Partida Rol por web

Dave intentó rastrear el comunicador de Stuart para localizarlo sin mucho éxito.

-Lo siento chicos, no puedo encontrar a Stuart... -se lamentó el androide al no encontrar su posición.

— A... Aquí estoy... — Dice Stuart a los demás, con la voz tomada por un llanto contenido — Estoy bien, en los Hydrocultivos, no se preocupen. — Hizo una pausa para secarse las lagrimas, y enseguida se guardó la fotografía y los dos libros que encontró. — Iré a revisar esos droides de combate, nos vemos allí.

Stuart se puso a revisar los robots de combate. Estaban bien, de hecho, no tenían apenas marcas de uso y mucho menos de que hubieran sido utilizados en combate.

Solamente reemplazando las baterías y, como predijo Stuart, cambiando los protocolos de intrusión añadiendo una pauta de reconocimiento de cada uno de vosotros, los robots estaban listos.

Después echó otro vistazo a los motores y como habíais supuesto, nada podía hacerse hasta que regresaran Yax y Guideon con los repuestos. Ese pedazo de chatarra espacial no podría desplazarse ni moverse de ninguna manera.

Ha transcurrido casi un día desde que llegásteis. El sueño y el cansancio, a pesar de vuestra juventud, hace mella en vosotros y vuestro estado de ánimo decae. 
Os dirigís hacia el puente, la única zona con gravedad y cierta atmósfera respirable que os permitirá descansar adecuadamente. Allí sigue Gendo, sumido en sus pensamientos. Os saluda sin decir palabra y se recuesta en un rincón a descansar.

Al ver cómo Stuart regresaba de una pieza, Edariel respiró aliviado.
Oye, ¿qué te ha pasado? Parecía como si te atacara un monstruo o algo así... murmuró el elfo, confundido.

En todo caso, ahora sabía que el medallón que había recibido de Priscilla era en realidad una antigua reliquia familiar. Cómo y porqué lo tenía la elfa oscura era un misterio.
Este medallón perteneció a mi familia... por alguna razón estaba en manos de Priscilla. Gracias, me has sacado de dudas. le dijo a Dave.

Stuart procedió a revisar los androides de combate y pareció constatar que podría usarlos en su favor con un poco de tiempo.
Ya era tarde, y decidieron ir a descansar al puente de mando, donde Gendo seguía haciendo a saber qué.
Edariel le preguntó si marchaba todo bien, pero la respuesta del humano, apenas un mudo asentimiento, no dejó del todo tranquilo al elfo.

Sea como fuera, finalmente se puso a dormir, aprovechando un rincón. Algo no muy cómodo, pero por el momento las habitaciones aún no estaban listas para ser usadas.
Al día siguiente, pasaría por el camarote del capitán por si había algo fuera de lo común.

Dave aprovechó unas horas para tomar un descanso. Una vez habiendo dormido y comido se encaminó hacia otro punto de la nave para investigarlo. 

-Voy a ir a la sala médica a ver si averiguo algo o encuentro algo de utilidad. Luego rebuscaré por la zona de los repuestos, no vaya a ser que encontremos algo que nos sirva y si me da tiempo pasaré también por artillería, quizás puedo ver si decidieron defenderse en su momento... Mantendré el canal abierto -dijo el androide mientras se marchaba del puente y volvía a la ingravidez.

Tras largas y aburridas horas de vigilancia en la cubierta* de la nave, bajo de nuevo cuando mis necesidades vitales me impiden seguir en el tranquilo, frío y solitario vacío espacial, donde solo mi mente aburrida se ponía a no dejar de pensar en la inmensidad del espacio y lo pequeños que eramos, aunque en realidad no había estado tan solo, ya que con el comunicador había oido como mis compañeros se lo pasaban en grande jugando al escondite o tal vez Stuart habia pillado algún cachivache y se había puesto a jugar con el, como los androides de combate de la nave, por lo que tras llegar y antes de descansar, "¿me he perdido algo importante?" pregunto.

El camarote del capitan estaba impoluto, salvo por las paredes y materiales a los que habia afectado el frio del vacio y los 15 años de polvo estelar acumulado. Ahora que habia energia el computador personal del capitan podia aclarar algo de lobque habia pasado en esa nave.
Edariel conecto el computador pero requeria de una clave personal. Burlarla podia se algo dificil.

