Partida Rol por web

Estoy con Eorsten!, adentremonos en la cueva y sigamos con nuestra mision!

Efectivamente, no podrían hacer mucho contra semejante criatura, pero no iba a permitir que Janira se sacrificara por ellos. Tendrían más posibilidades si trabajaban unidos y no había repasado sus hechizos más ofensivos precisamente para intentar salir de situaciones como esta.

Ignorando la orden de Janira, se echó a un lado de la trayectoria del minotauro y se preparo para el momento en el que pasara a su lado. Sus manos chisporroteaban levemente en una mezcla de todos los colores del arco iris.

El grupo se detiene ante una gran pared vertical y Janira les permite descansar mientras se encarga de aliviar sus fatigados cuerpos. Una vez que todos se sienten recuperados, la mediana se adelanta hacia la pared y mueve parte de la vegetación que la cubre, tras la cual aparece la entrada a una cueva, que parecía que no estaba ahí momentos antes. "Menos mal que tenemos a Janira de guía" piensa aliviada la hechicera.

La jefa de la expedición les invita a entrar, pero justo entonces se escucha un ruido proveniente del bosque. A los pocos segundos, un gran minotauro aparece entre la espesura, avistando al grupo y preparándose para atacar. Visto desde la perspectiva de la gnoma es un ser colosal, una masa de músculos alimentada por la rabia.

Janira les ordena irse al interior de la cueva, mientras les lanza su mochila, y varios de sus compañeros siguen sus órdenes mientras ella echa a correr hacia la bestia humanoide que les encara. Sin embargo, el semi orco decide hacerle caso omiso y se prepara a enfrentar a la bestia junto con ella.

Nirah duda, sabe que no pueden ganar. Aunque... tal vez sea posible retrasar a la inmensa criatura lo suficiente para que todo el grupo, incluida Janira, puedan correr hacia la entrada de la cueva para librarse del minotoauro... Finalmente se decide, inentará realizar un ataque para luego huir; no piensa jugarse la vida en una batalla que está de antemano perdida, pero tampoco podría vivir consigo misma si diera la espalda a dos de sus compañeros, y menos en la misión de su Confirmación como mienbro de la Sociedad Pathfinder.

-¡¡Que alguien coja la mochila de Janira!!- Grita a sus compañeros antes de que estén demasiado lejos para oirla, mientras se prepara para el combate, repasando sus recursos mágicos.

Al ver aquel enorme ser con aquel hacha dispuesto a acabar con todo lo que se le pusiera por delante, Erzid no se lo pensó dos veces al escuchar la voz de Janira: Tenemos que acabar la misión.

Con ese pensamiento en mente el guerrero cogió en volandas al semi-orco y hechó a correr hacia la abertura mientras gritaba a Nirah que parecía dispuesta a la acción.

- ¡¡La misión!!, ¡¡Es mucho más importante la misión!!- dice metiéndose en la abertura con el semi-orco a cuestas.

Hauser se queda mirando la cueva al momento al minotauro, de nuevo a la cueva y al minotauro, cueva,minotauro,cueva minotauro, movimientos rapidos de cabeza, estaba indeciso, cuando vé que los guerreros se meten en la cueva, pero el gafitas la mediana que tenía esa bella voz, y la gnoma de ojos violetas se quedaban a luchar contra el minotauro, se quedó unos pocos segundos pensando: QUE NARICES!!!!- Pensó-Morir será una estupenda aventura- se acercó donde estaban los otros y sé preparó para la lucha-Hey chicos dejarme algo para mí- Les dijo sonriendo poniendose listo para la batalla sacando su flauta

Los destellos se transforman en humo que se disipa fugaz cuando algo le agarra por detrás, haciendo que pierda la concentración.

¡Suéltame! ¡Puedo detenerlo! No tenemos que perder a nadie...

Patalea y se agita pero no tiene nada que hacer contra la gran fuerza del guerrero, viendose arrastrado hacia la cueva mientras estira su mano hacia Janira, impotente.

La bestia con cuernos avanza hacia vosotros, mientras debatís qué hacer.

Janira os mira sorprendida: ¿pero qué hacéis?! No tardará en llegar aquí! adentraos en las cuevas ya! me las apañaré para despistarlo y alejarlo de aquí!

El minotauro continua avanzando implacable hacia vosotros, lanzando una mezcla de rugidos y mugidos, mientras nubes de pestilente vaho salen por sus fosas nasales 

Hauser mira indeciso a todo el mundo, la mediana nos dice que entremos, otros parecen que quieren irse para dentro-Ésto chicos mas bien voy para dentro e inspeciono el interior de la cueva, no seais muy duro con esa bestia vale-Sonrie y se mete dentro de la cueva

Kelnoz después de ver al minotauro, sabe en el fondo que no tienen nada que hacer. Asi que con el arco y la flecha en la mano se dirige hacia la entrada de la cueva para ponerse a salvo mientras les grita a sus compañeros: Entrad todos!!!, Janira es más que capaz de librarse del minotauro, y sólo haremos que entorpecerla y morir todos. Y tenemos que cumplir la misión.

- ¡¡La misión!!, ¡¡Es mucho más importante la misión!! - grita Erzid, mientras forcejea con Eleuterio.

Pero realmente lo que la hace reaccionar son las palabras de Kelnoz, no se había parado a pensar en que Janira pudiera ponerse en mayor riesgo intentando protegerlos durante la batalla que si sólo se dedicaba a despistar a la bestia, sabiéndolos a ellos a salvo en las cuevas.

Cogiendo la mochila de Janira comienza a retroceder hacia el interior de la cueva.

-¡Teri, vámonos, tienen razón! Janira estará más segura si no tiene que preocuparse de nosotros. Sabe que si no sobrevive a este toro estúpido buscaré en toda la biblioteca de la Sociedad hasta dar con el primer rito osucro de resurreción... ¡para matarla de nuevo por su estupidez!- entonces lanza una fugaz mirada hacia la aludida, y añade -. Te vemos dentro, no terminaremos la misión sin ti.

Mientras toma la decisión, un peso se instala en su pecho. Sabe que esa losa no se moverá de ahí hasta que no vuelva a ver con vida a Janira. Pero entiende que su decisión de ayudarla puede no sólo ocasionarle más problemas, si no además poner en riesgo al resto de sus compañeros.

Erzid tirando fuertemente de su compañero gritó a los demás:

- ¡¡Entraaad!!

Tras un rápido debate, decidís adentraros en las cuevas, mientras Janira sale corriendo hostigando al minotauro para que la persiga. El cual, no duda en arremeter contra ella.

Ambos se pierden en la espesura. Los improperios de la barda se escuchan cada vez más lejanos, junto con algún golpe seco de un hacha contra un árbol, o incluso de algún árbol cayendo.

Tras el combate, el guerrero se adentró en la cueva donde estaban los esqueletos y después de verificar que no había nadie más, limpió su arma en uno de los arapos. Luego verificó los posibles caminos por los que podían seguir.