = 0
Éxito Aceptable
Motivo: Perspicacia + Alerta guardia
Tirada: +1, -2
Resultado: [1 - 2] + 2 = 1
Éxito Completo
Un caos a la salida de la ciudad, controles. Sin embargo, estaba previsto. Cada coche tenía un mapa con una ruta que debían seguir. Una ruta B, algo tortuosa, a través de pueblos dormitorio de Las Venturas y pequeñas carreteras para incorporarse a las vías principales mucho más tarde. Los controles estaban a la salida de la ciudad, así que tras callejear de ésta manera durante un par de horas, se quitaron lo gordo de encima.
Condujeron de noche hacia Tierra Robada, donde estaba el aeródromo de Verdant Meadows. Allí, sus caminos se separarían. Los pensamientos volaban al recorrer las casi desiertas carreteras. Con la bajada de adrenalina, Queen se resintió de la mano. El asunto pintaba feo, y tenía que pasar por el hospital. No tenía ánimo para fiestas, no en aquel momento. Por eso, cuando llegaron al sitio y les recibieron los del "equipo B" a pie de hangar, ella no salió del coche. Tenía algo de fiebre, mala cara.
Michael y los demás estaban bien. Habían sacado el oro, de hecho, más del previsto, y ya lo estaban cargando en el avión que iba a pilotar Mary con la compañía de Hwo hasta un paraíso fiscal que acogería muy bien aquellas reservas auriferas. Lester y los muchachos no cabían en si de gozo, e incluso habían preparado unas cervezas para celebrarlo. Pero ella insistió en que sentía mal. De hecho, estaba al borde del desmayo. Le dieron unos analgésicos y se preocuparon por su salud, mientras los chicos celebraban. Gupta insistió en llevársela a un hospital, uno privado y de confianza en San Fierro. Aquello sonaba cada vez más a una despedida, o al menos, a un "hasta luego".
-Cuidate, chamaquita -le dijo la prima, dándole un abrazo- Saluda a mi viejo mientras me pego las vacasiones a tu costa.
-Ya nos dirás como vas de la mano, y quedamos para tomar algo cuando quieras -añadió CJ.
Lester dió una palmada de satisfacción.
-Bien, señores, señoras... yo me encargaré de que nuestros contactos en las islas cumplan lo acordado y el oro sea vendido sin que traten de tangarnos. Así que... lo siento por la parejita pero éste cojo se va de vacaciones a la playa.
Hubo aplausos para él.
-Te lo mereces, Les -dijo Michael.
-Bueno, bueno. Dentro de treinta a cuarenta días, calculo, podré haceros las trasferencias a la caja B y todo eso. Dinero fresquito para que lo gastéis en lo queráis. A partir de ahora tendréis todos cuenta en ese magnífico banco que tantas satisfacciones os va a reportar. ¡Con tarjeta black!
-Siempre he querido tener una de esas -dijo Franklin.
-No os lo gastéis todo de golpe o hacienda sospechará... Jejejejeje. Bueno, chicos, nos vamos ya, antes de que les de por vigilar el espacio aéreo.
Los tres magníficos abordaron el avión de carga, cuyos motores comenzaron a rugir. El chiringuito se desmontaba, y cada mochuelo iría a su olivo. Michael y Gupta se encargarían de devolver los coches como estaba pactado, mientras el resto desmontaba el equipo de Lester para llevarlo a Los Santos y volver cada uno para su casa o maloliente guarida, respectivamente.
Y en un momento, todo quedó en silencio. La vieja pista de aterrizaje, un vacío en el alma, de los amigos que se separan, de una aventura que finaliza. Sin embargo, nuevas aventuras estaban a la vuelta de la esquina. No debía sentir tristeza, si no alivio. Pero la verdad es que la adrenalina de todo aquello era adictiva, y tendría que encontrar buenos sustitutos. Las carreras de coches posiblemente ofrecerían un buen placebo.
El viejo mundo había muerto. Un nuevo y prometedor mundo comenzaba. Y desde que había vuelto de Corea, desde hacía ya tantos meses, sentía por primera vez que no tenía mayor preocupación que la de vivir su vida y cuidar de sus negocios... legales.
