Él era el nuevo allí y no pretendía opinar sobre las dinámicas internas del centro que no conocía, ni hacer generalizaciones sobre los chicos que pudieran entenderse mal. Estaba claro que había un problema de fondo y Julio optó por ser dueño de sus palabras y permanecer en silencio, escuchando.
Solo cuando Raúl Gómez terminó de hablar quiso él aportar algún dato más, sobre todo porque no había vuelto a tener ocasión de charlar con él y de aquella manera podía completar el relato.
- Yo encontré a George en los alrededores del colegio. El chico estaba alterado y me temo que al ser un recién llegado me faltan datos para entender completamente lo que me contó, pero... - no quería meter al chico en problemas. Al menos no quería meterlo en más problemas de los que ya tenía. - Está claro que se culpa por lo ocurrido y he percibido bastante rencor hacia Marisa en relación con su... pareja. - El modo en que George Ander se había expresado era mucho más burdo, pero después de todo, el mismo Director acababa de confirmar que la chica tenía una relación con otra compañera. De ahí a que los celos llevaran a un chico tan bruto como George a maltratar a Marisa hasta llevarla al límite podía haber solo un paso. Por Dios, si la otra chica estaba ingresada en el hospital!
- Parece que había señales de alarma de sobra antes de todo este desastre. Habría que pensar ante todo en los chicos y las familias, no en la imagen del colegio - las palabras le salieron sin pensar. Puede que el resto de maestros tuvieran más reparos a criticar la actuación del centro pero él, precisamente por llevar tan poco tiempo allí, consideraba que tenía una visión objetiva de los hechos. Y lo que estaba conociendo no le gustaba nada.
El director escucha a todos los profesores y dice:
- Comprendo... pero aun así no podemos hacer mucho si la policía se está encargando del asunto... aun así no tardaran en venir periodistas a enterarse de lo que ha pasado y más teniendo en cuenta que la madre de Marisa es periodista, es corresponsal de las noticias de Antena 3 por lo que seguro que habrá periodistas rondando.
El hombre se queda unos segundos pensando para finalmente añadir:
- La postura oficial del colegio es que estamos muy conmocionados con lo que ha sucedido, que es la primera vez que sucede y que esta todo en manos de la policía y vamos a permitir a la policía investigar lo que necesiten, colaboraremos con ellos y los padres de los alumnos que lo deseen les daremos unas sesiones con un sicólogo si hace falta.
Arturo asiente a lo dicho por el director para añadir:
- Sí, creo que es una buena forma de actuar, cuanto menos movamos lo que ha pasado mejor, o al menos eso creo yo, si la policía se está encargando de ello son los que deben hacerlo, tenemos que hacer lo que nos digan ellos.
Coge sus cosas como para prepararse para marcharse y añade esperando a que todos terminen:
- Yo iré en representación del cuerpo directivo con ustedes a lo de esa chica.
Amelly suspira profundamente, no parecía totalmente de acuerdo con lo que se había dicho, mira a Julio y dice:
- Supongo que el chico estaría afectado... pero hacerle bullying porque pensaba que era lesbiana... esos rumores los he escuchado yo también, ahora me preocupa Ana, que es lo que puede llegar a hacer cuando se entere.
Sin duda la profesora estaba preocupada por eso y se le notaba en la cara.
Jorge permanecía callado, empieza a recoger sus cosas y dice:
- Yo también he escuchado esos rumores de las dos chicas... pero aun así... no sé, creo que es demasiado extremo, aun así supongo que la policía nos dirá algo lo antes posible.
Carlos asiente y dice:
- Me parece bien lo de dar apoyo a los alumnos que lo necesiten, aun así yo creo que sería buena idea que mañana acudiera un sicólogo o algo a hablar con su clase, como han dicho Raúl y Julio estaban alterados y el que la policía haya aparecido los ha alterado mas, supongo porque se habrán dado cuenta realmente de que es algo grave... a ustedes que les parece?
Pregunta a todos, en general todos asienten.
La profesora suspira cansada y dice:
- Bien, si eso es así esta todo solucionado, imperara la ley del silencio por el momento, pasemos este tema cuanto antes, no creo que sea buena idea darle mucho bombo así no habrá ningún otro alumno que quiera hacer lo mismo.
El jefe de estudios mira a todos y añade:
- Bueno, yo voy poniéndome en camino.
Me encontraba parado bastante pensativo mientras que los profesores comenzaban a marcharse de la habitación, miré a mi alrededor y me acerqué a Julio sin llamar mucho la atención.
- Julio, ¿qué ocurrió con George? supongo que el chico estaría bastante alterado pero, ¿pudiste averiguar algo? Miraba al profesor nervioso y con tantas dudas que no sabía siquiera que más podía decirle. Miraba el reloj a cada momento pensando en el acto que estaba por comenzar en unas horas.
Julio llevaba horas intentando interpretar lo que George le había dicho. Cuando Raúl se acercó a él visiblemente nervioso y expectante sobre lo ocurrido, intentó ordenar sus ideas y hablar con tanta calma como discreción.
- Ha reconocido abiertamente que él intentaba obligarla a que se fuera de aquí - levantó la mirada hacia el tutor, alzando las cejas - y que si está muerta es porque no le hizo caso.
