Partida Rol por web

El semiorco, aunque no comprende las palabras del idioma élfico, que se le hace pastoso y poco efectivo con una fonética tan colorida, observa atento la conversación entre los hermanos de raza, entendiendo como puede su lenguaje no verbal. Su mirada se dirige hacia el elfo de cabellos plateados, con una mezcla de compasión y dureza extraña en él, y más ante un elfo.

Ante la pregunta de Luthien, con los brazos cruzados se dirige hacia Igreth:
-Veo que comienzas a aceptar sufrimiento en vida, a convertir eso en camino de tú. Mi camino es mismo de caballero. Puede que más adelante encontramos y puedo enseñar a tú cómo entender misterios de muerte, y guiar vida de tú por senderos de ellos. -En sus palabras podría decirse que se llega a percibir un tono melancólico, si es que un ser como él pudiese sentir algo así al pronunciar lo más parecido a una despedida hacia un elfo.

El elfo vuelve a mover sus labios para dar una contestación a su compañera:

Te lo ruego Luthien. Si sigue pasando el tiempo, y además me alejo de mi objetivo, la cosa se va a poner cada vez peor. Si voy con ustedes, voy a ser más un peligro que una utilidad, y eso es lo último que quiero.

Luthien mira a un bando y a otro, esperando el resto de opiniones.

El gnomo, que permaneció inusualmente callado decide intervenir - Mira Igreth - comienza su discurso - Sería una pena que te separaras de nosotros .Hacemos un buen grupo. No se cual es tu secreto, pero si lo compartes, quizás descubras que es más fácil de sobrellevar - El gnomo ese embala en sus palabras y continúa

- De hecho por eso yo no tengo secretos. Una canción y todo el mundo conoce mis sentimientos, mis vivencias, mi experiencia. Los secretos son más fáciles de sobrellevar cuando dejan de ser secretos - El gnomo sigue y sigue...

- No creo que tu estado haya empeorado. De hecho, salvo por tu caracter, que debemos reconocer que es demasiado serio, se te ve muy bien. Quizás lo que te falta es una canción. Porque no nos acompañas y componemos algo juntos? - Conmo de costumbre, para Antón las cosas son sencillas. Todo se arregla con un poco de música.

- Tu decides. Le haces caso al semiorco y te dedicas a morir de a poco, o me haces caso a mi y te dedicas a disfrutar de la vida. Blanco y Negro. Ying y Yang. Agua y Aceite. Viento y percusión - tras mirarlo fijamente solo puede agregar - Espero que nos acompañes. Entre todos podremos ayudarte - Una radiante sonrisa se dibuja en el rostro del bardo que, tomando su laud se prepara a terminar su discurso con una música... de bienvenida

Igreth escucha con atención las palabras de Nugharth y asiente levemente con la cabeza. Pero ante las palabras del gnomo el dolor se ve reflejado claramente en su rostro.
- ¿Qué no he cambiado?- dijo el elfo casi en un susurro.- Casi mato a un pobre comerciante, que no hizo más que defender lo que era suyo...- aquella confesión hizo que se aliviara un poco su dolor, aunque sintiera vergüenza por lo hecho.-... La noche que salí, no hice más que encontrar embrollos en la ciudad.- Ahora miraba a Anton con los ojos desorbitados.- Me tiembla todo el cuerpo cuando me excito por una batalla, mis sentidos se agudizan, pero mi mente desaparece, mis ojos cambian y no soy yo quien pelea. ¿Viste mi pelea con el drow?- dijo mirándolo fijamente, aunque recordó que el gnomo estaba en el altar inconsciente.- Lo desfiguré completamente, no lo dejé ni contratacar. Lo destrozé! Cada pelea, cada discución es suficiente para alterar mi estado...- luego cerró los ojos con dolor y continuó más calmo.- Tengo... tengo... veo su rostro en todos lados, en sueños... cuando peleo contra cualquiera, me lo imagino en el fuego. Sé que esta vivo y necesito encontrarlo- sus músculos volvieron a temblar de forma evidente.- no puedo controlarlo, no puedo evitarlo y temo por todos ustedes si no consigo controlar esto que me pasa. Mientras más me alejo de mi objetivo peor es...-

La reacción del elfo sorprende al pobre gnomo que no esperaba tal desahogo. Sin estar muy seguro de todo lo que ha escuchado hace lo que mejor le sale, habla - Pero... - tras pensarlo un momento trata de ser más específico - No se a quien es que ves, pero quisiera ayudarte. Como dije, el poder de la música es mayor de lo que la gente cree, quizás pueda ayudarte a controlar ese estado. Quizás, si me lo permites, pueda hacer que esa sensación de descontrol disminuya un poco y que la puedas controlar lo suficiente como para que nos acompañes. Luego yo te ayudaré a encontrar eso que deseas... suena como un buen tema para una composición - agrega más para si que para su interlocutor.

