Partida Rol por web

—Bwahahahahah — me parto. Señalo a Víctor sin dejar de reir —Menuda cara que has puesto, tío.  Te lo has tragado total.  Qué inocente, parece mentira que no me conozcas   

Joder, no había pensado en que había cuatro fichas y que igual necesitábamos a Víctor sí o sí.  Y el colega tenia pinta de salir a correr de un momento a otro.

Evito las miradas de Frances y Kimy al soltar esa trola, que me descubro si las miro.

—Venga, me pido el cocodrilo, que si no Kimy me deja la mona, fijo que si.  Me parece que es el momento de jugar. Igual después... yo que se. Se acaban las pilas de juego.

Busco a Ñam con la mirada. El muy perro se ha pirado, puto traidor.  Es el más listo de los cinco.

Entré en aquella casa como siempre lo hacía, sin miramientos. Pero esta vez era distinto, allí había un chico que no conocía, probablemente un colega de Jacob, uno de esos con la mente tan jodidamente quemada de jugar a los videojuegos como el propio Jacob. Lo miré. Qué pintas. ¿De dónde los sacaba? Sin embargo, el hecho de que me saludara, mejoró mi percepción sobre él - ¡Hola! Soy Kim, amiga de Frances y ex de Jacob – miré con cara de pocos amigos a mi ex, aunque luego rebajé el gesto – ¿Agente de Jacob, qué es eso... de la condicional? – Reí. 

Saludé a Frances, sin duda era una reunión de amigos, un encuentro – así que Teo te ha mandado el original – me acerco a verlo, una vez que Jacob lo ha abierto.

Atiendo a la sugerencia de Frances y la forma en que Jacob le cuenta toda la historia de la desaparición de su hermana a Victor – a ver, no se lo cuentes así que no te va a creer – era difícil de creer, imposible. Tendría que verlo con sus propios ojos, sentir la experiencia, vivirla. Sobrevivirla – lo mejor es que Victor juegue y lo vea con sus propios ojos ¿Quieres jugar, verdad? Ya te adelanto que va a ser una auténtica descarga de adrenalina – igual "el agente de Jacob" necesitaba una dosis de Jumanji. 

– Si están sonando los tambores, es que el juego está "en pausa" – recordaba que, la vez pasada los tambores empezaron a sonar una vez que el dado había sido lanzado, no antes. Señal evidente de que el juego estaba comenzado y había que continuarlo. 

Me fijé en el tablero – la partida está comenzada – había casillas marcadas y las fichas eran distintas, eran animales. Aquello me dejó un poco pensativa – se supone que la última vez acabamos la partida, no? – vale que, no había sido un final nada convencional – ésta es la continuación de otros que han jugado, pero no es nuestra partida – ¿Universos paralelos? Quizás podíamos rescatar a Cora, de igual manera que nos podíamos encontrar a otros participantes. O igual estaba equivocada y ésta era la misma partida que habíamos empezado a jugar hacía años – ahora estoy confusa, no sé si es el mismo tablero y si es la misma partida.

Estaban escogiendo las fichas, qué rápido estábamos yendo – te voy a coger una coca-cola, que luego me puede dar la sed y no quiero estar buscando una fuente – fui hasta lo que parecía una nevera y me cogí un bote. Le di un par de tragos generosos antes de volver a mirar las fichas. Ya sólo había dos opciones: el mono y el rinoceronte – Mona verde para mí – el rino tenía una mirada un tanto extraña – espero que no acabemos convertidos en estos animales.

Me giré hacia Victor – Victor, Jacob ¿Te ha hablado de mí, de que estuvimos saliendo? – Otro trago largo – nos dimos un tiempo, pero parece que entre tanto juego, se te pasó volver a llamarme, Jacob. Seguramente estabas muy ocupado – echo una mirada en derredor a cómo tiene la habitación – veo que has cambiado la decoración, noto un incremento del lado oscuro... – entono como si fuera Vader y finalmente suelto una carcajada.

