Partida Rol por web

Y las llaves son para...

1- Norman McFly
2- Bigotitos
3- Edward
4- Alberto Borges
5- Antoine Faivre
6- Honorato
7- Brittany
8- Machete

De repente, el Mayordomo irrumpe en la estancia visiblemente nervioso. Anda buscando algo como un loco.

- ¡Por Dios bendito! ¡¿Dónde estarán?!- Tras las primeras frases impulsivas, se da cuenta de que todos le miráis.- ¡Oh! ¡Disculpenme! ¿Por casualidad no habrá encontrado alguien las Llaves de la lancha motora? ¡Es importante que me la devuelvan! En caso contrario cualquiera podría escapa...digooo tener un accidente, puesto que el vehículo fuera borda no está en las condiciones óptimas para navegar...

Irrumpo en la sala con un suspiro, y un batido de proteínas bien potente. Bebo un trago. Así que muertes ¿eh? Normal, ese era un sitio de locos y personas carentes de inteligencia alguna, bestias que no tenían ni idea de qué hacer por conseguir lo que pretendían. Ah, había que pensar con sensatez. Me peino el pelo con la mano y dirijo una sonrisa impecable a todos los que están en la sala, a la par que desdeñosa. Espero que no hayan muerto todas las tías buenas que hay por aquí. Suelen palmarla pronta, pero más de una se ha tenido que salvar. Si no ¿con quien podré deslucir mis encantos? Hago un gesto con los bíceps, y luego me siento, mirando a los demás conversar.

Otro que está buscando a Horacia...

Dice Honorato mientras mira a Norman

Alberto sale del camarote refrejándose los ojos. Bosteza profúndamente con cara de haber dormido muy bien.

Buenos días!!! Por fin!!! Me acostumbré a esto del barco. Ya no me mareo. Con tanto vómitos pensé que me iba a morir deshidratado. Qué desayunamos? Linda noche!!! Dormí como un tronco. Ustedes como durmi...?

Los ojos de Alberto se desvían hacia un charco de sangre.

Que..? Qué es eso? Es... sangre?? Ay nooo... Un nuevo mareo, una nueva arcada lo hace correr hasta la borda para volver a vomitar.

Alguien me puede decir quien es este que vomita tanto????? no lo he visto en mi vida

Miro al tío que se ha dirigido a mí. Sentado, suelto una breve risa. Yo busco a tías buenas que me hagan pasarlo bien, y de paso, hacerme con todo lo que hay aquí. Se ve que no me conoces. Comento irritado.

Salgo de los camarotes ya vestida, requetepeinada y ultramaquillada, vamos como todos los días. Paso de todos los demás que estaban allí y busco algún lugar para sentarme. De repente, caigo en el buenorro del tenis y me acerco a él.

- Hola, soy Brittany- le digo sonriendo, mientras me toco el pelo. ¿Tú cómo te llamas?

- Buena idea, Honorato. Deberíamos intentarlo - dijo Antoine -. Es el heredero y seguro que ante tu sex-appeal cae rendido. ¿Lo intentas tú? Y también deberíamos plantear la estrategia a seguir. ¿Buscanmos el quedar en la misma habitación para pasar la noche o que cada uno vaya a un lugar distinto? Señor Bigotitos, ¿qué opina? Le veo muy callado - dijo mirando al gato. Sabía del aprecio que sentía por Juanito y que, probablemente, su muerte le hubiera afectado.

- Bien, como el tiempo apremia y hay mucho por hacer y como dice el refranero, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, voy a hablar con ese Norman. Tal vez consiga algo, tal vez no, pero que por intentarlo, no quede.

Dicho esto, Antoine se puso en marcha y se dirigió hacia el heredero.

- Buenos días, señor McFly - saludó Antoine al tenista -. Tal vez le sorprenda verme dirigiéndome a usted, especialmente después de su afirmación de buscar mujeres y quedarse con lo que aquí hay, pero vengo para hacerle una propuesta. Me da que se ha granjeado usted muchos enemigos. Quien más, quien menos está aquí por el dinero de Candela y eso, tras los luctuosos hechos de esta noche, a los asesinatos me refiero, unido a que usted es el declarado heredero de la difunta... - Antoine dejó las palabras en el aire -. Creo que está claro que la gente va a ir a por usted. No dudo que ya lo han hecho, pero usted ha conseguido esconderse de la muerte, cosa que me alegra sobremanera, se lo crea o no. Pero no lo va a poder hacer eternamente. Quizás lo consiga una segunda vez, pero entonces se le acabarán los puntos que necesita para conservar lo que es suyo por decisión de Candela. Por eso es que estoy aquí. Vengo en representación de un pequeño grupo con intereses afines, un grupo que se compromete a protegerle. Puede parecerle algo sin importancia, pero piénselo. Reduciría en un porcentaje importante el número de potenciales enemigos y aseguraría sus intereses. Con usted seríamos cuatro, la mitad de la tripulación de a bordo. ¿Qué me dice?

