La sorpresa no dejó de serlo para la mismísima Scarlet, quien bajó del borde de la tribuna que separaba la arena del público. Su expresión era molesta y sombría. Cualquiera que la conociera, sabía que lo que se venían era problemas para quien se le atravesara. Miraba fijamente a Azazel y a Shinta y se empezó a reír – Oh, no. A mí no me harán perder más tiempo. ¿Hemos debido observar todo eso para nada? No, guapo. Destrucción queríamos y destrucción habrá – abrió sus ojos por completo mientras sonreía de manera sádica. Su expresión era tan terrorífica que muchos guerreros optaron por ponerse en guardia, excepto Katherine. Ella seguía implorando a la Reina de cristal que se la llevara a Andelivian. Incluso empezó a hacer una danza extraña para invocarla.
Su mano comenzó a brillar y cuando un fuerte rayo iba a salir, solo salieron serpentinas que cayeron por todas partes. Luego, una nube de color rosa la rodeó y ella comenzó a pedirle ayuda a Rivezim, pero nada podría sacarla. Al disiparse, la apariencia sexy y malvada de Scarlet había sido sustituida por la siempre dulce Ruka, quien vestía un traje con una falda que dejaba poco a la imaginació. Su expresión era completamente dulce.
Ruka miraba confundida - ¿Qué es todo esto? – siguió paseando su vista y al ver a Mamoru, corrió a él, provocando que sus oppais saltaran. Se abrazó a él y esto hizo que se pudiera apreciar su ropa interior.
- ¡Mamo-kun! Qué gusto verte – Besó al rubio y luego miró alrededor otra vez -. ¿Dónde estamos? -.
Quizá el más impresionado por lo que acababa de suceder era Mamoru. Sonreía bastante y, a diferencia de como estaba momentos antes, miraba a Shinta y a Azazel con gran admiración.
Sin que el chico se diese cuenta empezó a sangrar por la nariz. Cuando Ruka le abrazó y besó la sonrisa de Mamoru se volvió tonta, quizá por la pérdida de sangre, quizá por otra cosa. Disimuladamente se abrazó más a Ruka y dejó descansar su cabeza en los oppais de la pelirosa.
—Estamos en el cielo, Ruka. En el cielo —antes de cerrar los ojos Mamoru miró a Shinta y a Azazel, levantándoles un pulgar. Luego cerró los ojos y dejó que los oppais de Ruka le sirvieran como almohadón.
Rivezim estaba como un conejo en plena ciudad. Miraba hacia todas las direcciones sin entender muy bien lo que estaba sucediendo. Empezó a reír como un idiota intentando negar lo evidente. No fue hasta que Scarlet estalló que el también lo hizo.
—¡INADMISIBLE! ¡UNA BURRRRLA! —por razones desconocidas cuando Rivezim se enfadaba su acento se tornaba... un poco ruso— ¡DESTRRRUCCIÓN, DESTRRUCCIÓN! —coreó mientras Scarlet hablaba. Los pelos blancos se le crisparon mientras mostraba un aura amenazante. Extendió las alas y se alzó, mientras dedicaba una repugnante mirada a Shinta y a Azazel— ¡SE VAN A ENTERRAR, CRRIOS! —levantó sus manos, pero, al mismo tiempo que sucedió lo de Scarlet, le pasó lo mismo a Rivezim. Antes de que pudiese atacar un fuerte brillo le rodeó. Scarlet le pedía ayuda a él, pero al mismo tiempo él también le pedía ayuda a ella. No había nada que ambos pudiesen hacer.
Las alas de Rivezim desaparecieron y este cayó en el suelo dando una voltereta. Tenía toda la pinta de un boy band de los 90's. Todo su conjunto blanco, junto con su cabello, le daban una apariencia extraña, pero jovial. El conjunto terminaba con unos pantaloncillos cortos bastante apretados que le dejaban realmente poca movilidad.
Rivezim empezó a bailar, haciendo una extraña coreografía sin despegarse el micrófono de le boca.
