| CASA |
Aquellas palabras llegaron a mi cerebro como una jarra de agua fría. No me lo esperaba para nada. Aunque algo dentro de mí parecía estar de acuerdo con aquella idea. Quizá porque no habíamos podido ver crecer a Mike, aunque tampoco culpaba a Nora por ello. Estaba claro que entre ellos había algo más que una simple amistad.
- ¿Lo dices en serio? ¿Querrías tener otro hijo conmigo?- le pregunté, pues nunca habíamos hablado de aumentar más la familia-. La verdad es que éste lugar sería perfecto para ver crecer de verdad a un hijo... No tendríamos que preocuparnos de nada.
Me abracé a Jensen y le di un tierno beso en la mejilla.
| Casa |
Me alegró no escuchar una negativa directamente.
-Si no lo dijese en serio, no lo diría.-le contesté, mirando de nuevo a mi alrededor.-Si, creo que sería un buen sitio para tener otro renacuajo. Venga, va, enséñame el resto de la casa. Tengo ganas de ver nuestro dormitorio y esa camita que aguantará todas nuestras aventuras nocturnas...-le dije, dándole un pequeño azote en el trasero para que echase a andar, sintiéndome muy animado.
Esperaba que Mike estuviese contento con la habitación que tuviese en mente.
| JUGADA MASTER |
Anne sonrió y le dio un suave pellizco a su trasero como respuesta a su palmada. Subieron al piso superior y Anne abrió la primera puerta de la izquierda para enseñarle la habitación. Al parecer Mike ya había elegido, pues se encontraba tumbado en la cama.
- Ésta es mía- dijo sacando la lengua de forma divertida-. Eso sí, las mantas rosas te las llevas.
Anne soltó una carcajada y cerraron la puerta para dejarle tranquilo. Pasaron a la siguiente habitación, tan bonita como la anterior. La única diferencia es que la segunda tenía unas preciosas vistas a la montaña.
- Si lo próximo que tenemos es una niña se puede quedar ésta... Y si es otro niño siempre podemos cambiar el decorado de la pared- dijo Anne en tono divertido, cerrando de nuevo la puerta para encaminarse a la siguiente-. Creo que ésta será la nuestra.
Anne le dejó algo de tiempo para observarla antes de preguntarle.
- ¿Qué te parece?
| Casa |
Miré las habitaciones detenidamente y eran geniales. El mamoncete de Mike eligió bien y se le veía satisfecho. Nuestra habitación estaba genial, me gustaba tener baño propio, aunque todas lo tenían.
-Espera...-dije mientras echaba a correr y saltaba a la cama, rebotando un poco en ella.-Genial, es genial.-dije estirándome en la cama y echando mis manos hacia atrás de mi cabeza, poniéndome cómodo.-Sí, definitivamente creo que me acostumbraré a esto.-entonces recordé la bebida, pero quité el pensamiento rápidamente, mirando a Anne aún en la puerta.-Eres preciosa, ¿lo sabías?.
| HABITACIÓN |
Sonreí con la barbilla bien alta.
- Sí, tranquilo, lo sabía- le dije haciéndome la interesante retirándome el cabello hacia atrás con un gesto de la mano. Después le saqué la lengua y escuché el timbre de la casa. Me acerqué hasta la ventana y vi a Nora en la puerta. Mike fue el encargado de abrir y tardó muchísimo menos de lo que hubiera imaginado. Sonreí al ver que se cogían de la mano y tras darse un tímido beso en los labios se marchaban a pasear-. Míralos... Son tan tiernos... Estaba bastante claro, ¿verdad?- le dije a Jensen haciéndole un gesto con la mano para que se acercara a mirar por la ventana. Nuestro hijo estaba viviendo su primera historia de amor.
| Habitación |
Me levanté y abracé a Anne desde atrás, apoyando mi barbilla en su hombro y mirando a Mike pasear de la mano con Nora.