En el teléfono, una perdida de su marido. Gupta la ayudó a volver a entrar en el coche, preocupado por su estado.
-¿Al hospital ahora, si?
Una nueva llamada, de él.
Mientras estuvieron en la ciudad siguieron en alerta pero en cuanto salieron el bombeo de adrenalina cesó y afloraron las agujetas, el sueño y el cansancio en general. A Queen el brazo la estaba matando aunque se esforzaba por disimular, era quien menos había hecho ese día y sin embargo la que más problemas estaba dando. Le avergonzaba.
Al montarse en el segundo coche se permitió un poco de relax, estaban “en familia”. Se disculpó con Gupta por sentarse atrás con Hwo, pero necesitaba que alguien la abrazara, agradecerle que le salvara la vida y llorar, llorar mucho. Había vuelto a nacer y ya se sabe que es lo primero que se hace cuando se llega a este mundo.
Total que estaba hecha una braga y lo suyo no acababa ahí, los demás echarían unas horas de viaje y luego se ducharían, beberían algo y a dormir, Queen no, a Queen le esperaban un montón de análisis y seguramente cirugía (sin anestesia ni pollas porque estaba embarazada). Si por ella fuera se acurrucaría como Shirkan en el regazo de Golan y nada más.
Cuanto más rato pasaba peor se encontraba, aterida de dolor se puso blanca como la cera ¿Qué cojones le había hecho esa puta loca? Rotura fibrilar, de ligamentos… salida de líquido sinovial, fractura ósea, pinzamiento de un nervio, tendinitis…? Le ponía mala pensar en quedarse con el brazo inútil aunque era un precio a pagar preferible a su propia vida o la de su hijo. Dejar a Golan solo, romperle el corazón, eso sí que no, eso se había acabado
Antes de llegar al aeropuerto hizo ronda de mensajes informando de como había salido todo, muy esenciales pero ya habría tiempo de entrar en detalles. Los primeros el tío Gun y Viktor .
Ya en el lugar, antes de abrir la puerta, Hwo y Queen se miraron a los ojos, ese día se había reforjado una relación que había estado demasiado tiempo abandonada. Su primo era hombre de pocas palabras pero en su sonrisa y abrazo Queen entendió cuanto quería decirle –Pasatelo bien y no te preocupes, nos vemos dentro de nada- le besó en la mejilla. Él salió y ella se asomó para escuchar y ver a la gente, no podía mantenerse en pie, empezaban a fallarle las fuerzas. Era consciente de que eso era una despedida y ella, que les había reunido en su locura de venganza tenía el deber de, al menos, de dedicarles unas palabras. Así que del coche salió un tímido hilo de voz –Chicos… perdonad que no salga, estoy un poco jodida…- tragó saliva y los miró uno a uno –Gracias… gracias a todos, nunca olvidaré como os habéis jugado el pellejo…- le pegó un calambrazo el brazo y se le saltaron unas lagrimillas –Les… no dejes que los tortolitos te den la brasa jeje- intento animarse a ella misma bromeando –bueno… queda pendiente esa cerveza, no se me olvida- levantó el dedo como haciendo una promesa –Ale, a pasarlo bien, hasta pronto…- Tenía cerca a Michael y se dieron un apretón de manos afectuoso. La reunión se disolvió, todos tenían cosas que hacer, mejor así, le estaba costando contener las lágrimas, estaba cansada y demasiado sensible. Mary y CJ se acercaron para despedirse más personalmente, su prima la llenó de besos. Estarían en contacto por guassup.
Lester esperaba, pues Mary era la piloto, así que Queen aprovechó para llamarle, le abrazó con el brazo sano –Tu más que ninguno eres un puto crack, gracias, gracias, gracias… cuídate mucho- y le besó en la mejilla.
