Partida Rol por web

Comienzas a buscar un río, y al cabo de una media hora encuentras uno, lo único es que tiene un agua rosada en lugar de transparente, como cualquier otro río... el río aproximadamente se encuentra más allá de los límites del bosque oscuro, en una zona en la que no parece habitar nadie y en la que hay plantas un tanto extrañas...

Despues de un rato veo un extraño lago de color rosa rodeado de plantas extrañas me puse contento y dije que bonito es esto dije con una voz feliz mientras veia el agua fluir, sera como el dulce reino? digo mientras tomo un poco con la palma de mi mano y la acerco a mi boca con la intencion de beberla 

Tira físico con dificultad 20

fallo automaticamente puesto que no tengo suficiente fisico como para alcanzar esa tirada

Bebes de ese agua, y comienzas a experimentar una sensación extraña. Te empiezas a encontrar mal y tu cuerpo tiembla... parece que estuvieras envenenado... eso debían ser aguas contaminadas por lo menos...

El portal lo tragó, aparecieron en la taberna y el tabernero había pagado sus recompensas. El lugar ahora estaba muy poblado y eso le agradó.

-Bueno... ¿Qué hacemos? Tomamos una misión ahora y la iniciamos, la tomamos ahora y la iniciamos mañana o simplemente la tomamos mañana- preguntó Mio como meditando en voz alta -Podríamos asegurarnos de que esas heridas no se infecten y además hablar con los clientes de la taberna, quizás haya misiones que no aparecen en el tablón o quizás haya información importante que nos puedan brindar ¿No les parece?-.

El estaba en perfecto estado y no temía a las bestias de la noche pero aun así no pretendía exigir a sus compañeros ni tentar a la suerte tampoco. Lo que hace, sin embargo, es fijarse súbitamente en las misiones disponibles ahora.

Ruperte cobró y se fue cantando y bailando tope contento.

-Esto es la pera, trons! Hemos triunfao como el bacalao! ¿Qué será lo siguiente? ¿Luchar contra el rey hielo? Rescatar a la primcesa chicle? Estoy que me salgo!

Entonces escuchó a Mío y asintió con aire profesional.

-Sí, creo que tienes razón tío. Curémonos las pupas y comamos algo Si da tiempo, luego rescatamos a quien haya que rescatar!

Eso de los portales era muy útil. Al salir y encontrarse en la taberna de nuevo, Eve sonrió y se pasó las manos por el pelo con la intención de arreglar cualquier imperfección derivada de esa emocionante batalla. Cobró su parte y se la guardó bien.

- Descansemos, entonces.- dijo asintiendo.- Será mejor estar en plena forma para cuando llevemos a cabo la próxima misión.- se estiró, levantando los brazos y entrelazando los dedos, a la vez que suspiraba con alivio.- Tengo hambre. Y ganas de bailar.- añadió con una risita.

Rupert sonrió de oreja a oreja y se sacó de los pantalones unas gafas de sol muy cool. El oso arrojó una moneda al bardo de la taberna, que comenzó a tocar una alegre tonadilla. 

Rupert ofreció su mano a Eve mientras comenzaba a seguir el ritmo con sus caderas.

-Vamos, beibi! A mover el esqueleto!

Eve volvió a reírse y se tapó la boca con la mano. Ver a Rupert bailando con esa energía le hizo mucha gracia, pero a la vez era muy tierno. Cogió su mano, aceptando la invitación, y en seguida hizo que el oso diera un par de vueltas sobre sí mismo. Movía los brazos con entusiasmo y las piernas describían movimientos amplios y gráciles.

- Oye, esas gafas son muy chulas.- le dijo mientras bailaban.

Mio vio a sus compañeros animados bailando y se sentó en una mesa para descansar. Lo suyo no era el baile en absoluto pero le alegraba el que los demás se divirtieran con eso.

Ambos se movían con destreza, al parecer era normal en estas tierras dominar la capacidad de baile pero en su opinión la música se había deteriorado con el paso de los milenios tras la última guerra. Su mente se fue unos instantes y comenzó a recordar sus propios tiempos, su época, y una lágrima intentó sin éxito asomar en sus ojos al pensar en tantas muertes sin sentido, tantos amigos que no vería más.

Levantó la vista y encontró nuevamente al osito y la ninfa, luego al resto del establecimiento rebosante de clientes -La vida se abrió paso tras esa gran masacre- se dijo -y yo puedo hacer lo mismo-.

Se volteó sin perder de vista a sus camaradas y observó al resto de los clientes intentando despejar su pensamiento y buscó algo que le pudiera llamar la atención. Una nueva amistad o una nueva aventura, quizás ambas cosas.

Rupert, sin dejar de bailar y siguiendo el ritmo, se subió de un salto a un taburete cerca de Eve y le puso sus gafas, aprovechando para rozarle un poco el pelo disimuladamente.

-Te molan? Para tí, nena! A tí te quedan mejor!

Eve se quedó quieta en cuanto el oso se subió para estar a su altura. Tocó las gafas y se las ajustó a la vez que admiraba la taberna desde esa nueva perspectiva oscura. Nunca se había probado unas gafas de sol y le gustaban. Se ruborizó por el cumplido y rió por lo bajo.

- Eres muy amable, Rupert. ¡Y muy gracioso!- dijo empezando a bailar de nuevo.- Seguro que les caerías bien a las otras ninfas.- le guiñó un ojo, inconsciente de que sus ojos estaban escondidos tras las gafas.

La fiesta se anima, comienzan a bailar todos al ritmo del dubstep y la electrónica. Mientras tanto Mio ve entre la multitud que está en la pista de baile un grupo de dos hombres misteriosos hablando entre sí. Eran criaturas del dulce reino, uno con forma de bastoncillo y otro con forma de osito de gominola. Eran los únicos que estaban sentados. Las demás gominolas bailaban y lo pasaban guay.