-Bien, subamos, creo que estás tan preparada como es posible dadas las circunstancias. -dijo mientras indicaba a Amber que subiera por las chirriantes escaleras de madera del sótano. Trisha vigilaba desde sus espaldas a la nueva vampira.
Cuando subió, se encontró en el salón, espacioso y lleno con un sofá de falso cuero y de varias plazas en forma de L. Allí se encontró a dos personas. Ambos parecían jóvenes, aunque algo más mayores que Amber. El tipo era un latino, un muchacho moreno con una camiseta de mangas cortas y vaqueros. La chica era una joven blanca de pelo rubio largo con una parte de la cabeza rapada. El hombre hispano parecía algo nervioso, mirando a todos lados mientras intentaba infructuosamente charlar con la mujer, que estaba trasteando con el móvil y respondía con monosílabos.
-Ya estamos aquí. -dijo Trisha.
-Por fin -dijo la otra chica despegando la vista del móvil. El tipo se levantó del sillón mirando hacia vosotros.
-Amber, ésta es Zoe -la muchacha levantó la mano a lo indio por todo saludo- y éste es... -se quedó mirando al tipo.
-Julian González. -respondió él mientras extendía una mano para estrecharla y sonreía visiblemente intranquilo.
-Bien, Mr. González. ¿Sabe cómo va el proceso, no? -el tipo asintió. -De acuerdo, quítese la camisa y tiéndase en el sofá -Julián hizo lo que se le decía como si fuese un títere. -Ámber, haz como te expliqué antes. Estaremos pendientes.
Trisha se colocó detrás de Amber, mientras la tal Zoe se sentó al lado de la cabeza del tipo, colocándole la mano en el pecho como si lo sujetase contra el sofá.
La cosa va como sigue: puedes empezar a beber sangre tanto como quieras. Cada turno puedes beber 1 punto de Sangre que se suma a tu Reserva (ahora mismo dispones de 4). En el momento en que bebas más puntos de Sangre seguidos (es decir, en turnos consecutivos) que tu valor de Autocontrol (que ahora es de 2), corres el riesgo de entrar en Frenesí y alimentarte sin parar.
Si ocurre eso, debes hacer una tirada con tu puntuación de Autocontrol (dificultad 6 normalmente, pero la debilidad de tu Clan se aplica, por lo que pasa a ser 8) para evitar sucumbir a la sed de sangre. Deberás acumular 1 éxito sólamente para controlarte y seguir tomando sangre de manera normal, pero mientras sigas alimentándote deberás tirar cada turno para evitar entrar en frenesí. Puedes dejar de beber cuando quieras mientras tengas el control.
Un mortal tiene una reserva de puntos de sangre que varía en función de la persona. Normalmente va de 7 a 10.
Haz las tiradas y rolea en consecuencia. Trisha y Zoe intervendrán tan pronto falles tu tirada o vean que bebes demasiado. Por cierto, no te he dicho dónde beber. Eso lo dejo a tu elección.
Subí las escaleras hasta un pequeño saloncito donde otros dos extraños estaban esperando. Saludé a la chica de pelo rubio del mismo modo que ella me saludó a mi y estreché la mano de aquel muchacho. - Hola Julian, encantada de conocerte. -
Cuando el chico se quitó la camisa y se tumbó en el sofá me arrodillé detrás de él, recordé lo que Trisha me dijo y centré mi mirada en el hombro derecho del hombre, puse mis manos sobre él, aunque no paraban de temblar. - Esta bien, voy a intentarlo. - Abrí la boca y mis colmillos empezaron a extenderse, acerqué mi boca hasta su hombro y clavé mis colmillos hasta que su sangre empezó a manar de la herida y comenzó a recorrer mi boca hasta bajar por mi garganta, era una sensación maravillosa, me sentía genial y el frío empezaba a desaparecer poco a poco. Empecé a sentirme muy extraña, como si algo intentara apoderarse de mi, mis instintos más animales, pero logré reprimirlos y decidí que ya había sido suficiente.