Conocedores del riesgo, de los peligros y trampas, fuese la partida anterior u otra partida distinta empezada ya, nada os detiene a sumergiros de nuevo en el juego. En la salvaje selva. Y con vosotros arrastráis a un incrédulo e ingenuo Víctor. Se necesitan cuatro jugadores y el perrete ha desparecido al ritmo del tam tam. Te toca jugar, Víctor, dicen las intensas miradas y los dados.

Los meeplets de figuras animales son elegidos. Los tambores, de pronto, callan su canción frenética, la jungla apaga su voz.

A los lados del juego se leen las pocas frases explicando el modo de juego.

​​​​​

Y, cuando el silencio se apodera de la, de repente, fría estancia, o eso parece, el pequeño token Elefante emite un brillo intermitente…

Alzo las cejas al escuchar que la chica torbellino es la ex de Jacob. Lo que me sorprende es que para ser la ex, antes ha tenido que ser su novia o algo así. Debe ser una tía muy paciente o muy loca.

—Le llevo la agenda y le consigo partidos —le resumo a Kim, acompañando mis palabras de una risa por su broma sobre la condicional. 

Ruedo los ojos cuando Jacob se carcajea y queda claro que me estaban tomando el pelo. Mejor eso a la otra alternativa, que estuvieran colocados hasta las cejas. Y paso de meterme en movidas entre Jack y su ex. Así que le doy un trago a mi birra y me acerco más al tablero para leer las reglas. 

—Bueno, vamos a ver cómo se juega. Entonces vosotros ya lo conocíais, ¿no? Ajá… Ah, mirad. Mi elefante está brillando —digo, señalando mi pieza con el dedo—. Creo que eso significa que me toca empezar. 

Cojo los dados y los hago rodar sobre la mesa. 

—Doble seis, ¡toma! Pues entonces tengo otro turno.

Los vuelvo a rodar y luego muevo mi ficha 19 casillas en total. 

—Venga, ¿a quién le toca?

—Jajaja, el lado oscuro, si — le rio la broma, no me apetece empezar con historias.  Joder, que puta manía de las tías con hacerle cambiar a uno.  Si les gustabas así inicialmente ¿Qué esperaban?¿Que cambiase al ritmo de sus caprichos? No me gustaba el puto puenting, ni hacer barranquismo y las artes marciales se me daban de pena.  No me gusta recordar lo super brutal que era ser Lara Croft.    Tampoco admitir que echo de menos a la loca de Kimy.

Miro a Frances mientras Victor se dispone a tirar.  Hace tiempo que no coincidimos para nada.

—¿Todo bien, enana? No te preocupes, que esta vez vamos a hacerlo bien. Ganaremos.  Ven, siéntate aquí a mi lado.

Tiro atrás del sofá una caja de pizza vacía para hacerle sitio y sonrío intentando parecer tranquilizador. Por supuesto, no lo consigo, más bien parece que me esté dando algo, un yuyu.  Estoy que me subo por las paredes.

Los dados ruedan.  Trago saliva.

Me hago con el cortapizzas que estaba sobre la mesa.  Por si acaso.  

—Espera, Victor.  Espera....a ver qué cojones pasa.

Se acomodó al lado de su hermano mientras los dados fueron lanzados, que mal rollo de le daba todo aquello porque sabía de que iba la cosa. Incluso puso los ojos en blanco cuando Kim le soltó la puya dándole información a Victor sobre el rollete adolescente que tuvo con su hermano, aunque no hizo hincapié en ello y le prestó atención a Jacob que la invitó a sentarse a su lado. Obviamente le hizo caso con su vasito de latte. 

—Bien, aunque quiero colgarte. Eso después lo haré—comentó al cruzar una pierna sobre la otra—. Así que este es el original, pues el otro daba el mismo yuyu. 