—She... she may be the one that's —Rivezim empezó a cantar con una voz realmente desafinada— meant for me or for the man that i used to be (USEEED TO BEEEE) —miró a Ruka, sin poder dejar de bailar— ¡Scarlet, ven, baila conmigo! it alllllll awaaay.
Azazel no se pudo aguantar la absurda escena y empezó a reírse.
Se escuchaban las risas de Shinta y Azazel de fondo, mientras el paisaje se desvanecía. Una confundida y un tanto asustada Ruka se abrazó más fuerte a su novio mientras esté parecía perderse entre las oppais de la pelirrosa, pero sin ningún gesto de preocupación al respecto. Todo parecía desvanecerse ante sus ojos, mientras las risas se iban también junto al escenario.
Katherine seguía haciendo su baile, aunque ahora llevaba un kimono blanco y una corona con velas encendidas en la cabeza. Mientras tanto, Jaycee seguía tratando de convencer a los jueces de negociar los termales y el tratamiento para su novia. Edward seguía mirando a Jaycee con odio por ningún motivo aparente y justo cuando Ren regresaba, le dio un golpe que lo hizo volar por los cielos. Por último, Shiro se fue a un rincón deprimida y se puso el traje de ave otra vez, mientras murmuraba algo, pero el traje no permitía que se entendieran sus palabras más allá de un sonido ininteligible. Fueron conscientes de la confusión y de repente, oscuridad total.
Abrieron los ojos y se encontraron en el campo deportivo donde todo había comenzado. Todos dormidos en el suelo, uno al lado del otro. Excepto por Ruka y Katherine, quienes se encontraban encima de sus respectivos novios.
- A LEVANTARSE, HOLGAZANES JAJAJAJA. ES HORA DE EJERCITARSE - La muy audible voz de Shinta recorrió el campo y resonó despertándolos a todos de ese extraño sueño. ¿Había sido solo un sueño?
Mientras y Azazel y Shinta reían con camadería, Rivezim y Scarlet debían lidiar con los resultados de invocar sus poderes. Mientras Mamoru no se reservaba frente a los demás con Ruka, Rivezim seguía bailando de forma mucho más acalorada; ya se había quitado su chaqueta y había dejado su pecho de tres mil años al aire. Abrió las piernas y se tiró al suelo mientras seguía cantando sus feas melodías.
Sora siguió durmiendo sobre el escenario. Kobayashi estaba a un lado de Sayaka, dándole cachetadas para que la sirena despertase. Shiori, con su nueva apariencia moe, pedía una explicación sobre lo que sucedía con los ojos llorosos a Yari y a Samuru; estos estaban alrededor de ella como moscas. Samuru cayó de espaldas desmayado; había derramado demasiada sangre de por su nariz. Por otro lado, Yari miraba dudosamente el busto de Shiori, torciendo la boca. Se llevó una mano bajo el mentón y inspeccionó más de cerca el asunto. Con un pesado suspiro se volvió hacia Azazel, parecía estarle reclamando algo.
Todo se fue haciendo borroso y las cosas fueron desapareciendo poco a poco. Antes de que se dieran cuenta se sintieron cayendo una vez más en un vacío infinito, antes de que todo se volviese negro una vez más.
Cuando abrieron los ojos se encontraron sentados en sus respectivas mesas, dormidos sobre ellas. Los demonios de las otras mesas les dirigían, unos unas miradas de desdén, otros de confusión. Advirtieron que nada en el lugar estaba destruido, así como tampoco había ningún círculo mágico en medio de la sala. Pero no eran ustedes realmente los que más llamaban la atención, quien más lo hacía era Rivezim que, parado sobre su asiento, estaba bailando aún su extraña coreografía, con el pecho al aire.
Ruka reaccionó y se dio cuenta que estaba sobre Mamoru. Miró a Shinta, quien parecía no haberse extrañado de tanto su presencia como la de Edward y murmuró - Qué extraño -.
Miró a Mamoru, quien parecía haber estado bajo sus oppais todo este tiempo, y le dio un beso - Despierta, dormilón - para luego ponerse de pie y sacudirse la ropa.
- ¡¡¡¡¿Eh?!!!!! - al analizar sus ropas, llevaba las mismas que en ese extraño sueño. ¿Por qué?