Te diriges a la enfermería. Allí el ambiente es el mismo, frío y abandonado, aunque ahora con luz parece más habitable. No parece haberse usado mucho y cuando accedes al sistema de datos, compruebas que en el tiempo que estuvo en activo, solamente hubo tres enfermos de gravedad y lo demás accidentes leves que nada tienen que ver con la última entrada.

No obstante si encuentras paquetes médicos, antibióticos y varios sueros de curación hechos con las mismas plantas del hydrocultivo de la nave.

— Algo así... supongo. — Respondió con tono cansado y dubitativo a la pregunta murmurada por el elfo. Luego, mientras andaban, llevó su mano a uno de los muchos bolsillos de su chaqueta y sacó una fotografía que se la extendió a Edariel. — Un monstruo del pasado.

En la fotografía se veían una Ysoki muy guapa y de blanco pelaje, vestida con una bata blanca y luciendo vivaces ojos rojos. De fondo se puede ver una ventana, como de un apartamento, bien iluminado, cálido y con plantas de colores. A su lado se encuentra un Ysoki macho, de pelaje marrón, ojos negros y cara afable aunque con una ropa más bien vieja y desgastada que sujeta afectuosamente a un pequeño Ysoki de pelaje grisáceo y ojos negros en sus brazos.

— Encontré esto en el laboratorio de hydrocultivos. — Siguió aun manteniendo un tono apagado por las dudas de la incertidumbre, luego de dejar unos pocos segundos de silencio para que Edariel mirara bien la imagen — Creo que... no sé que me pasó. Creo... que me dio un ataque... ¿De estres? ¿De ansiedad? No sé... no sé tanto de psicología como de biología o computación... o ingeniería, pero creo que uno puede llegar a desmallarse si traumas muy enterrados de la infancia son presionados para salir a la superficie. No sé si paso eso... pero, hubo otra cosa. — Stuart se detuvo, apartando la mirada a otro lado, hacia el suelo, pensativo y aun más dubitativo. — Me pasó algo que no soy capaz de explicar. De alguna manera... sentía que encontraría algo en ese laboratorio. — Luego aparentemente Stuart dejó a un lado esa linea de pensamiento para volver a mirar el rostro del elfo para hablarle con un tono algo más vivaz y hasta esperanzado, o quizás ilusionado — Creo... siento... que ellos fueron mis padres. Me parece que el recién nacido de pelaje gris era yo, y creo que... mi madre, la blanca, creo que ella era la encargada del laboratorio de hydrocultivos. Encontre... una especie de pequeño Diario que le perteneció, y que esta firmado como de la "Doctora L.", así que... no sé su nombre, aunque ya tengo con que empezar. Pero quizás aun pueda encontrarlo en algun momento mientras seguimos volviendo a habilitar más y más sectores de la nave. — La voz de Stuart se llenó de ilusión de pronto con esta idea — En algun terminal debe de haber algun registro del presentismo del personal, aunque sea en la cafetería de la nave. Quizás entonces, si no se dañaron justamente esos sectores, podría dar con el nombre completo de esta Doctora... y con él podría intentar buscar información sobre quien fue. Y si ella es realmente mi madre... quizás pueda descubrir por que me dejaron en un orfanato en Absalom. — Las ultimas palabras aplastaron el muy buen animo que había brillado de pronto en él. — ¿Seguirá... viva? Muchas veces he fantasiado con que murió en algun accidente... porque si sigue viva, entonces significa que me abandonó. Pero aun quedaría un "¿Por qué?" — luego extendió la mano para pedirle al elfo que le devolviera la fotografía que la volvió a regresar cuidadosamente a un unico bolsillo reservado especialmente para su sola presencia.

Luego de que todos se retiraran a pasar la "noche", y luego de despertarse "al día siguiente" ya descansados; Stuart fue de los primeros en incorporarse. Le había costado mucho dormir, si es que logró dormir algo.

— Voy a ir a terminar el trabajo con los droides de combate. Luego de reprogramarlos le instalaré las baterías que encontró Dave y bueno... los dejaré patrullando la nave. — Y se dispuso ya a encaminarse hacia allí. Parecía otra persona, de pronto se había convertido en alguien mucho más apagado y serio, sin ese buen animo que siempre le había acompañado. — Por cualquier cosa, pueden llamarme.