Con el peligro superado, Leiath tuvo el tiempo necesario para evaluar lo que había pasado y los actores de tan pintoresca escena.
Parecían encontrarse en una ciudad llamada 'Las Mil Puertas' donde convivían todo tipo de alimañas junto a gente normal y buena, con unas reglas bastante moderadas. Cómo podían mantener la paz de esa forma?
Revisó a todos los presentes y se dio cuenta que faltaba el perfumista. De hecho, no recordaba haberle visto en toda la escaramuza. Bueno, era una persona capaz e independiente así que seguramente habría encontrado una forma de escapar de todo aquello.
Aún levitando como si de una figura sagrada se tratase, rodeada de un halo plateado, la bruja se presentó.
- Os saludo Guardia de la Ciudad, vuestra aparición es más que deseada. Soy Leiath de Hala, curandera, y como al Maese enano, he aparecido sin más en este lugar hace tan sólo unos instantes. Hemos sido atacados y nos hemos defendido.
Si me lo permiten, me ocuparé de las heridas de los valientes guerreros que han luchado por salvar nuestras vidas.
Se acercó a Thimaz para sanarle lo antes posible, pensando en quién podría haber encargado a los asesinos la ejecución de la criatura. Los gigantes azules quizás? En fin, Leiath tenía otras cosas de las que ocuparse, eso era problema de los gobernantes de la ciudad que dejaban todo tipo de gentuza vagar libre por sus calles.
Motivo: CHC Thimaz
Tirada: 4d8
Resultado: 8(+10)=18
CHC dominio +18 PG Thimaz
(Lo flipo, qué tirada! pa enmarcarla)
Thimaz se alegraba que alguien se preocupara por sanarle las heridas, eso le traía no muy buenos recuerdos a decir verdad, pero recuerdos a fin de cuentas, de aquella anterior aventura donde comenzó muy mal y tan solo terminó mal, con alguna que otra secuela acerca de electricidad. ¡Todo gracias a sus compañeros que lograron mejorar su penosa situación!.
-Gracias por la ayuda, así da gusto hostiarse con criaturas desproporcionadas... aunque no te alejes mucho, creo que necesitaré otras dos o tres dosis de tus habilidades... -Pese a que Thimaz se encontraba ligeramente mejor, no era lo mejor que este podía encontrarse, y más teniendo en cuenta que se encontraba boca abajo flotando a 10 pies del suelo- Por cierto, ¿Me puedes dar la vuelta? No quiero estrellarme contra el suelo de cabeza.
Pese a que Thimaz trató de girar sobre si mismo usando el hacha, no fue suficiente y volvió a guardarla. Por lo que esperó la ayuda de alguien amable para tener los pies por debajo de la barba y no al revés, como se encontraba actualmente.
-Por cierto... esa mujer me da mal rollo... -Le susurró a Leiath mientras señalaba a Jerinor- ¿Puedes llevarme lejos de ella?.
La maga esperaba a que le dieran una explicación más conveniente con las manos apoyadas en la cintura. ¿Qué se pensaba la gente, que ella era una vulgar maga de feria? Al menos deberían de pedirle disculpas. Y lo más importante de todo: ¿Dónde estaban ahora? Seguían perdidos en plano de las brumas.
¿Bien, y ahora qué? Pregunto con vos quisquillosa.
Jerinor ascendió con facilidad gracias al hechizo de invertir la gravedad. Presentándose al resto de sus compañeros de arena y a la Guardia de la ciudad no sin antes enviarle una sonrisa irónica al enano que parecía querer evitarla. Jerinor, guerrera de Freya! No se que ha pasado aquí! Me dirigía a la pajareria cuando fui secuestrada y desperté en esta arena luchando por mi vida.
No, claro que no tenía ni idea. ¿Los guardias eran capaces de tener un ver lo invisible de manera permanente pero incapaces de salir airosos de una situación como en la que se habían visto envueltos? No le sorprendía tampoco que ni le diera las gracias pro haberlo salvado de una muerte segura en las fauces dela Mole Sombría. Sin ruborizarse lo más mínimo el perfumista dejó que el rubio escapara y fue a recoger la cuerda de seda que había usado para bajar por la pendiente del coso a la vez que cancelaba la invisibilidad, visto que no iba a servirle para salir de allí. No tenía nada que ocultar ya, sobre todo puesto que él no había hecho absolutamente nada penalizable, excepto el pequeño detalle de haber querido desvalijar a un guardia, que verse como una forma de cobrarse sus servicios por haberle salvado la vida. Esperaba, aún así, no tener que buscarse un abogado.
- Parece que no podemos ni encontrarnos en situaciones normales.- Les dijo a la maga pelirroja y a Leiath mientras se adecentaba el sari que había quedado arrugado y lleno de polvo.
Los guardias prepararon cuerdas, que Leiath y Alice pudieron hacer llegar al resto de secuestrados. Fueron bajados como globos, y llevados al calabozo del cuartel. Una vez cubierto todo el papeleo, Abacuc, Alice, Leiath, Onfale y Thimaz fueron "deportados" a sus respectivos planos, guiados hasta una gran torre de escaleras de caracol llena de portales dimensionales.
Bargoth y Jerinor habían sido secuestrados en la propia Ciudad de las Mil Puertas, y a ellos se les permitió seguir allí. Bargoth fue liberado sin problemas, pero la humana tuvo que esperar. Era una asesina de moles sombrías, un delito menor en comparación a matar a un humanoide, pero podía tener muchos problemas. Vlotung se salió con la suya, y la ley no le tocó, y en ello tuvo mucho que ver la mano del Capitán de la Guardia, el merkano Talanos. El silencio de Cristof Romensk y Nikuu fue comprado a cambio de la libertad de Jerinor. ¿Justicia? La Justicia es ciega.
- F I N -