Recordad cómo pasó esto: la Plaga de la Locura se desató sobre la ciudad de Wati mientras las autoridades religiosas se peleaban entre ellas. Esta regla es un recordatorio de que la necrópolis sigue siendo un lugar sagrado, y aquellos que se vean envueltos en peleas innecesarias y bandidaje no sólo serán declarados criminales, sino también maldecidos.
Toda choza de esclavo es un monumento: todas las estructuras de la necrópolis son testamento a la gente que vivió y murió en la ciudad. Los exploradores no deben profanar o destrozar ninguna estructuras intacta o tumba, sino preservarlas como los monumentos que deberían ser. Alguna de ellas puede tener trampas o estar decrépita, pero la destrucción vountaria e innecesaria no será tolerada.
Honrad a los difuntos: los muertos deben ser tratados con dignidad y respeto. Si debe molestarse a los enterrados para recuperar reliquias o antiguedades, deberán ser devueltos con cuidado a su lugar de descanso. Se entiende que los muertos antiguos son a menudo frágiles, pero no hay necesidad de vaciar sumariamente el contenido de los sarcófagos en el suelo. Esta regla no se aplica a los no-muertos u otras abominaciones, que deben ser destruidas al ser una ofensa a Farasma.
El no cumplir con estas reglas puede resultar en, pero no está limitado a, expulsión de la necrópolis, prohibición de continuar la exploración, confiscación de los objetos valiosos recuperados y/o arresto y encarcelamiento por parte de las autoridades locales.
Mapa de la ciudad de Wati
Día 1, la tumba de Akhentepi