Después CJ la ayudó a pasarse al asiento del copiloto. Todos se fueron a lo suyo y hubo un pequeño silencio. Miró a Gupta, a su manera había sido, estaba siendo, como otro padre, siempre ahí para ayudar, firme, sensato. Era un hombre tranquilo y honrado al que ella había metido en esa vorágine y nunca tuvo ni una palabra reprobatoria. –Espero…- dijo con la voz un poco temblona –que… a pesar de todo haya merecido la pena… y puedas realizar tus sueños con tu familia. Y espero también, si quieres… dejarme ayudarte… ¡Legalmente!- puntualizó a modo divertido intentando quitar seriedad al momento, sonrió muy dulce apoyando la cabeza en el respaldo. Miró el móvil y vio la perdida –Sí, ahora sí. Al hospital por favor… que ya no puedo ni con mi alma-. Arrancaron y marcó el número de Golan, se le aceleró el corazón deseando escuchar su voz, que cosas... eso era amor.
Su voz al otro lado, reconfortante.
-Creo que para ésta hora ya deberías haber "acabado". He leído las noticias por internet, sobre el caos en Las Venturas. Imagino que... en fin. ¿Estás bien?, ¿Ha terminado todo?
Ooootra vez las lágrimas aunque no se embarracó, sonreía, llevaba todo el día deseando que llegara ese momento –Hola cielo…- tardó en responder, sorbió por la nariz –Sí… se acabó… por fin…- era un mar de lágrimas, aún no podía creérselo o sí y quizás por eso tanta emotividad, Golan la escuchó llorar y la dejó desahogarse –pero… tengo que pasar por el hospital. No te alarmes- apostilló en tono más vivaz –Me… me he lesionado un brazo, pero el niño y yo estamos bien… todos estamos bien…- no quería angustiarle en la distancia –en seguida me tienes dando botes como una cabra loca- respiró hondo mirando el paisaje nocturno, de pronto sintió una gran paz –Te quiero mucho mi amor, eres… lo mejor que me ha pasado en la vida… y doy gracias a Buda por haberte encontrado porque… porque sin ti nada de esto tiene sentido. Ya nadie nos va a impedir estar juntos. Y lo único que quiero…- volvieron las lagrimillas – …solo quiero hacerte feliz…- se sonrojó y miró de reojo a Gupta, no sabía si le estaba haciendo sentir violento.
Hablaron durante mucho tiempo. De hecho, el viaje al hospital se le hizo más liviano de esa manera. La mantuvo consciente. Él proseguía con el rodaje, pero insistió en viajar de vuelta para verla. Ella dijo que no, que no hacía falta. Uno de los Tchaikovsky se puso al teléfono y le dijo que aplazaban las escenas de Golan tres días, y que no protestara. Que en el trabajo no paraba de hablar de ella y de lo increíble que era su amor. Y si por eso no merecía la pena tomar un avión para hacerle compañía en el hospital, nada lo merecía. Se tuvo que callar y seguir llorando.
Ingresó de urgencia en el UCSF de San Fierro, uno de los mejores hospitales de todo el país. Ella tenía un seguro de vida tarjeta oro que había contratado hacía dos meses por dos motivos: su vida peligraba con el asunto de los chinos, y además era una millonaria en ciernes que ganaba decenas de miles de pavos a la semana gracias a sus inversiones en fondos de alto riesgo.
Gupta solo tuvo que enseñar su tarjeta para que la trataran divinamente. El equipo de enfermeros y médicos la llevó rápidamente a un box para hacerle unas radiografías de la mano y evaluar el estado de la cuestión. Se quedó dormida en observación, sedada hasta las patas, mientras los médicos discutían la mejor forma de proceder para salvar su mano del mejor modo posible.
Golan tomó el primer avión desde Berlín a Estados Unidos, que fue a Liberty City, y desde ahí hizo trasbordo hacia San Fierro. Lo tenía allí al despertar, contento aunque reventado por el jet lag. Estuvo a su lado y firmó el consentimiento para la operación, que fue al día siguiente al atardecer.
La intervención fue delicada y larga, debido al gran número de ligamentos y vasos sanguíneos de la zona afectada. Los músculos estaban resentidos también, pero el principal problema era la rotura de varios ligamentos que requerían de una cirugía mayor para su unión. Incluso, debieron trasplantarle ligamentos de un donando compatible. Ella no se enteró de nada debido a la anestesia general, y Golan sucumbió durmiéndose en una de las butacas de la sala de espera.
