Te encuentras en tu dormitorio, es lunes, serán las once de la mañana y te acabas de despertar, al principio dudaste que fuera ya de mañana ya que mirabas para la calle y lo veías todo oscuro, pero te levantaste y al asomarte por la ventana comprobaste que llovía a cántaros, relámpagos cruzaban el horizonte...
Has vuelto a tener una mala noche, desde el fallecimiento de tu hermano no has podido descansar bien.
Tu hermano se vino a Barcelona contigo, pocas veces os habíais separado, él nunca había destacado tanto como tú, así que se buscó un trabajillo e ibais juntos al gimnasio.
Empezasteis a juntaros mucho con el dueño del gimnasio, un chico alemán, tendrá unos 3 años más que tú, llamado Cristof Gustaffson, sobre todo tu hermano se hizo muy amigo de él...
Un día tu hermano te llamó diciéndote que saldría tarde del trabajo, que no podía ir contigo al gimnasio, últimamente lo veías bastante cambiado, le preguntabas y te decía que estaba cansado del trabajo, pero a ti te chocaba verle las ojeras tan pronunciadas y la mirada como perdida, incluso parecía que se había olvidado de sonreir; cuando él siempre había sido muy bromista.
Así que fuiste solo, estuviste entrenando con Cristof, se había convertido en tu entrenador personal y te había enseñado varias técnicas bastante buenas.
Cuando salías del vestuario, te sonó el móvil, contestaste... Te dijeron que te llamaban del hospital, que tu hermano estaba muy grave.
Corriendo te presentaste allí, pudiste verlo solo un breve instante, casi no pudiste despedirte...
Te dijeron que había tenido un accidente de coche, que se había saltado un stop y un camión lo había arrollado.
Con fuerza cierras los ojos para evitar que esas lágrimas que luchan por salir salgan rodando por tus mejillas, te levantas y te diriges al cuarto de baño para poder refrescarte.
Hoy tienes un día bastante duro, se acerca una competición muy importante y quieres estar en buena forma.
Roberto aún tremendamente compungido por el terrible acontecimiento realiza las tareas rutinarias de la mañana como si de un autómata se tratase mientras continúa debatiendo sobre qué debería hacer. Cierra de nuevo las cortinas, un día tempestuoso no iba a colaborar para levantarle los animos, mucho menos sacar su alma del oscuro lugar donde se encontraba.
-No ha sucedido, es mentira, mi hermano…algo ha pasado, algo más hay.
Abre la nevera. Leche caducada aún a medio terminar, una docena de huevos cuenta, no, once huevos, poco más. Tira la leche por el fregadero y el cartón a la basura de reciclaje para tetrabricks y demás plásticos. Coge un par de huevos y rompiendo ambas cascarones los vuelca en un recipiente para batidos. Recoge un gran bote donde guarda las proteínas concentradas en polvo que debe tomar cada día, igualmente se está agotando ya, tendría que pedir otro bote hoy en el gimnasio, sí. Tendría que pedírselo a Cristoff. Cristoff…era un gran amigo de mi hermano…siempre estaban juntos, incluso cuando esta última etapa mi hermana cada vez se veía más demacrado, seguro que él también estaría costernado por lo sucedido. Echa los polvos en el bote y abre un nuevo tetrabrick de leche vaciando la mitad del contenido junto a los huevos y los polvos, y centrifuga la mezcla con la minipimer.
-No… se juntaban muy a menudo. Un momento... Se bebe el contenido del bote casi sin respirar, ahogándose una arcada y poniendo una clara expresión de ansiedad y asco por el mal sabor de la mezcolanza.
- El seguro que sabe que le sucedía a mi hermano…quizás sepa algo que no ha querido contarme…pero se lo sonsacaré.¡Juro que lo sabré!. Exclama estrellando el bote contra la pared lanzado con furia.
Sale de la casa rumbo al gimnasio. Desde la muerte de su hermano aún no se había ejercitado, eran poco días desde entonces, pero si quería competir no podría continuar sin desarrollar la tonificación de su masa muscular, aún había musculaturas soleas específicas que debía perfeccionar con ejercicios determinados y localizados. En realidad, todo le daba igual.
Camina hasta el gimnasio de igual manera que se hizo el desayuno, como si hubiese activado algún tipo de piloto automático, sus pies le hacían caminar por el trayecto adecuado, mientras que su cerebro, totalmente desconectado, seguía dando vueltas alrededor del trágico suceso que lo había traumatizado.
- Por Dios que descubriré todo… aunque sea a ostias… por ti, hermano mío, juro que si hay algún responsable, lo pagará caro… me ensañaré con el aún más que con los magrebíes y demás escoria...
Llega al gimnasio y abre las puertas. Ahí estaba Cristof Gustaffson, no sabía porqué exactamente, al fin y al cabo era amigo de su hermano, pero lo observaba con furía y sentía la necesidad de golpearlo y golpearlo hasta oir quebrar sus huesos. No sería la primera vez que sucediera. Y sabía que su instructor se percataría, pues lo conocía.
- Hola... Cristof...
Entras en el gimnasio chorreando, ensimismado en tus pensamientos no hiciste nada para protegerte de la fuerte lluvia que caia...
Te acercas directamente a un chico, y cuando le saludas, te das cuenta que no es Cristof, miras a tu alrededor extrañado, no le ves por ninguna parte.
