Partida Rol por web

El neonato se llevó las manos a las sienes, apretando los dientes para intentar aguantar el dolor, sumido en una gran confusión.

¿Qué demonios está pasando?

Siempre atento, siempre alerta. Una sombra en cada esquina, un peligro en cada puerta. Dos siglos perseguido. Dos siglos. Doscientos años. Cada noche un nuevo reto, cada minuto un motivo para estar alerta.

¿Cuál es el resultado posible en la mente de un hombre? De ser mortal, los nervios de ese hombre colapsarían hasta dejarle inválido. De ser un vampiro, como es el caso de Francesco... El resultado es incierto. Quizá no era perceptible a simple vista, quizá su corteza era tan dura y resistente como el acero toledano. Pero por dentro...

Todo cambia. La mente, el alma. Todo en él cambiaba a cada paso, y lo podía notar. A un lado del camino, la muerte; al otro, la no-vida y la transformación en un monstruo sediento de venganza. Difícil de explicar, aún mucho más de entender. Francesco había cambiado, cambiaba, y seguiría cambiando. O moriría.

La habitación a su alrededor se difuminaba, y sólo su mirada estaba puesta en el próximo objetivo: el ser encapuchado. Pero el tiempo se detuvo. Se detuvo con dolorosa consciencia. Todo a su alrededor estaba congelado, incluso su propio cuerpo. Pero no su mente.

Despierta.

El encapuchado lo había dicho, había expresado su preocupación. "¡Algo no funciona! ¡Me está mirando! Voy a salir. El recuerdo...".

Despierta.

Sabía demasiado sobre los magos, sobre sus eternos perseguidores, sus enemigos más odiados. Magia. Sucia, insidiosa, engañosa. Engaños, siempre engaños, siempre manipulaciones. Los Tremere eran los mayores mentirosos que existían.

Despierta.

La tan familiar furia que le había acompañado desde niño se manifestó de nuevo, pero esta vez con una fuerza inusitada. Porque la consciencia de que estaba siendo una vez más manipulado era clara y detestable. Quizá habían huido y quizá todo lo ocurrido desde que lograran escapar de la capilla había ocurrido... Pero quizá los captores sabían aquello y lo habían utilizado para hurgar en sus mentes con mayor sutileza, con mayor profundidad... Y con un efecto mucho más eficaz.

¡Despierta!

En su mente, detuvo su carrera y bajó la mirada. Tremere. Los colmillos rasgaron su labio inferior y lo hicieron sangrar. Hijos de puta. Cerró los ojos. Dos de ellos. Pero abrió el tercero.

El dolor hizo que las rodillas del italiano se doblaran y el mundo a su alrededor comenzó a tornarse etéreo. Se llevó las manos a su cabeza en un futil intento de aliviar la agonía, pero el tacto de sus dedo se volvió fantasmal y sus propios dedos atravesaban su carne. Trato de resistir como pudo, de entresacar algo de la experiencia...

El dolor creció hasta ser insoportable. Todo el entorno de Francesco se desvanecía bajo una capa de negrura y su mente sufrió una brutal sacudida, como si alguien cortara un hilo dentro de su cabeza con un puñal oxidado. Como cegadoras epifanías las imágenes se agolpaban se en su mente. Pudo ver la Corona en manos de Rosalía. Pudo ver a Thomas mirándole fijamente a los ojos. Pudo escuchar la voz de Audax en sus pensamientos y finalmente pudo ver como él se enfrentaba solo a una decena de enemigos...

...Y Francesco despertó en una habitación oscura.

El dolor en la mente de Aurélien se hizo más intenso, hasta ser insoportable. Sus rodillas se doblaron, haciendo que todo su cuerpo se desplomara. Su mente quiso seguir más allá pero no pudo. Todo se volvió borroso en torno a él y sintió un tirón en sus pensamiento, como si alguien cortara un hilo dentro de su cabeza con un cuchillo oxidado...

...Y despertó en una habitación oscura.

El joven vampiro intento agudizar la vista e incorporarse, para poder onservar el lugar en el que se encontraba.