Partida Rol por web

En cuanto salís de la callejuela y entráis en el nuevo lugar un disparo resuena desde una posición elevada... 

Mientras Saphira se mueve hasta una barricada y se pone a buscar para ver si encuentra algo útil. Encuentra una ametralladora con 20 balas.

Escuchar el disparo le heló el corazón. ¿Quién coño querría matarlos en una situación como esa?
Lo peor era el ruido de ese disparo, y el no poder gritar para que todos se pusieran cuerpo a tierra.

Cualquier descuido podía matarlos.

Con un rápido movimiento cogió la ametralladora y se ocultó tras la barricada, intentando encontrar con la mirada a Cindy, Ernest y Maikel.

Mierda, Maikel iba a morir y ellos también si no hacía nada.

Con el cuerpo oculto tras la barricada apunto con el arma al lugar del que procedía el disparo. Sin disparar por el momento, pero con el dedo en el gatillo.

Maikel había comenzado a caminar hacia uno de los cadáveres de un militar que debía haber tenido más o menos su misma edad cuando un estampido rompió el silencio. Por suerte para él, lo escuchó... 

El dolor que sintió apenas un poco antes de escuchar el sonido fue punzante. Como por acto reflejo o vaya a saber uno por qué, Maikel se agachó una milésima antes de que el impacto de la bala convirtiera su cabeza en arte abstracto, lo cual no evitó que un pedazo de su oreja se perdiera para siempre.

-¡Ahhh!- gritó sin poder evitarlo tomándose la sangrante oreja entre las manos.

El dolor era agudo. Juraría que había escuchado el sonido del aire desplazado por la bala, pero en ese momento sólo podía pensar en el profundo dolor que sentía. ¿Quién había disparado? ¿Por qué?

-¡No disparen!- gritó suponiendo que tal vez había algún soldado escondido y se había asustado.

De todas formas, no esperaría a que le respondieran. Inmeditamente se tiró al suelo intentando cubrirse con el cuerpo tendido...

Cindy había perdido mucho tiempo en recuperar el aliento, una caminata así no se hacía todos los días. Aunque estaba en plena forma notaba que el corazón se le iba a salir del pecho, la adrenalina fluía por sus venas como el rimel por sus pestañas una noche de fiesta.

Mientras los demás parecían estar buscando armas, la rubia se apoyó donde pudo y meditó unos instantes que estaba haciendo y si de verdad merecía la pena luchas. Justo cuando más metida estaba en sus elucubraciones oyó el disparo.

-¡No, osea, no!

Vio la oreja de Maikel salir volando y con la boca abierta, agitando las manos exasperada y con un chillidito agudo se tiró al suelo y reptó hacia Shaphira con intención de que la protegiera.

Por la precisión del disparo intuis que es un francotirador, pues no es fácilmente visible, de hecho a simple vista no sabéis de dónde puede provenir el disparo... 

El viejo corre como puede y se mete en la barricada más alejada.

Sin dejar de cubrirse con el cuerpo del soldado, que esperaba que no fuera a reanimarse justamente en ese momento, intentó ver dónde estaba el francotirador. Claramente había estado a muy poco de que su cabeza se convirtiera en la sandía que había golpeado con el bate de bésibol el mes pasado con Jim y Carter por la apuesta de mil dólares. Pero ya esa apuesta no importaba y probablemente Jim y Carter no estuvieran vivos, o sí, ¿quién sabe?

Luego de ver por dónde estaba el que lo había dejado como Van Gogh (que además dolía como los mil demonios) pondría mejor su escudo de carne para cubrir más, y tomaría el arma, o las armas, que tuviera el fallecido.

-¡Estamos vivos! ¡No somos muertos! ¡No nos mates!- gritó a riesgo de que sus gritos atrajeran a más muertos. Había un peligro más inminente en ese momento. Creyó ver un reflejo que podía ser la mira telescópica, pero no, no lo era...

Siseó al ver la oreja de Maikel abandonar su cabeza.

Había peligro por todos lados. Su cuerpo no podía estar más alerta.

Por alguna razón le vino a la mente una de sus primeros trabajos importantes como policía. Sobretodo el momento en el que herían a su compañero.

"No te distraigas, pelirroja."

Le ordenó su voz interior. No veía al francotirador, cosa que la ponía más nerviosa.

Se ocultó totalmente detrás de la barricada.

Al ver a Cindy acercarse la agarró del brazo y tiró de ella para ocultarla también a su lado.

Intenta buscar algo útil en los cadáveres más cercanos. Un arma, munición..lo que sea, pero sobretodo no te expongas a las balas.

Le susurraba la pelirroja a la vez que volvía a asomar el arma por encima de la barricada.

Maikel -Intentó llamar su atención sin hacer demasiado ruido. No era buena idea estar tan separados.

"¿Por que no vuelves al primer plan?"

Como muchas veces le dió las gracias a esa vocecilla de su cabeza y buscó con la mirada una tapa de alcantarillado en el suelo. Si salían de la ciudad por el alcantarillado estarían más seguros.

No creo que esas cosas hayan conseguido abrir una puta tapa solos...

Maikel miró hacia donde estaba la pelirroja. No estaban lejos, pero tampoco estaban cerca.

-¿Lo ves?- pregunta en el mismo tono mientras continúa buscando el francotirador con la mirada.

Cindy atendió a las órdenes con delicadeza y atención, a pesar de no ser nada complicadas. Por un momento se quedó paralizada, pero reaccionó rápido y se puso a cumplir su cometido mientras susurraba al viento algo así como:

-Arrastrarme, por el suelo, yo, con esta ropa, osea, lo hago porque la situación lo requiere, pero me esta dando asquito y grima pensar en lo que me estoy ensuciando.