-¿De la mano?.-pregunté con tono de broma.-Tengo que hablar seriamente con este niño... ¡Agárrala del culo! ¡Del culo!.-comenté, bromeando para Anne.-¿Crees que debería de darle preservativos en nuestra próxima charla?.-estar de tan buen humor me hacía bromear constantemente, me encantaba. ¡Y sin estar bebido!.-Decir que se nos hace grande muy rápido sería irónico, así que me lo ahorraré.
| HABITACIÓN |
Reí a carcajadas por el comentario sobre el rápido crecimiento de nuestro hijo. Reía un poco por todo, porque siempre me hacían reír sus gracias.
- De eso te ocupas tú. Soy madre primeriza pero todo el mundo sabe que una madre no puede hablar de sexo con su hijo- comenté entre risas pues aún me duraba el ataque de carcajadas. Conseguí calmarme mientras observaba a la pareja caminar-. Creo que Mike ha heredado mi elegancia. ¿Por el culo? ¡Si son dos críos! Además deben estar empezando. Es mejor que vayan poco a poco.
| Habitación |
Chasqueé la lengua, mostrándome en contra por aquello último.
-Menos elegancia y más parecerse a su padre.-dije, aún manteniendo el abrazo tras de Anne.-Además, ¿acaso yo no soy un tío elegante?. Soy como las mujeres queréis, un tipo duro, elegante y un guarro en la cama. Que hablando de cama...-entonces la giré rápidamente, agarrándola por la cintura y dejándola frente a mi.-¿Qué te parece si la estrenamos? Mike no volverá hasta dentro de un buen rato, seguro.-le guiñé un ojo.
| HABITACIÓN |
Me giró para colocarme frente a él y no pude evitar morderme el labio inferior al escuchar sus palabras. Era todo un picarón.
- Mira cómo aprovecha mi guarro amado- dije mientras mi mano acariciaba su rostro para después descender por su torso, pasando por encima de su camiseta, para seguir bajando hasta llegar a sus pantalones. Comencé a desabrocharlos con lentitud, sabiendo que aquello podía impacientarle-. Los guarros padres de Mike aprovecharán su paseo romántico... Qué grosería, ¿no te parece?
Seguía desabrochando sus pantalones mientras le daba cortos besos cargados de deseo.
| Habitaciones |
Reí por su último comentario y la acariciaba por debajo de la ropa mientras me desabrochaba los pantalones. Me encantaba tocar sus tetas incluso con el sujetador puesto...
-Nah, que le jodan a Mike.-al decir aquello seguí hablando rápidamente.-Nora, me refiero, que lo joda Nora y en el buen sentido, ya me entiendes...-entonces le quité la camiseta y besé su cuello, luego de forma lenta, disfrutando cada beso y añadiendo algún lametón acompañado de un pequeño mordisco.-Tenemos que estrenar la cama por todo lo alto...-dije entre beso y beso.
| HABITACIÓN |
Sonreí de forma picarona mientras sentía cómo mi cuerpo iba entrando en calor gracias a sus besos.
- Oh, es una buena propuesta, déjame que la estudie- dije, haciendo ademán de marcharme para analizar de verdad la propuesta. Después le guiñé un ojo y me pegué a su cuerpo, introduciendo mis manos por su pantalón para poder acariciar su trasero con mayor facilidad-. No sabes las ganas que te tengo, Jensen...
Fui la siguiente en comenzar una ronda de besos sensuales en su cuello mientras le obligaba a caminar hacia atrás para llevarle de nuevo a la cama. Le tiré sobre ella y le observé un momento, aún de pie frente a la cama. Me mordí el labio inferior y me coloqué sobre él, colocando las piernas a ambos lados. Le deseaba, como desde el primer momento en que le vi.
| Habitación |
Era tan fácil hacer que Anne perdiese la cabeza... Me encantaba, no podía negarlo. Me encontraba solo con la ropa interior y pude notar como a Anne le sobraba ropa. No dudé en quitarle el sujetador y empezar a jugar con sus tetas. No le quité el pantalón por estar encima de mí.
-Si tantas ganas tienes, no lo dudes, nena... Soy todo tuyo y por siempre.-le dije, esta vez besándola con pasión. Estaba intentando empezar lento, como hice con su cuello, pero era incapaz...-Vamos, Anne, demuéstrame de lo que eres capaz...
| JUGADA MASTER |
Como no podía ser de otra manera Jensen y Anne aprovecharon aquella soledad para disfrutar de lo que más les gustaba: el sexo. La soledad duró mucho más tiempo del que parecía en un principio pues el paseo de Mike con Nora pareció alargarse más de lo previsto. Aquello les dio la oportunidad de seguir disfrutando hasta que los jóvenes regresaron.
