Jajaja - Rio sinceramente ante la pregunta de la mujer. No es una carcajada estruendosa u ofensiva, pero si totalmente sincera - Discúlpeme, no pretendía ofenderle con mi risa, sencillamente es que la respuesta a esa pregunta requiere una explicación que he dado demasiadas veces. Y dicho sea de paso, la gente no suele recibir con agrado.
Mucha gente cree que en mi hotel representamos muy bien la vida en los años 20, que somos muy buenos con la historia de la ciudad. La realidad es bien distinta. En este hotel no pasa el tiempo. Se ha quedado detenido en el tiempo en pleno esplendor de la década de los 20. Sé que parece ridículo, pero no lo es para nada. Es una máquina del tiempo con el tamaño de un edificio. Cada vez que se atraviesa sus puertas se viaja en el tiempo hacia atrás o hacia adelante, dependiendo de si entramos o salimos del edificio. En realidad si la gente, como usted o el resto de invitados, entra y sale del edificio, envejece con normalidad, porque el tiempo que pasamos en el edificio no es suficiente para notar la diferencia. - Le explico con el mayor de los convencimientos - Pero para la gente como el señor Capone, que no salen del edificio, la vida se puede prolongar de manera indefinida. El señor Capone no ha salido de aquí en muchos muchos años, es mi familia quien se encarga de atender a sus asuntos en el mundo exterior (o debería decir en el tiempo futuro). Yo, sin ir más lejos paso largos periodos en el edificio, y por eso viviré muchos más años que la esperanza de vida habitual. Mi padre vivió de esta forma durante casi 120 años, y mi abuelo antes que él llegó a ver 134 años.
Respondiendo a su pregunta, lo cierto es que, debido a esto, el señor Capone lleva conmigo y con mi familia toda mi vida, y toda la vida de mi padre, y de mi abuelo...
No me tome por un loco, señorita, demasiada gente cree que esto es una locura, pero es la pura realidad.
Lo cierto es que, durante toda la explicación, hablo con la seguridad que sólo puede dar la firme certeza de que lo que digo es cierto. - La gente normalmente no acepta esto, e incluso su mente niega la existencia del propio Capone aunque esté en la misma sala que él o puedan oir su voz, porque su cerebro elimina esta información descartando automáticamente esta percepción por no encajar en lo que entienden como realidad, pero algunos elegidos como nosotros, cuya mente más abierta permite comprender la realidad, no realizamos este proceso automático. Por eso le cuento todo esto, porque sé que usted lo puede comprender, sino su cerebro no sería capaz de ver a Capone.
Es un hecho curioso, pero es cierto, tan cierto como que me llamo Rick Moretti. Si no me cree, solo debe observar que las mentes simples como los perros o los gatos, perciben perfectamente a Capone, porque su mente no es tan compleja como para generar estos mecanismos. También los niños, que tienen una mente abierta y fantaseosa, suelen verle. - Añado como coletilla final de mi exposición
-Comprendo jajaj -Se te acerca a ti y se pone detrás de ti y te susurra al oído -te espera una larga y provechosa vida y entonces sientes como unos colmillos se te clavan en cuello y notas a continuación como se va hiendo la sangre de tu cuerpo sintiendo un inmenso placer que te recorre el cuerpo mientras parece como si el tiempo no parece transcurrir
Mi primera reacción es de enfado. Pienso que busca besarme el cuello y obligarme así a callar, sin embargo, antes de que pueda reaccionar apartándome, convierte su acercamiento en un mordisco.
Mi impresión sustituye el enfado por la sorpresa y el miedo, por un momento por mi cabeza se pasa que me he quedado solo con una loca y me encuentro a mi mismo esperando que nos interrumpan cuanto antes los sirvientes para deshacerme de ella.
Este sentimiento es fugaz, puesto que, en seguida, la sorpresa y el miedo se ven sustituidas por un tremendo placer. La sensación del mordisco no se corresponde con el dolor y el desagrado que esperaba, más bien, parece el efecto placentero provocado por las drogas más caras que he probado en mi vida, pero con una reacción de placer mucho más inmediata que cualquier droga.
Después siento frío. Cada vez más frío cuando la mujer se aleja de mi. Y esa es mi ultima sensación antes de morir.
-Te despiertas del sofá de una de las habitaciones de tu hotel estas confuso tienes sed y ves como hay una de tus empleadas atada al sofá, es una chica de mediana edad morena y con ojos verdes, esta asustada y tiene miedo y la ves como nunca la habías visto
Hazme una tirada de autontrol dificultad 9
Veo a la empleada en el sofá y una sed antinatural crece en mi. De repente, se apodera de mi un instinto animal que no soy capaz de controlar. Mi mente, aturdida, tampoco intenta tomar el control de mis actos y la acción se desenadena.