Despertó en una habitación de hospital muy mona, con un sofá-cama desplegable donde dormitaba cierta persona muy querida. Miró la hora en el reloj y vió que eran las 10 y media de la mañana. Pensó en reclamar su atención, pero la verdad es que comprendía que vendría cansado, y le dejó a su aire. Puso la tele y bajó el volumen para no despertarle. Siempre que la liaba parda le gustaba ver las noticias para enterarse de lo que había pasado. El canal 24 horas se hacía eco de la ola de atentados, que se relacionó en un primer momento (y una vez más equivocadamente) con el terrorismo islámico. Sin embargo, otros tertulianos apuntaban a que podía estar relacionado con la guerra de bandas internacional entre mafias asiáticas, debido al ataque en el casino emperador y la muerte del magnate Wu Zi Mu. Sea como fuere, la policía estaba oficialmente "investigando el suceso".
Miró el móvil, su móvil personal y auténtico, y tenía varios mensajes de la familia. Su tío había regresado, Gupta informaba que ya había devuelto los coches y estaba preparado para llevarla a donde quisiera cuando quisiera. Su hermano había conocido finalmente a sus suegros y le había ido genial, por lo que sonaban campanas de boda... coreanas. La prima informaba de que habían llegado ya a la isla y cerrado el primer trato a pie de pista. Y un inquietante mensaje de un número desconocido que rezaba: "Me ocuparé de la que investigación no lleve a nada. Me lo ha pedido un viejo amigo de ambos. No te preocupes, le debo éste favor y no me lo pienso cobrar. Disfruta de tu historial limpio y espero que no tengamos que vernos más por cuestiones de trabajo. Toreno".
Al cabo de un par de horas, Golan despertó cuando el médico vino a darles el parte. Vio que estaba despierta y la saludó con un beso. Antes de que pudieran hablar, el serio facultativo judío estrechó la mano de su esposo y la saludó con una breve sonrisa.
-¿Es usted el de las películas, no? -le preguntó antes que nada.
-Pues si.
Hablaron en hebreo unos segundos, pues el doctor sabía que su familia procedía de Israel. Luego, ante la mirada inquieta de ella, se giró para hablarle.
-¿Como está la paciente? Espero que mejor. Experimentará un dolor residual durante treinta a sesenta días, como es usual en una operación de éstas características. Deberá recibir rehabilitación cuando le quitemos la férula, que será en un mes aproximadamente. Entretanto, no mueva demasiado la mano ni rote esa muñeca, y tome los fármacos que le vamos a recetar en las dósis indicadas. No los mezcle con alcohol, por favor.
-¿Cuando recibirá el alta? -preguntó Golan.
-En cuanto eche el suero y metabolice lo que le hemos administrado para la operación. La prudencia aconseja que la tengamos en planta unas 48 a 72 horas por si se produce alguna complicación. Pero la operación ha ido muy bien, y creemos que después de la rehabilitación, donde tendrá que ser paciente, recuperará la práctica totalidad de la movilidad de la mano. Calculamos que más del 80%, si Dios quiere -hizo ésta referencia a pesar de las normas del hospital- Le habían hecho un buen destrozo, roturas fibrilares y tres tendones partidos, que hemos tenido que trasplantar. Afortunadamente ésta misma noche un donante compatible estaba disponible en éste mismo hospital. Una trágica pérdida, claro... pero que ha salvado muchas vidas hoy. Y mejorado la calidad de la suya, indudablemente.
Sonrió, dando los últimos consejos.
-Ésta noche calculo que podrá regresar a una alimentación normal, por que me han dicho que come usted mucho. Sea indulgente con nuestra comida, y no abuse de productos que nosotros no incluyamos en el menú. No hasta que le demos en el alta. Siga una dieta rica en hierro y vitaminas. Cuando pase a firmarle el alta le entregaremos el calendario de seguimiento con las fechas y citas para comprobar que todo está bien, retirar la férula y proceder a la rehabilitación.
Carraspeó.
-Bueno. Felicidades, por que me han dicho que están casados. Y doblemente por el éxito de la operación. Ahora debo marcharme, por que tengo otra operación. Cuídense y nos vemos dentro de dos días con el alta.