Los años pasaron, concretamente cinco. Durante éstos se respiraba una gran tranquilidad, vivían en paz y armonía. Jensen y Anne se casaron para después aumentar la familia y tuvieron una niña que ya tenía cinco años. Había heredado la belleza de ambos pero el carácter de su madre. Escogieron el nombre de Arya.
También se parecía mucho a Mike, el cual ya tenía una relación bastante seria con Nora aunque seguían siendo simplemente novios aunque ya habían anunciado su próximo enlace. Había sido una gran noticia para todos y habían confesado estar deseando crear una familia.
Adonai y Zaira también habían formado ya la suya, aunque por el momento sólo tenían una niña. Se llamaba Karen. Había heredado el cabello rubio de su madre y los ojos verdes de su padre.
Un día decidieron reunirse todos en casa de Damián pues era la que tenía un comedor más amplio y con más sillas. Pasaban mucho tiempo juntos y sus hijos jugaban en la calle sin ningún tipo de temor. La puerta de la casa estaba abierta para que sus padres pudieran tener controlados a sus hijos.
No faltaba nadie. Todos habían acudido a comer a casa de Damián como todos los Domingos desde que regresaron a ese mundo, al mundo de los cancerberos. No era necesario cocinar de modo que charlaban animadamente mientras bebían unas cervezas o unos refrescos. Las risas de las dos pequeñas jugando con Mike y Azael entraban por la puerta. En muy poco tiempo más niños de las familias vecinas se acercaron para jugar con ellos.
En aquel pequeño pueblo formado en mitad del bosque todos conocían la identidad de los salvadores, gracias a los cuales habían podido regresar a casa. Muchos fueron los cancerberos que se personaron allí para agradecérselo personalmente, ya no sólo a Mike, Nora y Zaira, sino también a sus progenitores. Para el mundo entero ellos eran los héroes, pero tras cinco años habían dejado ya de recibir visitas inesperadas y agradecimientos varios. Habían conocido a muchos cancerberos y a ellos les reconocerían fueran donde fueran. Sin duda eran famosos pero eso no les importaba. Aquella paz, aquella tranquilidad no tenía precio... Sólo el de las muchas vidas que se habían perdido por el camino.
| Comedor |
Cinco años que pasaron volando. Cinco años viendo crecer a una pequeñaja de una belleza que me daba dolores de cabeza pensando cuando fuese adolescente y tuviese que quitarle a los otros chicos de encima a golpe de hechizos varios. Esa etapa de mi tierna niña realmente me aterrorizaba. Que distinto era el pensamiento de un hijo a una hija...
Mi forma de ser había cambiado mucho en esos cinco años. Ya no era alcohólico, es más, no bebía ni gota de alcohol para no caer de nuevo, al menos de momento. Ya llegaría el día que bebería alguna cerveza sin miedo. Mi malhumor desapareció con la bebida, que iban muy de la mano. Incluso no discutía tanto con Adonai y digo "no discutía tanto" porque aún seguía habiendo diferencias entre ambos, aunque la mayoría de las discusiones terminaban bien. También se le veía bastante distinto a él en lo referente a mí.
Estar en casa de Damián, todos juntos, como cada domingo era algo ya obligado, una tradición a la que todos nos aferrábamos y nos negábamos a dejar pasar. Era agradable ver a todos aunque fuese una vez por semana. Alcé mi refresco con hielo, sin previo aviso, viendo como todos charlaban para luego guardar silencio al ver como me levantaba.
-Me gustaría hacer un brindis.-comencé a decir, mirando a todos y cada uno de ellos.-Ya han pasado cinco años desde que todo terminó. Desde entonces, y viendo la vida que llevo gracias a todo ello, creo en el destino. Gracias, a todos.-no era muy normal que esas palabras saliesen de mí, ni aunque fuese un "hombre nuevo", pero aquel día me sentía realmente afortunado. Ellos me habían ofrecido una vida nueva, desde que Anne apareció en mi apartamento años atrás.