Negó con la cabeza, haciendo patentes sus dudas. - No se... parece poco menos que una confesión, pero yo creo que el chico intenta decir algo más, que hay al menos yo desconozco y por eso no entiendo el significado real de todo esto. Ha hablado con desprecio de Marisa y de su condición sexual... Si su pareja - fue incapaz de recordar el nombre y ese detalle lo alteró más de lo debido - fue agredida hasta el punto de llevar días hospitalizada ese desprecio hacia ellas resulta muy revelador.
Volvió a buscar la mirada de Raúl, indeciso en volver a hablar. Porque sus ideas no eran tan claras como desearía. - ¿Sabes? Pese a todo lo que ha dicho... sigo teniendo la impresión de que George, a su manera, intentaba protegerla. Todavía lo hace al no contar todo lo que sabe. Eso es lo que he percibido, pero yo no conozco a los chicos apenas... ni a Marisa.
Seguid hablando entre vosotros y tal, si quereis hablar con alguien mas (profesores, alumnos, policia, padres) ponedlo y los saco, tambien cuando querais ir con los alumnos a ver a Marisa me lo avisais
Escuché las palabras de Julio atentamente mientras intentaba organizar mis ideas acerca de lo ocurrido, sus palabras respecto a George tenían coherencia y no estaba totalmente en desacuerdo con él. - Lo que dices de George tiene sentido en cierto modo, no parece como si el chico pensara que sus actos fueran totalmente contra ella sino a su favor, de alguna manera. -
Lancé una mirada pensativa a los cordones de mis zapatos e instantes después volví a mirar a los ojos a mi compañero. - Hace unos días, en la hora de descanso de los chicos pude observar a Marisa y George apartados en un lado del patio, pero no todo era como siempre, Marisa parecía mucho más agresiva de lo normal y parecía que mantenían una discusión bastante fuerte. - Vacilé unos instantes recordando aquel momento y mi cara se tornó en una mueca de tristeza que mostraba incluso sentimientos de culpabilidad. - Debí acercarme a los chicos ese mismo día y haber intervenido en lo que fuera necesario, creo que podría haber evitado algo o... - Mis dedos comenzaron a temblar y llevé mi mano derecha a mi boca, respire nervioso unos momentos, carraspeé un poco la garganta y me recoloqué las gafas. - Perdóname Julio, también está siendo un día bastante complicado para mí. -
Me giré observando al resto de la sala y volví a girarme para dirigirme a Julio una vez más esta vez más sereno. - Quizá Ana pueda arrojar un poco más de luz a este asunto que tanto mal nos está causando, pero no creo que sea lo que más necesita en estos momentos, ya sabes que la chica recibió una enorme paliza hace unos días y se encuentra hospitalizada, dudo incluso que sepa algo de lo que ha ocurrido. -
El joven profesor se paseó pensativo y en silencio durante un rato, alrededor de Raúl. No llegaba a comprender del todo cual era el tipo de relación que unía a George y a Marisa, pero estaba claro que aquellos chicos tenían las emociones a flor de piel.
Y todo lo ocurrido también les estaba afectando a ellos, claro. Julio observó la reacción del tutor, su tristeza. Sintió que no podría soportar ver el llanto de un hombre como aquel sin derrumbarse también. Se giró, respetando su dolor y dejándole espacio para que recuperara la compostura. Luego se acercó y le puso la mano en el hombro, mirándolo fijamente, esperando ofrecerle un mínimo consuelo y apoyo.
- Creo que deberíamos hablar con Ana cuanto antes. Si no lo sabe ya dudo que tarde en enterarse - luego la duda se reflejó en su rostro. - Raúl... todos habláis de la paliza que se llevó esa chica, pero alguien sabe qué pasó en realidad? ¿Quién fue el que...?
Parecía que de tanto repetirlo la idea de que una niña estuviera ingresada por los golpes se convertía en algo casi normal, y no estaba dispuesto a permitirlo. No podía asimilarlo.
Me sentí un poco aliviado notando el apoyo de Julio y le estreché la mano de forma agradecida. - Gracias Julio, tu apoyo es de gran ayuda. Respondiendo a tu pregunta... no sabemos mucho sobre lo ocurrido, puedo decirte que la chica recibió una paliza de personas de las que aún no sabemos nada y que además la amenazaron varias veces, es lo único que su madre pudo contarme.
Seguidamente calculé un poco la distancia y el tiempo hasta el hospital de Ana, metí la mano en mi bolsillo y di un par de vueltas a las llaves que guardaba en él. - Mi coche está cerca y el hospital no queda muy lejos de aquí, si salimos ahora podemos visitar a la chica y llegar a tiempo al tanatorio antes de que comience el acto, que te parece.
Observé al joven esperando algún tipo de respuesta pues no disponíamos de mucho tiempo para realizar todo esto, movía mis pies nervioso impaciente por salir del edificio.
Nadie sabía nada, ni parecía importarles. Salvo a Raúl, quizá. Pero servía de poco ya.
- Está bien, vamos. - Visitar a aquella chica apaleada para contarle que su mejor amiga, tal vez su pareja, se había suicidado... Mejor no pensar en ello, de lo contrario Julio saldría corriendo y no volvería la vista atrás, convencido de que la pesadilla tenía que terminar antes o después, solo necesitaba la paciencia suficiente para esperar al amanecer y despertar.
- Sí, vamos - repitió, insuflándose ánimos a sí mismo.