Partida Rol por web

La Walther de la Srta. Archer pega un fogonazo y un proyectil atraviesa el costado del franco-nepalí enmascarado al mismo tiempo que un trueno cae sobre el río que corre abajo, que ruge de dolor como un animal abatido haciéndole retroceder hacia el borde del precipicio sobre el que está construido "La Mascarada". Un chorro de sangre dibuja un alargado cono rojo en la nieve. A pesar de ello, se pone en pie y detrás de esa extraña máscara resuena una risilla burlona.

Arriba, Rick aprovecha la voltereta de Ping Pong para propinarle una patada según cae y lanzarlo contra el maletín que llevan los nazis. El maletín cae abierto sobre el suelo mostrando su interior. Lejos de ser fajos de billetes hay un mecanismo detonador de reloj junto a una bomba. Esto provoca el nerviosismo de los secuaces de Ravek, que ahora deben atravesar la trinchera improvisada de los alemanes para saltar, así que optan por salir de la habitación a toda prisa. Los dos alemanes, por su parte, deciden empujar con el pie el maletín para que deslice hasta salir por la puerta que los huidizos nepalís han dejado abierta.

Hans se quedo petrificado al ver el maletin bomba, gracias a McReady se habian librado momentaneamente de Ping-Pong y claramente el tema de aquella bomba llamaba toda su atención, ahora suponia  que sus compatriotas tenian tanta prisa por que el tiempo de la bomba estaba corriendo , se agacho a cubierto sin perderla de vista para valorar su siguiente movimiento.

Lo has visto en el reloj despertador que usaba como detonador antes que el maletín saliese por la puerta. Treinta segundos. Treinta segundos para que el segundero terminase junto con el minutero y la aguja horaria apuntando al 12. En apenas treinta segundos todo va a volar por los aires.

Un análisis rápido desde la cobertura le dio confirmación a Hans de que el dispositivo bomba estaba totalmente operativo, después mientras se quitaba las gafas empañadas por el sudor para limpiarlas sus ojos recayeron en el contador de tiempo de la bomba, forzó sus ojos para intentar discernir el valor del contador  - umm 3 minutos,  aún tenemos tiempo - dijo para sí mientras se las volvía a poner ya limpias, de golpe su cara empalideció - 30 segundos, 30 malditos segundos,  McReady , Wilson-Harris  va explotar correr.
Dice preparandose para correr y saltar por la ventana como Madeleine

Falken yace tirado en la nieve retorciéndose de dolor por su brazo seccionado. Ya no representa una amenaza para Ravek... o lo que quiera que sea. Y él lo sabe. Ahora, la katana apunta a Madeleine. Ravek corre a una velocidad sobrehumana hacia ella y raja el muslo de la traficante de arte en un ataque imposible de detener, mientras los trueños siguen rugiendo en el oscuro cielo. El escenario exterior donde está teniendo lugar el combate se está tiñendo poco a poco de rojo con la sangre de los implicados.

Justo en ese momento, Hans Von Wagner se estrella contra la nieve, cerca de su compañera Madeleine. Ha saltado por la ventana casi sin pensarlo y cuando ha visto la caída de 7 metros bajo sus pies, un escalofrío le ha recorrido el cuerpo. Afortunadamente, la caída ha sido sobre una capa de nieve que ha conseguido amortiguar en algo el golpe.

Pongo pies en polvorosa yo también mientras mascullo un improperio. Yo tampoco me lo pienso y corro hacia la ventana. Cuando llego hasta allí, veo la inmensa caída que hay y al asesino con la máscara puesta. Como todavía tengo unos segundos de margen, retrocedo para coger carrerilla y trato de caerle al malnacido como lo hacía antes, durante la guerra de trincheras, bayoneta por delante. Lastima no tener bayoneta.

Madie contuvo las ganas de gritar tras el corte de Ravek. Soportó estoica el dolor y disparó de nuevo la pistola sobre el monstruo en el que se había convertido Ravek.

