Belven se guarda el cuadernillo que le ofrece Janira en uno de los bolsillos de sus pantalones.
De acuerdo, pues; parece ser que mañana partimos. Solo una cosa más: ¿qué son estos braquiales? ¿Son peligrosos? ¿Van armados?
Belven estaba tan interesado como el que más en descubrir lo que se ocultaba tras El Misterio de la Luna Llena, pero también le apetecía volver vivo de la misión, claro.
Escucho con interés toda la conversación y la posturas de los ahora "mis compañeros" y Janira, y no puedo evitar intervenir para ayudar a avanzar:
- Por favor, terminemos de planear nuestra misión y para que luego, podamos comprar lo que necesitemos...- hago una pausa ante la pregunta del Bárbaro sobre los branquiales- estoy de acuerdo con nuestro musculoso amigo, también quiero saber si tienes mas detalles sobre ellos Janira.- le termino preguntando a la Joven guía.
Os mira y hace un gesto de aceptación a vuestras demandas:
- Muy bien corazones, los branquiales son una raza humanoide, de hecho son casi humanos excepto por las tres branquias que presentan a lado y lado de su cuello. No son un pueblo beligerante y no suelen dar problemas, viven tranquilamente, casi siempre en o cerca del agua, tanto dulce como salada. Son bastante reservados pero no hostiles.
En cuanto a tu deducción Belven, te equivocas, ahora es la primera hora del día y saldremos en cuanto acabemos de hablarlo todo. Lo que no podamos comprar aquí y ano podremos comprarlo. Pero tranquilos, creo que habrá tiempo para todo, conozco a varios tipos en esta ciudad y en este barrio, mi padre se dedica a transportar cosas de un lado para otro en esta ciudad con su carro tirado por perros.
Así pues, iban a partir pronto. A Belven le parecía bien; su bolsa estaba vacía, o sea que poca compra podría hacer.
Por mí, partimos en cuanto estéis listos; yo no tengo nada más que hacer antes de lanzarnos al camino.
El bárbaro parecía impaciente por partir; braquiales, cuevas, lunas llenas... todo esto excitaba su imaginación y le recordaba a las aventuras que los aventureros solían compartir en las tabernas que él vigilaba. Más de una vez había deseado ser él quien explorara tierras desconocidas y se enfrentara a grandes peligros, y a hora, por fin, le había llegado su oportunidad.
Mientras escucha a sus compañeros y a la encargada de la misión, Lola se mantiene callada hasta que sea hora de comprar y partir. Pues ya le parecía que se había hablado lo suficiente. Y al igual que su compañero fortachon, ya tenía ganas de emprender la misión.
Pues yo opino que debemos aprovechar el momento y el lugar, una buena comida que luego bajaremos caminando, por cierto Janira ¿como entraste tú a la sociedad? los medianos tenéis fama, ya sabes, de ser amigos de lo ajeno.
Por cierto, yo no puedo curar pero gracias a los dioses poseo ciertas cualidades similares
Mira a los aspirantes con dulzura asintiendo sus palabras y luego responde a sus deseos:
- Vaya Lotto, eres una caja de sorpresas, espero que esas cualidades de curación que tengas puedan ayudarnos, y como he dicho antes entré en la Sociedad hace casi cuatro años. Soy la mayor de siete hermanos, natural de Puerta Oriental, donde mi padre trabaja de porteador con un carro de perros para llevar todo aquello que la gente puede desear transportar de un lugar a otro dentro de la ciudad. Somos seguidores de Desna, la señora del camino y de las estrellas, patrona de los viajeros. Al principio me enrolé en la Sociedad para viajar y probar las mejores comidas de todos el mundo, pero pronto descubrí en las clases del maestro Shaine la belleza de los pergaminos y escritos y la preservación del conocimiento. Espero algún día que mi nombre aparezca en alguno de los tomos de las Crónicas Pathfinders, gracias a algún importante descubrimiento realizado por mi parte. Y no, no comeremos aquí nos pondremos en marcha en breve y comeremos ya de camino a las cuevas.
Belven se sintió algo abrumado por la inspirada charla de Janira; su vocación de auténtico servicio a la Comunidad Pathfinder le hacía sentirse algo avergonzado por haber estado pensando antes en si se podría sacar unas perras para gastarse en "sus cosas".
Más convencido aún, Belven estaba dispuesto a no defraudar a la mediana.
Bien pues, poco más queda por hablar; por mí, ya podemos partir. En cuanto tú digas, claro - añadió dirigiéndose a Janira quien, al fin y al cabo, era la líder de la expedición.
Os mira, recoge sus cosas y las guarda ordenadamente en su mochila. Se la carga al hombro, se levanta de su silla y dice con voz alegre:
-¡Pues partamos en busca de aventuras y conocimientos!
Cambio de escena, El Camino.