Partida Rol por web

Oís un ruido más adelante, cruzando el puente, pero la cortina de agua os impide ver con claridad que es

         Dire  ... podría elegir el hechizo de clérigo básico para reparar las cosas ... para reparar la rueda rota del carro?

—¿Habéis oído eso? —pregunto a la pareja que se ha quedado conmigo— Suena allí delante, donde el puente. Sea lo que sea, no pueden ser Rigel y los demás. Tal vez deberíamos tratar de reencontrarnos con ellos o dar un rodeo para evitar a quienquiera que haya asesinado a esta pareja de carreteros, ¿qué pensáis?

Comida piensa que sería una buena idea ir cargando con un carro. Seguro que es buena idea hacerlo ¿Verdad?

Entonces una neurona se le recoloca y le dice que NO, que no es buena idea. Que si tuviesemos herramientas, suministros, habilidad, y sobre todo caballos pues vale. Pero ¿Ahora? Anda tonto, deja eso

"Venga, vamos a ver que es"

         - Esperen un momento por favor amigos ... concuerdo con la idea de Corayma de movernos pronto de aquí ... pero se me ocurre que antes de hacerlo si me ayudas Comida a sostener el carro yo puedo arreglar la rueda y si de camino hacia donde fueron nuestros amigos encontramos al o a los animales del carro podriamos con ayuda de Thalion atraerlos para usarlos con el carro para llevarnos a ese par de elfos muertos para enterrarlos como es debido -     Propone con voz baja Willow mientras que se concentra para invocar el rezo de Mending para reparar la rueda con la ayuda de Comida antes de buscar con el par de chicos al resto de sus amigos después de haber rezado por las almas de los mercaderes elfos muertos se concentra en rezar para reparar la rueda del carro y tan pronto termine da un momento más para estar segura de que ha quedado sólida antes de darle un beso en la frente a comida y encaminarse con la pareja hacia donde el par de jóvenes elfos siguió a Rigel

Comida, que aunque no lo sepais tiene un olor delicioso, uno de esos que atraería a cualquier predator con ansias de hacerse con los exquisitios nutrientes que guarda en sus órganos vitales, se queda indeciso entre ir con Corayma y ayudar a Willow.

Está tan indeciso que se queda ahi, de pie, sin moverse, sujetando el carro como ya estaba haciendo, cumpliendo la misma función que un leño de soporte, sólo que pensando menos que un leño inerte.

(Mientras tanto, en Yautja Prime (El planeta de origen de los Predators) un grupo de cazadores percibe el suculento olor procediente de Comida. Así que empacan sus armas, sus máscaras, y sus libros de cocina con intención de venir a los mundos. Eso sí: Cual Saiyajin en su cápsula ¡Llegarán sólo tras varios años de viaje!)

—¿Para qué demonios vamos a tirar de un carro nosotros, sin animales de carga y rondando por estos bosques gigantes asesinos? —pongo los ojos en blanco—. ¡Ah, para enterrar a los muertos, claro! A este paso, alguien acabará teniendo que enterrarnos a nosotros.

Tendría que haberme ido con los sensatos. Con los que han demostrado el suficiente sentido común como para marcharse de aquí a tiempo... Ahora ya es tarde para mí. Sola y en la oscuridad, sería un blanco fácil para cualquiera si tratara de dar alcance a los que se han ido. Estoy atrapada con la beata y el halfling tarado, menudo panorama.

De forma inconsciente comienzo a morderme las uñas con ansiedad. Es una forma tan buena como cualquier otra de canalizar el miedo y la impotencia.

Al menos con estos dos, no necesito ser más rápida que mis atacantes. Me vale con ser más rápida que Comida.

Willow usa su magia para reparar la carreta y una vez la rueda está reparada, cargais los cuerpos de los pobres desgraciados y los tapáis con sacos que llevaban. Dejáis el carro allí, listo para ser transportado y luego os marchais hacia el bosque, en busca de vuestros compañeros. Pero el tiempo que os habéis tirado a la intemperie y mojándoos os pasa factura, empezáis a estornudar.

Hay un dicho japonés: Los tontos no se resfrian nunca.
¡Y parece que ese dicho tiene razón!

Así que Comida ayuda a que se suban las dos mujeres, que se cubran bien, que los cadaveres se apilen detrás, y empieza a tirar del carro, haciendo lo que él considera que es el ruido de un caballo

"Miau Miau"

         - Está bien Corayma, solo rezaré por las almas de los comerciantes elfos, cubramos por los árboles buscando a nuestros compañeros junto a alguna montura para usarla después con el carro cuando regresemos con ellos Comida -     Dice Willow a sus dos amigos, esperando encontrar pronto a sus amigos o una o más monturas que jalen el carro con ellos

Me quedo asombrada al ver cómo Willow repara milagrosamente la carreta y todavía más asombrada de ver que lo hace... para nada, puesto que ella tampoco está dispuesta a arrastrarlo a ninguna parte.

Cuando el halfling trata de agarrarme para ayudarme a subir a la carreta, me lo quito de encima de un empujón.

—¿Pero se puede saber qué estás haciendo? No me toques. No pienso subirme ahí con esos dos fiambres y mucho menos para ir hacia el puente.

Empapada de pies a cabeza y con el pelo chorreando, doy media vuelta y echo a andar con paso decidido en dirección contraria, hacia donde he visto marchar a los demás. Con un poco de suerte, Willow vendrá detrás; y con un poco menos de suerte, el descerebrado mediano la seguirá como un perrillo faldero.

Al llegar a la ciudad, con el sol ya saliendo de su escondite, os volvéis a encontrar todos. Theris está malherido pero sobrevivirá. Rigel y Thalion también han recibido algún que otro rasguño pero al igual que Comida, Corayma y Willow, viviréis para contarlo. Miller se ha quedado en el granero, con un ojo atravesado, un cuchillo ensartado en la yugular y cortes por todos lados. Si no ha muerto por eso, habrá muerto calcinado puesto que el viejo granero ha sido completamente arrasado por las llamas y por la fuerte lluvia.

Pasan los días y se oyen rumores que los guardias de la ciudad que  han localizado varios cuerpos en el lodazal que se ha convertido esa zona, los amigos y amigas desparecidos de Laurie, la joven que os encontrásteis en el bosque. También se ha encontrado una máscara blanquecina, quemada, pero ni rastro de aquél que la llevaba puesta...