Agarra el cuchillo y lo observa, luego palmea su bolsillo, sus cuatro maravedíes resuenan y recuerda que si no vuelve con buena mercancía a Zaragoza, este mes pasará hambre. Ni el Oso y su piel ni una mísera recompensa por salvar una vida, en vez de eso me llevo un guantazo de ese loco que ni se acuerda de como se llama. Arre, venga vamos a Atuña.
de momento el cuchillo se viene con migo. vaya el título del juego me aconseja a guardarlo.
Fue entonces cuando, a golpe de brizna y carreta, te marchaste hacia Atuña, tomando aquel cuchillo.
Apúntate el cuchillo en la ficha.
Escena cerrada.