- Incluso creo que si tu nos acompañas varios de nuestros compañeros también te ayudarán después. Que opinas? - le pregunta mientras espera que el resto lo apoye en sus argumentaciones.

Cuando escucha a Igreth, Luthien casi corta las palabras del resto, tajante.

Os acompaño en el viaje, lord Igreth - sentencia sin más.

Lamento que debamos separarnos pero espero que sea algo efimero y pronto nos reunamos con informacion valiosa para acabar con el mal que hemos descubierto.
Dicho esto,me acerco a Igreth y le tiendo la mano estrechando con calidez su mano.
Despues me acerco a Luthien y hago una pequeña reverencia ante ella.

La postura del paladín parecía firme, así que Anton, tras realizar una breve reverencia a ambos elfos, montó en Silas y se preparó para partir, junto con el paladín, el semiorco y el hechicero.

Sin embargo la despedida, desde su punto de vista no podía ser tan fría, así que tomó su Laud y se dedicó a extraerle los sones más dulces que podía, poniendo en la tarea todos sus conocimientos.

Las notas, suaves y profundas, se elevaron del instrumento del gnomo, acompañando a las lágrimas que, contra su voluntad brotaron de sus ojos -Pronto nos veremos - declaró con más seguridad de la que realmente tenía - me contareis vustras aventuras y compondré una canción sobre ellas... Espero... -

Igreth estrechó la mano del paladín
- Seguro que nos veremos más adelante.-dijo el elfo sonriéndole a Tristán.

Luego se acercó al pequeño gnomo y le sacudió el gorro como siempre solía hacerlo (lo más cercano a una muestra de cariño).

A Kolia lo saludó con la mano.
- Que encuentres lo que buscas, más tarde podremos ponernos al día, espero no tener que encontrarte en apuros otra vez.-

Y para finalizar, se acercó al semiorco, y tras unos segundos de vacilar, estiró su mano y nada pudo salir de su boca. Sus ojos ya expresaban todo.

Kolia se sonríe levemente ante la afirmación del elfo, tras lo cuál le dedica un saludo ¿Y que os hace pensar que no fui yo quien os encontrará en apuros a vosotros?

Tras ello, el mago se acerca hasta Luthien, a la cuál simplemente despide con un solemne gesto de su cabeza.

Los labios de la elfa permanecen prensados, como si asintieran al resto de gestos. De reojo mira al paladín, como si quisiera decirle algo, pero se aflige y no dice nada. De repente, queriendo agilizar las cosas, rompe a hablar con rapidez.

Venga caballeros, tenemos que hacer lo que se nos encomienda, y volver a Hobb. Nos veremos aquí de nuevo, ¿de acuerdo? - dice mientras retoma sus enseres, preparada para salir hacia donde no tenía planeado.

Cuidaros mucho,y aunque el honor es importante.Muchas veces una retirada ante un enemigo supone una oportunidad para recuperar mas tarde el mismo y en mejores condiciones.No os metais en muchos problemas.

La postura del mestizo es solemne y altiva, mientras observa la despedida de los que han compartida la última aventura con él. Por su parte, hace poco más que mantenerse con los brazos cruzados y los labios apretados. Ante el inesperado gesto de despedida del elfo, retrocede un paso, ligeramente vacilante.

-Tú... no tienes que expresar nada. Deseo que encuentras misión de tú, para que día que hora de Liberación llega a tú, tienes paz. Pero antes de eso, volvemos a encontrar y espero que entonces ya has encontrado también a tú mismo. -Dice el iniciado, en un tono de pesadumbre propio de un sacerdote.

Después, girando su cabeza hacia la elfa, hace una leve inclinación, apenas perceptible.
-Espero que encuentras alguien de manos limpias que cuida heridas de tú. -Es todo lo que puede decirle, desde la distancia.

Dicho esto, se gira hacia las puertas de la ciudad y, sin apenas darse cuenta si los otros tres van con él, agacha su cabeza y comienza a andar con el mutismo y semblante pensativo con el que empezó el camino desde el oráculo.

Igreth mira nuevamente a Luthien y acercándose le dijo en el tono más honesto posible
- No quiero que te sientas obligada. Si bien siento que lo que busco tiene que ver con todo lo que esta pasando, tengo intereses que por ahí te pongan en peligro, y no quiero nada de eso.-