No habló demasiado, eso sí cogió la mano de su hermano y buscó su mirada, si existía una posibilidad siquiera de recuperar a Cora, el mellizo podría saber que Frances haría lo que fuera necesario y a cualquier precio. Esto que duró apenas unos minutos, fueron suficiente para que esa charla no verbal entre los dos que compartieron útero sea necesaria —al menos para ella—para que esté al tanto él de donde se meterían. 

¿Qué gracia tiene un juego en el que solo lanzas dos dados y corres para ser el primero en llegar a su centro? Sin cartas, sin eventos, sin más instrucciones. Lo más divertido de ese juego son las caras de los diferentes tokens con cuerpo de animal. 

Eso parece el tablero de Jumanji.

Y, sin embargo, cuatro pares de ojos miraban intensamente las casillas y el resultado de los dados lanzados por Víctor.
Un juego inocente y extremadamente soso.

De no ser por el vibrante retumbar de unos tambores ahora mudos.

Clac, clac, clac, clac…los dados marcan doble seis. Y Víctor no pierde tiempo en lanzar el turno gratis. Toc, toc, toc…Siete.

Antes de que pudiera mover su elefante, este inició él solo su andadura, deslizándose de casilla en casilla, lo mismo que si fuese un diminuto trenecito, una locomotora, deteniéndose después de recorrer doce de aquellas. De ahí no se movió. No avanzó más. Víctor no pudo despegarlo del tablero. Pegado, unido a él.

Y fue cuando el cristal del centro comenzó a brillar y a formarse una bruma verdosa en su interior, con letras que, vacilantes y sinuosas, terminaron por unirse en palabras y estas en frases.

"Para continuar, a los espíritus de la jungla deberás liberar".

– ¡¡¡WOOOWW, Menuda tirada, Víctor!!! – seguramente había sido suerte pero había podido lanzar de nuevo los dados y avanzar más casillas – esto es como una aventura gráfica, ya verás, te metes rápidamente en el juego – nadie le había explicado nada y yo sabiendo que era un amigo de Jaco, tampoco quise revelarle nada. Lo mejor era que lo probase él directamente, sin duda iba a flipar.

– No me acuerdo muy bien de cómo iba, ¿Hay que lanzar todos los dados y esperar acontecimientos o las consecuencias iban tras cada tirada? – si Victor aún no había desaparecido era una buena señal, aunque podía ocurrir que desapareciéramos todos a la vez – ¿Te espera alguien para cenar, Victor? Lo digo porque este juego es largo, se sabe cuándo comienza pero no cuándo acabas...

– ¿Quién le toca ahora, quién va?

Pero antes de que pudiera alguien seguir, el juego empezó a cobrar vida propia – la niebla verde, ya me acuerdo – vi como el resto aquellas letras que se formaban en la bola – ya tienes misión. 

Al ver el entusiasmo de la chica torbellino con mi tirada levanto la mano para chocar los cinco. Jacob y Frances están algo raritos, ahí sentados como si pasara algo chungo. A lo mejor sí que se han metido algo, no sé. 

—Nah, no me espera nadie. Si se alarga la cosa pedimos unas pizzas. Pero el elefante este se ha quedado atascado y… —Me quedo mirando la niebla esa verde con las letras—. Hostias, qué es eso. Si tiene efectos y todo el juego, qué guapo. 

Me acerco para leer lo que pone y frunzo el ceño, pensando. 

—Liberar los espíritus de la junga, ¿eh? Esos deben ser las fichas de los animales, creo yo. ¿Pero cómo se liberan?

Empiezo a toquetearlo todo, a ver si hay algún resorte que active cosas o alguna palanquita para sacar las fichas del tablero. 

—Va, tíos, ¿cómo se hace? —pregunto, riendo, mientras voy hurgando por todas partes—. Que vosotros tenéis ventaja, que ya habéis jugado. 

La niebla verdosa, gris y perezosa, aumentó su volumen y densidad, extendiendo sus brumosos zarcillos que nacen de la bola verde central. Las palabras se desdibujan y los dedos de niebla se apoderan de la mesa, de sus patas y amenazan al sofá. 