Procuró moverse muy despacio y examinó todos los cuerpos que hubiera cerca en busca de cualquier cosa que pudiera ser útil.

Un nuevo disparo suena...

Maikel no pudo dejar de estremecerse ante el sonido del nuevo disparo. Tampoco reprimió el suspiro al ver que no había sido a él. Alguien los estaba usando como blanco móvil y eso no le estaba gustando en lo más mínimo.

-Mierda... mierda... mierda...- murmuró mientras echaba un vistazo alrededor para buscar alguna forma de salir de allí. A lo lejos vio un pasaje que podría usar para alejarse y confiaba en que las demás lo seguirían si corría.

Con un salto salió disparado hacia la estatua, intentando cubrirse de donde hubiese venido el disparo.

Todo iba de mal en peor..Así que...¿Qué podía hacer? Cuerpo a tierra y gatear hasta la salida de la plaza, escondiéndose de las balas en las barricadas y buscando en los cadáveres posibles armas y municiones, y como no, rezar para que todos salieran con vida de allí.

Cindy creyó ver algo familiar en el suelo, juró que era un Ipod. Se giró hacia el a una velocidad felina esquivando de pura casualidad la bala. Cuando se percató de que la habían intentado disparar, y que el aparato tecnológico estaba roto, miró a sus compañeros y agitó las manos con la boca abierta de sorpresa y miedo.

Gateando a la velocidad que pudo se puso al lado de Saphira y se echó en el suelo, poniendo una mueca de asco, y le dijo:

-Tia, osea, nos vamos a morir aquí ¿Qué hago? No puedo ver nada útil...

La mujer rubia estaba bastante estresada, aún así tras divisar la salida y la pequeña barricada donde se podían cubrir apunto con el dedo y dijo:

-Debemos marcharnos rápido... Antes de que nos masacren.

Maikel había encontrado una granada, que metió en su bolsillo, y se acercó lo más rápido que pudo a la estatua. Esta vez no hubo disparo, pues o bien se había percatado de que erais humanos o bien estaba recargando. Maikel sintió el frío de la estatua en su espalda, mientras que Saphira se arrastraba como una culebra hasta la siguiente cobertura. Allí había una caja de cartuchos de escopeta, justo al lado de un cadáver cuya sangre manchaba el suelo. Éste cadáver estaba desmembrado totalmente y olía a podrido. Cindy no pudo reprimir una arcada, ya que gateaba tras la policía. 

Ernest corrió hacia Maikel y se puso junto a él.- ¿Por dónde vienen los disparos wey?.- dijo sudando.

-No tengo ni idea...- le respondió Maikel a Ernest algo ausente, ya que estaba queriendo ver de dónde venían los disparos... tal vez, con suerte, podría hacer una GRAN distracción con el regalo que había obtenido.

El antiguo empresario no sabía qué hacer. Nunca se había enfrentado a la muerte tan de cerca. ¿Dónde estaba el francotirador? ¿Qué podía hacer con sólo una lanza y una granada como armas? Miró hacia la salida que tenía aún lejos...

-¿Tienes balas aún? Intenta ver dónde está así le disparas y salimos corriendo cuando se cubra- le dijo al hombre que lo acompañaba en su refugio temporal de cemento.

Maikel logra ver un reflejo que le indica la posición del francotirador, pues acaba de meterse. Parece estar en una azotea, cerca de la salida, en frente de la estatua. Es imposible acertar desde donde estáis con las armas que tenéis, pues son poco precisas y algunas poco potentes. De nuevo suena un disparo, aunque esta vez no da en ningún blanco.

Shaphira siguió gateando, escondiéndose como podía en las improvisadas barricadas.

En cuanto vió la caja de cartuchos que tenía el cadáver palpó el cuerpo inerte aguantando la respiración para ver si encontraba algo útil; armas de fuego, blancas, lo que fuera..

También se había guardado la caja de cartuchos. Nunca sabías cuando ibas a necesitar algo así.

Maikel sintió un leve alivio al poder ver dónde estaba el francotirador. ¡Como si eso hiciera desaparecer el peligro! Pero al menos ahora sabía de dónde debía cubrirse...

-Está allí, Ernest- dijo el empresario señalando levemente -Haz un par de disparos para que se cubra y salgamos corriendo... más cerca de la pared se le va a hacer más difícil dispararnos-

Con una mirada rápida observó por dónde iban las mujeres. Parecían ir bien, aunque de todas formas el disparo hizo que se estremeciera. Claramente el francotirador estaba queriendo matar a unos humanos, y no a unos caminantes.

-¡Saph! ¡Allí!- le gritó Maikel para que pudieran cubrirse...

-¡Vamos!- instó el joven para que Ernest hiciera su parte para poder escapar.

Cindy no sabía que hacer, estaba empezando a ponerse de los nervios. Lo suyo no eran las pistolas ni estar arrastrándose por el suelo, si alguien le diera un arco todavía podría hacer algo.

-Tía, deberíamos salir de aquí, ya, nos van a hacer parecer un colador como sigamos intentando esquivar balas, osea, salgamos pitando o nos mataran.

Hablaba bastante rápido y balbuceaba un poco, como si hablara más rápido de lo que pensaba. Todo lo dijo susurrando y lo más agachada posible, alguien había perdido una oreja, ella no quería perder nada de su preciado cuerpo. Se quedó atenta a los movimientos de la policía, para Cindy, esa mujer era su mayor posibilidad de sobrevivir a todo aquello.