Motivo: Autocontrol
Dificultad: 9
Tirada (2 dados): 3, 2
Éxitos: 0 Fallo
-Te lanzas sobre la pobre chica desdichada clavas tus colmillos retractiles sobre su cuello mientras se muestra horrorizada y te alimentas de su sangre no tienes el control sobre ti mismo es como si una fuerza se apoderara de ti, sientes como la preciada sangre recorre tu boca y pasa a tu corriente sanguínea en extasis inimaginable
Bebo el espeso fluido como un demente. Siento como poco a poco se va saciando mi sed inhumana. Bebo, bebo y bebo, hasta que, de pronto, se interrumpe. Mis ansias siguen queriendo beber un poco más, pero ya no siento el fluir cálido en mi boca.
Sorprendido me alejo de la mujer y descubro su cuerpo totalmente pálido, con un rictus de asombro en sus rasgos y flojo, sin vida. Al poco comprendo lo que ha ocurrido y me estremezco. El espanto surge en mi interior y avanza creciendo como una ola rompiendo contra la orilla. Espanto por el crimen cometido, espanto por el placer sentido, pero, especialmente, espanto por que un ser en mi interior, en lugar de estar horrorizado, me pide más.
-Se habre una puerta y aparece Vanessa -Tranquilo es normal alimentarse así de esa manera la primera vez con el tiempo aprenderás a saciar tu sed de una manera mas moderada -Dice de una manera mas sería no parece la misma que chica que era antes
¡Tú! - Exclamo con voz tan acusadora como infantil - ¿¡Qué me has hecho!?
-No te pongas así. te he convertido en uno de los nuestros ahora eres un vástago que trabajará fielmente para el clan, verás como trae sus satisfacciones, es lo que deseaba Al-capone el también es uno de los nuestros, verás como con el tiempo todo empezará a tener sentido y ahora será mejor que te desagas del cadáver no conviene llamar la atención te espero en la fiesta.
¿Que me deshaga del cadáver? - Pregunto con incredulidad. No obtengo respuesta, obviamente, porque la mujer me ha dejado solo en la habitación. Bueno... Solo, solo, lo que se dice solo no... Con un cadáver, lo que siempre es más interesante. Evito mirar directamente al cadáver mientras pienso:
¿Una piara de cerdos? ¿Unos pies de plomo y al lago? ¿Enterrarlo en mitad del desierto?... Ninguna de esas soluciones parece una gran opción, sobre todo en Chicago... Bueno, los pies de plomo sí es una posibilidad, pero...
Al final, me planteo el tema como un desafío a mi inteligencia y poco a poco acabo, casi sin darme cuenta, por perder el espanto que sentía, junto con gran parte del vínculo con mi propia humanidad.
¿Una bañera de ácido como en las películas más recientes?... Parece una mejor opción, pero tiene tres inconvenientes: Conseguir el ácido, lo poco apropiado para un hombre que vive en los años 20 y el mal olor que dejaría eso en el baño...
Creo que me voy a decidir por arrojar el cuerpo a un edificio en construcción... Eso sí que es propio de un hombre de mi tiempo. Y hará que Al se sienta orgulloso... Pero... ¿Cómo sacar el cuerpo del edificio?
Primero avanzo hasta la puerta de mis estancias privadas (siempre evitando dirigir la mirada hacia el cadáver) y cierro con llave. Después me dirijo al gran armario de pared que tengo en el rincón de mi habitación y bajo del altillo una gran maleta de madera de antaño (de esas que ya no se encuentran fácilmente en las tiendas). Por un momento estoy a punto de utilizarla, pero luego caigo en la cuenta de que es casi una reliquia, y al final acabo decidiéndome por otra maleta del altillo que también bajo: Una samsonite de color gris marengo y gran tamaño.
Una vez bajada la maleta, miro al cadáver. Me parece que podría resultar difícil meter el cadáver en la maleta, a pesar de que la chica no era demasiado alta ni corpulenta. Por un momento considero la posibilidad de trincharla como un pavo y trocearla para que quepa bien. Me hago una imagen mental de la escena y me invade una arcada que me hace ir corriendo al baño pensando que voy a vomitar sin poder controlarme. Al llegar junto al retrete, descubro que, no sólo ya no me siento con ganas de vomitar, sino que siento como si, en mi interior, ya no tuviera nada que vomitar. Recupero el aire y me calmo. Luego vuelvo al despacho, donde el cadáver me espera.
Hago de tripas corazón y me pongo al trabajo: Empiezo a meter el cadáver en la maleta, para ello pongo a la chica con las rodillas flexionadas y los brazos en torno a ellas. Debo trabajar rápido antes de que el cadáver (ya frío) se quede totalmente rígido. Por suerte, aun puedo manejar (aunque no sin dificultad) a la chica y ponerla en la postura adecuada. Cuando por fin he terminado de meter a la chica en la maleta, me levanto para admirar el trabajo y me siento satisfecho. Aunque la satisfacción solo dura unos instantes, lo justo hasta darme cuenta de que se me ha olvidado ponerme guantes - Mierda, ¡mis huellas deben estar por todas partes!. Joder, ya no hay vuelta atrás - Intento no concentrarme en los problemas y sigo adelante. Ya no tiene sentido ponerse guantes, así que le pongo una combinación aleatoria y luego cierro la maleta (con su sistema de cierre de tres puntos de anclaje) con la chica dentro. Después pongo la combinación en 0, 0, 0 y 0. A partir de ese momento, ya no hay forma de que se abra. Levanto la maleta y paso al siguiente paso: Limpiar.