Avergonzada, trataba de bajar la falda lo más posible, pero era tan corta que sus esfuerzos eran en vano.
Edward reaccionó después, notando la pintoresca escena con algo de extrañeza. ¿Estaban dormidos en el suelo? ¿Cómo diablos...?
Y entonces, hubo algo que encendió en furia al pelinegro. Cuando vio que su hermana había caído sobre Jaycee, el aura del chico se tornó negra, tomó a Katherine entre sus brazos y le gritó con todas sus fuerzas a Jaycee - ¡¿Pero qué crees que haces, mocoso?! ¡¿Acaso crees que mi hermana es una vagabunda o algo así?! Bloody gangster - dijo lo último con su acento inglés y casi sin notarlo.
Luego, se giró hacia Katherine y la miró con enojo, pero sin decirle nada. Solo la ayudó a poner sus pies en el suelo y esperando que actuara normal. Qué sueño tan extraño. Pero ver las ropas de Ruka... ¿En verdad fue un sueño?
Shiro se despertó confundida, pero no parecía estar preocupada. Miró cómo Shinta se comportaba con ellos como si nada y miró extrañada. ¿Se habían salido de clase a tomar una siesta a la intemperie y eso era todo lo que iba a decir? Todo era surreal.
Ver lo que hacía Edward con Katherine para luego gritarle a Jaycee, hizo que la peliblanca riera algo incómoda.
Estos dos no cambian...
Notó que la ropas de Ruka eran como aquellas en... Oh, no. Si ella estaba así vestida, entonces... Entonces... ¿Ella sí se había transformado en neko? Se puso colorada al instante y empezó a llorar mientras gritaba.
- ¡No quiero ser una neko nunca más! -.
Se quitaba la pereza del cuerpo a la par que le arrancaban a Katherine de su lado gritando. Se sentó mirando a Edward tapándose con la zurda su boca que se abría para bostezar.
Todos allí durmiendo, jamás podría ser solo casualidad, y ver a Shiro se lo confirmó. Se llevó la mano a la sien suspirando y haciendo lista de lo que tenía que hacer.
escribió:
Ren había despertado ya sin el dolor de todos los golpes que había recibido de Edward y ningún moretón. ¿Sería posible que hubiera sido un sueño? Pero luego escuchó los gritos de Ruka y Edward y abrió los ojos aperezado. Vio que la pelirrosa tenía la misma ropa y aunque se veía bastante bien, eso a Ren poco le importaba.
Qué ruidosos... Pensó y simplemente pretendió que aún dormía.
Tal vez si me quedo así, me diagnostiquen narcolepsia y me saquen de aquí...
Sayaka sentía un fuerte ardor en sus mejillas y cuando reaccionó y abrió los ojos, se encontraba recostada contra una columna. Ella no se había acercado a ninguna mesa durante la reunión porque quería evitar ser asediada, pero entonces cuando reaccionó, se vio a sí misma en el suelo con la falda de su vestido levemente levantada y se puso de todos los colores de inmediato. La bajó para cubrirse y se puso de pie, pidiendo disculpas con una elegante reverencia a quienes la estuvieran mirando: fuera preocupación o desprecio.
Se arregló el cabello cuando vio que Rivezim bailaba con esa extraña actitud mientras trataba de... ¿Bailar? Ahora mostraba su pecho y... ¿Qué está pasando?
Buscó a Shiori y a Kobayashi para preguntarles.
- ¿Qué está pasando, Kobayashi? ¿Por qué Rivezim hace eso? - se escondía detrás de su amiga, aunque Sayaka sí era más alta que ella.
La joven inglesa apenas sentía que despertaba de una siesta intranquila cuando la voz de su profesor la despertó y le hizo preguntarse cómo es que habían llegado ahí en primer lugar. Era consciente del fenómeno que implicaba no prestar atención a tu entorno y percatarte de cosas mucho tiempo después, por lo que pensó que eso le había pasado.
Miró a Ruka y a su hermano, preguntándose si habría otro concierto de los Red Stones en su escuela, pero Edward la jaló y así se dio cuenta que había estado encima de su novio todo este tiempo, cayendo en cuenta que había estado en un sitio suave...