Motivo: Operación de la mano
Tirada: +4, -6
Resultado: [4 - 6] + 4 = 2
Éxito Completo
Se pasó la mano por la cara cuando el doctor se marchó. Le esperaban un par de días de tedio allí, pero no había mal que por bien no viniera.
-¿Como estás? Los médicos han dicho que todo perfecto en el intervención. Ya has oído. Daré un poco la murga para que te den el alta antes, que se que no te gustan los hospitales. Además...
Sonrió, tomándole la mano, la que estaba bien.
-Seguro que se te apetecen unas vacaciones. ¿Te vienes a Berlín? Tengo que irme más o menos cuando te dan el alta, y hay un vuelo directo desde Los Santos. La ciudad te encantará... muy bonita, llena de historia, tranquila. Además, se come muy bien en la calle, en cantidad, por poco dinero.
Se calló un momento, mirándola más serio.
-He hablado con tu tío mientras te operaban, y he visto la tele. Me he enterado de lo que ha pasado, de Wu Zi, el casino, todo eso. Me prometiste que... cuando pusieras a salvo a tu familia, ibas a dejar de arriesgarte así. La verdad es que lo he estado pensando mucho, ¿Sabes? Creo que somos lo que somos... y que los negocios funcionan como funcionan. Ahora que vamos a ser millonarios, nos meteremos en ese mundo casi tan oscuro como los bajos fondos. Ya sabes, opas, trust y competencia desleal. Todo eso habrá que... contrapesarlo. Haciendo lo que nos gusta, ayudando a los demás.
Sonrió, besando el dorso de su mano.
-Solo quería decirte que no me arrepiento de nada. Que te quiero, y eres lo mejor que me ha pasado. Que voy a estar a tu lado para lo que necesites, en lo mejor y lo peor.
Parpadeó, secándose las lágrimas rebeldes.
-Se que no te gusta el azúcar excesivo, así que vamos a lo importa. A tomarnos las vacaciones que mereceremos. ¿Te parece? Lástima que tenga que estar en los rodajes, y eso. Pero viajamos mucho y los actores son geniales. Hacemos turismo, conocemos otras cosas, nos lo pasamos genial. Los herm... las hermanas te quieren conocer. Hay una chica coreana en el reparto que te caerá fenomenal.
Y siguió hablando durante un buen rato de cosas maravillosas.
Cuando un ricachón se quiere operar (en una clínica de millonetis como en la que había ingresado) no tratan de disuadirte demasiado, de hecho esta vez hasta buscaron justificación para operarla ahora y no esperarse al 2º trimestre de gestación (para lo que faltaba mes, mes y medio, aproximadamente). Pero ella sabía que se encontraba en una fase crucial y en todo momento mostró mayor preocupación por el feto que por si misma.
Había que reconocer que sabían como lidiar con mamás primerizas, le explicaron todo el procedimiento a seguir y todo cuanto le iban a pinchar hasta el aburrimiento, mucha técnica puntera, mucha monitorización… en fin las cosas de los hospitales que cagan pasta. Solo les faltó ofrecerle una inyección que le garantizara que el nene le saliera alto, guapo, popular, astrofísico y más longevo que Matusalen.
Gupta no se separó de ella hasta que llegó Golan aunque Queen insistió en que volviera a casa a descansar, de nuevo se portó como el gran hombre que era más allá del sueldo o la conveniencia. Pese a todo, y especialmente desde la llegada de su marido, estaba tranquila, ya no se cernía sobre ellos ninguna amenaza. Daban mucha grima, todo el rato ronroneándose.
Antes de dormirla, ya en el quirófano, hubo un momento especial , le enchufaron un “doppler” para monitorear al feto y escuchó un sonido débil y confuso pero acompasado, eran los primeros latidos del bebé (por lo visto eso ayuda a mantener tranquila y estable a la madre durante la operación y permite bajar las dosis de anestesia).
Luego de la operación por lo visto durmió como un tronco naturalmente y metabolizó bien la anestesia así que se despertó pesada pero sin demasiado malestar. Miró a un lado, donde estaban puestos el suero y las máquinas que la controlaban, en una de las pantallas se veían los dos cardiogramas, y entonces ya si que respiró tranquila del todo.
