Para aquellos que ya tienen lista su hoja. esta es información útil para la partida
Todos los demonios tienen conocimientos generales acerca de la rebelión, aúnque no conozcan exactamente qué papel jugaron ellos en os acontecimientos.
Como ya saben, los ángeles hicieron el mundo con la finalidad única de entregarlo a los humanos, por quienes sentían un profundo amor. Sin embargo, cuando todo estaba listo, Dios les prohibió acercarse a los mortales para ayudarlos. Él quería que la humanidad se desarrollara sin ninguna ingerencia externa. Esto extrañó y produjo un gran dolor a los ángeles, pero un tiempo respetaron la orden.
Todo esto duró hasta que Ahriman, miembro de la casa de los videntes, previó la llegada de un gran pesar para los hombre, por lo que junto a los ángeles en la Luna y allí debatieron acerca de lo que debían hacer. Este gran debate duró hasta que Lucifer se declaró partidario de intervenir en el destino de la humanidad, desconociendo la Orden de Dios. Un tercio de los ángeles estuvieron de acuerdo.
Esa misma noche, Lucifer y otros seis ángeles (uno por cada casa) se presentaron ante Adán y Eva y les dieron conocimientos que los ayudarían enfrentar cualquier peligro que se serniera sobre ellos. Esto es lo que se conoce como la Caída.
Después de la Caída, vino desde el cielo Miguel para ofrecerles rendición a los rebeldes, mas Lucifer lo enfrento y repelió de vuelta al cielo. Entonces, desde lo alto, Miguel, quien ahora usaba los títulos de Lucifer como el Arcángel de la Espada Ardiente y Voz de Dios en la Tierra, lanzó la siguiente maldición sobre los Caídos:
“Empecinados en rebelión y herejía, sepan que están condenados por sus propias palabras y castigados por sus propias manos. Cada uno sucumbirá debido a su propio Tormento, desde el más poderoso trono hasta el ángel más bajo. Desde las más altas casas hasta las bajas, ustedes comerán cenizas para purgar su crimen.
¡Rebeldes del Segundo Mundo! Su castigo es una nueva responsabilidad, pues desde ahora vuestro reino crecerá desmedidamente. Yo los llamo Halaku, los Verdugos, y su trabajo nunca cesará. En la guerra que se avecina ustedes serán los segadores de quienes sean vencidos por la muerte. Los campos arderán antes de la cosecha y los animales morirán antes de que su juventud se haya ido. Pero lo peor de su nuevo deber es que ustedes matarán lo que más aman. Sepan esto. Por su levantamiento, ustedes han abierto vuestro reino para la raza humana.
¡Rebeldes de la Casa de la Naturaleza! Ustedes han abusado de sus poderes para sus propios fines, confiando en el orden cambiante de la naturaleza. Como castigo, los que una vez fueron sus sirvientes se multiplicaran con desenfreno, evadiendo vuestro control e ignorando vuestra autoridad. Yo los llamo Rabisu, los Devoradores, y vivirán para ver como los colmillos de sus sirvientes animales hieren la carne de los humanos. Por vuestro levantamiento, ustedes hicieron perder a la humanidad su lugar como los primeros en la naturaleza. De aquí en adelante, los animales verán a los humanos como bestias igual que ellos, como carne de la cual saciarse”.
En ese momento unos de los cabecillas de la revuelta, Grifiel, iracundo, le dijo a Miguel:
“¡Monstruo! ¿Cómo puedes castigar a los humanos por los errores de los ángeles?”.
A los que Miguel contestó:
“Ellos, al igual que ustedes, hicieron su elección. Ellos, como ustedes, sufrirán por ella. Ellos, como ustedes, verán con dolor la perdida de cuanto han amado”.
Los ojos de Miguel brillaron con malicia, mas siguió con sus maldiciones:
“¡Rebeldes de las Profundidades! Ustedes han buscado la expansión de la conciencia humana, para que pudiera abarcar una multitud de posibilidades. Sepan que han trabajado mejor de lo que creen, pues el conocimiento humano crecerá mas allá de lo que ustedes han imaginado. Crecerá hasta que su mundo interno eclipse el exterior, hasta que cada uno quede aislado en su propio pensamiento. Crecerá hasta que la verdad sea como una hoja perdida en un bosque de mentiras. Yo los llamo Lammasu, los Corruptores, y los condeno a ver como la verdad que buscan glorificar es confundida y ocultada.
¡Rebeldes de los Destinos! Han enseñado a los humanos cómo conocer el futuro, sepan que ahora ellos ignoraran el pasado y también el presente. Ustedes buscaban mostrarles como alcanzar nuevos logros. En cambio, ellos verán cuanto dejarán sin terminar. Yo los llamo Neberu, los Perversos, y he aquí vuestro crimen: le han robado a la humanidad la alegría, dándole en su lugar visiones de deseo, envidia y codicia.
¡Rebeldes de los Fundamentos! Ustedes buscaron dar al hombre dominio sobre la materia. Sepan que esta ambición se ha arruinado para siempre. El conocimiento y habilidad de la humanidad esta destinado a crecer, pero abarcara más de los que pueda asir. Continuamente buscarán mas poder sobre el mundo material, mas su ceguera producirá una devastación que la naturalaza no podrá soportar. Yo los llamo Annunaki, Los Malefactores, y las herramientas que ustedes le dieron al hombre están condenadas y se volverán en contra de ellos.
¡Rebeldes del Firmamento! Yo los llamo Asharu, los Azotes, y esta será vuestra maldición: Todos los hombres están destinados a morir. Todos, sin excepción. Incluso aquellos que escapen a males y enfermedades se encontraran con los verdugos al final. La humanidad esta ahora sujeta al paso del tiempo, debiendo crecer y decaer, poniéndose débiles de mente y frágiles de cuerpo, desde el más fuerte al más débil, desde el más sabio al más necio. Pueden continuar guardándolos si lo desean – de hecho, estoy seguro que lo harán – pero siempre sabrán que todos sus esfuerzos al final serán fútiles”.
Finalmente, la nueva Voz de Dios en la Tierra se volvió a los Ángeles de la última Casa, la más grande, la Casa del Alba. Todos estaban esperando el más grande de los castigos, el más insoportable. Sin embargo, Miguel solo dijo:
“Rebeldes de la Casa del Alba, yo los llamo Namaru, los Diablos”.
Y Miguel no dijo más, pues ese era el castigo para los Heraldos de Dios, los Príncipes entre los Elohim. Ser tratados con indiferencia por Dios, no dándoles la misma importancia que al resto de los rebeldes. Una vergüenza que el orgullo de los Diablos lleva como una herida hasta la actualidad.