Mientras, Víctor sonríe divertido, buscando resortes y secretos en la caja del juego.

Visto y no visto, el loft de Jacob desaparece ante vuestros ojos por arte de magia, y donde segundos antes estábais sentados sobre un sofá, ahora es el tronco caído, viejo y medio podrido de un árbol.

Huele a humedad, hace frío. Solo se escucha el quejido del viento colarse por los túneles y el siseo del agua fluyendo en el arroyo.

Me quedo igual de asombrado que los demás cuando, más rápido que lo que soy capaz de apreciar, estamos en otro sitio. Como si la niebla fuese un telón. Un lugar húmedo, frío y malo. Selvático también, aunque eso solo lo intuyo.

—Esto es peor que la otra vez.  No te jode.  Ni tenía el físico extraordinario de Lara, ni su equipo. Estaba en Jumanji con mi propio cuerpo, mi querido, único y muy vulnerable cuerpo.

—No tiene pinta de que tengamos vidas extra.  Ojito con todo, nenes.  Victor —llamo la atención de mi conseguidor, sacándole del pasmo que seguro que le paralizaba.

—Liberar a los espíritus de la jungla. Recuerda.  Seguramente sean animales de alguna clase.  Liberar podría ser acabar con ellos, pero no estoy seguro

Porque claro, si esto era Jumanji, era el Jumanji de Vrajito y a lo mejor los espíritus estaban poseidos por el poder de la risueña bruja.  Igual eran hasta tigres zombie, como en esa peli donde salía Batista.  

—Deberiais haberos hecho con un arma. Como yo.  Hago girar la rueda del cortapizzas y me río, sarcástico  —Ahora no me agobiéis con, "Jacob, protégeme, porfi"

La niebla le provocó un escalofrío que la recorrió entera y en cuestión de segundos ya estaban dentro del juego siendo ellos mismos. Al menos no tendría el vestido incómodo de la otra vez, eso era un avance más allá de que la complejidad del juego era que no estaban con el nivel adecuado para el juego. No había ninguna Lara, ni nada por el estilo. 

—Estamos arruinados, esto es peor. 

Rápido se incorporó observando al detalle la cueva, estaba más que segura Frances de que debía aparecer algo peligroso para ellos en cuestión de segundos y al menos quería estar preparada para salir corriendo de ser necesario, estos no iban con medias tintas y en más de una ocasión estuvieron a punto de vivir. 

—¿Cómo es lo de la vida ahora?—preguntó—. Sin stats... Jacob... No me gusta eso.

Apoyó la mano sobre el hombro de su hermano, incitándolo a que se incorpore y no se le despegue. No iba a perder a su mellizo como a Cora. 

La risa se va apagando lentamente en mi garganta cuando la niebla esa escapa del tablero, lo cubre todo y, de golpe, estamos en una cueva. Me quedó flipando, con los ojos como platos y la boca abierta, mientras miro alrededor. 

—¿Pero qué…? —Ni soy capaz de acabar la frase, imposible, esto es demasiado. 

La voz de Jacob me hace pestañear y lo miro, aún pasmado. 

—¡¿Pero qué mierda?! ¿Tíos? ¿Veis esto? —pregunto como un bobo, mientras las locuras que me dijeron antes van repitiéndose en mi cabeza—. ¡Joder! ¿Es el puto juego? ¿Estamos dentro del puto juego? 

Frances dice cosas rarísimas de vidas y stats, el otro enarbola su cortapizza… pero yo estoy flipando demasiado. Me agacho y meto la mano en el agua del arroyo, tengo que comprobar si es de verdad o esto es una especie de realidad virtual aumentada o alguna mierda así. Aunque sin ponernos gafas VR no sé cómo iba a funcionar eso.