Ver las noticias fue raro, tal parecía que habían pasado mil años y que estaba viendo cosas que había hecho otra persona. Definitivamente había nacido una nueva Queen. Sonreía de ese modo que solo saben los orientales, como las figuras de bodishatvas , y es que tenía toda una vida por delante, sin preocupaciones y con amor a raudales, eso era felicidad… o tal vez la medicación? XD
Suspiró ante el panorama descrito por el doctor, le iba a tocar por lo menos un año de murga con el brazo, lo cual iba a ser un problema para manejar al bebé, pero bueno con paciencia, constancia y coordinación no sería gran cosa. Además, viéndolo por el lado positivo, le obligaba a bajar el ritmo y esperaba que así la transición de una vida al límite a una más… “normal” fuera menos abrupta.
Se hicieron un selfie y lo guassupearon con “la familia” (eso era mucha gente), se les veía ojerosos pero contentos. Luego tuvieron ocasión de hablar, por fin, tranquilamente.
- Sí, me apetece mucho ir- hablaba con tono tenue –de no haber sido por esto (el brazo), nada más terminar me habría subido a un avión para colarme en tu habitación disfrazada de botones, ya sabes que me encanta hacer esas cosas- se rieron –Tu has conocido mi mundo y ahora me toca a mi conocer el tuyo, no te lamentes por tener que trabajar, me encantará verte hacerlo y aprender como es un rodaje desde dentro- miró de reojo la tele, donde el canal 24h seguía hablando cíclicamente de la “jornada de atentados” en Las Venturas. Acarició la mano de Golan –Hace mucho que vengo dándole vueltas al asunto de… en fin, de mi estilo de vida, de como hacemos las cosas en el mundo del que vengo… Nunca se escapa de la mafia, es algo que forma parte de ti, el honor, las cadenas de favores, la familia… pero yo he ganado la guerra y además he cumplido con mi deber y mis promesas, me he ganado el respeto de todos, así que se acabaron las vendettas y el trabajo sucio. Eso sí, te aviso que el mundo empresarial es ruin y cobarde- hizo una mueca de ironía –pero para eso saqué buenas notas en la uni y, aunque no te lo creas, esponsorizar las carreras nos vendrá fetén no sabes la de pijos que hay ahí metidos. Espero que no te moleste que conserve eso...- volvieron a reírse pero ella regresó al tema principal –Tengo mucho mal karma que limpiar y desde que dejaste los zafiros en la hucha de la iglesia tuve muy claro que quiero hacer cosas que compensen todo lo malo que haya podido hacer, no se, quizás una fundación benéfica, colaborar con ONG´S… Tenemos que sentarnos y pensarlo bien, tengo muchas ideas, quiero ser una buena persona… como tú- le acarició -Quiero que mi padre se sienta orgulloso allá donde esté y quiero intentar hacer el mundo un poco mejor, para nuestro hijo…-De pronto parpadeó histriónica -¡Oh dios mio! ¿He dicho yo eso? Agggggggggggggggg si se lo cuentas a alguien lo negaré- rió a carcajadas para luego respirar relajada mirándose.
-Por cierto…- hizo una mueca con la boca como si fuera a decir algo delicado -…Mary, Hwo y Gupta ya lo saben pero… en algún momento habrá que dar la noticia…- dijo señalando el monitor del electrocardiograma –eso sí que me da miedo-.
Rieron y rieron, y siguieron charlando de sus cosas, de los… de las Tchaikovsky, del nombre del bebé o de comprarle camisas nuevas a Golan y buscarle novia al gato. De momento ninguno de los dos quería hablar de Wu Zi y el plan del casino, más adelante llegaría ese momento, pero por suerte eso era cosa del pasado y como dice el refrán “agua pasada no mueve molino, por fin podían pensar en el futuro sin que nada les preocupase.
Al día siguiente tocó visita familiar, por la mañana los Choi y por la tarde el Taller. Kwan decía que se lo había pasado pipa con “los amigos rubios de su hermana”, la abuela lloró al saber que iba a tener un bisnieto y el tío Gun, el hombre impasible, sonreía. Los del taller ya venían preparados con un peluche de un extraterrestre porreta (Mary se había chivado).
