Partida Rol por web

- Muchísimas gracias Loumiere, nos ahorrarías una buena faena. dije tratando de recuperar la compostura.

....¿ A caso tendrá que ver esa extraña..."cosa" en nuestro cuerpo... con el que no recordemos nada de nada ?

Más calmado, Georg consideró la invitación de Molineux. Era muy tarde y el apartamento de su primo quedaba muy lejos de aquel hotel, por lo que la mejor opción parecía la de aceptar la oferta de aquel hombre al que acababa de conocer. Miró apesadumbrado al cielo nocturno, que adoptaba en aquel momento un deprimente tono plomizo a causa de los nubarrones. La tenue luz de las farolas iluminaba tímidamente, mordisqueando casi con suavidad la densa penumbra que reinaba en la calle. 

—De acuerdo, Herr Molineux, acepto agradecido la invitación. Espero poder corresponderle cuando se resuelva todo este lío.—dijo, con tono amable pese a su semblante sombrío.

Tal vez pudiese llamar a Egon por la mañana, en aquel momento el pobre estaría durmiendo. Solo han pasado tres días, pensó, ¿estará preocupado por mi? ¿Habrá llamado a la policía denunciando mi desaparición?

Sus cavilaciones fueron interrumpidas abruptamente cuando Le Brun mencionó las marcas en sus cuerpos. Un escalofrío de puro terror lo sacudió, al igual que las nauseas, sin embargo consiguió controlarse y forzar una sonrisa con los labios muy apretados.

Repentinamente y exactamente al mismo tiempo, todos recibis una fortísima punzada de dolor en "la marca" que teneis en el abdomen, que en cuestión de segundos se transforma en el dolor mas terrible que hayais sentido hasta ahora en vuestra vida.

Como si alguien os metiese un taladro al rojo vivo en las mismisimas entrañas de pronto todos os retorceis de dolor, como si aquello que teneis alli metido se revolviese de algun modo e intentase penetrar mas profundamente en vuestra carne y llegar hasta vuestra alma.

Algunos de vosotros caeis retorcidos de dolor al suelo, otros como Molineux vomitan todo lo que tienen en las tripas tal es la intensidad de la agonia. El espanto dura tan solo unos segundos, pero parecen horas, si el infierno existe, seguro que debe de tratarse de una agonia similar, pensais...

Cuando todo acaba, quedais absolutamente exhaustos, pero el terror se multiplica cuando al mirar vuestras respectivas marcas, podeis comprobar facilmente como las venas rojas y negras que recubren aquella malsana y enfermiza aureola se han extendido por lo menos el doble de su tamaño por todo vuestro abdomen en direccion hacia el pecho, como si de algun modo aquella maldita cosa, estuviese intentando alcanzar algun organo vital al que ponzoñar.

Algo en vuestro interior os da la aterradora sensación de que aquella cosa parece querer acabar con vosotros lo antes posible de una forma siniestramente inteligente...

Aquella sonrisa no duró mucho. Cuando creía que se encontraba mejor, las marcas comenzaron a provocarle un dolor lacerante. Las nauseas volvieron a apoderarse de su cuerpo, y se dobló violentamente sacudido por las arcadas. Llenó el suelo de vómito, que salpicó sus zapatos y la parte baja de sus pantalones. El esfuerzo y el dolor hicieron que se le anegasen los ojos en lágrimas.

Todavía mareado, levantó la vista y vio a sus compañeros, que no habían corrido mejor suerte. Algunos habían devuelto igual que él, pero otros no habían podido con aquel tormento y se retorcían en el suelo; el espectáculo era lamentable. Todavía sentía las heridas como si lo atravesasen con arpones en llamas, pero consiguió a duras penas articular unas pocas palabras entre dificultosas bocanadas:

—Tal vez... no fue buena idea... abandonar tal rápido... la asistencia médica...

Cuando parecia que la tranquilidad se habia establecido en nuestro grupo, la realidad se hizo patente en forma de agudo dolor que me hizo caer de rodillas y apunto de perder el conocimiento, es como si la vida se escapase de mi cuerpo y los pocos sentidos que me quieren hacer caso me indican que el resto del grupo esta igual o peor.

Intento recomponerme y al ver que el bulto se hace mas grande y que avanza sin freno en el intento de extenderse por todo mi cuerpo, veo que el tiempo core en nuestra contra

amigos creo que cada vez tenemos menos tiempo y que hay que descubrir lo antes posible que es esto, que nos ha ocurrido y como podemos acabar con ello...

Señor Georg creo que hay dentro no hay una solucion viable, piense si usted fuera medico y tuviera que operar a un paciente para salvarle la piel, no lo habria hecho ya y no esperar a ver que efecto tiene en nuestro cuerpo?, me equivoco doctor Mac?

Necesito el whisky ya...

-Por los mismisimos clavos de Cristo...que horror...- dice Molineux limpiandose la boca y la perilla entre profundos jadeos

-Estoy deacuerdo con el señor Summers, deberiamos averiguar lo antes posible que es esto, que sucedió en estos 3 dias y averiguar como detenerlo...creo que esto supera cualquier cosa que hayamos conocido, ¿todos a la vez hemos sufrido lo mismo?, igualmente el Doctor Vagner dijo que nos despertamos todos a la vez...- dice tosiendo

-...Sea lo que sea esta cosa caballeros, esta claro que actua al mismo tiempo y que cuanto mas tiempo pase, sera mucho peor...-

Adela Simons abre los ojos como platos y agarrando a Molineux del brazo le dice -¿Esta sugiriendo que esta agonia puede volver a repetirse joven?- Molineux asiente 

-Sera mejor que vayamos todos a descansar y que a primera hora de la mañana nos pongamos en marcha...- Adela se vuelve hacia todos -¿Y...donde deberiamos ir? ¿por donde deberiamos empezar?-

—Estoy de acuerdo con ustedes— dijo, incorporándose lentamente —, lo mejor será ir a descansar. Mañana por la mañana, aquellos que estemos lúcidos, debemos investigar todo este asunto— hizo una pausa y miró extrañado a Summers y después al chico al que se había dirigido, al que había llamado "doctor" —. ¿Es eso cierto? ¿Es usted médico, Herr Mac? 

Georg ya respiraba con normalidad, sin embargo se movía con dificultad, sintiendo pinchazos en el abdomen a cada paso. Se acercó a Boris Mac mientras le dedicaba una mirada inquisitiva.

—¿Qué cree usted que debemos hacer mañana, Herr doctor?— preguntó, esperando que aquel hombre tuviese alguna solución. Era un clavo ardiendo, pero el cansancio y la desesperación se habían apoderando de su mente. Temía que aquella cosa los consumiese enteros esa misma noche, necesitaba algo a lo que aferrarse o se volvería loco.

Deseé haber perdido la consciencia por completo cuándo el dolor insoportable en el abdomen me dejó en suelo irremediablemente. Luché por recuperar la compostura y acercarme a una silla.

Cuando me senté, empecé a pensar con las manos en la cabeza...

Debería...empezar a indagar sobre quién es ese señor..."Dampierre Moreau" ... y respecto a ...  miré mi abdomen ... ésto...

¡no tengo ni idea de que es!... empecé a sentir temblores en las piernas y los hombros.  

... Disculpe Loumiere... necesito un café, ... si usted fuera tan amable. me quedé en la silla cabizbajo.

-Porsupuesto Le brun...- dice Moulineux

-Caballeros vayamos a mi casa, siganme, no queda lejos de aqui...-