La Walther de Madeleine ruge fuego de nuevo y convulsiona el cuerpo de Ravek que recibe las heridas mientras la sangre salpica por todos lados. Debajo de la máscara, su expresión debe ser de auténtico dolor, sin embargo, aunque con dificultades, resiste de pie. Parece empujado por una fuerza inusual que hace que sus ansias de matar eclipsen por completo a su resistencia física.

Madeleine Archer le observa tras su humeante arma, con el gesto contrariado al ver que todavía sigue en pie. Una risilla jocosa vuelve a sonar tras la Máscara de Fu-Kang al mismo tiempo que vuelve a prepararse con la katana y comienza a hablar con voz desencajada:

- ¿Maldita zorra, creías que ibas a...?

Sus palabras quedan en suspenso pues los aposentos de Ravek explotan en llamas a la vez que Rick cae sobre el enemigo enmascarado desde arriba en pleno salto, le golpea con la bota en la máscara y hace que el asesino franco-nepalí trastabille hacia atrás durante unos eternos segundos y acabe cayendo por el barranco.

Los restos en llamas de la guarida de Ravek caen sobre la nieve pero no es eso lo que os preocupa. Raudos, corréis hasta el precipio y allí, a varios metros más abajo y sujetado con una mano en un risco veis el cuerpo sanguinolento de Ravek. Un rayo cruza el trayecto desde las nubes hasta abajo e impacta sobre vuestro duro enemigo, reduciéndolo a cenizas que caen cientos de metros hasta el mar junto con la máscara, que es arrastrada por la corriente, perdiéndose en la oscuridad de la noche.

Un gemido os llama la atención desde un lado, y es David Wilson-Harris, que ha conseguido saltar en el último momento y ahora se levanta apartándose la nieve del traje. Tras comprobar que está bien, Hans cae en la cuenta de Falken, el asesino alemán que pretendía acabar con Ravek y que yacía herido sobre la nieve. Para vuestra sorpresa, ha desaparecido. Un reguero de sangre parte de su brazo seccionado, ya sin la Luger, que ha recuperado, y sigue hasta el camino de tierra más próximo, donde el rastro se corta. Debe haber huido en coche.

Totalmente magullado en el suelo por la caída Hans pudo observar detenidamente aquella bestia y no pudo evitar recordar la teoría inicial que tuviera de que las agujas que salían de la máscara afectaban neuronalmente al usuario confiriéndole poderes más allá del ser humano.
Por un momento olvidando todo alrededor y el terror que aquella forma de Ravek suponía , fantaseo con todos los conocimientos que estudiar aquella mascara aportaría a la humanidad y el avance científico que supondría poder replicarla, aquella mascara abría unos fabulosos senderos de saber a la par que generaba preguntas sobre su procedencia y creación- pero bueno primero debemos de recuperarla- se dijo mientras  se incorporaba dificultosamente apoyándose en el bastón, con la intención  de ayudar como pudiera a sus compañeros.

No habían pasado 10 segundos cuando ya  volvía a yacer en el suelo, la explosión de local lo había pillado desprevenido y lanzado al suelo metros más adelante, palpo en el suelo  en busca de sus gafas las cuales se encontraban escasos centímetros, al ponérselas  pese a que uno de los cristales estaba roto, pudo observar como sin rastro de Ravek sus compañeros se encontraban al borde del precipicio - la máscara !!!! -exclamo mientras dolorosamente se acercaba al borde para ver los últimos momentos de Ravek y como la máscara se perdía en el océano lejos de sus manos.

Por lo menos estamos vivos-dijo observando la destrucción que había dejado la explosión percatándose de la falta de Falken- se ve que mi compatriota a huido, dejándose parte de el atrás por desgracia tengo la impresión que lo volveré a ver en algún momento pero ahora lo importante es que vayamos a un hospital, la señorita Archer debe de ser atendida ya.

Después de eso empezó a alejarse de los restos de la Mascarada en busca de Dom para un rápido transporte
mientras en su interior lamentaba la perdida de la máscara más de lo que deseaba y sobre su corazón se cernía el temor de haber vuelto entrar en el radar de su amada patria.