Queen estaba decidida a acompañar a Golan durante el rodaje y así lo hizo. Cast y crew fliparon con ella, con lo que comía, con la energía que gastaba y con las ideas que tenía. De seis meses y con una tripa considerable aún podía entrenar con la actriz coreana para hacer sus escenas de lucha más verosímiles, ganándose con ello el derecho a salir en los extras del DVD. Le gustó aquello y se tomó muy en serio lo de hacerse stunt en un futuro próximo.
El tiempo pasó volando y el embarazo estaba muy avanzado cuando regresaron a casa. Cumplió las promesas hechas a aquellos que la ayudaron, presentó a unos y otros y quedó con cuantos tenía pendientes celebraciones y cafés. Ladlow se quedó con el culo torcido cuando le citó simplemente por ver como le iba y preguntarle donde compraba las camisas. Al poco Lester le ingresó los millones del oro de Wu Zi, que ahora sería reinvertido mitad y mitad: a la empresa y al fondo de alto riesgo. Eso la convirtió oficialmente en multimillonaria en pocos meses dejándoles con las manos libres para abordar mil y un proyectos. Compraron una bonita casa en las colinas de San Fierro, para cuando tenían que bajar a la ciudad pero no abandonaron su cuartel general de Harmony.
Dió a luz a un precioso niño de "raza universal", al que llamaron Jon en honor a su difunto padre. Hubo boda formal unos meses más tarde, (donde al fin lucieron sus alianzas tatuadas) con los padres de Golan, familia y amigos. La fiesta se hizo en casa, con un catering, porque... ¿Para que ir a un sitio más frío e impersonal? Su hermano la tiró a la piscina con el vestido de novia puesto, se cagó en sus muelas, todos se rieron mucho. Bebieron, comieron cantidades astronómicas de ricas viandas, compartieron impresiones sobre el pasado y planearon el futuro. El pequeño estaba seguro en su cuna, y de vez en cuando reclamaba que le dieran el pecho, pero era un niño muy tranquilo y de ojos despiertos.
Con los años le dieron un par de hermanitos más, porque pensaron que era muy aburrido ser hijo único y ellos estaban encantados con ser papás. Ver para creer, Queen quedó fascinada por la maternidad y sentía devoción por sus hijos, pero esa es otra historia.
Gracias a Sense7 y el dominio de las redes sociales de Queen, los Fehr-Choi , se convirtieron en una de las parejas más famosas de Vinewood. Él con sus looks maduros con un punto informal y ella siempre atrevida apostando por firmas nuevas marcaban tendencia ¡Hasta sacaron una colección de ropa de baño inspirada en Queen! Eran guapos, ricos, exóticos, divertidos, solidarios, románticos, talentosos y sobre todo muy cool. Eso tenía su lado bueno para los negocios pero malo para la vida diaria. Los paparazzi… que puto por culo! Esos pesados no sabían con quien se estaban batiendo el cobre… más de uno acabó con la carrera y la vida bien jodidos por pasarse de la raya y pronto se corrió la voz de que con ella no se jugaba.
¡Hablando de paparazzis! Hwan y Wook recibieron el capital necesario para crear su propia revista de cotilleos como regalo de boda.
De ahí en adelante, todo fue crecer. Gozushi dio un salto exponencial, y el mérito podía repartirse 50-50 entre Queen y Hwo, juntos revolucionaron la industria. El tío Gun dijo que ya estaba muy viejo para cambiar de estilo y, aunque siguió siendo socio de la empresa, continuó con sus negocios en el puerto y ultimando el reajuste de los bajos fondos de la ciudad.
Transformaron el primer restaurante (el que fundó su padre y en el que trabajó toda su vida) en un local gourmet de comida exclusivamente coreana donde mantuvieron viva su memoria. La franquicia se extendió por todo el mundo y la apertura de cada nuevo local era todo un acontecimiento.