Tan pronto estábamos en el loft de Jaco como habíamos aparecido en el interior de una cueva donde la presencia de una niebla de color verde inquietaba. Pero a la vez tenía conmigo esa seguridad de saber que al jugar a Jumanji teníamos que trasladarnos a su ambientación.

– Tran-qui-los. No conocemos este lugar pero sabemos cómo es el juego – vale que, el hecho de no habernos convertido en Indiana Jones, Mr. Bean, Lara Croft y... le daba un giro siniestro; al fin y al cabo, ahora parecía que los rasguños los llevaríamos nosotros mismos y no un avatar.

– Estamos dentro del juego, como en una película, ya te dije... aventura gráfica. No descartes las plataformas tampoco – miré a mi alrededor, sin duda estábamos allí por la tirada de Victor, había sido muy buena, su ficha había avanzado un montón de casillas. Mas avanzar sólo indicaba que estaba más cerca de la meta pero no clarificaba si la casilla en la que había caído y a la que nos había trasladado el juego era buena o mala.

Jaco seguía sin darle un curso rápido de supervivencia a su colega y así podría irse al garete cualquier momento – Importante. Todo lo que te ocurra es real, tiene implicaciones reales. Si te caes, te puedes romper una pierna; si te disparan, te pueden matar. Esto funciona como en la vida real, no es sólo un juego – tenía que ponerse en situación. Todos.

– Hay que explorar la zona. En Jumanji siempre hay pistas, también peligros. Todo mezclado.

El hecho de que estuviéramos en la casilla de Victor daba cierto mal rollo porque, a ver, ¿Íbamos a sufrir las consecuencias de estar allí aún sabiendo que nuestras fichas no estaban en esa casilla? ¿Hasta qué punto podíamos sufrir algún daño en una casilla o en una tirada que no nos afectaba realmente? Aunque sí afectaba porque Victor era un jugador, amigo de Jaco – parece que vamos a estar en todas las casillas donde nos lleven todas las fichas – aquello era un plus.

– Ah, otra cosa Victor. En Jumanji también hay enemigos, cazadores que te persiguen, brujas, animales salvajes... Como en un videojuego también te puedes encontrar ayudas, vidas, equipo... La última vez que jugamos, la hermana de Jaco y Frances se quedó encerrada en el juego. Procura tenerlo en cuenta – alguien se lo tenía que decir, vale sí. Demasiada información, pero era importante que lo supiera.

El juego hace de las suyas. Again. El juego, que sigue abierto en el suelo, tranquilito. Esperando.

Y Víctor va y sumerge la mano en el agua. Está fresquita. Húmeda, claro. La sensación es real. El mordisquito que recibe de alguna cosa en la yema de un dedito también. Afilados y diminutos dientecitos. Oh, no es nada. Un pelín de sangre y ya.

Para que le quede claro que las explicaciones de Kim no solo son teoría verborreica.

Apenas recuperados de la impresión, se escucha el chapoteo de unas pisadas procedente de un pasadizo opuesto a los otros dos, a pocos metros. Aparece una figura a la carrera veloz. A dos piernas, como un hombre; a cuatro patas igual que un mono.

Pasa a vuestro lado como alma que lleva el diablo. -¡Corred! - grita. Se parece a George. Aquel George, el anfitrión. -¡Eh! ¡Vaya dos bellezones!

Es George.

-¡Corred, insensatos! - y, a la velocidad que lleva, desaparece en un visto y no visto por el túnel de la derecha, el del riachuelo. Detrás de él, se escucha el sonido como de enjambre de abejas y se aprecia el resplandor de una luz dorada. Frances no se equivocaba en su presunción.

En instantes, surgen de ese túnel una miríada de soles diminutos volando y zumbando, ¿luciérnagas?, o a saber qué, persiguiendo a George. 

Y estáis en medio de su camino.

—Es más o menos como dice Kimy —admito. Paso de soltar un rollo con lo que pensaba que podía estar pasando en realidad. Se me ocurrían muchas cosas, pero la mitad eran paridas.