No comprendía por qué el chico estaba gritando y le miraba feo. Los ojos azules de Katherine miraban confundida todo alrededor y más cuando Kuroryuu gritó eso. ¿De qué hablaba? Su mente habría reprimido cualquier recuerdo por su salud emocional, así que ella solo podía percibir un vacío que no lograba comprender. Pero su cuerpo tuvo un calosfrío que le hizo perder el brillo de sus ojos unos pocos segundos mientras susurraba algo.
-Quiero volver a Andelivian...-parpadeó y se quedó viendo lo que sucedía-. Bueno... hagamos caso al profesor y hagamos ejercicio-una sonrisa afable apareció en su rostro y comenzó a estirar sus músculos para no tener calambres.
Sus ojos le pesaban un poco, por lo que Shiori tardó en asimilar lo que había pasado. ¿En serio todo fue un sueño? Buscó a Mikasuki y al percibirla sintió un gran alivio; poco le importó las miradas que les observaban, pero se tentó sus ropas y cabello, notando que eran las mismas de siempre... junto a su no grande, pero tonificado busto. Cerró sus ojos un momento llevándose una mano a la cabeza relajándose mientras meditaba.
Al menos solo fue una feita pesadillla.
Un momento.
¿Feita? No, quería decir... ¡Mala! No, no. Era una grosería, una mala palabra... ¡Sí! ¡Tontita! ... Oh, no.
-Yari-k-k-k-k-kun-se llevó una mano a su boca y luego buscó a su hermano-S-S-S-Onii-chan...-sus mejillas se colorearon y en cuanto sintió que algo de ira nacía en ella, fue sustituido por tristeza y unos sollozos que llegaron de una manera un poco tierna-. Saya-oneesama...-y ya no pudo más, llorando de cabreo melancolía porque el cambio no había sido completo.
Mamoru fue abriendo los ojos poco a poco, como si hubiese tenido un dulce sueño. Sus mejillas estaban ruborizadas y aún sonreía tontamente. Cuando Ruka lo besó, se pasó una mano por los ojos para quitarse el sueño. Pero esos ojos no dejaron de ver a su novia pelirosa, mientras trataba de bajarse la falda.
El rubio se sentó despejándose de todas sus dudas al mirar alrededor. Se volvió para mirar a Shinta y le volvió a levantar un pulgar.
—¡Quiero ejercitarme, sí! —exclamó Mamoru, levantándose con rapidez. Caminó con premura hacia Ruka y la abrazó, seguía ruborizado y sonriendo como tonto, pero miraba con recelo a los chicos del grupo— ¡No miren!
Mientras Rivezim seguía cantando Yari, al despertarse, inmediatamente dirigió su preocupada mirada al pecho de Shiori. Se ruborizó un poco por lo que estaba haciendo y cómo estaba actuando la chica, pero no dejó de mirarla de forma crítica, mientras asentía con una mano bajo su mentón. Al final suspiró y dejó descansar su espalda en el asiento.
—Siguen ahí. No se han ido —volvió a suspirar—. Puedes estar tranquila, Shiori. Siguen ahí, no hay nada de qué preocuparse... nada de qué preocuparse.
Samuru no se había levantado de la mesa. De hecho, era el único que parecía seguir durmiendo. El cristal bajo su cabeza estaba todo lleno de baba, mientras Samuru murmuraba cosas extrañas.
—Guelveme a deshir onii-chan, Shiori —lanzó una risa tonta y negó con la cabeza—. Onii-chan, no hijo de p***. Tienesh una boca algo sucia para tu edad. Venga, vulvamosh a intentarlo: O-NII-CHAN —cuando Shiori dijo a Samuru así en el mundo real, este sonrió aún más y asintió, restregándose la baba por toda la cara—. ¡Muy bien! Esho está mejor.
Pese a que Kobayashi estaba tan desconcertada como Sayaka, su rostro inexpresivo lo ocultaba bastante bien. La pequeña parecía estar paranoica con respecto a algo. Miraba su cuerpo con algo de insistencia, casi como si esperase encontrar... algo repugnante.
