Partida Rol por web

Calahundida: decir que esta pequeña ciudad es un grano infectado en el culo de un otyugh seria un inmenso insulto hacia los miembros de esta raza. En los mejores días, un plebeyo que se mueva por las calles de Calahundida durante el día, puede sentirse afortunado si pasa una hora sin que intenten asaltarlo. Esa es la fama de este lugar, y aquí es donde os encontráis en estos momentos.

Os costó bastante lograr llegar hasta aquí. El lugar era únicamente accesible por barco y solo los piratas lograban llegar hasta aquí. Tras algún que otro soborno, amenaza, mas sobornos y amenazas lograsteis que un capitán pirata os llevará hasta aquí. Os costó, pero ya habíais llegado a vuestro destino... ¿para que? no teníais mucha idea, pero al menos estaba claro que aquella ciudad sin ley os iba a venir a un grupo como vosotros. Algo sacaríais, al menos eso esperabais. 

Tras bajar del barco, Gringam se rasca su barbilla y acomoda su barba con los dedos. A pesar de la conocida reputación de los piratas, el enano traía consigo todo lo que quería y necesitaba: su gran hacha, aún con una que otra salpicadura de sangre.

El bárbaro levanta la cabeza para ver de que se trataba ese dichoso lugar.

"¿Esto es Calahundida? No es tan malo como esperaba. A decir verdad podría llegar a ser el sitio adecuado para mi"

Comenta, acariciando con ímpetu la cresta de su cabeza y adentrándose unos pocos en la zona portuaria.

"¡Qué! ¿Acaso no quieren saber donde se encuentra la taberna?"

Pregunta Gringam a sus compañeros al ver como estos parecieran ser más tótems que personas.

Bueno guianos dice Rufus a su compalero enano...

Uno de los marineros os indica la mejor taberna de aquella ciudad: "el ogro violado" y tras daros las pertinentes indicaciones, os dirigís hacia allí. Aprovecháis también para observar aquel lugar, y estaba claro que no era un lugar para gente de bien. Maleantes, chulos, y demás gente poco cercana eran los habitantes de aquel lugar. Tipos duros que os miraban con mala cara y que seguramente os atacarían sino llega a ser por la imponente presencia que teníais alguno, dando a entender claramente que cualquier problema con vosotros acarrearía serias consecuencias.

Finalmente llegáis a la taberna, un edificio grande de dos pisos hecho de piedra y pintado de color rojo. Tras entrar, os dáis cuenta de dos cosas: la primera era que era un sitio bastante grande, y que estaba a rebosar. La segunda fue el porque del nombre de aquella taberna. En una pequeña plataforma en el centro de la sala principal se encuentra inmovilizado un ogro, el cual está sufriendo en ese mismo instante unos cortes por un hombre de aspecto cruel. El ogro ríe y grita a la vez ante cada corte, como si le doliera y gustase al mismo tiempo.