Partida Rol por web

Borstion y Galen continúan observando la multitud inútilmente. Alarmados por la presencia furtiva, intentan avistar al cambiante, pero en vano. La habitación es grande y alberga demasiada gente. A esa distancia de la última posición del espía, sería prácticamente imposible hallarlo.

Por su parte, Apoyo se desenvuelve en el arte del regateo. Sus modos son bastante auténticos, pero no son suficientes para convencer a un mercader tan maquinador como Skakan, y menos teniendo en cuenta que parece tener poco que perder. Realmente muy poco.

-Por Kol Korran, ¿acaso tengo cara de guía turístico de la ciudad? Este es un mercado, pueden comprar o pueden irse- dijo el trasgo, disgustado por el intento del forjado. Segundos después, Lyann se asoma con tono inocente, y la expresión de Skakan se suavizó, al parecer deleitado por la belleza de la muchacha. Pero, como buen (o mal) negociante, desvió su mirada lasciva de vuelta a Apoyo, para transformarla en una mirada fulminante.

-Vamos, ¿qué acaso no te sobra el metal?-

Grrum...Borstion sacudio la cabeza con rechinar de engranjes, era una apuesta perdida para el desde el principio, sus dones no incluian una percepcion aguda sno un cuerpo diamantino, no escucho mucho de las conversaciones entre apoyo y el mercader, el mercadeo, el regateo no era para el; un precio y punto, un justo valor para cada cosa....

Durante unos cuantos segundos, permaneció alerta a toda persona que se movía por la sala, pero sin ningún acierto para encontrar al cambiante… Maldición, ¿Quién narices seria ese tío?... Pensó para si. Volvió la mirada hacia Borstión, el cual había visto lo mismo que él, y levantó los hombros, como dando a entender que no le había vuelto a ver.

Acto seguido, se acercó a sus otros compañeros, los cuales discutían con el encargado del mercado. No era un hombre de palabra, ni mucho menos, por lo que su intención no era la de charlar con aquel hombre. Se acercó para husmear entre los objetos que allí se encontraban, por si alguno pudiera tener algún valor, o por si algún nuevo recuerdo le volviera a la mente.

Galen busca con cierto desgano, como si revolviera la basura con tal de distraerse un poco y esperar a que la conversación termine. Por ello, no encuentra más que lo que ve: desperdicios.

Por otro lado, a los ojos de Lyann se les escapa pocas cosas, pero esta vez estaba ciertamente distraída por la conversación entre Skakan y Apoyo. Confió en sus ojos, pero si deseaba encontrar algo de utilidad, se le pasó por alto, pues lo más seguro es que yaciera en el fondo. Aunque, era dudoso que pudiera haber algo útil y en buen estado en ese montón.

Guia turístico? No, no. Ya sé que esto es un mercado. Mis amigos y yo estamos aqui para comprar. Lo que buscamos es informacion, y estamos dispuestos a pagar por ella.

Parece que este tio es demasiado veterano para caer en mis triquiñuelas (carisma 16 para que?). Me parece que tendre que buscar otro enfoque.

Bueno, en realidad, sólo YO estoy dispuesto a pagar por ella. Algunos de mis amigos digo señalando con mi cabeza a Borstion no tienen tanta paciencia y quisieran conseguirla por otros....medios.

El énfasis del forjado en la palabra "yo" fue suficiente para sobresaltar al trasgo. Una vez la indirecta estuvo completada, Skakan frunció el ceño claramente furioso, y luego miró a los acompañantes del mago. La mujer no parecía un gran peligro, y si bien Galen estaba armado, el mercader tenía sus cicatrices. Para culminar el grupo estaba Borstion, que terminó por aterrorizar al pequeñajo,  quien a su vez miró a Apoyo con cierta aprensión.

-Bien, bien. Veo que son... un grupo numeroso. Bien, bien, les haré un descuento... por cantidad. ¿Lo dejamos en 7 de oro?- inquirió, entre risitas nerviosas. -6 de oro, 6 de oro, ¿qué tal, eh?-

Borstion giro la cabeza, parecia la deriva continental, lento,pesado y de adamantita para mirar al pequeño mercader sin decir absolutamente nada, mirandolo con esos ojos frios que solo los forjados son capaces de poner cuando miran a alguien al que van a usar como desengrasante tras reducirlo a pulpa sangrante a base de tiernos golpes cariñosos capaces de desnucar bufalos.

En realidad, Borstion se habia rendido respecto a buscar al individuo que los observaba por que lo que ahora se limitaba a mirar a su otro objetivo, es decir, el pequeño mercader trasgo, con lo que pasaria por una clara expresion de mal humor....

6 monedas es aceptable. Si tengo suficiente (que creo que si) se las enseño sin dárselas aún.

-Y, ahora...¿Por donde?

Definitivamente, aquel montón de basura no había mas que eso… basura inútil. Una vez que se hubo percatado de aquello, volvió junto a Borstion, el cual permanecía atento a la conversación del mago. No sabia lo que Apoyo habría contado al mercader, lo que si estaba claro es que fuera lo que fuera lo que le hubiera dicho, había hecho que se le encogieran los huevos, así que el sacerdote continuó con la jugada, clavando la mirada en los ojos del mercader. No hizo por poner cara de mal humor como su compañero, casi siempre su cara ya lo reflejaba.