No tengo el servicio de limpieza dentro de mis estancias, normalmente no me encargo de esas cosas, pero no puedo pedir a una chica de la limpieza que limpie la habitación así, con tanta sangre... Al final me dirijo al baño y utilizo una gran toalla blanca para limpiar la mayor parte de la sangre, así, luego podré pedir que venga un carro de limpieza y ocuparme con materiales más apropiados sin que la chica de la limpieza se ponga a gritar al ver la sala. Por supuesto a la chica la tendré que mandar irse y encargarme yo mismo, pero eso será luego.
Cuando por fin he limpiado con la toalla gran parte de la sangre, la tela ha cogido un color vino fuerte y un olor a hierro muy desagradable - Bueno, ahora meto la toalla en la maleta y me deshago de ella también - me digo a mi mismo, pero cuando me dispongo a cumplir con mi propuesta, me doy cuenta de que al haber cerrado la maleta con una combinación aleatoria, no puedo abrirla de ninguna manera. Maldigo mi suerte y mi falta de previsión y poco después me justifico a mi mismo - Después de todo, nunca me planteé como deshacerme de un cadáver... - Al final, después de pensar en otra forma de deshacerme de ella, me decido por la chimenea. Enciendo el fuego del hogar y arrojo dentro la chimenea.
Con todo listo estoy dispuesto a llamar al servicio. En realidad, faltó muy poco para que lo hiciera, ya casi tenía el dedo sobre el botón de llamada cuando caí en la cuenta de que mi ropa estaba totalmente empapada de sangre. Maldije de nuevo, me quité la ropa de gala y la lancé también al fuego. Después acudí al armario y me cambié de ropa. Solo cuando todo estaba de nuevo presentable (las manchas de sangre aun eran visibles, pero al menos no había un gran charco que llamara la atención nada más entrar en la sala) llamo al servicio y me preparo para su llegada...
-Viene la gente encargada del servicio de habitaciones. Llaman a la puerta la abren y cuando te ven te preguntan -Señor que desea -¿Que podemos hacer?
Les dejo abrir la puerta pero me interpongo en el umbral de la puerta no permitiéndoles reaccionar antes de escucharme - Dejen aquí el carro de limpieza y vayan a atender a la gente del gran hall. - Les digo con una voz que no deja lugar a preguntas ni a desobedecer.
Cuando el servicio de habitaciones obedezca, meto el carro en el despacho y me pongo a limpiar con los productos adecuados las manchas de sangre que aún se podían ver.
Terminada la faena, miro el despacho con ojo crítico. La verdad es que, a pesar de todo, ha sido un buen trabajo, falto de experiencia, pero minucioso. Sonrío satisfecho, con el cadáver oculto en la maleta ya nada me recuerde la crueldad del crimen, en su lugar, solo queda el orgullo de la lucha contra el reto.
Miro el reloj de cadena que llevo en el bolsillo interior de la pechera y por fin caigo en la cuenta del tiempo transcurrido. Son casi las 12 y media de la noche. A pesar de las palabras de la señorita Camilleri, cada vez se acerca más el final de la fiesta (a la una y media) y aún tengo que sacar la maleta y deshacerme de ella...
Decido que ya he dedicado demasiado tiempo a este asunto, y tengo que concentrarme en mi invitados, así que arrastro la maleta hasta un rincón de la habitación oculto por cortinajes. Salgo de mis estancias, cierro con llave, y bajo en el ascensor particular para unirme a los que permanecen en la fiesta hasta su fin.
Bajas por el ascensor llegas a la zona de la fiesta y ves como falta gente observas el reloj y comprendes lo que está pasando, allí está Al-Capone reunido con un grupo de gente hablando y riendo
Se acerca a ti Vanesa Camilleri y te dice -Cuando se valla el resto de la gente hablaremos a solas con Al-Capone
Asiento con la cabeza y, a pesar de los sentimientos contradictorios anteriores, me encuentro a mi mismo sincerándome. Algo en la mujer me resulta tremendamente extraño y siento la necesidad de ganarme su aprobación. Por eso, y sin pensar mucho, le digo:
De acuerdo. De todos modos, arriba tengo una maleta de la que habría que deshacerse... Había pensado en algún edificio en construcción... - Incapaz de leer su expresión añado algo vacilante - O tal vez tirarlo al gran lago o algo similar...
-Vanesa Camilleri te susurra al oído -Haz una cosa ahora que estás a tiempo llévate la maleta y escóndela en la obra que está en la calle Lincon no te preocupes por ella yo me ocuparé de lo demás
Hago lo que la mujer me sugiere: Subo a mis estancias privadas y llevo la maleta a la obra señalada. Vuelvo lo antes posible para no retrasarme en nuestra reunión con Al.