Al fondo ves a Pilar, otra monitora del gimnasio, te mira y te saluda con la mano, ves como le comenta algo al chico que le estaba indicando y se dirige hacia ti...
Buenos días Roberto, hacía días que no te veía por aquí... Como te encuentras?
Te pregunta amablemente, una sonrisa ilumina su rostro...
Ese cambio de acontecimientos no lo esperaba Roberto, tardando en reaccionar observa a Pilar sin responder durante unos segundos hasta que se percata de su pregunta. – Sí, si… perdona.Si estoy bien, ¿Dónde está Cristof? Necesito hablar con...con él en referencia a mi hermano, te...tengo algunas preguntas que hacerle.
En ese momento se percata que está empapado, vagamente recuerda el fuerte tronar de la tormenta y el hecho de que obviamente no había casi nadie por las calles caminando. Inútilmente trata de regresar pasos atrás hasta la entrada para no mojar el suelo debido a que ya lo había dejado totalmente encharcado al entrar.
-Vaya, perdona, no me...me había dado cuenta que esta...taba mojado, si..siento ha…haber mojado el suelo. Comenzaba a tartamudear, no podía aguantar la rabia contenida y las lágrimas, y siempre que se ponía nervioso tartamudeaba. -Lo…lo si…siento… Las últimas palabras casi quedaban ahogadas por el llanto que se afanaba en salir. No asimilaba la situación, la última vez que entró al gimnasio le acompañaba su hermano, igual que la anterior a esa y también casi todas las veces que se entrenaba en este lugar. Ahora había entrado sólo y así sería siempre a partir de ahora. – Yo..no..no pupupuedo…
Deja caer su cuerpo hacia atrás, su espalda se apoya en la pared y se lleva el puño cerrado de su mano derecha a la frente, esforzándose todo lo posible por no llorar.
No podía ser, necesitaba encontrar a Cristoff, necesitaba saber más y sobre todo, necesitaba desahogarse.
-Cri...Cristof...dodododonde....¿donde está cristof? Consiguió preguntar con los ojos enrojecidos y totalmente vidriosos mientras la miraba a los ojos y seguía luchando por mantener la entereza.
Pilar se queda inmóvil, te das cuenta como le gustaría poder abrazarte y consolarte, pero se siente algo cortada y no sabe como reaccionar...
Roberto... Yo... Lo siento...
Cristof no se encuentra en estos momentos, vendrá por la tarde, yo...
Se queda en silencio al apagarse todas las luces, parece que la tormenta ha provocado un corte, escuchas murmullos de fastidio por el gimnasio, mientras la gente que se encuentra allí deja de hacer los ejercicios que estaba realizando...
Sales del bar encaminándote nuevamente hacia el gimnasio. Por tu cabeza no para de pasar imágenes de todo lo que ha ocurrido. Sigues sin poder explicarte los sucesos del día.
Llegas al gimnasio y te encuentras la puerta cerrada. Enganchado en el cristal ves un papel tamaño folio. Escrito con prisas y a mano se puede leer... CERRADO 3 DIAS POR DEFUNCIÓN, DISCULPEN LAS MOLESTIAS...
Un gran portazo retumba en la estancia a modo de aviso de la llegada de Roberto y desponjándose de sus zapatos, ROberto camina descalzo con sus calcetines puestos, el pasillo de parqué hasta la cocina con paso vigoroso.
Abre la nevera, metalizado, no-frost airpool a la cual se le cayo una "o" de la marca. Recoge un tetrabrick de zumo de melocoton y una caja de huevos del interior del electrodoméstico.
Depositándolo todo en la encimera, y cogiendo ahora la batidora y un bote adecuado para la misma, comienza a partir los huevos y volcar su contenido en el interior del mismo, volcando igualmente un chorreón abundante de zumo de melocotón. Se lo bebe y agotado por todo lo sucedido en el día, se derrumba en la cama de su habitación.
- Así no conseguirás avanzar en nada Roberto... hasta ahora siempre te has apoyado en mí...pero ahora ya no será más así. No debes cerrarte tanto en banda, no toido el mundo ma tu alrededor va a ser enemigo tuyo y tampoco tienes que tratarlos a todos como eternos desconocidos... debes abrirte a los demás Roberto, hasta ahora las pesas te lo han dado todo en la vida y lo has conseguido todo gracias a ellas... pero llegara un día en que no será así. Todo tiene su fin y si sólo te dedicas a las pesas, te encontrarás sin nada cuando ese día te encuentre...
En la mente de Roberto mientras caía dormido, las palabras de su hermano se iba recreando en su subconsciente. Esa noche descansó y durmió profundamente después de varias jornadas sin apaciguar el sueño adecuadamente, y al despertar, el sol del amanecer borró los recuerdos de aquellas palabras. Encontraría al asaesino de su hermano costase lo que costase y cualquier persona a su alrededor y alrededor de su hermano pdo haber sido. Haría todo lo que estuviera en su mano para encontrar al culpable y lo mejor que podía hacer ahora, era estar con esos individuos que acababa de conocer y con Pilar.
En este mensaje posteo como si no hubiera estado desconectado todo este tiempo, y para mi segundo, me vendria bien saber cuanto tiempo ha pasado en realidad en el juego desde este ultimo post tuyo, cuantos dian han pasado para los demas y asi poder escribir adecuadamente.
Un beso pequeña ;)