Skakan se agazapó, como si las mirada penetrantes y frías de Borstion y Galen aplicaran una fuerza intangible sobre él. Al ver como Apoyo metía la mano en algún bolsito y retiraba unas monedas, el mercader esbozó una sonrisa sucia, pero no maliciosa, sino de puro alivio.

-Ahora, les muestro a donde ir-

Rápidamente, Skakan dobló las tres mantas, de manera que toda su mercancía quedaba contenida por una bolsa improvisada. Así hizo con las tres, que se colgó a la espalda encorvada con gran esfuerzo. -Síganme, no está muy lejos- Sus pies descalzos hacían un sonido parecido a un chapoteo, mientras se internaba en la multitud. Su figura pasaba desapercibida, dada su estatura y desagradable apariencia, y los curiosos se habían aburrido del gran forjado hacía ya un rato.

Luego de haber cruzado la sala, el trasgo les llevó fuera de la misma, para comenzar a recorrer los lóbregos y malolientes pasillos una vez más. Pocos minutos después, el humanoide desgarbado señalaba hacia un estrecho pasadizo que desembocaba en una escalera, la que a su vez se adentraba aún más en las entrañas de la torre Dorasharn.

-Allí. Ahora quiero mi dinero- dijo, claramente indignado.

Echa un vistazo especulativo a la escalera... y escucha a su alrededor por si detecta alguna presencia que les siga... el saberse en la mira de algún desconocido la pone nerviosa...

Con parsimonia se acerca al trasgo y le sonríe, aunque la bonita sonrisa no le alcanza a los ojos...

- Y dime amigo... ¿aparte de nosotros... alguien más ha preguntado por este lugar últimamente?... ¿o está bastante olvidado... y vacío?...

Ensanchando aún más su sonrisa hace un claro hincapié en la última palabra mientras escruta el rostro del mercader... la idea de una trampa acecha su cabeza igual que la de sus compañeros...

Borstion encontro el lugar de muy poco agrado; pricncipalmente por que era el lugar perfecto para convertirlos en alfileteros, dado el escaso espacio, podian trabarlos uno a uno y despacharlos.

Camino tranquilo, cogiendo el paves delante de el como una pared portatil; adoptando posicion de guardia delante de las escaleras; para prevenir que algo o alguien los sorprendiera desde el interior, confiaba en su dura coraza para aguantar golpes que partirian a un humano en dos; a fin de cuentas fue creado como guardian y protector.

Yo delante mascullo con rechinar de engranajes de su mandibula cerrando la puerta, mientras Lyann trababa conversacion con el mercader trasgo solo por si acaso..

Cita:

-Allí. Ahora quiero mi dinero- dijo, claramente indignado.

Le paso un brazo por encima de los hombros, tranquilizador.

No te precipites, amigo Shakan. Tendrás tu dinero cuando lleguemos a la cámara de las válvulas. Hasta entonces vendrás con nosotros, muy cerquita de mi amigo Borstion.

Que Shakan avance justo por detras de Bors. De forma que seriamos: Bors, Shakan, Apoyo, Lyann y Galen

-Ustedes son los primeros en preguntarme, ¡pero hay toda clase de pordioseros merodeando por aquí! Oigan, yo no se quienes son ustedes, y no me interesan sus asuntos allí abajo, sólo quiero mi dinero-

La furia de Skakan parecía ir en aumento, pero el hostigamiento y las figuras de los cuatro aventureros rodeándolo le hacían sentir sumamente pequeño y frágil. Después de todo, no sabía hasta que punto llegarían esos maniáticos para cumplir sus acometidos, fueran los que fueran.

-Mierda- masculló. -Bien, bien, ya voy-

Como un niño que acaba de ser regañado, se posicionó detrás de Borstion con mala cara, algo aterrado.

Con Borstion a la cabeza, el grupo comenzó a circular por el estrecho pasillo de piedra. El pasaje estaba tenuemente iluminado por antorchas, dejando espacios sumidos en la oscuridad total. Los sonidos de gotera se intensificaban a medida que avanzaban, al igual que la sensación opresiva de humedad y el olor a moho y desagüe.

El pasillo viraba hacia la derecha, y desembocaba en un túnel más ancho y más antiguo que cualquier estructura que se pudiera ver en el exterior de Sharn. Había un curso de aguas residuales, que circulaba de este a oeste. El paso hacia el este se veía interrumpido por una reja infranqueable. Los cinco descendieron, pero los problemas que les perseguían tardaronn en reaparecer.

Galen fue el último en dejar el descanso de las escaleras, y su alarido de sorpresa y dolor resonó en toda la sala. Detrás de él, un forjado salía de su escondite en las sombras de la escalera y lanzaba un cobarde ataque con su estoque. El filo atravesó el costado derecho de Galen, rozándole el hígado y dejándolo gravemente herido.

Al final del ancho túnel, otros dos enemigos hacían acto de presencia, que salieron a la vista tras oír los sonidos de la batalla cercana. Ambos tenían rasgos eminentemente caninos y demasiado pelo, y las sospechas de todos se confirmaron en segundos. Los cambiantes gritaban, emocionados por el combate, y de sus manos crecieron unas garras amenazadoras. En efecto, uno de ellos era el espía del mercado.

-¡Entreguen el diario del preboste!- vociferó el asesino desde su posición en las escaleras. -¡Cooperen y no terminarán como cadáveres abandonados en las profundidades!- El trasgo parece aterrorizado, pero mientras se acurruca contra la reja, disfruta de la muerte inminente de sus efímeros clientes.