Partida Rol por web

Hispania Prima Bellatrix

La Instrucción y Guarnición

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10/09/2008, 12:33
Antonio González Chacón

Antonio que era un hombre decididio y valiente, alzó la mano sin mencionar palabra para indicar que se apuntaba a la refriega.

No está mal para empezar el día pensó, sin apenas haber probado bocado y con el sueño aún en el cuerpo, no había mejor manera de despertarse que ir a desayunar franceses.

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10/09/2008, 23:10
Don Pablo Quijano

-¡Ese es el espiritu!- El joven parece entusiasmado. -Es hora de ungir nuestras espadas en sangre enemiga, amigo mio.

Dice mientras alza su puño como muestra de jubilo ante la futura aventura.

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11/09/2008, 00:39
Diego Láinez Montoro

Diego mira de reojo a Don Pablo y piensa:

- A ver cómo reacciona el zagal cuando pinten bastos...

Despreocupadamente, se cuelga los apóstoles, se calza bien las botas, se coloca el sombrero de la única manera en que un hidalgo español puede llevarlo y cogiendo el arcabuz, se dispone a salir... - Voto al demonio, el retal rojo - dice mientras retrocede unos pasos para recogerla y anudársela al hombro - sin esto si que estamos jodidos...

Tras lo cual, sale del barracón para esperar más órdenes.

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11/09/2008, 10:10
Antonio González Chacón

Antonio hace lo propio y recoge pica y vizcaina, ajustandose el coleto y el casco. Sale del barraco y espera a los demás apoyado en la pica.

Es buena mañana para mandar unos cuantos franceses al infierno. Opina mirando a sus compañeros con una sonrisa de orgullo.

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11/09/2008, 14:47
Diego Láinez Montoro

Mirando a Antonio y sonriendo tórvamente bajo el bigote, Diego dice:

- Sí, es buena mañana y aún será mejor si al toque de retreta estamos placidamente durmiendo en este barracón... y si no... bueno, si no como decís, esperemos haber mandado al menos unos cuantos franceses al infierno, pardiez.

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11/09/2008, 19:43
Julián Hernández

No daremos muerte a franceses, en esta ocasión al menos, y de matar a alguien mataremos italianos. Creo que con vosotros cinco y varios hombres que esperan fuera y yo mismo será suficiente. Recoged vuestras cosas y presentaros en el patio en cuanto estéis listos.

EL alférez inclina la cabeza y se aleja a paso firme.

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11/09/2008, 20:05
Don Miguel Maldonado de Leyva

Tras esperar a que el alférez abandone la estancia, me apresuro a recoger mis cosas, preparado para el camino. Dejando para lo último mi pica, miro a mi camastro y a la cruz que hay colgada de la pared. Una oración en silencio es lo último antes de santiguarme, recoger la pica y salir junto con los demás tras el alférez.

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11/09/2008, 21:09
Don Pablo Quijano

El muchacho comienza a preparar su petate despacio y metódicamente a imitación de los veteranos con los que ha convivido. La emoción llena su corazón cuando ha toma en su cinto su fiel espada toledana y en su diestra el mosquete.
Tras oír al alférez el muchacho sonríe.
-¡Italianos! ¡Maravilloso! Así podré probar mi valía con la espada ante un enemigo digno. -dice contento mientras sale de la tienda.
Es bueno que nos acompañe un hombre de gran valía como don Julián. Piensa mientras anda frente al grupo. Esta empresa me tiene algo preocupado.

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11/09/2008, 22:34
Director

Una vez en el patio, el alférez os está esperando con otros dos hombres , ambos armados con picas.
El Alférez lleva florete al cinto y arcabuz colgado a la espalda. En el centro del patio hay un carro.
Varios grupos de hombres hacen ejercicios diversos en torno al patio, y un grupo de ociosos os mira con curiosidad. Siete hombres formados frente al Alférez a estas horas tan extrañas.

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11/09/2008, 22:36
Julián Hernández

El alférez señala en dirección al carro.

Cojan sus cosas y súbanlas al carro.Digo tú conducirás el carro, los demás iremos a pie en torno a él, incluyéndome a mí mismo. Partimos de inmediato, la villa de Casale no está lejos. Cuanto antes salgamos antes llegamos. Les ha quedado claro?

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11/09/2008, 23:56
Antonio González Chacón

Sí señor, por mi salgamos ahora mismo. Dice con presteza, intentando aparentar ansias por luchar contra el enemigo. Las mismas que tendría un cochinillo de ser asado, pero era le mejor manera de quedar a bien consigo y con su patria. De hacer algo provechoso. Y mostrar esa presteza y ansia le ayudaria a disimular el nerviosismo que en realidad tenía por luchar.

Había tenido que sujetar su mano izquierda con la diestra a la hora de colocarse la daga en el cinto y a poco más le pone el casco a su vecino de camastro en lugar de atinar en su cabeza.

¡Pardiez Antonio! ¿Estas tonto o que? se dijo en aquel momento.

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12/09/2008, 01:18
Diego Láinez Montoro

- Como usted tenga a bien mandar, mi alférez... pero me temo que si conduzco el carro no podré tener el arcabuz presto para disparar, pues no habrá forma de asegurarse que la mecha no se extinga. - Y encogiéndose de hombros, Diego dejó sus aperos en el pescante y de un salto se subió a la carreta.

- Quieta, Babieca - le dice a la mula que tira del carro, con cierta sorna - que hasta que el alférez no lo mande, aquí no se mueve nadie - tras lo cual, dirige una mirada expectante a su superior, esperando la orden de partir.

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12/09/2008, 09:47
Don Miguel Maldonado de Leyva

Coloco mis bártulos en el carro, sintiéndome aliviado de su peso. Por último, miro mi arma, dudando si dejarla también en el carro. Las palabras de D. Diego dotan de cordura mis pensamientos: - ¿Como voy a dejar el arma? estaría desarmado

Presto, me coloco a uno de los lados del carromato, con la pica al hombro, esperando el momento de partir. Desde que aquella mañana el alférez nos despertara, no ha salido una sola palabra de mi boca. Sin duda, los nervios y la acción inminente ocupan gran parte de mis nervios..

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13/09/2008, 11:39
Don Pablo Quijano

El muchacho despreocupado lanza sus abastos sobre el carro dejando para sí un buen cuchillo en el cinto.
-Nunca se sabe con quien se puede uno encontrar.
Tras esto se coloca firme dispuesto para partir.
 

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13/09/2008, 12:54
Rosendo Villalobos Martínez

El silencioso cabrero deja su petate en el carro y se coloca detrás de don Miguel, con la pica entre las manos y la daga en la trasera del cinto. Ha olvidado afeitarse, por lo temprano de la hora, y el aspecto de su barba es bastante desaliñado. Se toca el frondoso mostacho, mirando al cielo claro y soltando aire como un caballo, que forma un vaho en el aire de la mañana.

Esperó la órden de avanzar.