—Fideos... —mencionar esa palabra hizo que la chica tuviese un escalofrío. Se abrazó a sí misma y miró a Sayaka— Ya no quiero comer ramen de cerdo, Sayaka. Los fideos son malvados.
Sora y Ikutsuki fueron los únicos que no despertaron. Quizá se habían quedado en algún limbo dimensional. El chiste es que, por alguna extraña razón del universo, ambos estaba abrazados. Nadie sabía por qué pero muchos eran los rumores que empezaban a circular entre las fujoshis de la fiesta.
Todo parecía haber vuelto a la normalidad en aquella dimensión. Ruka seguía luchando con su atuendo corto, el cual podría ser el único indicio de que algo realmente había pasado. De resto, todo parecía seguir muy igual. Shinta esperó a que sus estudiantes comenzaran a correr mientras les "decía" que se apresuraran, pero obviamente su voz se escuchaba a kilómetros.
Edward cubrió como pudo a Ruka mientras salían del edificio de la escuela para seguir ensayando, cosa que habían dejado inconclusa cuando salieron corriendo hacia acá. Se encontraron con la desventaja que muchos estudiantes habían ya tomado fotos de Ruka y Edward y revelaron su paradero en redes sociales, así que escabullirse no fue cosa fácil, pero lograron hacerlo rápidamente.
Todos estaban listos para comenzar a correr, incluso Ren, cuyos intentos por ser diagnosticado con narcolepsia fueron infructuosos después de que Shinta vaciara un balde lleno de agua helada sobre el chico, obligándolo a ser partícipe de la clase. Mientras todos hacían una maratón de 13 kilómetros, Shinta tomó su teléfono y tecleó un mensaje con cierta rapidez mientras seguía gritando instrucciones a sus estudiantes, los cuales se encontraban al borde de la muerte.
Para Azazel:
Hagamos un programa igual el mes que viene jajajaja.
XOXO. Shinta
Todo había vuelto aparentemente a la normalidad. Nadie se que las cosas que habían perturbado un poco aquella normalidad; Yari y Samuru estaban más que contentos con Shiori y Rivezim... Nada había cambiado con respecto a él, seguía siendo el mismo ridículo de siempre.
Rivezim, cansado y todo sudoroso, hizo que toda la sala se quedase en silencio para hacer un anuncio.
—Es un placer poderles cantar esta noche —estaba jadeando, pero no perdía una grácil sonrisa en su rostro—. Espero que el espectáculo esté siendo de su agrado. Para la siguiente canción —Rivezim había hecho aparecer un círculo mágico un tanto raro que puso sobre su boca para amplificar su voz— cambiaremos un poco el estilo. ¡Por favor, levántense! ¡Bailen al ritmo de...! —miró a los demonios que tenía alrededor, todos tan desconcertado como los demonios que se encontraban sentados. Chasqueó los dedos una y otra vez con insistencia, pero nadie más entendía qué era lo que quería decir. Mirándolos con desdén, Rivezim invocó otro círculo mágico y lo dejó flotando a un lado de él. Poco después empezaron a escuchar música en toda la sala.
—Flyde two the man —susurró, con suavidad. Todas las luces de la sala empezaron a bajar.
Rivezim extendió una mano hacia las mesas con mal genio, preparado para atacar a todo aquel que no se levantase a bailar. Muchos captaron la seña y no esperaron a que el peliblanco desatase el caos. Algunos tímidos demonios que no sabían bailar la música que estaba sonando hacían algunos movimientos extraños, intentando meterse en el ritmo. Mientras tanto, Rivezim con el pecho al aire empezó a desplazarse por el lugar, cantando en un inglés pésimo.
Como era natural, ustedes también tuvieron que levantarse a bailar. Rivezim los amenazó con la mirada.
Sin embargo, al fondo de todo, detrás de unos pilares, pudieron ver a una figura conocida. Era Azazel. Se estaba riendo de todos, ocultando esa risa detrás de una mano. Vieron que sacó su teléfono y echó una sonora carcajada, solo oculta tras la canción de Rivezim.
Para Shinta:
Me has leído la mente, viejo amigo.
Azazel.