Intento pensar, pero la sangre me llama. Escapo del abrazo de Eric y me abalanzo sobre la joven. Sin embargo, aún conservo algo de dignidad, algo de estilo, y cuando estoy a un paso de ella, la abrazo, dulcemente. Deposito el cuerpo en el suelo y me alimento, dejando que su vida se escapa lentamente de mis brazos. Cuando está a punto de irse, la libero de mi beso. La dejo allí, dormida, y me acerco al baño. Abro el grifo y me miro al espejo.
Me veo en el espejo?
Recuerda que soy un Lasombra... xD
Nada se refleja en la superfecie, de hecho el espejo no está en el lugar habitual alguien lo ha quitado y "escondido" detrás de la puerta. La chica, tendida en el suelo respira con dificultad, en su ceño se dibuja el recuerdo de un mal sueño.
Al parecer sigo siendo yo, pero ¿porqué lo esconden?
Me dirijo, sin prisa, a ponerme la ropa. No me queda del todo mal, he de reconocer que Eric posee un gusto exquisito. Una vez cumplido esto, invoco a las sombras, para comprobar que, efectivamente, todo sigue en su sitio.
Uso mis disciplinas para ver si sigo siendo el mismo. Algo no me cuadra en todo esto.
Bueno, ¿que tienes para mi?- pregunto, sin titubear. No me gustaba perder el tiempo, y mucho menos teniendo en cuenta mi nueva situación. Debía empezar a prepararme para el traslado, aunque eso iba a ser bastante sencillo, dado lo poco que podía llevarme a mi nueva ubicación. A pesar de ello, debía de terminar unos cuantos asunto importantes. Y este era uno de ellos.
Nueva reverencia ante el Príncipe, y se predispone a ir hacia donde se encuentra Celina.
No se atreve a irrumpir en la atareada agenda de Alexander, así que en silencio sale de la habitación