Los Tchaikovsky y la prensa rosa devolvieron la popularidad a Golan y empezaron a lloverle los guiones ¡Buenos guiones! Como Queen vaticinó se convirtió en el nuevo Amir Shariff, las mujeres suspiraban por él (eso de ser un devoto marido y padre era un imán de bragas, además a Queen le encantaba saberse la única dueña de su corazón) y la crítica se rendía a sus pies. De vez en cuando volvía a hacer alguna secuela de “Resident Zombies” o algún que otro blockbuster friki, por los viejos tiempos y porque eran rodajes de colegas y se lo pasaban como críos. La sorpresa vino cuando dio el salto a la dirección y empezó a cosechar premios uno detrás de otro. Su nombre perduraría como uno de los grandes.
Pero las galas, las entrevistas y la popularidad no cambiaron sus vidas más allá de apretar la agenda o eso procuraban. Para ellos la buena vida, la de verdad, seguía siendo desayunar tortitas caseras, ver pelis en el sofá, pringarse de grasa en el taller, las carreras, hacer barbacoas con los amigos, ir al super, pasar los domingos haciendo el vago con los nenes en la pisci, charlar con Tom, Otis y Cletus, echar un kiki en el coche de vez en cuando, participar en desafíos de comida… “la bestia de Harmony” la apodaron. El país alucinó con su capacidad estomacal y la amó aún más cuando supo que donaba a beneficencia tanto el dinero del premio como el equivalente de lo que había comido en alimentos no perecederos. Como habían planeado crearon la fundación Fehr-Choi que concedía becas a jóvenes en riesgo de exclusión social y promovía todo tipo de campañas de carácter social. Los blancos de clase media alta les odiaban el resto del país y el mundo les adoraba.
Los Gupta se lo tomaron con calma, eran gente prudente, pero acabaron cumpliendo el sueño de abrir su propia empresa, un enorme bazar en Harmony. Paleto abrazaba la multiculturalidad con naturalidad sorprendente y tal acogida fue recompensada con una considerable mejoría económica en la zona y la creación de nuevas infraestructuras. Queen no paró hasta que se construyó un colegio y un hospital nuevos, había aprendido a amar ese lugar y su gente. Paleto era su hogar y los Fehr-Choi paletos orgullosos.
Por su parte, Mary y Hwo, les tuvieron a todos entretenidos con separaciones y rejuntamientos. Más bien Mary. Era joven, temperamental y muy latina y el compromiso la asustaba pero Hwo era la horma de su zapato, fue paciente y supo esperar a que se le pasara la tontería. Con el enchufe y patrocinio de Queen se convirtió en la piloto de los famosos. Y las dos, por muy diferentes que parecieran eran, más que amigas, hermanas. Inseparables.
A fuerza de salir en revistas y programas de la tele Less Grossman acabó por reconocerla. Pero ya era tarde, no tenía más pruebas que su palabra y esa había perdido toda credibilidad a base de escándalos, su carrera estaba acabada. Sin embargo sorprendió a todos poniendo una demanda pensando que rehabilitaría su imagen, esta no prosperó.
Poco después, al ruido de una moto de gran cilindrada en su puerta, el ex magnate judío salió en bata y chanclas para encontrar una corona rosa pintada con spray. Solo pudo cagarse en todo y hacer una peineta esperando que con suerte el motorista le viera por el retrovisor.
Los paisajes de la costa oeste son maravillosos al atardecer y no hay nada más cool y americano que disfrutar de ellos quemando rueda y driffteando. Queen aceleró dejando atrás la zona residencial brillando como un rayo sobre el asfalto camino de la ciudad. Esa noche tenía una cena en un hotel de lujo donde la homenajeaban como empresaria del año. Aparcó por atrás, debajo del mono llevaba un vestido estupendo. Se dio unos retoques mirándose en el retrovisor, sacó la chaqueta y el bolso del maletero, guardó lo demás y corrió al encuentro de los suyos que estaban allí para arroparla.
Aparecieron todos juntos ante la prensa y el público, pisando fuerte, irradiando poderío. El recuerdo funesto de los Wu siempre le venía a la cabeza cuando estaba delante de los flashes, era su “recuerda que eres mortal” particular. Cuando eso pasaba miraba a Golan y recuperaba la sonrisa, cogida de su brazo no podía ser más feliz.
La reina había vuelto a la ciudad y lo había hecho para quedarse.
C'EST FINI