Saqué mis colmillos de su piel y antes de separarme mordí mi lengua y acaricié su herida con ella para que cicatrizara, me quedé de rodillas un momento pensando en lo que acababa de pasar y por ultimo, lamí la sangre que aún quedaba en mis labios. - Creo que ya está. -
Motivo: Autocontrol
Dificultad: 8
Tirada (2 dados): 7, 9
Éxitos: 1
Vale he bebido 3 reservas, como he superado en uno mi autocontrol he lanzado solo una vez
Este finde continuamos la narración de la partida.
El tal Julián se tensó un momento al sentir la mordedura, pero luego se relajó mientras una placentera sensación inundaba todo su ser junto a Amber, participando juntos en una especie de comunión en el que se mezclaba la intimidad de los cuerpos y un subidón más fuerte que un chute de cocaína. Cada gota de sangre era éxtasis puro y muy pronto notó que cerca suyo se encontraban las arterias del cuello. Un pequeño mordisco y como si de un surtidor manaría la sangre. La atracción era tremenda y las ganas de dejarse llevar mucho mayores de lo que Trisha le había explicado, pero la voluntad de la recién convertida vampiresa era más fuerte aún... por el momento.
No había pasado ni medio minuto, y la sensación la había dejado con ganas de más. Supo que jamás se hartaría de la experiencia del Beso. Algo le dijo que más pronto que tarde sucumbiría a la sed de sangre. En algún momento se dejaría llevar. Se diría a si misma "Sólo un poco más". Era cuestión de tiempo.
Tras separarse del tipo, pudo ver que el hispano tenía los ojos vidriosos y parecía aletargado, además de algo más pálido. No recordaba haber bebido apenas sangre de él como para que se encontrase en tal estado. La mano negra de Trisha se posó en el hombro de Amber y asintió con la cabeza mostrando que lo había hecho correctamente y se apartase un poco.
La tal Zoe sacudió ligeramente al tipo.
-Hey, la chica ha terminado.
El tipo pestañeó mientras se incorporaba y se sentaba erguido, antes de mirarlas a las dos con ojos suplicantes. Zoe se cruzó de brazos mientras miraba ceñuda a Julián.
-No vamos a celebrar ninguna puta orgía sangrienta, Julián. Vamos, vístete y lárgate con tu parienta. -dijo mientras le lanzaba la camiseta y lo empujaba prácticamente hacia la puerta.
-Pero me llamarás la próxima vez, ¿no? -dijo mientras ponía casi en la entrada del recibidor la ropa. Zoe lo acosaba para que se marchase y sólo escuchó las voces de la entradita de la casa.
-Eso dependerá de cómo te portes, conoces las reglas. Ya te estás largando. Y que no te vea rondar por aquí, ¿me oyes? -Zoe cerró la puerta prácticamente diciendo esto último en voz alta. Sus botas negras con remaches de cuero hacían crujir el suelo de madera. Hacían juego con la cazadora del mismo color con hebillas, los pantalones militares y una camiseta negra ajustada que dejaba apreciar el considerable busto de la muchacha. Era también guapa, y llevaba el cabello rubio largo rapado completamente por un lado de la cabeza. Se acercó a las dos.
-Vaya, novata. No lo has hecho mal al perder el virgo para ser una Brujah. Esperaba que Trish tuviese que trincarte y yo sacar el cadáver de Julián. Quizás pueda llevarte a una de las fiestas en una semana -sonrió mientras guiñaba el ojo.
-Aún es pronto, Zoe. -replicó Trish.
-Ya ya, era broma. Bueno, ¿le enseñamos el barrio un poco? Aún quedan un par de horas para el amanecer.
Trisha miró a Amber. Dejaba en sus manos la elección.
Bueno, pues elige tú lo que quieres hacer. ¿Prefieres salir a darte una vuelta y conocer la zona con Zoe? ¿O prefieres seguir con Trisha y sus lecciones?
Vamos a esperar un poco más. Si veo que de aquí al jueves no contestas, pondré la partida en suspensión para evitar que la cierren los Cuervos.