Partida Rol por web

A Dario no le queda otra que cerrar su puerta tras la marcha de Auren. La sacerdotisa, por su lado, va llamando a todos sus compañeros, tocando la madera con los nudillos y esperando a que abran; por suerte hace poco que se han ido a la cama, así que aún siguen despiertos y puede avisarles sin perder demasiado tiempo: "Hay ladrones, tened cuidado", es el mensaje apresurado que da la chica a todos y cada uno de ellos. Si alguno pregunta, balbucea más que cuenta que Darío estuvo a punto de pillar a una mujer, una tal Idorii, cuando ésta espiaba por la ventana.

En último lugar deja a Nefertari, a quien además de informar, pregunta si puede quedarse con ella a dormir. Sea por la razón que sea, Auren prefiere no quedarse sola esa noche.

El tiefling salió de la habitación a tiempo para ver cómo la joven entraba en la de Nefertari. Había optado por pasar la noche acompañada y no era mala idea.

"Deberíamos hacer todos lo mismo."

Incluso dormir en grupo, o como mínimo chicos con chicas. Yash salió para buscar la puerta del "especialista", golpeando suavemente con los nudillos.

- Soy yo, ¿podemos hablar un momento? Sería buena idea hacer guardias.

Saethe aceptó la propuesta de Auren, sin problema. Ella estaba acostumbrada a combatir el frío del desierto utilizando el calor corporal de otros seres humanos.

-Pasa, querida. ¿Ladrones, dices? Bien, bloquearemos la puerta para que suene si la abren.

Nefertari abre la puerta de su habitación y deja pasar ha Auren...

Una vez dentro...

- ¿Todo va bien Auren? pregunta la paladina con voz suave, si te sientes más segura, cerremos puertas y ventanas.

Sin abrir la puerta, Darío responde a Yash

No. Mañana hablamos. No hace falta hacer guardias, estamos en una posada. Pero sobretodo no dejéis cosas en las habitaciones sin vigilar.

Darío no abre la puerta a nadie. Además coloca la silla enganchada en el picaporte para que sea más difícil abrir la puerta. Luego saca la daga y la coloca al lado de la almohada.

El kitsune se pone la armadura y abre con cuidado la ventana. Luego coge la daga y sale al exterior. Evalúa la mejor ruta para subir a lo alto del tejado, donde busca un lugar agazaparse y observar posibles merodeadores nocturnos que vayan a su habitación o a la de sus compañeros.

Mantiene la vigilancia durante un par de horas y si no ve a nadie, vuelve a bajar con cuidado y vigilando donde posar sus zarpas para quitarse la armadura y descansar, con su daga al alcance por si tiene que hacer uso de ella.

Buenas noches, ahora toca descansar que mañana nos esteran grandes emociones... Neferari se recosto en la cama, no sin antes mirar con dulcura a sus compañeras, para ver si estaban bien.