—Es un juego pero podemos hacernos un esguince. Así, resumiendo.

Noto a Frances a mi lado, aún sin hablar tengo claro lo que le pasa por la cabeza.  Desde que perdimos a Cora valoro mucho más a mi hermana.  

—Por cierto, si pasamos ésta tirada y volviésemos al salón, que no creo, recordadme que me ponga zapatillas.  Porque ya un par de veces se me habían clavado las chanclas en la enfangada superficie de la gruta. Y quien dice zapatillas, dice cuchillos, serruchos o cuerdas.

—¿Sabéis que se me ocurre? — digo, qué buena idea, joder.  — Pues que...

Pero George, el mismo loco George que nos hizo de anfitrión hace diez años pasa a nuestro lado, corriendo, diciendo que huyamos.

—No era nada.  ¡¡Correeeeeeed!!

Salgo tras el Tarzán de broma. Empujo a Frances, Kimy y Victor, para que se pongan en marcha.  Jumanji no daba tiempo a mirar el paisaje, no era el Red Dead Redemption 2.

—¡¡!Son luciérnagas berserker caníbales!!! O quizás no, pero sonaba de miedo  —¡Por ahí, por la derecha!

Muy perseguida estaba Frances con todo esto, tanto que se lo pasó mirando de lado a lado esperando que suceda algún evento, hasta que ese sonido de unas pisadas y la posterior aparición de George, hizo que rápido empiece a correr. 

Era evidente que si él estaba huyendo de aquello, los demás deberían hacer lo mismo. Eso sí, iba a un ritmo a la par de mi hermano, no iba a dejarlo atrás. No dijo nada, solo observó el entorno a medida que iba avanzando y pensó que esto ya había comenzado, sintió miedo, adrenalina. Nada sería como antes otra vez. 

Intentó correr, meter prisa ante la urgencia y no lo vio, simplemente el reborde de algo, ya sea una piedra o lo que fuera, la hizo volar hacia el suelo cayendo de bruces. Duro el golpe. 

La ex de Jacob empezó a decirme muchas cosa y yo pues asentía con la cabeza, intentando atender a todo y, al mismo tiempo al entorno de locura que nos rodeaba. El agua se siente fresca y, bueno, mojada, es agua de verdad. Como el bocao que me mete algo ahí abajo.

—¡AU! ¡Me cago en…!

Miro mi dedo, una gotita de sangre brotando y me lo meto en la boca. Es de locos, sí, pero en cuanto escucho ruidos de una carrera me da que no voy a tener mucho tiempo para hacerme a la idea de esta movida. Cuando el tarzán raro nos adelanta, por un momento estoy a punto de quedarme mirando el enjambre con cara de imbécil, como los conejos que miran los faros del coche que los va a despachurrar, pero con los empujones de Jacob espabilo. 

—¡Joder! ¡Joder!

Me agacho para coger el juego, nos lo tenemos que llevar si es lo que usamos para avanzar como ha dicho Kim. Habrá que tirar dados y… bueno, que me lo llevo. Y en cuanto lo tengo bien cogido, echo a correr como si no hubiera mañana. Por la derecha, como ha dicho Jacob. No me quedo solo en este sitio chungo ni loco. 

Frances pudo catar de cerca el sabor del agua del riachuelo, resbala y cae de bruces, se lleva un tortazo con algunas piedras, y se hunde un poco, que el arroyo parece pequeño, es estrecho, pero siniestramente profundo. Unas cuantas mordidas aquí y allá antes de que su hermanito pueda sacarla veloz. La melliza, empapada, calada hasta los huesos y con algún bicho en el interior de su ropa que no para de darle besitos con sus dientes.

Entretanto, el espabilado de Víctor tira para el túnel de la derecha con el juego, igual que hace Jacob con Frances, sin embargo al agente de la condicional algo le dice que casi mejor el otro, el de los escalones. ¿Su instinto de gamer? Tiene nanosegundos para decidir.