Si que estoy afectado, miau, Juanito me caía bien...

Y respecto al supuesto heredero... ¿Cual es el plan? Lo mas facil sería librarnos de el, marramiau, y de paso de esa Britanny también, que si mal no recuerdan me amenazó publicamente, marramiau.

Acto seguido mordisqueo unas whiskas, con pocas ganas.

- Mmm, ya he hablado con él proponiéndole una alianza. No he mencionado vuestros nombres para no poneros en evidencia, pero sí le he dicho que éramos un grupo. Su plan, señor Bigotitos no es malo, pero hay una cosa a tener en cuenta. Norman se ha escondido esta noche pasada y es muy probable que lo vuelva a hacer esta próxima noche. Pero ahí se le acabará la cuerda de la longaniza. Así se lo he dicho a él mismo. Aún no me ha respondido, pero espero que lo haga en breve. Asegurarlo de nuestro lado, al menos a corto tiempo, es positivo pues tendremos un potencial enemigo menos, interesado en un grupo que lo proteja frente al resto. Y mañana será otro día.

Asiento pensativo, mirando Antoine sorprendido. Ya veo. Me alegra ver que soy una persona importante. Aunque todo es muy sospechoso, no te pienses que soy tonto. ¿Quien es ese grupo de personas afines? ¿Por qué queréis protegerme a mí? Estoy bueno, pero no soy más que uno que quiere el dinero de la vieja... le miro de arriba a abajo. Por cierto...¿qué eres tú?

Vaya, sabía que aun quedaban tías buenas por aquí, pienso con una sonrisa. Doy un largo trago a mi batido de proteínas, que encienden mis feromonas con semen de toro concentrado. ¿Qué dices, nena? ¿Quieres algo en especial? Le sonrio con mis dientes rectos, blancos, inmaculados.

- Si pensara que fueras tonto, ni me hubiera molestado en venir - dijo Antoine -. En cuanto a los otros, normal que sientas curiosidad pero con uno que se exponga, suficiente. Espíritu gremial que se le dice. Puedes creerme o no, pero eso ya es cosa tuya. Sin embargo, no te he mentido. De hecho, es posible que tú ya cuentes con tu propio grupo. No lo sé y no me importa y ni siquiera te lo estoy preguntando. No es algo que yo pueda controlar. Lo que sé es que tu suerte de hoy puede ser la mala suerte de mañana. Y a mí me ocurre lo mismo, no pienses que el tonto soy yo y no sepa a qué me enfrento. Morir esta noche es una posibilidad que preferiría evitar. Por ello, cuantos más seamos para enfrentarnos juntos al resto, mejor. En cuanto a qué soy, un esoterista, alguien capaz de predecir el futuro. Y el futuro dice muerte. Por desgracia. Y también, lamentablemente, sé que sigues en el punto de mira de demasiada gente por ser el heredero. Tal vez eludas a la parca una vez más pero... ¿y después? Te ofrezco colaboración. Mutua, evidentemente. Tú nos ayudas, nosotros te ayudamos. Pero tú decides. No estás obligado a nada. Y desde luego, puedes decir que no y buscar tus propias oportunidades. ¿No es acaso lo que estamos haciendo yo y los otros? Si me dices que sí, genial. Te presentaré a los otros. Si dices que no... pues cada uno por su camino y que tengas toda la suerte del mundo - dijo Antoine encogiéndose de hombros -. Pero el tiempo corre.

En ese preciso momento apareció Horacia con un moño hecho en su sintético cabello rubio platino, sin duda había restregado sus labios con alguna sustancia iritante, pues su volumen había aumentado considerablemente, vamos tipo Carmen de Mairena...

Al oir las palabras del entrenador de padel dice:

Ay Norman....que atrevido...déjame que me lo piense...soy virgen sabes?

Ayayay que este me quiere llevar al güerto

Vale me has convencido...accedo. Pero con protección...no me quiero quedar embarazada...aún soy muy joven
Horacia está más contenta que unas castañuelas

Medito un momento las palabras de Antoine. Hasta resultaban interesantes y todo. Quizá era necesario toparme con un grupo de protección al menos ahora. Aunque no sabía cuantos eran, y posiblemente estuviese siendo engañado, pero yo era demasiado guay para eso. Está bien, me uno. ¿Y ahora qué? ¿Tu no me matas y yo no te mato?

Sonrío a Honorata. Te aseguro que conmigo lo pasarás como nadie, cariño. Es garantía pura. Soy musculatura 100%, en todos los sentidos, ya me entiendes. Sin embargo...me quedo callado un momento...no podrá ser hasta mañana. Si mañana vienes, lo pasarás como nunca lo has pasado en tu vida, prometido. Enarco las cejas con una sonrisa perfecta.