Me voy a arrepentir de esto seguro...
Con el corazón acelerado, pero sin perder los nervios Hans fue siguiendo las huellas de sangre, a medida que iba sujetando el arma y la linterna para iluminarse.
Vas siguiendo las huellas, sientes tu corazón retumbando en tus oídos, los pasos has dejado de escucharlos, pero de donde pueden provenir estas huellas?
Giras la esquina y a unos 30m ves a una niña que te está observando, en medio de la penumbra no lo ves claramente, pero dirías que tiene una mirada muy triste, se da la vuelta, y se esconde detrás de una columna...
Hans se sintió como un imbecil con el arma en la mano y la apartó a la velocidad del rayo para no asusar a la cría.
!Hey Espera! -gritó al ver a la niña esconderse detrás de uno de los pilares-. Aquel no era un sitio para jugar, aún la atropeellarían ... y la sangre, quizá ya lo hubiesen hecho. Con pasos rápidos bordeó la columna.
Bordeas rápidamente la columna y no ves a nadie detrás, te apartas un poco para tener mas amplitud de visión, y efectivamente, no hay nadie.
Con tu linterna iluminas toda la zona, y algo te llama la atención, las huellas terminan justo detras de la columna...
El ex mercenario con los pelos de la nuca erizados se dirijió hasta donde terminaban las huellas sanguinolentas. Se puso de cuclillas y las observó detenidamnte las manchas buscando donde había podido ir la niña o si alguien se la había llevado.
Mal rollito
Con linterna en mano, te agachas estudiando detenidamente las huellas, observas como estan húmedas desde la primera huella hasta la última. Por tu experiencia, dirías que cuando alguien pisa cualquier sustancia y va caminando, va perdiendo la intensidad de la huella, te choca comprobar que no es el caso...
Las huellas de repente se cortan, no ves mas... No te da la impresión que se hallan llevado a nadie, es como si de repente hubiera desaparecido.
Mierda...
Quizá aquello sería otra cosa, era demasiado extraño. Te estas volviendo un viejo asustadizo Hans...
Aquello quizá podría ser cualquier otra cosa, introdujo un dedo en aquel líquido para ver si estaba caliente o frío y tras pasearlo por la yema de los dedos para comprobar su textura llevó el dedo indice a la boca para ver si tenía el sabor óxido de la sangre.
Escatológico pero funciona, te lo aseguro...
Tu dedo toca una sustancia fría, la textura no la puedes comprobar bien, ya que al ser una huella no hay tanta cantidad de sustancia como para poder comprobarlo; te lo llevas a la lengua y un gusto algo salado y a óxido invade tu boca, efectivamente puedes reconocer lo que crees que es el sabor de la sangre...
Te encuentras en cuclillas, comprobando la huella, cuando de repente el parquing se ilumina, por fin parece ser que ha vuelto la luz...
Hans miró se levantó como un resorte, mirando a todos lados por si algún gracioso le estaba gastando una broma. Más nervioso de lo que le habría gustado admitir se dirigió a su coche para salir de allí. Necesitaba aire puro, si quizá una carrerita le sentaría bien...
Se sentía como un protagonista de una de esas pelisculas de terror japonesas.
Subes otra vez a tu coche, y te pones en marcha, intranquilamente vas mirando a todos los lados, pero parece ser que todo está tranquilo; sales del parquing, te sientes más tranquilo, por tu cabeza pasa que todo ha sido imaginación tuya.
Sigue lloviendo abundamente, pones en marcha el limpiaparabrisas y te diriges hacia la central del Banesto...
Llegas un poco justo de tiempo...
Hans llegó justo a la entrevista con la gente de Banesto, a pesar de que llevaba la lección aprendida y la oferta era buena la mente de Hans vagaba en otros temas, en realidad su mente no había abandonado aún el maldito parking. La reunión como era de suponer no había ido todo lo bien que debería haber ido. Salió realmente cabreado de aque sitio, sobretodo con él mismo, aquello no podía ser fatiga de combate, no después de tantos años y no era uno de esos tipos paranoicos. Necesitaba calmarse, subió al deportivo y con un chirriar de rueda se alejó de la sede del banco.
Al conducir sin pensar se sorprendió delante del gimnasio, parecía que hoy el sibconsciente estaba decidido a seguir jugandole malas pasadas.
!A la mierda¡ Hans salió del coche y sin pensarlo entró en el gimnasio. Unos guantes con cualquier pardillo le sentarían bien. Mala suerte para el otro.
Finalmente cuelgas el teléfono algo mosqueado. El resto se han ido yendo, recoges casi sin mirar la servilleta donde se encuentra el número de teléfono de ese chaval y te lo guardas en el bolsillo. Pagas tu consumición y sales al exterior.
La noche es bastante fresca, te subes la cremallera intentando evitar el frío, aunque tu constitución puede con este tiempo. Te dirijes con paso tranquilo hacia donde dejaste el coche aparcado. Por tu cabeza van pasando las imágenes vividas y no puedes quitarte de la mente la de tu hermano moribundo. Llegas a tu coche y entras en su interior, agradeciendo su comodidad... Cuando el teléfono te vuelve a sonar. Harto lo miras, comprobando como vuelve a ser Alexander...
Hans estaba de los nervios, frustrado y realmente cabreado por la estupidez humana, más en concreto de los imbéciles que le habían dejado tirado en el puto bar que le había llevado la cría. Ahora el jodido telefono.
Por Dios, ahora no Alex...
Hans resopló, tragó el resto del whisky de un empellón y pulsó el botón verde del telefono. Si.
Joder, por fin tio... A ver si te cambias ese puto móvil. Escuchas su voz entre aliviada y alegre... Bueno, a lo que iba... Esta noche hay una fiesta privada en el hotel Hesperia. No puedes faltar... Va a ir la creme de la creme y debemos hacer acto de presencia... Escuchas una risita de fondo. Venga tio, te espero aquí...
Vosotros os habeis encargado de la seguridad de esa fiesta...
Por la mente de Hans pasaron una decena de frases a la velocidad del rayo, cada una más soez que la anterior. A pesar de ello sabía que si se quedaba en casa lo único que haría sería empinar el codo por lo del accidente, y eso no le iba a ayudar. Además si se aparecía la niña-fantasma o lo que cojones fuese quería estar sobrio, al menos hasta después de vacíar el cargador.
Vale, allí estaré. Ya me estoy arreglando mintió.
Por una vez que me esperes TU a mi no te vas a morir cabronazo...
Metes la llave en el contacto, y con un suave ronroneo pones en marcha el coche. La circulación es bastante fluida y no tardas mucho en llegar a casa.
Aparcas el coche y entras en tu piso. Sientes algo de frío y una corriente de aire, vas al salón y compruebas que la ventana está abierta. La cierras y te diriges al cuarto de baño para darte una ducha rápida. Al entrar y encender la luz te encuentras un número largo, como si fuera de un teléfono, escrito en rojo en el espejo...
SO EIN MIST!!
Hans apenas se había desabrochado los primeros botones de la camisa, realmente necesitaba un buen baño para sacarse de encima toda aquella sangre, la de su hermano. Había entrado alguien en casa. Hans se llevó a mano el arma y recorrió cada una de las habitaciones de la casa con el pulso acelerado, empezaba a ver niñas malignas por todas partes, pero antes de dejar que su mente vagase hacia lo extraño debía, quería comprobar que no hubiese nadie allí dentro.
SO EIN MIST!
algo así como mierda!!... en aleman!!